Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo cincuenta y uno: Lo que llevó al Loco y la luna a donde están

Presente

Moon Hikari

Jake ríe suave, esa risa nasal y torpe que siempre tuvo. Quizás más ruidosa o más entrenada. Yo sonrío sin pensármelo. Sale natural, como la reacción que tiene el cuerpo al tropezarse, poner un pie en frente. Inconsciente, supongo.

Volvimos a sentarnos en la mesa, enfrentados. Secamos los platos en silencio y en algún momento, por motivos que ninguno de los dos entiende, nos reímos. Tal vez es que en el fondo, la situación es graciosa. Nos causa gracia estar acá. Nos causa gracia pelearnos y arreglarnos y que ninguno se vaya. Que en el fondo los dos queramos esto pero ninguno sabe qué hacer. Qué decir. Cómo actuar.

—Haz una pregunta tú —dice él, subiendo las rodillas para abrazarlas.

Se ve más cómodo. O eso creo. Se ve mejor. Aunque tiene los ojos rojos como si quisiera llorar. Pienso que quizás estoy haciendo las cosas mal. Que si quiero lograr algo está noche no tengo que hablar sobre el pasado. Sobre el pasado malo, porque en realidad hay mucho pasado bueno. No ahora, al menos, más adelante quizás.

Tampoco sobre los diez años separados, aunque muero de curiosidad por saber qué fue de la vida de Jake ¿muero de curiosidad?

¿Por qué? Ya sabes por qué, me repito mentalmente.

Porque lo sé. Solo intento convencerme, de forma estúpida, que no lo se. Porque si no lo sé me puedo hacer el tarado. Pero es imposible con Jake adelante, medio colorado por el calor y la vergüenza.

—¿Fui tu primer beso? —pregunto más bajo, y dejo escapar un tono infantil y tonto.

Jake se encoge de hombros y me hace sonreír más. Mierda. Me hace sonreír más. Me acomodo en mi lugar, sin dejar de mirarlo y él sonríe otro poco con los labios cerrados. Tiene la cicatriz del piercing. Quisiera pasar mi dedo. ¿Quisiera pasar mi dedo? ¿Por qué?

No. No. No. No. No.

—Puede —responde.

Abro en grande los ojos. O sea que lo de mi único es verdad. Es de verdad. No sé por qué pero eso me hace sonreír. Es ridículo, pero el pensamiento egocéntrico de que no hubo nadie más me contenta. Me da una alegría que es infantil sobre un tema que no es infantil.

Como una avalancha en la nieve los recuerdos llegan a mi mente. Desde la fiesta hasta el fin de semana hasta todas las veces en su casa. Todo, de repente, sin avisar. Sin pedir permiso. Y no puedo mentir diciendo que es la primera vez que me sucede.

—¿De verdad? —pregunto a propósito, solo para que lo vuelva a decir.

—Aja.

—Hubiera jurado que no.

Jake frunce el ceño confundido, como si eso fuera ridículo. Para mi era una obviedad. Me causa gracia (una amarga, gracia amarga) la cantidad de cosas que habíamos pensado del otro. La cantidad de cosas que por no decirlas quedaron por la mitad o las interpretaciones que no fueron reales.

—¿Ah sí?

Me encojo de hombros y Jake sonríe otro poco.

—Que se yo, sí.

—¿Qué otras cosas jurabas sobre mi?

Esa pregunta no me gusta. No me gusta porque juré muchas cosas sobre él que en realidad no pensaba del todo. Porque me convencí de muchas cosas para tener el valor de irme. Porque huí, en realidad. Huí enojado pero no con él. Enojado con todo. Enojado con recordar el último año juntos que fueron peleas. Que no nos veíamos nunca y que él no me contaba nada. Que no teníamos dinero. Porque no fuimos nosotros. Fue el mundo el que nos hizo eso. Ni siquiera separarnos fue nuestra responsabilidad.

¿Entonces por qué estamos acá? ¿Por qué no es más fácil todo?

¿Por qué no le pido disculpas y él me las pide a mí y ya está?

¿Por qué?

Yo sé por qué.

Lo sé, quizás, o al menos tenga una idea de lo que puede ser. Miedo, mío y de él. O la sensación horrible y pesada de no querer ser otra vez los adolescentes de dieciséis que se dieron cuenta, de un día para otro, que su historia no tenía más que un final. Y el final es este.

Quisiera entrar a la mente de Jake. Entrar y saber que piensa así se que decir. Qué hacer. Que no hacer. Quizás él sí cree que fuimos nosotros. Que no fuese el mundo. Que mi te odio fue real y su eres un error fue real. Que al igual que con trece o con diecisiete no hay futuro alguno. Que ya fue. Y que lo que es no puede volver a ser

¿Quiero que vuelva a ser? ¿Por qué estoy pensando en esto?

—¿Para qué quieres saber eso?

Jake baja el tono de voz, juntando sus manos.

—Para decirte cuales eran mentiras.

—En un momento creí que eras insensible —dije, sin pensarlo.

—Nunca creíste eso.

Tiene razón. Siempre tiene razón. Es un tarado de mierda. Un tarado inteligente que se hace el tonto para no demostrar que estas todo el puto tiempo analizando todo. Me convencí de eso el día que pisé el restaurante en la ciudad.

El día en el que me di cuenta que no iba a volver a verlo. Que se había acabado por completo. Que sentía ese vacío en el pecho, gris y oscuro. Pero la verdad nunca pensé eso ¿nunca pensé eso? claro que nunca pensé eso. Si yo sabía que Jake no era insensible.

Me doy cuenta que de todas esas cosas me convencí los diez años en los que estuvimos separados. Que mi yo de dieciséis jamás creyó que Jake fuese malo, insensible, un cobarde de mierda o un mentiroso. Que fue un recuerdo construido sobre tonterías. ¿O no? O quizás tengo razón. Quizás sí lo es. Quizás es que de adolescente estaba cegado ¿en quien confío? ¿en mi yo de diecisiete o mi yo veinteañero?

Si estuviera aquí ese yo adolescente seguro diría, con su voz más aguda y su timidez: Pero yo a Jake lo quiero mucho. Me rio con él, me gusta estar con él. Y mi yo de veinte años le respondería, enojado, solo en una casa que no conoce en un lugar nuevo y sin él: Pero dijo que te odiaba, dijo que jamás iban a poder ser nada. Dijo que eras un error. Un error. Sabiendo que a ti eso te pone mal, porque eres el error de tus padres.

Y mi yo adolescente se reiría y diría: Pero eso fue un solo día.

Un solo día. Todo en un solo día.

¿O fueron más días?

¿Se fue desarmando todo de a poco o lo destruimos de un día para otro?

¿Con que me quedo? ¿Un día o los otros cuatro años?

¿Quién es el verdadero Jake? ¿Él que me dijo que era un error o él que me dijo que era lindo como una flor?

—Puede —respondo— ¿y lo tuyo fue real? Lo que dijiste.

—Moon...

—Solo es una pregunta —digo, con tranquilidad—, puedes responder la verdad. Igual somos adultos ¿no? No los niños de diecisiete.

Pero por algún motivo sigo sintiendo la ansiedad que sentí ese día cuando nos vimos y supe, de alguna forma, que todo iba a irse al carajo. Porque estaba con un enojo que jamás había tenido en mi. Y tu estabas triste. Porque yo no me acostumbraba a estar enojado y tu a estar triste. Quizás fue eso.

—No quiero responder.

—No me voy a molestar, Jake. Fue hace mucho tiempo.

No sé por qué dije eso. Porque sigue doliendo. Porque Jake no es un recuerdo del pasado ¿o lo es? Un amor viejo, que ya fue. No, no fue. Si hubiera sido no estaría así ahora. Mierda. Mierda ¿Por qué mentí? ¿para qué hice eso?

—No quiero responder —repite.

Y me duele tanto. Tanto que asiento despacio, observando la mesa. Me duele porque quiero que diga que no fue real. Quiero hablar, pero no se hacerlo. Porque me da miedo. Miedo a perder algo que ya perdí. Perderlo otra vez. Perderlo ahora, luego de diez años.

—¿Tienes planes mañana? —pregunto, para cambiar el tema.

—Creo que no. O bueno, no sé. Siempre hacemos algo con Eloísa e Iris.

Sus nombres prenden una luz en mi mente. Hubo un momento, especialmente los últimos meses juntos, que llegué a creer, de verdad, que Eloísa era novia de Jake. Un poco lo sigo creyendo, porque me cuesta creer que eso no pasara en algún momento. Tampoco es que Jake tenga la culpa de algo ¿no? Si técnicamente nunca fuimos nada.

Si fue todo cosa de niños. De niños. Una cosa de niños. Jake me mira, apenas termina de decir eso.

—Es mi amiga. Solo eso —aclara, no se bien por que.

No le creo, pero aunque le creería no me alegra. Me lo tendría que haber dicho hace diez años. ¿O no? No tenía por qué decirme, en realidad. Toda esa tristeza mía, en las noches donde me preguntaba si algún día iba a poder amar normal, era exageración. Cuando dormía pensaba que con Jake no había futuro. Que él se iba a ir con ella e iban a ser felices. Como él había dicho cuando salimos del cine. Que el amigo era feliz con su esposa y no en un barco con el amor de su vida. Pero no tenía derecho. No sé si Jake pensaba esas cosas.

A él no le molestaba no poder darnos la mano, o ir juntos a lugares o no hacer esas cosas que hacen los amantes. Él hubiera huido, pero hubiera huido para seguir siendo un secreto. Yo quería irme, e irme para construir algo nuevo.

Claro que jamás hubiéramos funcionado.

Espero que al menos en otro universo, si eso de la película aquella existe, si vivamos juntos en una casita en el centro, cenando mientras hablamos sobre lo que hicimos en el día y nos besamos a la noche. Digo en otro porque en está ya es muy tarde.

Es muy tarde. Tarde. Tarde.

—Iris debe estar muy grande ¿no?

—Está, sí —su sonrisa no tiene nada que ver con mis ganas de llorar—. Tiene once.

—Once —repito, sin mirarlo.

—Moon —dice.

—¿No odiabas eso? Lo decías siempre. Que odiabas que dijera tu nombre antes de hablarte. Me decías que hablara de una vez, que ya sabias tu nombre y que sabias que yo lo sabía —lo digo como quien recuerda algo viejo, una anécdota de cuando eran niños.

No lo miro, solo observo la mesa.

—Estás enojado conmigo —afirma, no pregunta.

No sé. No tengo ni idea. Después de tanto tiempo pensé que no lo iba a estar. Que no iba a sentir nada, en realidad. Que los sentimientos tienen fecha de expiración. Parece que no. Y parece que estoy dándome cuenta que en realidad no tenía enojo con él. Que es otra de las cosas de las que me convencí para poder irme. No lo quise olvidar nunca, solo intenté hacer que fuese de esas cosas del pasado. Como cuando los viejos cuentan historias de amor pero parece que no sienten nada. Quizás lo fingen, porque ahora que lo intento me parece muy imposible. Que sea un amor que no pesa, del pasado, bla bla, pura mierda todo eso.

Y pura mierda que lo odio. Porque odiar es tan grande. No creo que odie a nadie. Creo, en realidad, que no se odiar.

—Solo me decepcionaste.

Me decepciono porque pensé que eras lo que decías. Que no te importaba nadie ni nadie. Pero te importaban todos. Te importaba hasta un borracho en un bar. Pero terminó bailando. No puedo ser tan duro con él.

Era un niño.

Yo también.

Éramos niños.

¿Por qué ser tan duros con nosotros?

—Ah —dice él, en voz baja.

—Pero bueno, la gente te decepciona cuando te importa demasiado.

Eso le cambia la expresión. No se si es felicidad, porque nada es muy feliz ahora, pero si es distinta. Pienso que es medio tonto si no se dio cuenta que me importaba. Que era evidente. Pero pienso que, si quiero algo distinto, tendría que hacer cosas distintas.

—Porque eras muy importante

Eras. Eras. ¿Esa es la palabra correcta? O tiempo verbal, o como se diga.

Y me lo pregunto, pero no se contestar. Al fin y al cabo en diez años pasan tantas cosas ¿no? Me imagino frente a alguien que me pregunte ¿Quiénes son las personas más importantes de tu vida?

Mi tío, Tami, mi hermano y... Jake

Jake está. Siempre va a estar. Claro que está. Pero está en pasado. ¿Va a seguir estando después de hoy? no se que vaya a ser de mi vida después de hoy. No sé que voy a hacer. Al menos sobre Jake. Sobre él, que dejó de ser un recuerdo.

—¿De verdad? —pregunta y lo quiero abrazar porque no puedo creer que esté preguntando eso.

