Capítulo cincuenta y dos: Su madre, su Luna y su padre
Hace muchos años.
Jake Williams
George tenía está idea estúpida de que, a medida que yo creciera íbamos estando en iguales condiciones. O no se, eso supongo yo. Porque sentía que había una diferencia entre nuestra relación a mis trece y mis dieciséis. Incluso Irina de vez en cuando me preguntaba si estaba bien. Si estaba bien. No sé si estaba bien.
Quizás era que George pretendía que yo hiciera algo. Que su intención era que yo respondiera, no tener más autoridad. Que a él le gustaba pelear. Puede haber sido eso.
Pero George es un tipo que a simple mide mide un metro ochenta, es enorme y me dijo, más de una vez, que mataría a todo el mundo si pudiera. No es ni cerca alguien con quien uno quiera pelear. Por eso yo nunca hacía nada y por eso él se enojaba más.
De niño fui violento. De grande todo eso se fue de a poco. De niño respondía, gritaba y le pegaba a las cosas cuando me enojaba. De grande le susurraba a Moon que me gustaba una sonrisa. Con él descubrí una parte de mi que me gustaba mucho más. Y al final, por suerte, me quedé con esa. Aunque de vez en cuando aparece la otra.
Cuando me enojó mucho tengo el reflejo de cerrar la mano y golpear lo primero que se me cruce y luego recuerdo a George y pienso una y otra vez que George no soy yo y yo no soy él. Me da miedo pensar que de niño un poco lo fui. Me da miedo creer que estoy exagerando y en realidad nunca fui tan malo pero más miedo me da pensar que fui horrible y no me di cuenta.
Ojalá te mates, le grité eso a George incontables veces. Se lo grité porque era un deseo verdadero. Quería que se muera pero más quería que fuera él quien se matase porque no lograba entender el motivo por el cual seguía vivo. Tenía una vida de mierda, tenía un hijo que lo odiaba y una esposa que no lo quería. Y lo más importante de todo, era una mala persona.
Aunque quizás los tipos malos nunca se dan cuenta que son malos. No lo sé. espero que sí y que sufra toda la vida recordando eso como yo sufro cada que vez que me miro al espejo y lo veo a él.
Lanzar cosas es otra cosa que hace George. Que hacen los hombres, al menos los que son como él. Hay que aprender a agacharse cuando George lanza cosas. Lo hace con la intención de sacarse de encima todo lo que tiene y dárselo al otro. A veces tienes suerte y es una taza y otras no y eres tu. Irina a veces le respondía. Pocas veces, muy pocas.
Se pegaron un par de veces y yo nunca supe que hacer porque mi primera sensación, esa horrible que es la mente hablando sola, decía que los dejara así. Que se maten entre ellos y ya. Y la otra, la humana me gritaba que hiciera algo. Que llamara a la policía, que les tirara agua. George era mucho más grande que Irina y no era una pelea. Era como cuando él me pegaba a mi. Era como alguien pateando un perro que ya está en el suelo. Por eso siempre terminaba del lado de Irina. Ella nunca estuvo de mi lado pero yo si del suyo.
Lo único bueno, o relativamente bueno, de ese tiempo de mierda fue que con Irina las cosas comenzaron a, más o menos, ir bien. Nunca pude perdonarla. Nunca pude dejar de pensar en todas las veces que me había gritado o me había cacheteado para que me callara pero, por algún motivo, comencé a sentir empatía por ella. Una empatía horrible porque en realidad lo único que nos conectaba era el odio hacía George.
Pero quizás cuando crecía, mediante me hacía adulto, entendí un poco más las cosas. Me cuesta ver a Irina como una víctima quizás porque cuando intento hacerlo llega a mi mente el día en el que me dijo que me iba a volver loco como George.
Puede que mi maldición haya sido tener el mismo rostro que mi padre y por eso ella lo veía a él en mi. Que si hubiera sido rubio como ella, con su nariz linda y no la mía, sus cejas finas y sus brazos delgados, me hubiera amado mucho más.
Y la sigo odiando, un poco, sigo teniendo a mi niño interior diciendo que es la mujer más mala del mundo y quizás nunca se vaya. Quizás esa idea esté en mi para siempre. Pero hay otra, que últimamente se está robando lugar, que piensa que en realidad con mi mamá solo me llevo veinte años de diferencia. Y con mi padre casi cuarenta. Y que tengo más de ella de lo que tengo de él. Y que quisiera haber hecho todo distinto.
