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Capítulo treinta y tres: Helado de chocolate para la Luna y su hermano

Hace muchos, muchos años.

Moon Hikari

Estaba limpiando las ollas y al mismo tiempo intentando escuchar la conversación ruidosa que tenían Tami y uno de los clientes, tan borracho que no se estaba dando cuenta que Tami le seguía ofreciendo comida. Sonreí, porque pese a ser algo inmoral, si era una buena forma de seguir ganando dinero.

Sequé mis manos con el delantal negro y dejé la esponja otra vez en la pileta. Mi tío, a unos pasos estaba cortando cebolla, por lo que sus ojos estaban enrojecidos. Los míos comenzaron a picar cuando me volteé y me mojé las manos, para luego intentar refrescarme el rostro. Tami fue a la cocina, parándose detrás de mi tío y susurrándole al al odio. Él solo negó con una sonrisa divertida. Carraspee disimuladamente y ambos se separaron, sin mirarse.

—Tami ¿Te puedo preguntar algo?

—Claro, Moon.

Mi tío se alejó hasta las heladeras del fondo, cerca de la puerta de salida y yo quedé solo con Tami, quien sonriente se apoyó en la mesada a mi lado.

—Es media rara la pregunta.

—A ver, pruébame.

—¿Tú qué crees que es ser una chica?

Luego de la charla con Jake había quedado pensativo al respecto y pensé que la mejor manera de descubrir la respuesta era preguntarle a una chica. Pero no la miré, me daba vergüenza. Tami abrió en grande sus ojos pintados de rosado neón.

—¿Qué quieres decir con eso?

—No, nada, es que el otro día hablaba con un amigo sobre eso y que se yo...

Me di cuenta que no dije absolutamente nada y suspiré. Tami se acomodó su cabello, cuyas raíces ya empezaban a verse más oscuras.

—Es una pregunta muy difícil, eh.

—Por eso. Pero tal vez tu sabias porque eres... una chica.

—¿Tu sabes que es ser un chico?

Me encogí de hombros, agarrando la esponja y siguiendo con la aburrida tarea de lavar los platos sucios. No tenía ni idea, porque jamás me lo había preguntado tampoco. Tami parecía seguir pensando una respuesta, y a los minutos volvió a hablar.

—Supongo que ser una chica es sentirte una chica.

Fruncí el ceño, confundido y volteé para verla.

—¿Qué quiere decir eso?

—Y pues por ejemplo, hay gente que nace con un cuerpo de hombre pero se sienten chicas.

Tami movía las manos de arriba a abajo, como si no supiera exactamente explicar lo que quería decir y haciendo señas podría hacerlo mejor. Cerré el grifo de agua y me acomodé un mechón de pelo detrás de la oreja.

—¿Eh? ¿Hombres que se visten de chicas y así?

—No, no. No que se visten, que se sienten —Tami hizo énfasis en la última palabra.

Solté una risa, incómoda. Si hablábamos de sentir, era yo quien me sentía un ignorante al no poder entender lo que decía Tami, incluso cuando ella hablaba lo más lento posible. Bajé la cabeza, encogiéndome de hombros.

—Perdón, no lo estoy entendiendo.

—Está bien, Moon. Ahora tengo que ir a trabajar ¿si? Pero otro día te explico bien.

Me dio un golpecito en la cabeza y se fue a la barra otra vez. Tenía la sensación de que Tami sabía mucho, pero no sé si sobre cosas de libros o de las que enseñan en la escuela, sino sobre cosas de la vida cotidiana. Recordé cuando me contó que había chicos en la ciudad que se maquillaban ¿Será eso a lo que se refería? ¿Como chicos que les gustan hacer cosas de chicas? No. Porque usó la palabra sentir. Sentir. Sentir. Mi tío regresó, mientras yo intentaba entender qué era ser una chica o sentirse un chico.

—Moon —dijo él, haciéndome un gesto con la cabeza.

—¿Si?

—Ven.

Di pasos largos hasta su lado y noté, cuando no tuve que subir la cabeza para verlo, que ya lo había alcanzado en altura. Sonreí un poquito por eso, sorprendido.

