01
—Creo que es una mala idea.
—Taehyung, no seas miedoso.
La noche se asomó en la playa, la ventisca se mantenía fresca y dos recientes conocidos caminaban por el extenso muelle que permitía ver un poco más lejos las olas del mar.
El silencio reinaba en el lugar, lo único que se podía escuchar a la distancia era el agua chocar con algunas rocas y unas cuantas risas por parte de un chico con cabellera rubia con sus ojos entrecerrados, a quien le divertía la situación en la que se había metido mientras que, su compañero, intercalaba la mirada a las cabañas donde sus familias dormían pacíficamente y al horizonte que parecía no tener fin.
Park Jimin llevaba relativamente poco tiempo en la costa desde que llegó con su familia en un intento de desconectarse de la ciudad y el trabajo de sus padres. El período escolar había terminado, con ello el estrés por culminar proyectos y tareas pendientes por un mes aproximadamente, aunque está consciente que el tiempo pasa demasiado rápido a cómo le gustaría, disfrutaría sus pequeñas vacaciones junto al agua salada antes de ir a último año de preparatoria.
La idea principal de su viaje era descansar.
Fueron recibidos con brazos abiertos por los locales, con sonrisas y ofrecimientos turísticos para que su estadía sea más agradable. La comida fue una de las más grandes cosas que le gustó de allí, si bien no había mucha diferencia con el menú de Busan, les habían dado de probar una variedad más grande platos llenos de mariscos con una sazón diferente, sin duda lo recordaría tan pronto llegue a casa.
Las cabañas donde se hospedaban también eran muy hermosas, su habitación tenía una muy buena vista a la orilla de la playa, la noche era fresca y el ruido de uno que otro insecto volando por allí no le fastidiaba tanto, a comparación de la ciudad, donde se podían escuchar de todo a media noche.
Incluso descubrió la razón por la cual no llegaban muchos turistas a esa zona, sus habitantes no solo eran muy amables, sino asimismo tenían una muy grande imaginación.
—¿Y si la leyenda resulta ser cierta?
Como una persona escéptica con muy pocas creencias, le era imposible creer en la existencia del tal tritón de la isla Jeju.
Un fenómeno oculto entre las rocas, con una apariencia espantosa y olor a pescado muerto que alejaba a más de uno, pero con una voz atrayente. Vagaba entre la orilla de la playa y su escondite favorito era el muelle para asustar a quienes osaban molestarlo, algunos otros decían que allí esperaba a sus víctimas para mandarlas al fondo del mar y así succionar sus almas para una vida eterna.
Las cicatrices en su piel demostraban cuán fuerte era para aquellos intrépidos que intentaban encararlo, relatos donde era el protagonista de muchos hundimientos de pequeñas embarcaciones y animales partidos por la mitad traídos por las olas no dejaban de llegar a sus oídos, cansándole un poco.
Si no lo ve, no cree en él.
Lo único que escuchaban era el sonido de las olas una vez llegaron al final del muelle, hacía mucho frío, las corrientes del aire eran muy fuertes y la luna muy brillante, las estrellas se podían apreciar en el cielo con facilidad y el mar no se veía más como un lugar oscuro.
—¿Ahora esperamos a que el animal venga o qué?
— No es un animal — Taehyung se rehusaba a acercarse a la barandilla, abrazaba su abrigo con fuerza y movía sus piernas con nervios —. Algo así, es un tritón. Y no sé qué hay que hacer para verlo, nunca he venido a la playa a estas horas.
— ¿De verdad? — asintió —. Supongo que sí habrá que esperarlo.
—¿Por qué tanta fascinación por verlo?
— Curiosidad — el rubio se encogió de hombros mientras veía el agua bajo él, todo parecía verse normal —. Veamos si es tan terrorífico como lo pintan — recibió un golpe en su nuca que le hizo soltar una maldición —. ¡¿Y eso por qué fue?!
—¡Por idiota!
El contrario empezó a caminar de un lado para otro mientras quitaba algunos de sus mechones cafés de su rostro por el viento que los golpeaba, respiraba con dificultad y veía el vaho salir de su boca.
Jimin le miraba con un poco de burla, sus ojos veían con total atención el movimiento de las pequeñas olas que se formaban bajo él, alerta por si ve algo extraño, pero no lograba ver nada más que oscuridad.