Y qué hay tanto que no conozco sobre ellos. Y sobre mi mamá. Y que en el fondo, muy en el fondo, me hubiera gustado haberla abrazado más. Porque seguro ella se sentía igual de sola que yo. Pero nunca nos dimos cuenta. Si nos hubiéramos dado cuenta, hubiéramos estado juntos.
Y la extraño a veces. O extraño la idea de ella. La fantasía de haber sido su amigo. Su hijo. Espero que en algún otro universo nos llevemos bien. Deseo haber tenido su rostro y haberla entendido y que ella me entendiera a mí. Deseo ser un Jami porque es mucho mejor que ser un Williams incluso cuando en realidad no amo a mi mamá. La extraño porque quizás me quiero aferrar a algo de mi familia y ella es la menos terrible. Al menos, de algún modo, puedo encontrarle una excusa. Un motivo por el cual actúa así, quizás. No sé.
—Williams —abrió la puerta de golpe y me levanté.
—¿Qué quieres?
Irina suspiró de forma ruidosa.
—Te traje hielo.
—No quiero hielo, déjame en paz.
Lo dejó en el suelo y cerró con fuerza la puerta. Agradecí que al menos cerrará. Más tarde puse hielo en mi pómulo, recostado en mi casa y mirando el techo. Hacía varios días que no veía a Moon. Lo extrañaba. Bajé la cabeza y me dejé el hielo sobre la cara hasta que se me congeló y comenzó a dolerme. Pero el dolor ese, el físico, era a veces el mejor distractor para la cabeza.
Caminé hasta la laguna un domingo por la tarde, muy tarde por la noche.
Observé las casas con las ventanas iluminadas de blanco o amarillo. Me gustaba más la luz cálida, esa que ilumina todo de amarillo y se siente cálido. Como una chimenea o una fogata en invierno. No lo blanco de una sala de hospital.
En las paredes de algunas casas había carteles con las caras de los candidatos. Casi todas del mismo partido, de color azul y rojo. El rostro de ese hombre de bigote que sonreía bajo el texto de por un futuro con igualdad social. Aunque había unas pocas distintas.
Intenté pensar más o menos cuánta gente vivía en ese barrio. Pensé que si, mínimo, dos personas de cada casa votaban, podríamos llegar a ganar las elecciones. O eso creía. Mi mente no pudo hacer el cálculo y me decepcioné porque por más carteles que hubiera, las noticias seguían diciendo que las posibilidades eran mínimas. Que había que rendirse.
Llegué a la laguna, salté la reja raspándome los dedos y corrí hasta donde estaba Moon, parado observando el agua. Me lancé sobre él desde atrás y soltó una carcajada que fue más un grito. Ambos caímos al suelo, el bocabajo y yo encima. Me levanté un poco. Moon dio media vuelta y se acostó, cruzándose de brazos. Me volví a tirar encima.
—Hola —dijo.
—Aja —murmuré.
Lo besé, sin preguntar y él se separó, riendo.
—Aja, aja, aja —contestó, burlándose, quizás.
—Tengo sueño.
—¿Vienes aquí sólo para dormirte?
—¿Y qué? —cerré los ojos.
—¿Te puedo besar?
No le dije que sí, pero lo besé, porque para dormir tenía la cama de mi casa. Aunque me gustaba dormir con Moon. Las veces que, por casualidad, sabía que Irina y George no iban a estar hasta la noche siguiente, se había quedado a dormir. Él siempre despertaba primero, pero no se levantaba de la cama hasta que yo abría los ojos finalmente. Me gustaban esas tonterías como que, siempre durante la noche ambos fingíamos estar dormidos solo para abrazarnos. Yo lo acercaba a mi pecho y apoyaba mi pera en su hombro y suspiraba haciendo de cuenta que todo eso era una cosa de sonambulismo y no un acto muy pensado.
Corrimos hasta los arbustos y una vez dentro caminamos entre los árboles hasta una zona que conocíamos, bien atrás y entre varios matorrales. Nos tiramos al pasto y luego de varios minutos, como era costumbre, decidimos, sin decirlo, que íbamos a conversar. Acostados, mirando los árboles sobre nosotros y el cielo, nocturno. Había muchas estrellas.
—Tengo un poco de miedo —me dijo Moon—, la última crisis fue con un presidente así. Mi tío me dijo. No había trabajo, no había dinero no... —observó las nubes en el cielo— ¿Escuchaste lo que dice el hombre?
—Nah, me da asco.
—¿Si no hay más escuela pública donde va a estudiar Iza? —fue una pregunta que no respondí porque él ya sabía la respuesta—. No tenemos dinero para pagar otra cosa. Y todas sus ideas son viejas, es como ir cien años en el pasado, Jake.
Hablaba rápido, pero no con emoción, con miedo. Como quien se empieza a dar cuenta de un montón de cosas que antes no conocía. Suspiró de forma ruidosa, estirando los brazos por encima de su cabeza.
—Y si es del partido más conservador...—murmuré, con obviedad mientras hacía formas en la tierra con mi dedo.
—Ya sé. Por eso me da miedo.
—No va a ganar, chino —mentí, quizás porque quería hacerlo sentir mejor.
Moon estiró las piernas despacio e inclinó su cuerpo hacia adelante, estirándose hasta tocar la punta de sus pies. Lo miré de reojo.
—Espero que no.
—Hablemos de otra cosa.
Él asintió varias veces y volvió a incorporarse, quedando sentado a mi lado.
—Está bien —dijo, soltando un suspiro que se convirtió en una sonrisa— ¿De qué hablamos?
Cuando estaba la pregunta ¿de qué hablamos? Automáticamente no se nos ocurría ningún tema. Todas las cosas que sucedían en el mundo desaparecían. Las buenas, las malas, las historias y las anécdotas. Me encogí de hombros y Moon fingió un sollozo exagerado en broma, porque al igual que yo, sabía cómo funcionábamos.
—¿Sabes que te quedaría bien? —comenzó a hablar, inventando el tema—, el cabello largo.
No sé cómo llegó a aquella conclusión. Ni tampoco supe porque se había imaginado eso. En qué momento su mente había hecho esa imagen. Pensaba en mí, entonces, cuando estaba solo. Eso me hizo sonrojarme, creo.
—¿Eh?
—Eso. Que te quedaría bien —habló divertido, en tono bajo— ¿nunca lo tuviste más largo?
—No —respondí con simpleza, pasando una mano por mi cabello, corto.
Moon estiró la mano e hizo mi mismo gesto. Dejé que lo hiciera, sin quejarme. Porque no podía quejarme de eso, si me encantaba.
—Te quedaría bien.
—Solo a ti te queda bien —negué varias veces.
—¿Me queda bien? —preguntó en un tono burlón, para, acto seguido, sentarse sobre mi.
Me miró desde arriba y apoyó sus manos a los costados de mi cuerpo. Miré hacia el costado, fingiendo que era más interesante observar el arbusto que su rostro. Pero en realidad, no había nada más interesante que mirarlo, incluso cuando conocía su cara de memoria.
—Nah.
Moon frunció el ceño y me hizo una mueca de burla.
—Mentiroso, me queda bien —y ladeó la cabeza de un lado a otro, para que su cabello se moviera.
Lo peleé, diciéndole que no, aunque él sabía que era broma, porque ya le había dicho mil veces lo mucho que me gustaba. ¿Entonces que fue? ¿Por que a veces se daba cuenta de las mentiras y otras no? ¿Por qué algunas cosas que significaban otras tuvieron sentido y otras no? ¿Por qué nos entendimos casi todo el tiempo? Casi, casi todo el tiempo.
Es un casi, porque no fue un siempre. Si hubiera sido un siempre no estaríamos aquí. No estaría yo, con casi treinta años, bajando la escalera junto a él ni nos estaríamos mirando con esa expresión tan triste e incómoda.
—Quiero una estrella con mi nombre —dijo, bajando el tono de voz con un tinte de soñador perdido—, quiero que sea enorme y que todo el mundo la conozca.
—Ya tienes eso —respondí, imitando su tono—, tienes a la luna.
No sé en qué lugar dentro mío está él. El tarado que responde esas cosas y cree en las almas gemelas y el amor y susurra frases clichés que parecen sacadas de los chocolates con poemas. No sé encontrarlo cuando quiero, él solo sale cuando le da la gana. Casi siempre con Moon. Y ganaba la batalla, al menos las primeras veces, entre el otro que quería decirle cállate. Pero los últimos meses el primero se fue encerrando más y no sabía cómo encontrarlo.
Moon pareció emocionarse, tal vez porque le seguí la corriente, y sonreía en grande mientras asentía varias veces. Me hizo sonreír. Me dolía la cara de sonreír tanto. Y sonreía especialmente cuando algo que yo decía, por más tonto que fuese, le hacía sonreír a él.
Creo que en lo más alto de mi raro bien está eso. La sensación que uno tiene tras hacer sonreír a alguien.
—Tienes razón —murmuró, bajito—, me gusta cuando eres así.
Me gusta cuando eres así.
—¿Como?
—No sé —casi no se escuchaba por lo bajo que hablaba—. Cuando eres así.
—No entiendo.
Moon reprimió una risa y negó varias veces para luego, despacio, apoyar su cabeza en mi pecho y acostarse. Cerró los ojos y yo me quedé pensando. ¿No era así todo el tiempo? ¿Ser como? No entendía y me frustraba. Que las cosas fueran tan difíciles y más complejas que mi capacidad de entender. Que no me hubieran enseñado a entenderme. Cerré los ojos también, mientras apoyaba mis manos en su espalda pero ocultaba esa caricia de, otra vez, un acto sin pensar. Gracioso, teniendo en cuenta que con Moon nunca fueron actos sin pensar.
Buenas, gurisadaaaaa 🌷💗
Hoy les di un capitulo feliz, mañana? no lo sabremos.
Este soy yo y mi docs viendo todas las notas de como arruinar la relacion de Moon y Jake:
(chiste, o no chiste, chiste, o no, chisteee)
Me dueleeee la cabezaaaaAAAAAaaAA
Bueno, no tengo tanto que decir y tengo crisis creativas escribiendo esto asi que nomas voy a preguntar lo mismo de siempre 🙏🏻🌼
Jake y Moon son muy bonitos, quiero escribirlos siendo felices y hermosos juntos durante toda mi vida (...ya calculé la cantidad de capitulos de este acto y el 4 y quiero llorar)
NO SE CUANDO LO TERMINE, NO SE MESES, FECHAS, PERO NO FALTA TANTO Y ESO ME PONE MAAAL 😭💔
TENGO Q DECIR ALGO IMPORTANTE.
DESDE AHORA SE VA A LLAMAR LAGUNA 😭💔
¿POR QUE? PORQUE ME DI CUENTA Q SOY UN PELOTUDO Y LAGO ES OTRA COSAAAAAAAAAAAAAAAAA, o sea, busquen en Google, los lagos son ENORMES, esto es una LAGUNA.
ASI Q A PARTIR DE AHORA ES LAGUNA, porfa, disculpen todos los caps anteriores. No quiero corregirlos aca en wattpad pq pierdo los comentarios, pero ya hice el cambio en la version de docs, recuerden que este es un primer manuscrito y tiene errores q van a ser arreglados.
Ustedes solo estan siendo parte de este proceso dificil y desastroso q es hacer el 1 borrador de la novela JSKAJSAKJS
¿QUISIERAN TERMINAR ESE LIBRO?
¿QUE LES PARECIO EL CAPITULO? 🌠💗
¿Momento que les gustara? 💖🌠
¿JAKE CON PELO LARGOOOOOO? quiero quiero quiero quiero
¿PREGUNTASSSS? 🥺🦋
¿Qué creen de la relacion de Jake con Irina?
¿QUE PIENSAN DE Q JAKE DIGA ESAS COSAS? el ultimo romantico 🌹
Mi hermano no tiene Wattpad asi q le pasé el pdf y esta leyendo esto en el Kindle y las notas q pone en los diálogos románticos son:
"buenooo salio poeta"
JSKAJSLASUIAOSKJAOS lo odio.
NO SE QUE MÁS DECIR, AAAAA, no tengo inspiración para hacer notas hoy 😭💔
LES QUIERO ESPERO Q SIGAN LEYENDO Y LES PROMETO Q TODO VA A IR BIEN (mentira)
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