—¿Qué pasa, tío?

—Desde hoy vas a comenzar a cobrar.

—¿Como? —fruncí el ceño, sin entender— ¿Voy a tener que pagar algo ahora?

Mi tío no pudo evitarlo y soltó una risita divertida, apoyando su mano sobre mi hombro en un gesto fraternal. Dio un golpecito y negó con la cabeza.

—No, Moon, te vamos a pagar.

—¿Qué? No, tío, no hace falta...

—Moon, si trabajas te tienen que pagar, así es. Así funciona —lo dijo en un tono como quien dice una lección de vida y eso me hizo encogerme en mi lugar, avergonzado—. Hay una diferencia entre venir de vez en cuando y trabajar aquí ¿Si?

—De verdad no, tío, no hace falta.

—No voy a discutirlo, Moon.

Fue de las primeras veces que escuché a mi tío firme. Bajé la cabeza, sintiéndome pequeño ante tal declaración, porque no tenía nada que decir o hacer para que cambie de idea.

Me explicó qué significaba cobrar en negro y no lo entendí del todo, pero confié en que él estaba diciendo algo que tenía sentido. Luego me dijo que hasta que cumpliese dieciocho y legalmente pudiera tener un contrato iba a tener que cobrar así. No me gustaba mucho, porque la palabra sonaba como algo ilegal. Es ilegal, me respondió Tami cuando lo comenté, y mi tío solo la miró con algo de enojo. Tami sonrió, nerviosa y a mi tío se le escapó una sonrisa por eso. Tami le envió un beso volador con la mano y mi tío desvió la mirada.

Esa misma tarde, cuando yo terminé de trabajar, porque no hacía el turno de noche, mi tío me extendió varios billetes a la mano.

—Esto es mucho, tío —le murmuré, negando.

Mi tío bajó los hombros, soltando un suspiro y me obligó a agarrar el dinero. Lo conté en voz bajita y luego lo guardé en mi mochila.

—¿Y este dinero es todo mío? ¿Puedo usarlo yo?

—Claro, Moon. Es tuyo.

Tami y mi tío me sonrieron, quedándose solos en la cantina con aquel cliente que ya estaba dormido en la barra. Antes de irme guardé en un tupper los pedacitos de verdura que habían sobrado. Fui caminando hasta casa esa tarde, mientras el sol se ocultaba por el horizonte, llevándose consigo también la brisa cálida.

Estaba contento, en parte, porque había sido una bonita semana. El día de la lluvia no dormí en casa de Jake, pero estuvimos juntos varias horas, en su cama, besándonos. Me sonrojaba a veces cuando lo recordaba. Mi tío me preguntó un par de veces si estaba bien y yo, mentiroso le respondí que era por el calor. Tami no me creía. Esa mujer tenía un super poder para saber lo que quería decir sin que yo lo dijera.

Llegué a casa y toqué varias veces la puerta, jugando con la correa de mi mochila.

—¿Quién es? —escuché la voz aguda de Iza.

—Soy yo. Moon.

La puerta se abrió de golpe y vi a Iza, descalzo y con uno de mis buzos tejidos color verde. Me agaché para darle un ruidoso beso en la cabeza y él intentó escapar

—¡Tengo mucha hambre! —exclamó, estirando los brazos para que lo levantara.

Lo cargué y entré a la casa, cerrando la puerta con el pie. Iza me abrazó el cuello y apoyó su cabeza en mi hombro, contento. La televisión de la cocina estaba encendida, reproduciendo una serie de dibujos, con aliens y superhéroes y sobre la mesa donde comíamos había papeles con dibujos, algunos de los cuadernos de su escuela y un vaso de leche con chocolate a medio tomar.

—Yo voy a cocinar, pero mientras ordenas esto ¿Si?

—Está bien... —dio un salto y se bajó, caminando hasta la mesa para juntar todos los papeles.

Fui hasta nuestro cuarto, y fijándome que Iza no entrará escondí el dinero en mi caja. Saqué el tupper de comida, lancé mi mochila a mi cama y volví a la sala. Al menos el peso de la culpa de tener dinero escondido había desaparecido, ya que había escuchado el si explícito por parte de mi tío para hacerlo, pero igual el saber para qué estaba juntando ese dinero me volvió a revolver el estómago con culpa. Culpa. Culpa.

Jake diría que la culpa es una estupidez, como dijo una vez que pedir perdón era de sumisos o religiosos. Pero de todas formas el saber que estaba ocultando cosas me hacía sentir mal. A veces me perseguía la sensación de que todos, de alguna forma, saben este secreto o que pueden descubrirlo y entonces nuestra relación se va a arruinar para siempre.

Subí el volumen de la televisión, para que los disparos y peleas me distrajera la mente y prendí la hornalla. Salteé las verduras cortadas y cuando ya estaban lo suficientemente doradas las puse en dos platos. De la heladera agarré un tupper donde guardábamos el arroz, ya condimentado y de la misma heladera saqué las algas nori.

Las extendí sobre la mesada y arriba puse el arroz, hasta hacer una capa uniforme. Las verduras fueron al centro y mientras tanto tarareé la canción japonesa que siempre sonaba en la radio internacional. Finalmente cociné en la sartén el onigirazu

—¡Iza! ¡Pon la mesa!

—¡Ya voy!

Iza corrió a colocar la mesa, mientras yo cortaba la comida en unas especie de rodajas, dejando ver el arroz y en el centro las verduras. Serví los pedazos en dos platos naranjas y los llevé hasta la mesa.

—¿Puedes hacerme una leche con chocolate? —preguntó mi hermano, extendiéndome su vaso plástico.

—No vas a cenar tomando leche con chocolate, Iza.

—¿Por qué no?

—Porque no.

—¿Entonces que puedo tomar?

—Busca agua.

Iza soltó un ruidoso suspiro, insultando en voz baja, creyendo que así yo no lo escuchaba. Pero lo escuché y le dije que le iba a contar al tío.

—¿Y el mío? —pregunté, cuando él regresó con la botella de agua y un solo vaso.

—Traje solo para mi.

—¿Ah, si? Entonces esto también es para mi, como lo cociné yo —agarré su plato y lo acerqué a mi.

—¡Era chiste! Puedes tomar de mi vaso si quieres.

Iza agarró mi mano y volvió el plato a su lugar. Ambos reímos en voz baja, y tras unos segundos comenzamos a comer.

—¿Cómo te fue hoy?

—Bien, estuve con Kiki en el recreo y jugamos mucho a la pelota, aunque ella no es tan buena como yo. Pero dice que es porque la mamá no le deja jugar mucho entonces no puede practicar.

—¿Te hiciste algún otro amigo o amiga?

Iza negó con la cabeza y masticó la comida de forma ruidosa.

—No, estoy bien con Kiki —se encogió de hombros, sonriendo.

—No hables mientras comes, Iza.

—Que pesado.

Burei —le respondí, estirando el brazo para pellizcarle la mejilla.

Él me sacó la lengua y me golpeó la mano, medio molesto.

—No se que significa eso, tramposo.

—¿Cómo no sabes? Si el tío te lo dice siempre —solté una risa, viendo como Iza hacia otro puchero.

—Pero no me acuerdo qué significa.

—Significa maleducado.

Comimos en silencio durante unos minutos e Iza pareció olvidarse del pequeño intercambio de frases. Pero una duda pasó por mi mente, luego de que Iza no reconociera esa palabra. Dejé de comer.

—¿Cómo se dice hermano mayor?

—No sé.

—Vamos, es fácil, tienes que saberlo.

Iza se encogió de hombros, sin prestar demasiada atención, más concentrado en jugar con los pedazos de comida que le quedaron.

—Yo soy tu...

—Hermano mayor.

—Si, tonto, pero dilo en japones.

Solté una risa, pensando que él solo estaba burlándose de mí, pero cuando noté que realmente no sabía la palabra fruncí el ceño.

Ani, hermano mayor se dice así —Iza asintió, aunque parecía no estar escuchándome—, ¿Como se dice arroz?

—No me acuerdo...

—Izari, vamos, no puedes no recordar como se dice arroz.

—Es que si lo escucho sé que significa, pero no me acuerdo como se dice.

Mi zu —murmuré, bajito.

—¡Ah, si! Se dice así, si, si.

—No, Izari, mi zu es agua, no arroz.

Ambos nos callamos, porque mi frase salió con un tono más decepcionado del que me hubiera gustado. Iza se rascó la cabeza, un poco avergonzado.

Go ha n.

—No suena como arroz eso...

—Iza, con el tío hablamos japonés todo el tiempo, algunas palabras deberías conocerlas.

—¿Para qué? No vivimos en japón.

—No, Iza, pero somos de ahí —le recordé, con seriedad.

—Mentira, yo nací acá y tú también.

Izari agarró un arroz que había quedado en el plato y lo comió, sin afectarse por lo que había dicho. Y tenía sentido, porque era un niño pequeño. Pero a mí sí me afectó lo que acababa de decir.

—A los abuelos no les gustaría saber que no sabes ni siquiera decir arroz.

Iza bajó los hombros, en un gesto algo triste que me hizo sentir mal por haberle dicho eso. Iza no había conocido a los abuelos paternos, ya que murieron un tiempo antes que él naciera, así que nombrarlos siempre lo entristecía un poco.

Ani ¿Mamá era de acá, no?

No quise corregir la pronunciación de la primera palabra, porque el hecho de que mencionara a mamá me alertó que está charla no iba a terminar bien. Me tensé.

—Si, ella nació aquí.

—¿Y sus papás también? —asentí, tomando su plato para ordenarlo sobre el mío—, entonces ¿por qué no los conocemos? ¿murieron también?

—No se, Iza, ellos se pelearon con mamá cuando quedó embarazada.

—Ah, qué feo eso.

—Si, bastante feo.

Iza subió el cuello de su buzo verde para taparse un poco el rostro, sucio con tierra. Soltó un largo suspiro.

—¿Mamá y papá también se pelearon con el tío y por eso se fueron?

Quedé en silencio, sin saber qué responder a esa pregunta. Iza me miró con sus ojos marrones bien abiertos, esperando algo. Nunca siquiera había pensado en eso. Podía ser, tal vez habían tenido una pelea y fue mi tío quien los echó, pero yo no quería pensar eso. Amaba a mis padres o al menos lo que me contaron sobre ellos, y aun así quería creer que fueron ellos quienes se fueron, no mi tío quien los echó y la razón era simple. Me daba miedo pensar que vivía en una casa junto al responsable de que yo no conociera a mis padres.

Pero también podía ser que él hubiera manipulado y cambiado toda la realidad para quedar como el salvador, que luego de que su hermano mayor irresponsable se fuera se hizo cargo de la familia.

Todos en el fondo queremos ser el salvador de alguien en alguna historia.

Me revolvió el estómago ver a Iza hacer un puchero triste. Me dieron ganas de abrazarlo y decirle ya está, Iza, estúpidos ellos que se fueron y no te conocieron. Ellos se lo perdieron, no tú. Todos los padres son una mierda. Una mierda. Pero no podía decirlo. Era un adulto y los adultos piensan antes de hablar y por eso me tomé el tiempo de pensar qué palabras eran las indicadas. Las que no terminarían por hacer el llanto de mi hermano. Las que se sienten como algo reconfortante y no como otro golpe en una herida. La sala parecía más silenciosa de lo habitual, solo interrumpida por el leve sonido de los perros y algunos vecinos hablando. Tomé un respiro antes de responder.

Yoku wakarimasen, otōto —susurré, despacito.

よくわかりません、弟

(No tengo ni idea, hermano menor)

—No se que dijiste, Moon.

—Entonces aprende japonés, Iza.

Nos quedamos en silencio.

—¿Quieres gomitas con helado de postre?

—¿Tenemos helado? —preguntó Iza, sorprendido.

—No, pero puedo ir a comprar.

No pasaba nada si gastaba el dinero de este mes en helado ¿no? Luego si ahorraría el resto para eso. Además se me antojaba comer helado con gomitas.

—Gracias, ani.

Esa noche comimos helado de chocolate, en los platitos blancos que solo usábamos en los cumpleaños, con gomitas y también dejé que Iza le pusiera azúcar encima, porque de todas formas casi nunca teníamos postre. Izari, que habitualmente tenía una energía más cansada, pareció convertirse en un torbellino gracias al golpe de dulzura. Tal vez no había sido una gran idea para antes de dormir.

—¿Está rico? —le pregunté, comiendo una cucharada de helado.

—¡Mega super! —Iza subió los brazos, riendo y con el rostro lleno de chocolate.

Finalmente Iza se durmió primero, abrazado a su almohada como un koala y roncando ruidosamente. Apagué todas las luces de la casa, cerré las ventanas y lavé los platos, todo mientras seguía intentando descubrir qué significaba lo que Tami me había dicho.

Antes de guardar el helado me serví un poco más y lo comí en el patio. La luna estaba llena, justo arriba mio. La observé durante un rato y la saludé cuando el sueño comenzó a cerrarme los ojos. Me desperté en mitad de la noche al escuchar una moto estacionarse. La puerta se abrió y escuché risas. La de mi tío y otra, más melódica. La de Tami. Ambos pasaron por el pasillo, porque vi sus siluetas del otro lado de la cortina.

Sonreí un poco y volví a dormirme

Ustedes con Takeo y Tami:

REGRESE!!! Regrese! Me extrañaron? extrañaron esta historia?

COMO ESTÁN? CUANTO TIEMPOOOO 🫶🏻

Es un capítulo algo cortito, pero ya se vienen caps mas largos 🏋🏻

Primero disculpas por no actualizar, es que tuve muchísimas cosas JAJAJAJ, cierres de actividades, muestras finales, otros proyectos  verme con gente porque hace mucho no estaba en mi país, etc JSKAJS nada, varias cosas<3 

Mis abuelos, mi tia y mi primo maternos (q vive en otro país) viene para navidad así que ando feliz <3, prometo tener al menos tres actualizaciones más antes de fin de año pero no prometo nada porque probablemente este mucho con ellos, disculpen de verdad 😭💖

GRACIAS POR LAS 1.8K LECTURASSSS, AYY, TAL VEZ LLEGAMOS A LAS 2.K ANTES DEL 2024! Y HABLANDO DE ESOOOO, FALTA POCO PARA EL AÑO QUE VIENE ME MUEROOOO! 🥳 seguro en 2024 se termina esta historia, no estoy listo para eso 🤧

EN OTRAS NOTICIAS PERSONALES, adivinen quien hizo algo así como si coming out con sus amistades? SI YO, Q FELIZZZZ SOY 😭💕 y q pasa si les cuento q se viene algo parecido acá¿?

Que más decir? Nada, pasamos a otra cifra grande en cantidad de palabras así que ando felizzzz<33 

Ahora las preguntassss!!

¿QUE LES PARECIÓ? 💕💖

¿Que piensan de Moon hermano mayor responsable? Papá luchon 💪

¿Saben q significa cobrar en negro? JSKAJS tal vez es una expresión que solamente se usa acá, no lo se 😭😔

¿Momento, diálogo o cosa que les gustara? ❤️‍🩹    

¿cual es tu capítulo favorito del segundo acto hasta ahora? 💗

Moon se quedo pensando sobre la charla con Jake, como los quiero a mis dos tontitos <3

¿EXTRAÑABAN A MOON? ❤️‍🩹🫶🏻

¿A IZA, A TAMI Y AL TÍO? yo si los extrañaba mucho 😔💕

¿Van aprendiendo algunas de las palabras en japonés? A mi me divierte mucho porque estoy aprendiendo mucho JAJAJAJ 🇯🇵

🍦 HELADO CON CARAMELOS Y AZÚCAR >>> no me digas q nunca comieron algo así de insalubre.

Algo q decir, o preguntar, ni idea —>

Eso es todo por hoy, les quiero mucho mucho <3



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