Para él, era difícil creer en cosas con facilidad, personas, deidades, sucesos y más. Siempre había algo que le hacía sospechar y no confiar, como si algo estuviera oculto frente a sus narices, así evitaban que se aprovechen de su persona.
Aunque su madre llamaba a eso ser un cobarde y él, estar a la defensiva y evitar malos ratos.
Los minutos pasaban mientras escuchaba las quejas del castaño, sus piernas empezaron a doler, así que tomó asiento y dejó sus pies cerca de la marea que iba subiendo cada vez más, el ruido que provocaban las gaviotas parecían ser una risa hacia ellos.
—Parece que va a llover. — Comentó Taehyung.
El frío cada vez los golpeaba más, el ambiente se sentía más húmedo y las olas se volvían más bruscas de un momento a otro. Algunas pequeñas lanchas que descansaban en la orilla se movían por el agua
—Ya me quiero ir.
—¿Crees que, con la marea alta, se pueda ver al animal ese? — preguntó, ignorando al otro.
Se levantó nuevamente y estiró su cuerpo hacia el agua, apuntó con su linterna a la misma con la mínima esperanza de ver algo. Su cintura fue agarrada por el contrario ante el miedo de caer.
—No lo sé, Jimin. Es mejor que nos vayamos.
—¡Pero lo quiero ver!
—¡Pero yo no! — Kim jaló su cuerpo hasta alejarlo de la orilla para encararlo —. Y deja de referirte a él de esa forma irrespetuosa, es un tritón. Existen quienes no lo vemos como un monstruo.
Oh, cierto.
Si bien la creencia que la criatura era el mismísimo diablo del mar era la que más predominaba en la isla, las opiniones estaban divididas en los que pensaban esto, en quienes simplemente no creían en él y, al parecer, personas como Taehyung, que consideraban al tritón como un ser divino sin llegar a considerarse una deidad la cual adorar.
Algunos relatos lo describen como un protector de la costa, quien podía controlar las olas para que ninguna catástrofe ocurriera allí. Se decía que las pequeñas embarcaciones que tanto hablaba la gente, no eran más que piratas altaneros que buscaban hacer mal a su alrededor. Las heridas en su piel sólo evidenciaban qué tanto hacía por ellos para mantenerlos a salvo, aunque muy pocos habitantes de la isla lo tomen en cuenta.
Aunque existen posturas muy diferentes, en cada una se plantean el origen del tritón. No saben de dónde llegó ni el por qué, tampoco la razón por la cual se ha quedado por un par de siglos en ese lugar o si hay más de los de su especie regados por todos los mares. Un curioso enigma, al igual que el agua del mundo. Profundo y sin luz en sus profundidades, así como aquel ser, muchas más criaturas deben estar escondidas a la espera que alguien los descubra y esto no quiere decir que Park Jimin, joven curioso y muy descuidado, quisiera hacerlo.
O bueno, sólo un poco.
Tal vez, había creado un interés sumamente grande en lo que esconde los océanos. En su habitación de la ciudad podrían encontrar muchos libros de biología marina hasta en el suelo, amando la variedad de animales que alberga el planeta, desde unos muy pequeños hasta otros de su tamaño. Y, si él pudiera, sólo se dedicaría al estudio de este ámbito por el resto de su vida.
—Está bien, está bien. Me rindo — suspiró mientras arreglaba su pijama, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando la brisa se iba haciendo más gélida con el pasar de los segundos, casi ahuyentándolos de allí —. Lo siento.
—Mejor vayamos a las cabañas, mañana creo que te darán un itinerario de actividades para activar los negocios de la playa.
Con pasos rápidos salieron del muelle, con cuidado de no caer en la resbalosa madera que pisaban. Taehyung seguía hablando sobre lo que, tal vez, haría mañana, mientras que él sólo esperaba que la noche llegara nuevamente para poder regresar e intentar ver al tritón.
(...)
—Nuevo plan — propuso el rubio cuando saboreó la oscuridad y agua salada del mar en su paladar —. Traje pescado y carne, primera noche intentando atraerlo con carnada.
Taehyung, a ese punto, no sabía si los de la ciudad eran menos inteligentes que ellos o sólo lo aparentaban.
—¿Es en serio, Jimin? — preguntó, incrédulo — ¿Pescado? Es una criatura mitad pez, ¡¿cómo va a comer eso?!
—El canibalismo es más común de lo que crees en el océano.
El gran motivo por el cual el castaño acompañaba al forastero, era el temor a lo que le pudiera hacer al tritón. No a tal grado de imaginarse un escenario totalmente sangriento o ficticio donde se llevan a aquel ser para que le realicen pruebas científicas y crueles – como solía leer en varios relatos que sus padres le prohibían leer, que igual lo hacía –, no.
Primero, porque Park no se veía capaz de hacer eso. La premisa con la que se presentaba era la de un chico torpe y curioso, inofensivo y con una gran imaginación, su valor también era algo lo cual resaltar. No todos los días te contaba una leyenda y, de inmediato, quieres ver si es verdadera. Admite que él, así mismo, quería ver al tritón de cerca. Crecer con maravillosas historias sobre él sólo alimentaban sus deseos de estar frente a frente, sin llegar a sentir miedo como la gran mayoría lo tiene.
Segundo, porque no lo permitiría.
—¿También traes carnada?.
—No, son cuentos.
Juntos tomaron asiento al final del puente, sin cuidado al ver que la marea estaba baja. El castaño esparció por la madera algunos libros delgados con portadas pintorescas, unos otros más gruesos con pastas más oscuras con títulos complejos y, supuso de inmediato, que eran productos para diferentes tipos de público.
—Las verdades están aquí — Jimin no podía creerlo, alzaron sus linternas para verse mejor —. La mayoría fueron escritos por personas que tuvieron contacto con el tritón.
—¿Lo crees?
—¡Sí! — tomó entre sus manos uno de ellos, uno en el que la imagen de unas olas oscuras y turbulentas se apreciaba a simple vista. Al final de éste era lo que le interesaba al chico, puesto a que se lograba apreciar el nombre de Katayama como autor del mismo — Este es de un miembro de mi familia. Un japonés que llegó en balsa a la isla en las invasiones a Corea, estuvo escondido entre las rocas y el manglar con temor a que lo asesinaran por su procedencia.
—No se nota que tengas descendencia japonesa.
—El apellido se perdió conmigo — hizo un ademán con su mano para restarle importancia —. Escribió durante meses cómo una criatura mitológica con cola de pez le ayudó a que no muriera, le llevó pequeños moluscos de la arena y asustando a militares para que no lo encuentren. Luego conoció a una mujer con la formó una familia y no volvió a saber más de él, incluso después de visitar el lugar donde se escondió durante años.
Jimin aceptó con un poco de curiosidad leer algún fragmento del libro, después de que se le haya sido entregado. Abrió una página cualquiera, una de las primeras y empezó a recitar.
—Hoy, el tritón chocó con una roca — su mirada fue a Taehyung, quien le veía emocionado y con un poco de gracia —. También enredó su cola en un par de redes que había visto con anterioridad a pescadores que pasaron cerca de mi refugio. Lo miré, sus ojos blanquecinos divagaban en el aire y pude hacer mi primera anotación sobre él. Es ciego.
Rápidamente, abrió otra parte del texto.
—No puedo creer que un ser como él me esté ayudando, pensé que iba a matarme. Que su aspecto herido y oscuro no os engañe. Busca a los más débiles, similares a él y les regala cada una de sus escamas, incluso si eso significa quedarse sin ninguna de ellas.
—Ve a la página ciento seis, es una de mis favoritas. — Pidió el castaño y él sólo acató la orden.
El inicio de las palabras estaba pintado de amarillo, las esquinas estaban dobladas y un par de dibujos mal hecho fueron esparcidos por todos lados. Dejando en evidencia lo maltrato que ha sufrido el libro al ser leído un gran número de veces.
—Descubrí su nombre, pero no me atrevo a decirlo en voz alta. Se avergüenza mucho de ello, aunque aún no sé por qué. He de suponer que es una especie donde el sentido de identidad es muy fuerte — frunció el ceño —. Creo conocerlo bien y, a la vez, vuelvo a sentir que somos un par de desconocidos. Veo que su orgullo está herido, el mío también lo está y eso no le permite volver al fondo del mar, a su hogar.
Su boca se abrió con sorpresa, había mucho más por leer, pero por el momento cree que es suficiente.