—Sí, Jake. Obvio que sí —mi tono se hace más suave.

¿Y yo de la tuya? Contéstame aunque no te pregunte. Por favor, date cuenta que quiero saber. Dime, dime. Y dije que sí. Di que si, te pido que digas que si. Porque se que lo fui. Porque lo sé, y no quiero que me mientas. ¿Por qué? No entiendo nada y lo odio. Lo odio tanto, tanto. Te odio tanto. Tu me odio a mi y odio todo. y odio en realidad, aunque no puedo hacerlo. Aunque no se odiar, quiero odiar. Por eso te dije eso, Jake, por eso. Porque no quería irme sin ti, pero cuando me dijiste que no podías irte te odié y lloré. Porque me tenía que ir igual. Porque no había otra forma.

—Ah —vuelve a decir.

Me molesta que no diga más las cosas esas que decía de la nada y que para mi lo eran todo. Que la confianza rara que teníamos, esa que nos acercaba tanto, se rompiera. Quiero volver a construirla, porque nunca sentí nada parecido.

¿Pero es por Jake? ¿O es por el simple sentimiento de amarnos? ¿Nos amábamos? ¿Era eso? ¿Era amor? Le quiero preguntar, pero no soy tan valiente.

—Y me dolía tanto —digo, soltando una risa amarga—, me dolía tanto, Jake, no podía dormir a la noche. Y de repente ni siquiera podía imaginar el día siguiente. Todo era feo. Era triste, gris, Jake y sentí que todo iba a estar mal durante toda mi vida.

Paso mi dedo sobre la mesa, haciendo formas, como él solía hacer.

—Creo que te dije un día, no recuerdo bien, que yo jamás quise ser distinto a lo que soy ¿te acuerdas?

—Me parece que sí.

—Que solo quería que el mundo fuese menos malo —apreto mis labios, porque estoy por llorar—, ¿Te cuento un secreto? Que no le dije a nadie.

Porque siempre fui Moon, él fuerte que se hizo cargo de su hermano a los dieciocho, que llegó al centro y no tuvo miedo en decir lo que era. Moon, el chico al que le gustan los chicos.

—Dime.

Jake es de los pocos que sabe mi verdadero nombre. Ese que odio, que empieza por otra letra, que no va con mi cara y que ni mi tío usa.

Jake sabe que

—No sabes la cantidad de veces que deseé ser una chica, Jake.

Paso mis manos por mi rostro, como si eso pudiera contener las lágrimas. Contener todas las veces que no lloré y las veces que lloré por eso. Por Jake.

—¿Por qué?

—Porque quería casarme contigo, imbécil.

Se hace un silencio largo, pesado.

—Si hubieras sido una chica no me hubieras gustado —dice con simpleza, y frunzo el ceño—, creo. No sé. A mi me gusta... gustabas así.

Levanto la cabeza para mirarlo y Jake tiene los ojos más rojos, pero su expresión neutra sigue igual.

—Jake —digo y él niega con la cabeza varias veces—, no te entiendo nada —susurro, tirando mi cabeza para atrás.

—Yo tampoco.

Hablo, observando el techo.

—¿A ti o a mi?

—A ninguno. No entiendo nada. No entiendo qué pasó, no entiendo nada. Nada.

—Siempre intentaste entender todo —bajo la cabeza y clavó mi mirada en sus ojos—. Darle sentido a todo ¿no? Te enojaba que hubiera palabras difíciles para cosas fáciles, te enojaba que la gente se contradijera, te enojaba cuando la gente no sabía porque lloraba, te enojaba no entender que te pasaba ¿pero sabes por qué, Jake? porque los sentimientos no son fáciles. Porque la gente no es fácil. Pero no solo la vida. La vida es fácil porque la maldita gente es difícil. Soy dificil, eres dificil. Y cuando uno ama acepta eso. Acepta que no va a entender muchas cosas, que no hace falta entenderlas. Pero tu te enojabas. Te enojabas conmigo por no entenderte a ti mismo. Yo tampoco me entendía y...

—¿Amar? —me interrumpe.

Y se me cae el mundo encima. Se me cae cuando escucho esa pregunta confundida. Se me cae todo. Se me destruye por segunda vez en mi vida. Jake abre en grande los ojos, como queriendo arreglar eso que se le escapó y yo niego, levantándome de golpe.

—Yo no...

—No importa —lo interrumpo ahora, cuando quizás, debería dejar que se termine de explicar—, no importa. Ya está.

—¡No está! —dice, subiendo la voz.

—¡Que ya está, Jake! ¡Ya está, fue hace diez años, ya está!

—Deja de decir esa mierda —se levanta también, y yo doy pasos atrás.

—¿Pero qué quieres que te diga? —me encojo de hombros—. Ya está. No te estoy pidiendo explicaciones, no te estoy pidiendo nada.

—No me estas dejando explicarme.

—Porque no te quiero escuchar —admito—, porque ya sé que vas a decir.

Jake niega varias veces con la cabeza, demasiado calmado, demasiado tranquilo. Suspiro, porque quizás soy yo quien está exagerando todo. Porque es la vez no tengo idea que nos peleamos en una noche. Porque no se que hora es. Porque no se cuando vaya. Terminar esto.

—No sabes. No lo sabes.

—¿Ahora no te conozco? ¿Ese es el problema?

—No quiero pelear más.

—Yo tampoco, Jake —admito, tapando mi rostro como un avergonzado.

Avergonzado porque de repente nos dimos vuelta y es él quien corta la pelea y no yo. Porque me siento más inmaduro que con dieciséis. O porque estoy muy triste.

—No llores —me pide, y yo niego.

—Estoy bien, ya se me va a pasar.

—A mi también me dolió mucho, Moon. Me dolió que no me dijeras.

Me siento horrible y lloro. Lloro otra vez. Lloro por la culpa de qué tal vez fui yo quien arruino todo. Culpa. Culpa.

—Me dolió enterarme por tu tío, Moon —dice y su voz se quiebra— ¿sabes por qué? Porque iba a decirte que quería irme contigo.

Abro en grande mis ojos, y dejo de llorar casi de golpe, como si me hubieran alzando un baldazo de agua helada.

—¿Qué?

—Cuando me contaste la idea. La idea de irte... me dio mucho miedo. Me dio miedo porque creí que no iba a funcionar. Que no había forma —admite y se muerde el labio inferior para no llorar—, pero nunca te dije que no. Nunca te dije porque no creí que lo estabas pensando de verdad.

—No, Jake, no, no... —no quiero escucharlo.

—Y cuando fui a la cantina y tu tío me dijo que ibas a irte la semana siguiente.... —toma aire y sigo negando, porque no quiero escuchar más.

—Es mentira, es mentira, no... no puede ser que...

Que todo haya pasado por un mal encuentro. Que ahora no puedo dejar de pensar que ojalá hubiera estado ese día en la cantina, en lugar de esperándolo en el lago. Todo lo que hubiera pasado y todo lo que hubiera perdido.  ¿mi vida sería lo mismo? ¿más feliz, peor ?

Y no puedo dejar de pensar qué hubiera pasado si esa tarde, en lugar de estar Irina en su casa, hubiera estado él. Y todas las cosas que no fueron. Y odio odio odio pensar eso.

Qué hubiera pasado si mamá y papá se quedaban. Si yo era normal. Si Jake era normal. Si nunca lo hubiera conocido.

—Pero no me dijiste eso en el lago, no me dijiste, si me hubieras dicho... si me hubieras dicho nos hubiéramos ido. Te hubiera llevado conmigo.

—¡Entiende, Moon, pensé que no querías! —dice, moviendo los brazos— ¡No me dijiste nada!

—¡Porque creí que no ibas a querer tu!

Casi que quiero reír, reír por lo patético que somos y llorar por eso mismo.

—¡¿Y cuál era tu plan, Moon?! ¡Dime! —vuelvo a taparme el rostro—. Irte, irte sin decir nada ¿no? ¿ibas a desaparecer? ¿Cuál era tu idea?

—¡Fui a tu casa para contarte! —exclamó, entre llantos tristes— ¡Te quería decir, te lo juro!

—¿Y si te decía que no?

—¿Qué?

—Fuiste a mi casa a preguntarme ¿no? Si hubiera estado ese día y te hubiera dicho que no —no se si me está reclamando o me está preguntando simplemente.

—Jake...

—Te hubieras ido igual.

Suspiro, suspiro con fuerza y de forma ruidosa.

—Tenía que irme. Te juro que no quería. No quería irme sin ti.

—Lo entiendo —suelto un sollozo y él rodea la mesa, para acercarse—, de verdad lo entiendo, Moon. Lo entiendo ahora, no lo entendí con diecisiete. Lo entiendo hoy —explica, tan adulto que me siento un niño—, pero me entristecí mucho. Mucho.

—Yo sé... —susurro—, lo siento tanto tanto tanto.

—No pidas disculpas, chinito.

Sigo llorando contra mis manos, parado, mientras Jake, enfrente de mi posiblemente suspira por la situación. Por enterarnos de tantas cosas en tan poco tiempo.

—Deja de llorar, vamos —me pide, me ruega.

—No puedo...

Suelta una risa nasal y yo no puedo evitar reír también, burlándome de mí mismo. Me limpio el rostro con mis manos, de forma torpe, hasta dejarme la piel roja por la fricción.

—Salgamos a tomar aire —propone.

Salir es no volver, yo sé eso. Salir es hablar para luego despedirnos y que se vaya. Salir es terminar todo. Salir es decir listo. Salir es no volver a vernos. Salir es una invitación a decir, de una vez por todas, adiós. ¿No?

—Está bien... —murmuro solo porque de verdad necesito que el aire me pegue en el rostro.

Jake sonríe un poquito, solo un poquito y se limpia los ojos. Aunque no parece estar llorando de verdad. No sé. No me llego a dar cuenta de nada. Toma sus cosas y yo mi gorro y mi campera. Abro la puerta y suspiro, suspiro cuando lo veo mirar la foto antes de guardarla otra vez. Él sale, yo salgo y cierro la puerta.

Y al girar la llave junto aire con la boca. Junto la cantidad suficiente de aire para calmarme un poco. Jake está esperándome, con las manos en los bolsillos. Lo miro, él, me mira. Nos miramos. Y por algún motivo no se siente como una despedida.

No es un adiós Jake, adiós Moon

Es más un hola Jake, hola Moon

O eso espero.

HOLAAAAA! 💗🩹

les dejó un mago q les haga olvidar todo lo q pasó asi solo nos quedamos con lo lindo de ellos dos hablando cuando eran niños y no todo el drama:

¿COOOMOOO EEESTANNNN?

Estoy programando este cap para que se suba el viernes, pero es recien LUNESSSS, asi que nada, no tengo mucho que contar. Fui a una fiesta x el cumple de una amiga el sabado y el domingo dormi hasta tarde pq volvi como a las cuatro y media d la mañana 🦋😭

Estuvo divertido la pasé bien, habia algunos en pedo pero eran muy buena gente, desp un par fumando q me hicieron recordar a Moon y Jake 

Ahora fin de hablar de mi vida momento hablar de la novela q es lo único importante aca

APROVECHO PARA DECIRRRR: SUBÍ A MI IG UN POSTEO SOBRE ESTA NOVELA, AAAAA, agradecería mucho si van ahi y le dan me gusta 🦋💓

AHORA SI VAMOS CON EL CAPITULOOO 🙏🏻🌷

¿QUE LES PARECIO? 😭🦋

¿CREEN QUE MOON ESTA DICIENDO LA VERDAD O ESTA HABLANDO DESDE EL ORGULLO?

¿MOMENTO, DIALOGO COSA Q LES GUSTARA? 🩹💗

¿EXTRAÑABAN EL PRESENTE? 🥺🌠

¿COMO VEN LA CONSTRUCCION DE ESTOS PERSONAJESSSSS? <33

¿QUE PIENSAN DEL JAKE DEL PRESENTE? 💖

¿DEL MOON DEL PRESENTE? 💙

¿DESCUBRIERON ALGUNAS COSAS EN ESTOS DIALOGOS, QUE CREEN Q SIGNIFICA LO QUE DIJERON? 🌼

¿Tienen ganas de seguir leyendo, de ver que pasó entre ellos? 🌷🩹

¿QUE CREEN QUE OCURRA AHORA QUE VAN A SALIR DE LA CASA...? 🦋🌠

¿PREGUNTAAAAAS?<33

Y LES PROMETÍ LA VEZ PASADA MOSTRARLES LA CANTIDAD DE PALABRAS/PAGINAS, ASI QUEEEEE... 🥳🎉

"No es un adiós Jake, adiós Moon

Es más un hola Jake, hola Moon

O eso espero."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro