Capitulo diez: Ellos en realidad no siguen siendo los mismos.
Presente.
Jake Williams:
Moon está pagando. Está dentro de la tienda, a un par de pasos de mi. Está ahí. Si, está ahí. Y yo lo estoy esperando, si. Lo estoy esperando porque me dijo de conversar.
Sentado sobre la vereda intento no mirar por la vidriera. No quiero que piense que lo estoy apurando. Al contrario, quiero que demore más, así puedo verlo sin que se de cuenta. El se ríe mirando a la cajera, le entrega el dinero y la ayuda a ordenar las cosas.
¿Moon tendrá novia? no lo creo, pero pasaron tantos años que no se que pensar. No se de que estoy seguro verdaderamente. Se ve alegre conversando con ella. Pero es esa alegría amistosa que tuvo siempre con todos. Eso no cambió ni en diez años.
¿Qué puedo decirle? No tengo idea, estoy en blanco. Creo que me tiembla la mano de los nervios o puede ser el frío. No lo sé. Respiro, intentando calmarme.
¿Cómo se conversa con alguien después de todo lo que ocurrió? El no parece molesto. Al contrario, sonrió al verme. Me dijo que lo esperara, me lo pidió.
¿Cómo puede sonreír al verme teniendo en cuenta que pasó la última vez que estuvimos juntos? El motivo por el cual no volvimos a hablar nunca. La razón de nuestra separación definitiva. No quiero pensar en eso.
Me toco el rostro y puedo sentir la sangre cayendo por mi frente, tiñendo mi piel de bordo. La recuerdo. Cierro los ojos, frustrado.
Soplo en mis manos intentando calentarlas. Mis guantes no ayudan ya que están demasiado rotos para evitar que el frío me congele. Debería comprar unos guantes nuevos, pero gaste gran cantidad de dinero en un kilo de comida para gatos. Que idiota.
—Ya estoy.
Giro al escuchar su voz. Moon, con dos bolsas en la mano, me sonríe un poco, saliendo por la puerta de vidrio automática. Yo me levanto sin pensarlo y camino junto a él.
—¿Necesitas... ayuda con eso? —pregunto, en voz baja.
Moon mira sus bolsas y niega. Se adelanta a mí comenzando a caminar. Tiene un jean negro recto que se ajusta a sus piernas delgadas. Su campera gris es inflada y corta, no le queda grande. Su ropa es nueva, cuidada. Se ve distinto. Muy distinto.
Voltea a mirarme y me hace una seña con la cabeza. Doy pasos rápidos hasta llegar y Moon vuelve a caminar, junto a mi.
—Entonces ¿Vives acá cerca?
—Si, cerca. —respondo, viendo hacia el frente.
—Yo también. Pero nos mudamos hace poco.
¿Nos? ¿Con quien vivirá ahora? Me abstengo de preguntar, simplemente asintiendo al comentario. Por mi mente pasan miles de teorías que por alguna razón me hacen doler la panza. Me duele y no se si es por alegría.
Me siento raro. La felicidad de verle el rostro fue momentánea. Ahora por mi mente pasan muchas más preocupaciones. Quiero llorar.
—Es un lindo barrio. —dice, observando los edificios altos.
—Supongo que sí. —me encojo de hombros.
Moon suelta una risa nasal, divertido. Yo frunce el ceño, sin comprender el motivo de su sonrisa.
—Diez años... —susurra, con una pizca de nostalgia.
—¿Qué?
—Diez años y sigues respondiendo lo más corto posible. "No, si, quizás, supongo."
Cuando dice eso se me instala una sensación rara en el pecho. Es un comentario que diría alguien con quien tienes confianza, como una broma entre amigos. Lo extraño es sentir que me suena más hiriente que gracioso, como si lo dijera un desconocido.
Un desconocido. Es increíble como, por el paso del tiempo o la vida misma, puedes dejar de conocer a alguien. Yo conozco a Moon, pero al Moon de hace diez años. A este Moon no lo conozco.
Y él no me conoce a mi. Somos extraños hablando una noche cualquiera. No me gusta.
—Quizás hay cosas que no cambian. —comento con simpleza.
—Y otras si. Por ejemplo, ahora soy más alto que tú.
