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Cazador y Bestia

Se recostó aun lado del pardo y emplumados héroe en busca de su relajante compañía. El día había sido tan pesado que ni siquiera se quito el traje de oficial.

Tenía que buscar la forma de sacarle información al héroe mayor sobre el origen de aquellas alas misteriosas. La curiosidad le subía y bajaba constantemente de su estómago a su garganta corriendo rasguñando su interior cual rata en tubos de alcantarillado.

Pero tenía precaución de como hacerlo, pues era bien conocido que, al igual que Doblas, se trataba de un híbrido y aquellas alas pudiesen ser tanto un par de extremidades cortadas del moreno, como si de brazos o piernas se tratase, o un trofeo muy valioso de una extenuante cacería.

Como si aquel ser híbrido le leyera la mente extendió uno de sus manos observandolas apuntando las palmas al techo blanco. Alex se quedó callado observando los dedos gruesos y morenos del contrario. No tardo mucho en seguir aquella acción y coloco su mano humana junta a la otra.

- no somos tan diferentes - dijo el portador del casco. Cuando su amigo esta relajado su cuerpo es casi en su totalidad humana y eso incluye sus manos gruesas. Le es bien sabido que emociones fuertes alteran la fisonomía del policía búho dando a notar más su lado animal.

Sonrió un poco al recordar como en medio de una acción policial que se complico fue herido por una flecha enemiga provocando ira en el buho, aquel día los asaltantes salieron corriendo ante la figura "cornuda" de ojos amarillos que estrelló con fuerza a su líder contra la mesa principal del banco partiendola en dos.

Ahora que lo pensaba, la fuerza de Fargan era realmente suya, pues a diferencia del híbrido de oso que saca fuerza como característica de su animal el emplumado no posee esta de forma nata, pues esos voladores animales no tienen esa particularidad. Siempre te contienes Fargan, ¿porque? Pensó.

Las palabras de llamarle humano alteraron al hibrido, el menor no se habría dado cuenta de ello de no ser porque la mano ajena se vio sumida en un cambio hipnotizante, se volvía más negras, escamosa y estilizadas, dejando surgir enormes garras de depredador curvas como garfios bien afilados. - si lo somos Alex, somos muy diferentes - le dijo una vez se termino de transformar su mano en la forma más similar del animal rapaz - ni siquiera me acerco a ti -. Soy muy inferior a cualquier hombre.

Deslizó aquellos ásperos dedos de ave por la suave piel perlada que envolvía la mano fina del menor de los guerreros, el héroe no lo sabía pero enviaba aquella piel perfecta creada por un dios todopoderoso, tomo con suavidad entrelazando sus dedos para dar leves caricias melosas en la mano ajena, siguió ese empalagoso acto al no haber objeción o rastro de molestia en aquel que tanto amaba en secreto.

- te equivocas, tienes un corazón, es más humano que animal, por experiencia se que solo un pedazo de tu corazón porta más humanidad que todo el cuerpo de algunos hombres - el hombre búho tuvo que voltear su rostro avergonzado de aquellas palabras, pues a sus oidos emplumados fueron un coqueteo bien hecho sin pensarlo, tuvo que voltearse por el rubor en sus mejillas y ojos cristalinos. Cerró sus ojos para evitar que gotas salinas salieran de sus orbes, pues le dolían las letras dichas, para el era una completa mentira no sabida.

- no sabes nada sobre mi Alexby - hizo lo posible por forzar su acento y su tono no saliera quebradizo.

- no, pero quiero saberlo - movió su mano para formar un buen agarre de aquella que momentos atrás le acariciaba. - me interesa Fargan, ¿quien eres?, ¿de dónde vienes?, ¿como han sido tus aventuras antes de conocerte?... - dudo unos momentos antes de la pregunta que rondaba tanto tiempo por su cuerpo - aquellas alas ¿son tuyas? -

- tsshp - escupio aire sarcástico al escuchar el último cuestionamiento - si que insistes con ese tema - respiro hondo dándose por vencido - si, son mías, alguna ves me ayudaron a surcar los cielos nocturnos - confesó.

- ¿como?... ¿qué pasó? - hablo suave para indicar que no era necesario responder rápido, quería que el búho se tomase su tiempo.

- no, ya no te contaré más, hasta que me cuentes de ti -

- ¿que quieres saber? - dijo casi al momento, la curiosidad le comía el estómago, necesitaba respuestas.

- mis alas es un tema delicado, indica que debes decirme algo igual de delicado - voltio a ver al chico enmascarado - ¿porque el casco? -

- mejor me quedo con la duda - y se acomodo en la cama.

- insisto -

- oh vamos Fargan -

- oh vamos Alex - le dio una patadita para animarle - será nuestro pequeño secreto -

- bueno, pero no te va a gustar la historia -

- sorprendeme -

- es bastante larga, y de hecho, empieza antes de que siquiera naciera -

-tenemos tiempo de sobra - insistió el guerrero que alguna ves batio vientos con poderosas alas.

- esta bien, esta es la historia de una bestia y un cazador.. mi padre fue un cazador... No uno como cualquier otro, era un experto en aniquilar monstruos y...

...

En un tiempo pasado, uno muy lejano a aquel del que estas acostumbrado, pero no lo suficiente para ser un tiempo divino, estaba un cazador padre de un muchacho de ojos marinos corriendo a lomos de una poderoso corcel negro y a pocos metros de su galope le seguía una bruja blanca pisando con su yegua las pezuñas de aquel equino negro del guerrero.

Se dirijan a un poblado maldito y atormentado por una horrida bruja anciana y su hijo consevido del maligno. Por su mente experta ocurrían mares de pensamientos, pues esa sería su última cacería, los resultados de la misma dependería del destino y el futuro de aquel hijo que le esperaban en su aledaño hogar.

De matar a la bestia liberaría al mundo de una sanguinolienta profecía, misma que fue dicha tiempo atrás por un demonio enloquecido en ira. Profecía que fue escrita en su región nacido varón ahora casi hombre.

"el niño le pertenecerá a la peor de las bestias, se uniría en cuerpo y alma a una legion de escamas blancas, cuando sea el momento deberá ser entregado al devorador de hombres, de no hacerlo la bestia se sentirá traicionada y devastara todo a su paso, será víctima del mismo demonio que partió alas divinas, pues el niño es  el prometido por el mayor de los dioses para sasiar la sed de sangre de la oscuridad divina "

...

Fargan escuchaba atento aquellas palabras que el dueño del latir de su corazón pronunciaba. No pudo evitar tragar saliva al escuchar la profecía, era la primera ves que escuchaba aquella pero conocía a la perfección el desenlace de la misma tiempo atrás.

...

Adentrado en el denso bosque se encontraba buscando rastro de la bestia, aquel nombrado "devorador de hombres", era el motivo por el cual no dudo ni un segundo en darle fin a la creatura, pues un día se llevaría a su hijo entre sus fauses como dictaba la profecía. La única forma de salvarle sería aniquilar a la fiera antes que se vuelva consiente de la existencia de su único heredero, el destino de su Alex estaba en sus manos.

Era simple, la bruja seguro haría trampa y usaria sus encantamientos para librarse de él, por lo que de esa se encargaría la bruja blanca "Leia", solo magia poderosa puede derrotar magia negra, aun así le pidió a la bruja encarar sus armas con hechizos albos por si la situación se complicaba, por instrucciones de los ciudadanos el devorador de hombres habitaba los bosques, y su madre, la bruja oscura, en una vieja cabaña aledaña en cara a este mismo bosque.

Supo que estaba en buen camino cuando vio el cuerpo desmembrado y abierto por el pecho con escasos de órganos y la carne molida de lo que parecía una chica noble con lo que alguna ves fue un vestido azul. La imagen era vomitiba, acerco un poco en búsqueda de pistas de lo que la creatura era. Pues los aldeanos no supieron describirla mucho menos identificarla "todo el que llegó a verla o esta en su estómago o dos metros bajo tierra" alguno le dijo indicando que no existía nadie que viviese para cantar su experiencia.

- con permiso - le habló al cadáver antes de introducir su mano por la enorme apertura del pecho y fundir su carne en la ya seca femina. En su cultura los muertos aún tienen conciencia al morir de forma cruel, por lo que debes pedir permiso antes de tocar su cuerpos convertidos en una volá de energía maligna que ellos mismo propinaron momentos antes de perecer en búsqueda de su lucha por la supervivencia fallida.

Sin órganos vitales, pareciera que el corazón es el primero que fue arrancado, observó los ardededores mirando algunos de los órganos tirados, no esta, ¿un vampiro?,estos gustaban de comerse los corazones, no, de serlo no habría tanta sangre derramada. Quizás un hombre lobo, eso sería probable pues nadie sabe su apariencia, no, solo actúan bajo luna llena y aunque la mujer lleva días muerta no son lo suficiente para coincidir con la última blanca. Una quimera explicaría la ausencia de órganos, pero no hay rastro de su veneno.

Mil nombres de animales, monstruos y demonios cruzaron su mente y ninguno de ellos coincidía con lo escrito en sus viejos libros de cazador.

Cansado ante la insertidumbre levanto su pesado cuerpo separándose por fin de aquel putrefacto. Apenas se puso de pie escucho unas palabras antiguas en lengua muerta y su cuerpo se vio inmerso en magia negra que le impedía mover sus extremidades.

- pero ¿que tenemos aquí? - dijo la misma voz - si es un cazador -

- solo quiero hablar -

- tus espadas encantadas se ven bien habladoras - obligó con su poder al hombre a girarse para poderle ver mejor y este pudiera verla. - pero crees que no reconozco a un Bravo cuando lo veo -

La mujer no era ni la mitad de fea ni anciana como los hombres le habían dicho, esta era delgada y alta, de piel pálida como hueso, sobre ojos rubíes tan profundos caisan esos largos cabellos platinos que se veían descuidados y enmarañados, posiblemente tenía horas caminando en el bosque. Su vestido era largo y verde, adornado de perfectos dorados y hilos marrones dejando lucir que podría ser perfectamente alguien de la realeza. No sólo era una bruja oscura, también era una hermosa mujer albina.

- venís a matarme a mi y a mi hijo -

- no, se equivoca - intento convencerle - eh venido ha hacer una tregua, mis tiempos de cazador se acabaron-

- ¿tregua? ¿Acaso los aldeanos decidieron al fin usar la cabeza? -

- si, ya están demaciado aterrados de sus poderes y la fuerza de su... Hijo - "bestia" pensó - ellos me han mandado por la misma razón, soy el único lo suficientemente valiente para hablar con ustedes -

- o lo suficientemente tonto - refunfuño la bruja - bien te escucho, ¿qué tienen para ofrecerme esos descerebrados? - desiso el maléficio sobre el hombre.

- quieren darte lo que quieras, oro, ropa, tierras, joyas, lo que quieras- vio directo a aquellos ojos enmarcados en la piel pálida - lo que sea para que el infierno termine

La mujer se quedó pensando - lo que quiera...quiero... Quiero un varón - El corazón del cazador latió con fuerza - pediría un bebé pero soy más vieja de lo que aparento y no tengo edad para soportar a un niño, quiero uno que sea lo suficientemente grande para valerse por si mismo, pero no al grado de ser un adulto -

- ¿porque querrías eso? -

- mi hijo está muy solo, aún lleno de sangre le veo llorar por dentro, no sería para mi, se lo daría a él, talves así se calme un poco, últimamente no solo comé cuando le entra hambre - sonrió con malicia - soy su madre, se más de él, va tras chicas y chicos por igual, pero e notado cierta preferencia por varones jóvenes similares a su edad -

- estas loca, es un chico del que hablas, un ser humano, ¡no es un perro o un gato! ¡mucho menos un cordero de sacrificio! -

- ¿quién dijo que mi niño le matara?... Soy su madre, te dije que conozco sus preferencias, desde sus gustos al comer y los otros también - olio en aire el miedo y la desesperación del cazador - ¿que pasa? Solo es un niño, miles se salvarán a cambio de uno - la mujer movió su mano y coloca sus finos dedos sobre sus pálidos labios albinos - acaso tu... Debí suponerlo - la sonrisa de la mujer se torció dejando el rostro humano para asemejarse a un animal desquiciado - soy una mujer avariciosa, ahora quiero específicamente a tu varón, tendrá que ser el tuyo, es más, no hay trato, yo misma me encargaré de buscarle después de matarte, seguro tu mujer es hermosa, eres apuesto cazador, que mejor herencia para mi pequeño -

- estas demen... -

El sonido desgarrador del rugir de una bestia retumbó por todo el bosque, el sonido no era ni de cerca al sonido que el había pensado el peor escuchado, este parecía abrir un portal al mismo averno, fue tan fuerte gutural y doloso que el suelo tembló bajo los pies de ambos.

La bruja se distrajo mirando horrorizada de donde provenía el sonido.

- ¡mi bebé! - exclamó asustada de lo que sea que le estuviera pasando a su engendro.

- Leia - susurro el cazador y casi como si de una invocación fuera el grito desgarrador de la hechizera blanca se escucho a la par del mismo rugido. Su corazón freno ante una misteriosa fuerza oscura lanzada por la bruja impacto en el arrojandole a pocos metros.

La bruja olvidó por completo al cazador, aquel rugido nunca fue pronunciado por su hijo, pero sabia que era de él, como su creadora era sabedora que aquel significaba dolor de muerte. Desesperada tomó su vestido y extendió su brazo para lanzar un hechizo y salvar a su sangre heredada, grito a todo pulmón el nombre de su hijo ignorante que esa sería su última palabra junto a la magia pues una espada encantada atravesó su pecho a la par que un rayo blanco salía de tu brazo serpentiante en dirección al horrido sonido.

El ahora heroe del pueblo se vio vencedor de la veloz pelea injusta, agradeció pedir los hechizos en el metal, levantó su espada para terminar con la vida de la agonizante fémina que ahora estaba tendida en el suelo.

Su corazón salió de su pecho impulsado por una fuerza impresionante, este se encontraba apresado por enormes garras cubiertas de su sangre, aún unido por gruesos murculos expuestos palpitaba desesperado por ser liberado. Soltó su arma y giro la vista ante su asesino. La creatura era como ninguna antes que el halla visto, su vista se vio nublada por el beso de la muerte en su frente y pero no sin antes darle tiempo de ver aquellos ojos de bestia hundidos en lágrimas y dolor meramente humano.

La bestia mostró sus enormes dientes de animal en un gutural gruñido antes de arrancarle la garganta de un mordisto al cazador de su madre.

Dejó caer el cuerpo sin vida aún lado lejos de su preciada mujer y se arrodillo ante esta.

- madre - chilló adolorido en una voz ronca y más similar a la de un niño que a un depredador. - por favor madre - apoyo sus garras sobre la herida de muerte - no me dejes solo - lágrimas cayeron sobre las mejillas albinas de la bruja- no, por favor, usa mi vida, usa tu magia, tu no madre, tu no hisiste nada -

- no puedo tomar tu vida - susurro - sabes que no puedo, mirate - apenas coloco su mano en la mejilla de la bestia fue sostenida con fuerza por las garras de la bestia hecha niño - como has crecido, mira lo que esa maldita bruja blanca te hizo - le mensiono por la eminente herida que el sollozante poseia.

...

- a mi padre lo encontraron muerto en el bosque, a pocos metros del cadáver de la bruja, pero a pesar de la sangre nunca hallaron a la creatura -

Fargan se abstuvo de cualquier comentario y siguio escuchando atento.
...

La mujer habló, habló con la bestia de aquello que sentía provocando el cantar de la sal en los ojos de su creación, pero antes de perecer le dio un último instructivo, un último motivo para su existencia, algo, como creatura fiel a su creadora seguiría hasta el cansancio, motivo por el cual su progenitora se aseguró que después de su partida su bebé no se quitaría la vida en su ausencia.

Una madre conoce más de sus hijos de lo que sus hijos llegan a creer.

...

Alexby se le quebro la voz al mencionar que su padre murió ante la bestia de la profecía.

- mi gente, la misma que me vio crecer por miedo a morir ante la creatura dejó carteles por todos lados con mi rostro indicando que era yo a quien buscaba, mi madre se ahogo en pena y alcohol, en cuanto supo que se vería envenedada en tristeza me regalo este casco, no por vergüenza, para protegerme, me regalo también su mejor caballo y lleno las alforjas con las mejores cosas, incluyendo un huevo de un animal desconocido. -

- ¿Jimmy? -

- si, mi casco, mi caballo y mi Jimmy son el último regalo que me dio mi madre, pues al enterarse de mi huida los aldeanos le dieron caza como si de las mismas brujas que mataba mi padre fuese - su voz se quebro aun más dejándose abrazar por los poderoso brazos morenos para sentirse protegido - la bestia sabe mi rostro por la culpa de ellos, por eso no puedo quitarme el casco -

-lo siento, no debí preguntarte sobre eso, me importas Alex, y lo último que quiero es verte sufrir -

- esta bien, solo, solo durmamos ¿si? - abrazo al híbrido y hundió su rostro en el pecho -  quedate conmigo -

- siempre -

...

En medio de la noche el búho se sentó admirando el cuerpo del chico que le hacía compañía, no tuvo el valor de hablar cuando menciono la profecía que le fue dictada, tampoco tuvo la valentía de preguntar más detalles de la historia, pero a juzgar por el tono de voz se atreve a afirmar que le había dicho todo de su conocimiento.

La situación de su amigo era compleja, aquellas palabras dichas surcaban su mente una y otra ves.

"el niño le pertenecerá a la peor de las bestias, se uniría en cuerpo y alma a una legion de escamas blancas, cuando sea el momento deberá ser entregado al devorador de hombres, de no hacerlo la bestia se sentirá traicionada y devastara todo a su paso, será víctima del mismo demonio que partió alas divinas, pues el niño es  el prometido por el mayor de los dioses para sasiar la sed de sangre de la oscuridad divina "

Escamas blancas, alas divinas, oscuridad divina.

Esas palabras esas mismas letras las había escuchado cuando era infante, cuando maldijeron a su amigo. Pues estas pertenecían también a otra profecía aún más reconocida y temida. La profecía del inmortal que acabara con todos.

Alex le aseguró que solo aquel día que se quito el casco, el mismo día en que el líder oscuro y el le vieron, no corría riesgos, pues sólo ellos dos sabían el color de sus ojos, la creatura vivía en ese bosque lejano aún esperando su llegada, posiblemente ya hasta este muerto. Que ignorante, las bestias tienen olfato, pueden seguir el rastro mejor que cualquier perro, no se lo dijo para evitar alertarle.

Paso su mano por sus labios, no sabía que hacer, pues se dio cuenta que aquella misma bestia ya había encontrado a su prometido, aquel día donde solo dos le vieron también le vio demonio de su profecía. Alex estaba en un horrible peligro.

Aquel día que tuvo que defenderle del diablo y este le descubrió el casco, dejando su rostro expuesto al único que no debería verlo.

En su pensamientos se balanceaba el nombre de una sola persona, era el unico que profetizaba hablar con serpientes, al albino de legion de escamas blancas, su poder es tan divino que es asociado a demonios partícipes en la guerra de los cielos contra los ángeles, partiendo alas divinas, su líder, aquel que regia sobre toda una hermandad que sigue a los dioses ocultos en  oscuridad divina.

Tengo que matar a Willy antes que sea tarde. Antes que el demonio albino quisiera llevarse a su Alex. Pero no existía poder humano que desterrar a a un inmortal, por suerte él no es humano.

Sin darse cuenta le dio la espalda al chico, al estar con el torso desnudo sus enormes cicatrices relucian frente al chico que pensaba dormido.

-¿Fargan?... Las alas... ¿Como las perdiste? - extendió su brazo y alcanzó a palpar esa piel rugosa alguna ves destrozada.

Existen cosas que no puede decirle, pero tendrá que hacer una excepción si quiere que siga con vida.

- Alex... Es tiempo de hablarte de los demonios - "y de los albinos"

...

Nota importante : Alex no sabe los detalles de la muerte de su padre, realmente lo que le contó a Fargan fue una versión sin detalles, con ligeros cambios.

Nota 2: Alex decía que la historia comenzaba desde antes de su nacimiento fue por la profecía que le fue lanzada, por ahí empezó su relato.

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