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Nunca Vienen Solos

"El fuego pude ser hermoso para unas noches de campo, las brujas no opinan lo mismo"

Tomo un último sorbo del licor barato, y arrojó la botella contra una pared cercana, camino lento y decidido.

Su traje le picaba como nunca, algo muy en su ser le gritaba que talves se estaba pasando de la raya. Pero ya nada le importaba.

La máscara blanca le cubriría de los posibles curiosos, ahora este artefacto era su único consuelo, su única amiga.

El traje gris, la máscara blanca y su cuerpo ahora eran un único ser, de esta forma cuando se quitara el traje volvería a la normalidad. Volvería a ser el bufon emplumado.

Eso era lo que representaba su traje oscuro, un conducto de sacar todo lo que sentía, todos esos sentimientos que le hacían perder la cordura, llenandole de amarguras tristezas y odios, una enorme carga que le haría estallar de no tener ese pequeño alivio y privilegio de ser parte de la hermandad.

Al otro lado del pueblo estaba caminando tres héroes de karmaland,  el héroe principal del pueblo aquel que sus ojos poseían amatistas, el recién descubierto como mago de artes oscuras y el más joven entre los héroes.

Alexby estaba junto aquellos que le apoyaban como solo una madre y un padre podrían hacerlo, por ello les llamó, muestras caminaban esta dispuesto a contarles lo susedido con el segundo héroe al mando.

Estaba muy apenado pues sabía que el segundo y el primero podían una relación especial de amistad.

La conversación entre los tres hablaba de todo y nada, palabra que contaban con lógica pero al final sin sentido a donde tendrían que ir la conversacion.

Seguían caminando al igual que sus frases, dando vueltas por entre las calles sin sentido fijo.

Fue hasta que Alexby se armo de valor para hablar sobre el albino.

- Verán, es que Willy ... - no pudo seguir hablando.

Al dar ese última vuelta en una esquina de ese maldito camino al azar elegido, una figura grisasea se divisó emergiendo a un destino insierto.

Fargan había caminado para dar vuelta en esa misma esquina de mala suerte, topandose con tres héroes mientras portaba su distintivo traje de la hermandad oscura.

"mierda" la única palabra que salió de sus laberintos mentales, de todos los héroes que se pudo topar tenia que ser aquel que le provocó el sentimiento por el que ahora portaba en el traje.

Los cuatro guerreros se quedaron paralizados. De la sorpresa ninguno sabía que hacer. Pero todos tenían algo seguro, una luz rojiza de alarma que les alertaba del inminente peligro que la situación representaba.

Para los correctos estar cara a cara con un miembro de la hermandad sin saber que se suponía que haría les ponía los pelos de lanza. Y para el ser oscuro temía por ser descubierto por aquel que poseía su más profundos deseos.

- levanta las manos - luzu fue el primero en hablar, su voz fue severa y llena de advertencias, coloco su mano en el mango de la espada que llevaba en la cintura, haciendo así que el metal sonara con un leve tintinear amenazante - Ahora - demandó.

El de traje gris poseía las manos en los bolsillos. Las saco lentamente para no alertar más a los presentes, pero por un demonio, tenía que terminar su trabajo.

Fue más que evidente la amenaza hacia los tres héroes, a pesar de los largos guantes negros la presencia de normes garras en la bestia que parecían estar apunto de desgarrar la tela era una firme advertencia. En su mano derecha poseía un pequeño aparato gris, con un enorme botón rojo.

Generalmente las explosiones eran cuando estaba consumido en la ira, pero ahora era diferente.

Esto último fue la gota que derramó el vaso para el más experimentado de los combatientes, Vegetta sacó su espada de forma rápida.

- ¡SUELTA ESO AHORA! - grito el guerrero de amatista. - ¿donde la pusiste cabron? -

No pudo evitar soltar una pequeña risa ante el nerviosismo del que se suponía era el más fuerte de todo el lugar.

- aquí - susurro ladeando la cabeza y presionando el botón al unísono.

No lo pensó dos veces, y no tenía el porque, solo era un simple botón rojo, un simple pacto con el diablo.

La detonación resonó en todo el lugar, la tierra fue sacudida, el fuego tocó el cielo negro, las estrellas y la luna se vieron opacada por el momentáneo brillo de la pólvora y simientos ardientes.

Vegetta cubrió su rostro con un antebrazo, Luzu cerro lo ojos y volteo la cara, Alexby saco su espada, las cenizas cayeron sobre los presentes, al obscuro y Alexby tener mascaras que estas entrarán en los ojos no era un problema existente.

El casino y casas cercanas se encontraban en pleno llanto infernal entre fuego y chirriantes gritos de súplica de gente siendo calcinada viva.

Alexby se le hiba a lanzar con todo al piromano, pero el guerrero amatista se le adelantó, a pesar de tener los ojos cerrados por la ceniza y polvo se lanzó en perfecta dirección al cafre opaco.

El arlequín gris sacó ambas espadas, una en cada mano, de sacar el escudo tendría clara desventaja si luzu se recuperaba, es el primero en destrozar defensas en combate.

Y no se equivoco, con ambas espadas detuvo el ataque primordial de él héroe purpura, tuvo que usar mucha más fuerza en una sola para retirar la 'x' formada y detener un ataque alto del chico de cabellos pardos.

- ¡Alex! Ve ha ayudar a la gente del pueblo, nosotros nos encargamos de este - ordenó el mayor mientras seguía haciendo fuerza con su espada.  Los metales se entrelazaban tensandose constantemente, presionando en búsqueda de morder la carne del contrincante.

El héroe no tuvo de otra que hacer caso. Quería ayudar pero esos eran los mejores de karmaland, el simplemente estorbaria en medio del combate. Corrió en dirección del casino.

- ¿quién mierda eres? - gruño luzu antes de ser arrojado atrás por el adversario.

- nadie - la mascara disponía de un dispositivo que distorcionaba la voz de forma que era irreconocible.

Alexby corrió en dirección al casino, ayudando a la gente de los alrededores, el sonido de las espadas mordiendose se veía opacado por el gran rugir de los edificios en llamas.

No tuvo que hacer mucho, la gente de karmaland siempre estaba dispuesta a ayudar, vecinos cercanos ofrecieron su contribución a los afectados y asistiendo a los heridos, pero la danzante luz rojiza aún no se apagaba, y donde brillaba con fervor era en el hogar de las cartas y barajas.

El joven héroe volteo para divisar algún alma que estuviera atrapada en esa horrible situación, pero no pudo visualizar nada, la mayoría de casas afectadas ya estaban vacías gracias a la ayuda por parte de los ciudadanos. Giro para ver el casino, de este solo se asomaban las dasentes llamas y cenizas, ni un sonido humano salía del lugar, suposo que o el lugar estaba ya vacío antes de la explosión o ya no existía a quien salvar, la segunda respuesta era la más propable, giro su cabeza en dirección de los sobrevivientes cuando.

- ¡AYUDAAAA! - boleto la cabeza rápidamente, esperando que eso solo fuese una maldita alucinación y terrible jugada de su mente. - ¡POR FAVOR! - se escucho de nuevo el desgarrador llanto.

No dudo más, se quito las espadas, solo serían peso muerto y un estorbo que se calentaria como el averno, puso su gran escudo sobre su cabeza y entró en las entrañas del la gran bestia humeante.

- ¿y Alexby? - preguntó una pequeña niña a su madre al ver la ausencia del héroe junto a los heridos.

- Fue a ayudar a la persona que quedó atrapada en el casino - le contestó la mujer preocupada viendo cómo el chucho fue tragado por el humo.

Un hombre cercano se levantó de golpe al escuchar lo que la mujer dijo.

-¡¿qué dijo señora?! - exclamó el hombre. - ¡el casino no operaba hoy! -

La mujer se sorprendió, y miro con horror al hombre - tenemos que ir por otro héroe a que le ayude - miro al hombre horrorizada, sabía a lo que posiblemente estaba siendo guiado el desafortunado guerrero.

En las fauses de una enorme bestia amenazante por tragarselo a el y a quien sea que estuviese ahí atrapado Alexby apenas y podía cubrirse con ese escudo. Trozos de madera callendo del techo muebles siendo partidos delante de sus ojos.

-  ¡Holaaa?! - alzó la voz confuso mientras intentaba esquivar las traicionera llamas, era raro que ya no se escucharan lo gritos.

En la lógica estaba que quien los había dado por algún motivo fue silenciado, "quizás se desmayo por inhalar el humo", su actitud heroica le trajo directo a un engaño completamente desarmado y sin posibilidades de pedir ayuda, la trampa perfecta.

De entre el fuego emergió una figura negra, de ojos completamente rubis, sonrisa roja y enormes colmillos blancos, la actual amenaza más grande en todo karmaland, el líder de la hermandad oscura.

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