Me detengo en seco, volteando a verlo. Moon vuelve a sonreír de lado, orgulloso. Lo escaneo de arriba a abajo, sin poder tener una buena percepción de cuánto mide. Yo me siento, físicamente, más alto que él.
—Mentira.
Moon se para justo frente a mi. Lo tengo cerca, a unos centímetros de distancia. Sus ojos mirando los míos y su nariz respirando el mismo aire que yo en el mismo momento y en el mismo espacio. Aca. Acá y ahora.
El pone una mano en su cabeza y la estira, haciendo notar que efectivamente, es más alto que yo. Me quedo confundido. No es posible.
—Y por al menos tres centímetros. No es poco.
Me siento igual que a los once años cuando con mis amigos comparábamos quién corría más rápido y yo perdía. Aunque solo de vez en cuando.
Me siento derrotado. Pero más que derrotado, triste, por pensar que en diez años él se volvió más alto. Sabiendo que yo siempre me burlaba de su estatura.
Que feo es que las cosas cambien tanto.
Volvemos a caminar, sin decirnos nada. Guardo mis manos dentro de los bolsillos de la campera. La calle está vacía, desolada. Solo hay algunas personas afuera, probablemente adolescentes que salen de fiesta, o vagabundos que deambulan por las avenidas.
—No sé por dónde comenzar. Cuéntame algo. Quiero saber que hiciste todos estos años, Jake.
Jake. Jake. Nunca me había gustado tanto mi nombre hasta que escuche a Moon pronunciarlo. Su acento siempre fue extraño, diferente al mío pese a habernos criado en el mismo barrio. A él no se le nota tanto. Podría perfectamente decir que nació en el centro y las personas confiarían en él. Yo no puedo pasar por una persona de una zona residencial ni aunque mi vida dependa de eso.
Yo tengo el barrio de mierda donde nací escrito en el rostro. En la forma de caminar, en mi vocabulario y en mi acento. Lo que, a lo largo de mi vida, me jugó en contra. Especialmente cuando me fui, huyendo a intentar hacer una nueva vida.
Pienso que contestarle, pero nada viene a mi cabeza. En diez años pasaron miles de cosas y al mismo tiempo no ocurrió nada. No se que partes debería omitir y que otras si contar, por lo cual solo guardo silencio.
—Yo tampoco. Fue mucho tiempo.
—Mucho tiempo, si. —repite el, bajito.
—Ahora vivo aquí, en un departamento minúsculo con las paredes hechas mierda. Estoy bastante bien. Tengo dos trabajos pero puedo vivir tranquilo, así que no tengo de que quejarme en realidad.
Moon escucha atento mi historia. Supongo que tiene muchas preguntas, pero prefiere solamente prestar atención a lo que yo digo.
—Me alegra que estés bien.
No debería hacerlo. No debería alegrarte que yo esté bien.
Simplemente sonrío un poquito, más por obligación que por otra cosa.
—¿Y tú? ¿Estás bien?
El duda unos segundos. Gira en la esquina y yo lo sigo, aunque vamos al lado contrario de mi casa. Moon sonríe, en grande.
—Si.
Por un lado me siento lógicamente feliz. Durante todos estos años esa fue mi duda. No sabía si estaba bien, si era feliz o siquiera si estaba vivo. Quizás había muerto y eso me dejaba sin dormir durante las noches. Pero una pequeña parte de mi no está conforme, no está feliz de su felicidad porque sabe que yo no soy parte del motivo.
—Que bueno. —digo, con simpleza.
No soy bueno expresando lo que siento así que solamente observo la vereda, quedando callado. Moon acomoda sus bolsas, llevando las dos en un solo brazo.
—La verdad que tampoco tengo de que quejarme. Conseguimos el departamento aquí cerca y fue como un mensaje del universo ¿sabes? Queríamos irnos de donde vivíamos antes y no encontrábamos la forma. ¡Y un día veo la oferta del departamento! era perfecto. Así que trabaje como un desquiciado pero bueno, aquí estamos.
—¿Dónde... vivían antes?
—En una casa atrás de la cancha central ¿Ubicas? queda como a media hora de aquí. Era lindo, pero vivíamos junto a una familia. Alquilábamos el piso de arriba y empezamos a tener nuestros problemas con los dueños y no estábamos tranquilos.
—Entiendo.
Moon sonríe, con un aire algo soñador, esa sonrisa que uno pone justo antes de recordar algo.
—¿No es loco? Cuando éramos pequeños soñábamos con vivir cerca de los parques con lagos y árboles y... ahora estamos aquí. A exactamente diez minutos caminando del parque más grande de la ciudad. En un barrio lleno de flores y casitas de colores. Tuvimos... mucha suerte, Jake.
—Si que la tuvimos.
—Cada vez que despierto y veo por la ventana es como darle un abrazo al Moon de doce años.
Nos quedamos en silencio. Pienso en mis amigos, en lo que fue de sus vidas. Ninguno logró llegar ni a conocer un lugar como este. La mayoría siguen viviendo allá, otros tuvieron que irse y hoy en día se encuentran vagando sin rumbo. Y los menos afortunados murieron.
—¿A veces piensas en volver? —pregunta Moon, curioso.
—No. No voy a volver a pisar ese lugar en mi vida. Quiero alejarme lo más posible de lo que fue.
—¿Si? yo algunas veces pienso en ir. Solo para visitarlo. Siento que así podría mirar las cosas de otra forma. ¿Tu hace cuanto no vas?
—Desde que me fui. Hace ocho años. Y si en ocho años no tuve la necesidad de ir no voy a tenerla nunca. —hablo con seriedad, pero sin llegar a ser cortante.
—Pues es una mirada válida.
No entiendo porque el, que sufrió horrores en ese lugar, siquiera puede pensarse a sí mismo parado ahí. Frente al baldío donde jugábamos fútbol. Frente a la escuela, vieja e igual de triste que siempre. Yo corté toda relación desde que me fui.
Comencé otra vida, dejando a Jake Williams en esa casa. Me dolió, porque una parte de mi quería traerlo. Le tenía cariño y me lastimaba tener que obligarlo a quedarse en su cuarto pero luego me di cuenta que si lo traía también aquí nada iba a cambiar.
Fue como un duelo y tras noches sin dormir lo decidí. Cerré la puerta de mi cuarto con llave y lo dejé encerrado, ignorando sus gritos y llantos. Llegue aquí liviano, sin el peso de tenerlo en mi mochila.
Y fue mejor. Mucho mejor.
Miro las manos de Moon. Sus uñas estan perfectamente pintadas de negro, brillan con la luz de los focos de la calle. ¿Se las habrá pintado él?
—¿Te gustan? —me pregunta, al notar mi interés en sus manos.
—No te quedan mal. —murmuro a modo de respuesta.
—No te gustan. —Moon bromea, sonriendo.
—Solo es raro.
—¿Raro? ¿Qué es lo raro?
Moon no parece ofendido, ni enojado. Al contrario, está usando ese tono tranquilo que siempre uso. Habla lento y bajito, con una muy pequeña sonrisa de labios cerrados. Sutil.
—Todo esto es raro —digo, soltando un suspiro— vamos, no me mires así. Es raro. Es raro verte... cambiado. No son las uñas. Bueno, no son sólo las uñas. Es todo. Es tu ropa, es tu rostro ¡Eres más alto que yo! estas...
—Distinto. —me interrumpe, completando la frase.
Asiento, sin dejar de caminar.
—Pasaron diez años. Lo raro sería que me viera igual.
—Yo sigo igual que la última vez que nos vimos...
—No estás igual. —afirma, casi como una sentencia final
Su comentario me deja pensando. No sé qué intención tiene. ¿Acaso me ve distinto? ¿Eso es bueno o malo? me da curiosidad saber qué ve él en mi. Cuando me mira, quiero saber que está pensando. Recuerdo sus ojos la última vez que nos vimos. Su mirada, su rostro, su expresión. Luego lo miro ahora. Tan calmo, tan tranquilo, tan diferente.
Me vuelve a doler el pecho ante las dudas.
—Mi casa es esa.
Moon señala un departamento en un edificio bajo, de solo seis pisos. Es amarillo claro y de una arquitectura antigua. Queda justo ubicado en la esquina siguiente, mirando a la calle transitada.