—Depende mucho quién cuenta su parte de la historia — Tae tomó otro libro entre sus manos, uno de aspecto más nuevo —. Esto lo escribió mi tío, Kim Jaehyung, por lo que no confío para nada en él. Siempre estuvo en contra a lo que nos han venido contando del abuelo Katayama, reacio al tema y fue muy conveniente que, de un día para otro, empezó a cantar a diestra y siniestra que el tritón lo atacó mientras descansaba en la playa. Ridículo.
—Vienes de una familia de escritores — el rubio estuvo indagando más por los textos antes de escoger uno, de apariencia lúgubre, que tenía un par de ojos grises en la portada —. Hijo del mar y luna — recitó el título —. ¿Qué hay de este?
—Oh, ese es uno de mis favoritos. Aunque es más ficción, al principio lo aclaran — en efecto, las primeras páginas son aclaraciones que nada de allí era verdadero —. Trata sobre que, el tritón, antes fue un niño que murió ahogado en esta playa. La luna aprovechó tal suceso para poder cumplir sus sueños, el de ser madre.
» Junto a la espuma del mar y su ayuda, ambos se aliaron para conservar ese espíritu inocente y les pidieron a los dioses que les ayuden a convertirlo en su hijo, lo cual su petición fue aceptada, pero con un par de condiciones. De allí el nombre, un niño con cola de pez con la tarea de asistir a quienes lo necesiten a cambio de una vida eterna.
Jimin miró más interesado lo que aguardaba en sus manos, definitivamente, quisiera tener tal imaginación para crear historias así.
—Pero la mayoría de estos libros, en los que el tritón no es el monstruo, no son muy vendidos o conocidos. Sólo les gusta leer odio y generar miedo solos — el castaño terminó por recostarse en la madera —. Puedes empezar con cualquiera, pero te recomiendo el de mi abuelo Katayama. Tenemos toda la noche.
Fue ignorado por completo cuando el contrario agarró un cuento. Vio a su alrededor después de que una brisa helada les abrazara de improvisto, giró varias veces su cabeza en distintas direcciones con la esperanza de ver algo tras sentirse ligeramente observado, pero no consiguió nada, incluso si apuntaba con su linterna.
Un poco rendido, recargó su espalda en el barandal del muelle, dándole la cara al sur de la playa. Como Taehyung se lo sugirió, comenzó con el libro llamado Tritón y yo, escrito por su familiar. Un título simple y llamativo a su parecer, también el hecho que esté relatado como un diario le fascinaba porque así siente que la lectura será más íntima.
No era una actividad que le disgustara, pero tampoco era fanático de ella. Para una persona que encuentra comodidad en el ruido y alboroto, estar sumergidos en el silencio de la noche – sin contar a los animales que cantaban siempre – le era imposible, solía distraerse con mucha facilidad.
Estuvieron así por un par de horas, es muy probable que estén cerca de las dos de la mañana, lo desconocían al no haber traído ningún reloj. El cansancio se apoderaba de sus cuerpos al igual que el frío, la marea hacía su ascenso desde hace un par de minutos y algunas gaviotas se posaron cerca ellos.
—Creo... — bostezó el rubio — Creo que ya debemos volver.
Sin embargo, no se movió de su posición y su nuevo amigo tampoco. Al estar uno al lado del otro, sólo optó por zarandear su brazo izquierdo, sin ninguna respuesta.
—Taehyung — le llamó, pero lo encontró dormido una vez lo vio —. Taehyung, ya hay que irnos — notó que las olas turbulentas se avecinaban, un riesgo para los libros —. Vamos a mojarnos si seguimos aquí.
El castaño seguía sin responder. No comprendía cómo tuvo comodidad en el piso del muelle, él ya sentía su espalda doler a infiernos. Sus piernas complementaban hacerle parecer una estrella de mar, ambos brazos los tenía a cada lado de su cuerpo y uno de ellos incluso fuera de la madera.
Y no supo qué decir cuando vio cómo una mano, de aspecto gris y pálido, tomó la extremidad del contrario para volverla a poner dentro de la plataforma en la que estaban.
Sus ojos se abrieron de par en par, dejando por completo en el olvido su sueño. De reojo pudo notar una cabellera negra, misma que se sumergió al agua sin nisiquiera darle espacio para poder pestañear.
¿Acaso era...?
Sólo pudo gritar y golpear con todas sus fuerzas a Taehyung para que se levantara de una vez por todas.
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