El joven caballero que portaba aquella espada sagrada se levantó con martirio en su cuerpo, alzaba la vista y veía aquella bestia blanca que alguna vez fue nombrado héroe.

...

Una cosa llevaba a la otra, de alguna forma entre tanta indecisión y siguiendo su propio instinto terminó coqueteando ocasionalmente con el chico del casco blanco.

Y ahí estaba el albino chico y el amante de las galaxias, ambos metidos en un restaurante de nocturno, sentados frente uno del otro junto a un ventanal que daba a un precioso jardín bañado con la luz prestada de las estrellas.

Comían en completo silencio, el de menor estatura disfrutaba de ese preciado momento y el mayor se replantea cómo rayos había llegado hasta ese punto.

El regalo de un pequeño trozo de jardín había desatado algo en el chico provocando un efecto domino imparable, pero no sabía hasta que punto había golpeado los simientos del corazón frío y tierno. Y quería descubrirlo.

Estaba interesado en saber que tanto el chico se había enamorado de su persona, de saberlo podría seguir su jugarreta y destrozarle de forma sencilla.

El muchacho tenía una habilidad increíble con levantar con poco el casco puesto y meter la comida por debajo para ingerir el alimento, poco más y el circo le buscaría para contratarle. Esa máscara la tenía tanto tiempo que hasta bromeaban con que no era un artilugio aparte, sino que se trataba de su cara, o bien ya estaba completamente pegada al cuero.

Terminando de comer una rubia que servía de mecera retiro los platos frende de los suyos, espero unos momentos para saber si el par de héroes necesitarían algun servicio más, pero solo recibió una penetrante mirada vista de reojo por parte del héroe de cabellos platinos. Uno pensaría que sólo estaba molesto por algún motivo pero eso no quitaba el hecho que esa mirada obligaría a cualquiera a salir corriendo por su vida. La chica mantuvo la compostura y sólo se retiro para dejar en una soledad íntima a los chicos.

- y de ¿qué querías hablar, Alex? -

-será mejor que vallamos a un lugar más privado - se levanta dejando los karmas correspondientes en la mesa.

-como quieras - siguió el paso del más bajo.

Caminaron en dirección al bosque. En general el chico del casco odiaba meterse en los bosques durante las noches por lo abundante que eran los monstruos, pero acompañado del chico portador de la leyenda se sentía extrañamente seguro. Como si el aura del albino fuese tan poderosa capas de aterrorizar al mismo diablo e invocar el miedo en esas bestias impidiendo que si quiera pensaran acercarce.

Necesitaba pensar bien su siguiente movimiento y palabras, pues estaba apunto de hablar con el rey de las serpientes.

- si bueno - el chico dijo algo nervioso - bueno solo quería salir con alguien-

- ¿salir con alguien? Si, un restaurante y ahora un paseo, ni quien te crea ¿Y porque conmigo? - Willy estaba confundido.

- porque... No se hombre, eres como el único con quien estoy... Cómodo -

-... ¿cómodo? - alzó una ceja esperando una mejor respuesta. Después de todo su fama en el pueblo detonaba de todo menos seguridad.

- ya sabes, Auron, Rubius y Lolo son muy ruidosos, Vegetta es un juzgador y Luzu no esta en sus 5 sentidos- juguetio un poco con sus manos nervioso desviando su mirar del chico albino.

- y ¿Fargan? -

El del casco blanco ríe inquieto ante la idea - bueno, bueno es que, Fargan, es mi compañero de trabajo y bueno yo no me... Cambiemos de tema -

El albino puede notar ese distintivo tono de voz que indica que el chico tiene algo entre manos y involucra al emplumado.

- te gusta - corto el árbol de ilusiones  con un solo golpe con hacha de letras.

-¿Qué? -

- Fargan, te gusta Fargan - responde serio el hombre armiño.

- ¿como puedes preguntar eso? - la molestia en la voz de Alexby se vuelve una brasa que toca esas hiervas secas del corazón contrario.

- por favor, no soy estúpido. Escucho como suspiras por el, siento tu corazón latir con fuerza, veo tu piel enrojecer suplicando por ese deseo carnal que le tienes, saboreo tus putos sentimientos regados por el aire cuando esta cerca y huelo tus malditas feromonas alborotarse-

- Willy yo - extiende su brazo para tocar la escamas del incendio, intentando torpemente que no se inicie una deforestación.

- Willy ¿que? - empuja al chico contra un árbol cercano - pensabas que te hiba a ayudar, que sería tu maldito cómplice, qué te asistiría para enamorarle - pone su mano contra el mismo árbol aprisionado al chico. - si vamos. "Busquen al albino solo cuando ocupamos algo y después nos olvidamos de él por miedo a la maldita profecía" -

- te equivocas - pone sus manos en el pecho del albo - realmente no se si me gusta Fargan, se que llegue a amarlo, a quererle tanto que sacrifique muchas cosas por él -

- adivinare, no te correspondió -

- ya sabes como es Fargan, simplemente no estaba listo y no le correspondi-

-  pero - estaba más confundido, aún así cerró su mente a la sola idea "no ayudar a nadie más en sus mierdas"

- ahora me siento listo, quiero entablar una relación seria -

- yo no te ayudare a conquistar a la rata de Fargan -

- Willy, por favor date cuenta, esto me está costando mucho -

- lo perdiste, aceptalo -

- pero, willy lo que intento decir es-

-pero nada - interrumpe, el chico frente suya suspira desesperado al ver como el héroe blanco no se calmaba.

- Willy, antes no estaba seguro de lo que quería, ahora se perfectamente lo que quiero -

Paso sus manos despojandose del extraño casco mostrando sus hermosos ojos marinos al portador de oscuridad el cual abrió de forma sutil la boca sorprendido por aquel gesto.

Era la primera ves que le veía sin amenazarlo de muerte como las dos veces que le vio, tenerlo tan cerca, pudo notar como de hecho los ojos del chico no eran del marino puro como mala mente había visto, sus ojos eran un par de preciosas labradoritas, gema que sólo un amante conoceria.

Estuvo apunto de mencionar palabra alguna para el chico que era completamente lindo hasta sus más suaves arrugas, pero este le tomó del cuello y se coloco de puntas mientras le alaba para poder unir sus labios en un beso.

El beso fue cálido y tierno, uno demostrando sus sentimientos sinceros, le fue obvio lo torpe que había sido hablando mal del chico.

- te quiero a ti, quiero que seas mío, Willy - le dijo mientras acariciaba esas mejillas blancas

- Alex. No sabes en con quien te estas metiendo -

- se perfectamente en que camino me estoy metiendo, si tu eres el "rey de las serpientes" entonces yo quiero ser tu corona -
...

Ese día acepto por mera inercia.
Por unos momentos enserio creyó que alguien le amaba como el llego a amar, enserio pensó que alguien suspiraba por su ser.

Abría funcionado de no ser porque las serpientes son listas y le susurraban los secretos del joven héroe. Este jugaba de forma horrible con sus sentimientos, un escalón más para llegar al alto vuelo del guerrero emplumado.

Misma sucia técnica que el héroe amatista le uso para llegar al problemático oso.

Se suponía que tenía al chico para si, pero al ver como aún el chico suspira, mira y enrojecida por el búho lo supo.

Y no estaba dispuesto a dejarse engañar, esta ves el sería el cazador y no la presa.

Y fue cuando la serpiente en su corazón dejó de retorcerse en agonía, para envolver sus anillas en sí misma y colocar su cabeza en una "S" mortal, dispuesto a atacar y desgarrar la carne al tiempo de envenar esa blanca carne del más joven caballero.