—Creo que hasta aquí entonces...
Lo saludo con la cabeza, dando un paso hacia atrás. No se si debería darle un abrazo o un saludo con la mano. O simplemente irme sin hacer nada. Nunca fui bueno con las interacciones físicas. Prefiero mantener la distancia.
—No pudimos hablar nada. —se lamenta Moon, con un puchero.
Quiero decirle tantas cosas. Me niego a irme, quiero tenerlo cerca aunque sea un rato más. Aunque sea en silencio. Solo silencio.
—¿Tenias planes está noche?
—No —le contesto, haciendo un gesto con la cabeza— dormir en casa solamente.
—¿Si te quedas a cenar? Izari está afuera.
La mención de Izari llama mi atención. Prácticamente me había olvidado de su existencia. Sonrío un poco. Debe estar enorme ahora. ¿Cuántos años debe tener? ¿Dieciocho? ¿Diecinueve?
Intento disimular la alegría de su propuesta, simplemente asintiendo. Mi corazón late y late con una fuerza dolorosa. Lo siento a punto de explotar. Vuelvo a asentir, varias veces con rapidez.
Moon se ríe y se le marcan los hoyuelos. También los tiene en la espalda, bien abajo. Lo recuerdo. Una serie de recuerdos me desconectan del presente y para no quedar en completo silencio comento un simple "si" aunque mi respuesta ya había sido implícita.
Moon me extiende una bolsa y sonríe. Yo la agarro sin rechistar, colocándola en mi hombro.
—Ya que vas a comer esto deberías ayudar ¿No?
Caminamos, cada uno con una bolsa en el hombro.
¿Tan difícil es que las cosas siempre sean así? Solamente esto. Ambos caminando sin hablar con bolsas del supermercado. Me gusta su silencio porque siempre dijo mucho más que sus palabras. Conocí más a Moon por sus silencios que por sus charlas. Por lo que oculto y lo que no dijo. No textualmente por lo menos.
Agarro con fuerza la bolsa, rompiendo un poco el plástico blanco y sonríe. Moon me mira de reojo y sube las cejas con diversión. Yo bajo la mirada e imito el gesto, solo para mi.
Cruzamos la calle cuando el semáforo está verde. Y piso la vereda de su casa. Pase muchísimas veces por en frente de está casa. Cruce esta misma calle y he corrido en esa misma vereda cuando llegaba tarde al trabajo, pero nunca hubiera pensado que aquí mismo viviría Moon.
De todas las casas de todos los barrios de la ciudad se mudo aquí. A este edificio amarillo.
Por una vez en mi vida agradezco a quien sea que maneje el destino.
BUENASS 🎉🥳
¿Qué piensan, que opinan?
¿Tienen alguna duda?
¿Con quien vive Moon?
¿QUIEN ES IZARIII?
Dudas, dudas y más dudas.
¿Jake, Moon? QUIERO SABER TODO.
Pregunta ¿Qué prefieren? ¿Varios capitulos al mismo tiempo o cap semanales? osea, que la historia se publique más rapido o más lento.
Pq yo cuando termino de corregir quiero publicar JSKAJS, pero a veces son hasta tres al mismo día... igual esta historia va a tener bastantes capítulos, ya que son cortitos. 🤧
Yo lloro con todo pero el hecho de q ahora vivan en un lugar donde algun día fantasearon con conocer me pone sentimental 💔
No todo es tristeza en El loco se... *recuerda* ah si lo es.
Y les cuento un dato curioso. Esta ciudad no es la misma de NHSCM, lo digo pq quizas por las casas coloridas pueden confundirse JSAKJS, no es el barrio de Isidora. Me imagino que queda a varias horas de distancia.
Esta ciudad es más pequeña y con las clases sociales bien divididas.
Hay un barrio más de clase más baja (donde nacieron Moon y Jake) que es característico por la inseguridad.
Hay un barrio residencial de gente con dinero (CHETOS)
Y una zona de clase media, donde viven actualmente ellos.
Esta zona queda cerca de unos parques grandes y es un barrio lindo, con arboles y plantitas <3
NADA, les quiero, no se q más escribir, creo que conté todo JSKAJS.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro