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Posada navideña

—¿Cómo me veo? —preguntó el rubio antes de girarse y dejarle tener un buen vistazo de su sensual cuerpo. Sehun tragó duro y sintió a su boca secarse mientras asentía. ¡Santo cielo! Su esposo era en definitiva la cosa mas bella que él había visto jamás.

—Te ves increíble, Lu —dijo Sehun, sin aliento.

Luhan solo rio de esa hermosa manera en la que solo él podía hacer y se giró de nuevo para mirarse en el espejo.

Él se veía tan pero tan bello con su traje. En palabras de Sehun, no había forma posible en que Luhan se viera "mal" con nada, pero aún así sabía que secretamente a su esposo le gustaba escuchar sus elogios, así que actuando como el buen y enamorado esposo que era, él simplemente lo complacía.

Suspirando, Sehun apartó la mirada para volver su atención al frente.

Su reflejo estaba bien. Su cabello de un negro intenso estaba perfectamente acomodado y su rostro de piel blanca lucía claro y limpio.

Es decir, sí, no lo iba a negar, él incluso podría decir que era "guapo". Mas no era su propia opinión la que le hacía pensar de esa forma. Era mas bien por todas esas veces en que había escuchado a Luhan decírselo en el pasado que él solo terminó por creérselo en algún punto.

—Que bien te ves, amor —dijo Luhan posicionándose a su lado. Relajándose, vio al hombre mas bajo apoyar su cabeza contra su hombro.

Ellos se estaban, de hecho, arreglando para asistir a la posada que la empresa en la que Sehun laboraba llevaría a cabo esta noche. Al final, aunque había tratado por todos los medios posibles de que no se enterara, la bola de metiches de sus compañeros habían ido personalmente a su casa para hacerle a Lu la entrega de la dichosa invitación.

"Solo para asegurarnos de que llegue a ti" había dicho Minseok antes de depositar la tarjeta en las manos de su esposo y mirándole acusatoriamente con los ojos entrecerrados, Baekhyun incluso le hizo una seña llevando dos de sus dedos a sus ojos y después de regreso hasta él, para hacerle saber que lo estaban observando.

Maldito el día en que le había dejado a Junmyeon tener su dirección. Aunque siendo éste su jefe, no es como si hubiese tenido alguna otra alternativa en realidad.

Además, Luhan le había puesto su mejor carita de "ten piedad de ellos" en cuanto hubo visto cómo fulminaba al hombre de ventas con la mirada. Y bueno, sí, él no podría enojarse, mucho menos cuando vio a esos ojitos brillantes y al pucherito que hizo el objeto de su amor.

Ah, él era tan débil ante sus encantos.

Su pobre corazón, aunque muchos no creían que tuviera, se derretía cada vez que Luhan se mostraba así de tierno. A veces, hasta terminaba olvidándose de la diferencia de edad que existía entre ellos. A decir verdad, a él nunca le había importado una cosa tan banal como aquella.

Cuando estuvieron por fin listos, Sehun condujo todo el camino hasta el edificio en donde se llevaría a cabo la celebración. Junmyeon, para demostrar cuan orgulloso se sentía de su empresa, decidió que ahí es donde se llevaría a cabo la posada para sus empleados.

—Wow, sí que le han puesto empeño —soltó de forma maravillada Luhan mientras bajaban del auto. 

Sehun tenía que darle el crédito a los organizadores en esta ocasión, que si su memoria no le fallaba, habían sido Zitao, Minseok, Baekhyun y hasta el alto jefe de seguridad. Aunque este último le resultaba algo extraño de que se hubiera visto involucrado, pero bueno, ¿qué mas podía decir?

Las personas eran tan complejas de entender a veces.

Poniendo una mano tras la espalda de Luhan, Sehun le indicó el camino que debía seguir hasta las dobles puertas de entrada. Abriéndolas para él, dejó que el rubio entrara primero.

Si por fuera las decoraciones eran sutiles y ya podrían ser consideradas bonitas, por dentro del edificio no se contuvieron ni un poco en derramar su creatividad. Todo el lugar estaba cuidadosamente adornado con varias tiras de focos navideños, además de que las luces eran tenues y relajantes, nada demasiado ostentoso sino mas bien reconfortante. A Sehun le hizo sentir como en casa.

Dos cosas sucedieron en el momento en que ambos pusieron un pie dentro.

La primera de ellas es que todas, absolutamente todas, las miradas se posaron de forma-nada-disimulada sobre ellos. Sehun se sintió algo cohibido por la atención que estaban llamando.

La segunda cosa que ocurrió fue que Luhan, ignorando deliberadamente las miradas que había, como siempre, acaparado, casi corrió lejos de su lado para reunirse con Zitao. El otro hombre hasta había dejado botado y hablando solo al contador en cuanto hubo reparado en su llegada.

De igual forma el mas alto empezó a caminar hasta ellos, así que a Sehun no le quedó de otra mas que dejar a la puerta cerrarse y suspirar profundamente. Esta iba a ser una noche muy larga para él.

Sentía las intensas miradas cayendo sobre su persona y eso que él nunca había sido fanático de aquello. Esta era una de las razones por las que odiaba salir con Luhan. La gente a su alrededor tendía a quedar tan maravillada con su increíble apariencia que se terminaban llevando toda la atención.

Ah~ Lo que hacía por amor.

—¡Hey! Has venido.

Dijo una molesta voz a sus espaldas. Era Junmyeon. El tipo tenía el descaro de reírse en su cara al ver su evidente incomodidad. El gerente se veía tan feliz, envuelto en su traje súper caro.

Sehun le dio una rápida mirada de reojo antes de bufar resignado. Claro que él sabía la verdadera razón por la que a Sehun no le gustaba ir con su esposo a esta clase de eventos. Y la verdad es que, odiaba tener que ver a su hermoso rubio hablando con otros hombres, mujeres y hasta con los inofensivos niños. Si fuera posible, también le molestaba verle acariciar a los animalitos callejeros.

Sus tripas se retorcían y se enredaban duramente dentro de su estómago cada vez que volteaba y veía como Luhan le daba abrazos a todo el mundo. "Él solo debería abrazarme a mí", es lo que le gustaría decir, pero incluso si hería su orgullo debía admitir que resultaría muy embarazoso decir eso frente a Luhan.

Su esposo se reiría en su cara si le daba un motivo tan infantil como aquel.

—Hey, hey. Quita esa cara, bájale dos rayitas a tu celocímetro, ¿quieres?

Dijo Junmyeon mientras le daba un codazo amistoso. Al menos eso consiguió que desviara su atención mientras Luhan abrazaba a Minseok y después a Chanyeol.

—No sé de qué hablas.

Dijo para quitárselo de encima, pero en su lugar, el hombre solo soltó una risotada y le rodeó los hombros con su brazo, atrayéndolo así mismo para un abrazo.

—No te hagas, Sehun. Hasta aquí puedo sentir los instintos asesinos que te embargan cada que tu lindo esposo habla, toca o hasta respira cerca de cualquiera que no seas tú.

Sehun bufó hastiado, pero no se apartó. Muy (pero muy) en el fondo, veía a Junmyeon como un buen amigo. Claro, siempre y cuando el mencionado no estuviera complotando en su contra. Lo que era la mayoría de las veces.

Inmediatamente después de su llegada empezaron a cercarse Yixing y Kyungsoo, este último venía tambaleándose y era sostenido a duras penas por su asistente. Aquello no hizo mas que hacerle fruncir el ceño con extrañeza.

—Shehun~ Felish navida~

Saludó el hombre mas pequeño, apartando al chico que le ayudaba de un empujón y finalmente acercándose a trompicones hasta él. Sehun apenas y fue capaz de extender el brazo a tiempo para recibir el cuerpo del hombre que se estrelló contra su pecho, sacándole el aire de los pulmones. Estaba pesadito para ser tan pequeño.

—Ha estado bebiendo mucho.

Se disculpó el joven moreno mientras le regalaba una sonrisa apenada acompañada de un marcado encogimiento de hombros.

Lo único que le faltaba, tener que lidiar con borrachos. Si no fuera por que Luhan en verdad quería venir él jamás lo hubiera sacado de casa. En estos momentos podrían incluso estar acurrucados en su sofá favorito, viendo películas y tomando chocolate caliente como usualmente hacían en estas fechas.

Pero no, en su lugar Sehun cargaba con un borracho semiconsciente que trataba de darle un beso en la mejilla a toda costa, mientras a solo unos cuantos metros de ahí su hermoso rubio daba una vuelta en su lugar a petición del recepcionista, Baekhyun, para que así pudieran obtener un mejor vistazo a su figura.

Sin querer se le escapó un gruñido indignado. Baekhyun chilló algo mientras Minseok aplaudía sonoramente llamando así mas atención innecesaria hasta SU esposo.

—¡Oh, hola jefe!

¡Y otra vocecita!, pero ésta molesta en una menor medida. Ya que incluso hasta había aprendido a apreciarla.

Se giró entonces hasta el dueño de ese peculiar tono, encontrándose con Chen quien venía trotando hasta su lado.

—Feliz navidad.

Dijo mientras llevaba otra copa a sus labios. Sí, quizás si tomaba, su sangre dejaría de arder cada vez que viera a alguien peligrosamente cerca de Lu.

—Feliz navidad, ¿y Luhan?

Preguntó el de cabello rizado mientras alzaba la cabeza y trataba de mirar sobre sus hombros, como si mágicamente Luhan fuera a aparecer detrás de él. Suspirando, señaló con un movimiento de cabeza hasta el grupo de gente que se hallaba reunida a unos metros de ellos.

—¡Oh, wow! Él en verdad se ve genial en traje. ¡Cielos! y pensar que cuando lo conocí creí que era muy bello incluso cuando andaba en fachas, como él nos dijo, jaja.

Sehun frunció el ceño pero el chico ni lo volteó a ver, él ya estaba demasiado ocupado ignorándolo por completo y yéndose hacia el otro grupo. Sehun suspiró cansinamente, esta se había oficialmente convertido en la posada mas pesada de su vida.

Optando por no hacer mas tediosa su estadía aquí, y viendo que ya había sido brutalmente dejado de lado, se decidió por ir a sentarse.

Echando una rápida mirada por el lugar dio con las mesas, que en su mayoría estaban vacías pues la gente estaba mas bien aglomerada en pequeños grupos que permanecían de pie.

Así que ahí fue a donde se dirigió primeramente.

Acababa de posar su trasero contra la silla cuando alguien tomó el lugar contiguo al suyo. ¡Argh!¿que acaso hoy todos se habían puesto de acuerdo para no dejarle disfrutar de su amargura en paz?

—¿Y ahora qué quieres Jun...?

Pero se calló en cuanto volteó y vio que a quien se estaba dirigiendo, en realidad, no era Junmyeon sino... ¿cómo era que se llamaba?

—Hola de nuevo. Dijo el hombre. 

Sehun se acomodó en su asiento y trató de hacer funcionar a su cerebro.

—Jongin —dijo al fin, al ver que él no lograba dar con su nombre.

—Lo tenía en la punta de la lengua.

Murmuró desinteresadamente mientras tomaba otra copa de una de las charolas en las que las meseras iban ofreciendo bebidas para todo aquel que gustara de una. Jongin también tomó para sí mismo.

—Ajá...

Resopló el moreno mirándole de reojo y riéndose de lado. Él también se veía bastante guapo, debía admitir.

Incluso podría decirse que lucía mas como un jefe que su verdadero jefe. Que ahora que lo pensaba...

—¿Y Kyungsoo?

Se atrevió a preguntar al ver que el mas bajo no andaba cerca, en el fondo estaba algo preocupado pues éste apenas y se podía sostener de pie la última vez que lo vio.

El moreno agitó su cabeza al frente, hacia un grupo delante de ellos, antes de agregar de forma resignada:

—Bailando.

Y efectivamente, cuando Sehun siguió la línea invisible de su mirada, se encontró con el hombre bailando desenfrenadamente al son de una canción que Sehun jamás creería que se podría llegar a bailar con tanta ímpetu como el pelinegro lo hacía en estos precisos momentos.

Kyungsoo estaba a la mitad de una improvisada pista de baile, se había aflojado la corbata y su camisa estaba fuera de sus pantalones. No había ni rastros del saco por ningún lado.

Sehun casi dejó caer su quijada por la impresión. En todos sus años trabajando aquí, esta era la primera vez que esta faceta suya era rebelada a él.

—¿Qué pusiste en su bebida?

Quiso saber, ya que en definitiva, ese no era un comportamiento ni de cerca habitual en el mas bajo, Sehun nunca antes había visto al gruñón del jefe de presupuestos tan alegre. La bonita risa del joven a su lado le hizo girar en su dirección, ahora si que le estaba prestando verdadera atención.

—Nada. Él es solo un muy mal perdedor ¿sabe? Cuando le dije que yo podría acabar con un bar entero sin embriagarme se rio en mi cara. Sus palabras exactas fueron algo así como "Ay, sí, ajá. Un mocoso me va avenir a presumir a mí de su aguante".

Sehun vio cómo el joven sacaba su teléfono celular y grababa un video, además de tomar unas cuantas fotos para tener pruebas reales de la humillación pública de su jefe.

—Jejeje. Esto me dejará mucha diversión por lo que queda del año~ de haber sabido que mi jefecito no tenía aguante le hubiera puesto a prueba hace mucho.

Canturreó el moreno, demasiado orgulloso de su reciente descubrimiento. "Incluso podría pedir un aumento", agregó felizmente mientras enfocaba la cámara en un nuevo ángulo y sacaba mas fotos del borracho hombre. Kyungsoo continuaba bailando y reía de forma alocada debido al alcohol en sus venas.

Al menos alguien sí está disfrutando de la velada, pensó con ironía.

Lo bueno es que ya no debía trabajar por hoy. Eso sí, la resaca de mañana la iba a recordar por siempre, aunque si bien estos osos que estaba haciendo nunca serían ni remotamente reconocidos por el hombre. Para su suerte o desgracia, su buen asistente le estaba guardando las pruebas irrefutables.

—Así que bebieron.

Musitó, ahora entendiendo mejor la situación. Claro, solo así se imaginaba a ese serio hombre aceptando algo tan descabellado como un reto y encima, contra un muchacho.

Es serio, a veces Sehun creía que estaba rodeado de puros niños en vez de adultos. El moreno asintió.

—Sep, él quedó fuera de combate a la séptima ronda.

Alardeó.

Sehun sintió pena ajena, no dudaba en que Jongin le terminaría ganando a Kyungsoo.

Se debía estar muy loco para que, siendo un hombre de su edad, pensara que iba a ganar contra un jovencito para el que la fiesta parecía ser el pan de cada día. Mas aún y cuando el hombre en cuestión a duras apenas y bebía del ponche que servían en años anteriores a que el moreno se incorporara. Cielos, ¿en qué estaba Kyungsoo pensando cuando retó a este chico?

Ah claro, era muy orgulloso como para aceptar que un mocoso tuviera mas aguante que él, que era un "hombre".

Sehun desvió la mirada. Ahora el jefe de presupuestos estaba llorando desconsoladamente mientras balbuceaba cosas como "hace dos años no me cuadraban tres centavos para el reporte" o "números y mas números, ellos nunca cuadran", "debí ser maestro de secundaria", todo mientras un ya hastiado Yifan, que por desgracia permanecía a su lado, ponía los ojos en blanco pues es él quien se debería estar quejando si de cuadrar cosas estamos hablando.

Cuando enfocó a un lado, vio como su esposo seguía charlando animadamente con su grupo de compañeros mientras tomaban comida de la mesa del buffet. El rubio, tal vez sintiéndose observado, desvió su atención de algo que le decía el alto guardia para concentrarse en él.

Sehun sintió una sonrisa extenderse en sus labios cuando su esposo lo encontró mirándolo y sonrió hermosamente en su dirección. Su corazón saltando fuerte en su pecho por ese simple gesto. Él en serio amaba tanto a este hombre.

—Es increíble...

Sehun salió del trance, sintiéndose muy avergonzado de haber olvidado por un segundo la presencia del jovencito a su lado, mientras volvía su atención a éste. El moreno sonreía mirándole fijamente.

—¿Qué es increíble?

Preguntó. Nada mas quería oír que dijera que su lindo rubio y...

—La forma en la que su rostro se suaviza cuando ve a su esposo.

Finalizó el joven antes de ponerse de pie y empezar a alejarse. Él dijo algo parecido a "Ok, ya es hora de parar con esto, si él se entera de que lo dejé ponerse en ridículo a sí mismo, me correrá" mientras se iba yendo.

Y ahora estaba de nuevo solo. Aún procesando las palabras que el joven apuesto le había dicho antes de marcharse. ¿Realmente su rostro se suavizaba cuando miraba a Luhan?

Su ceño se frunció profundamente, tanto que seguramente sus cejas se juntaron.

Sehun era capaz de ver todo con increíble claridad desde su cómodo asiento. Cada persona en la estancia y todas las elegantes y sofisticadas decoraciones que habían predispuesto para adornar el complejo.

Esta vez Kyungsoo, Yifan y Zitao se ve que habían cooperado muy bien, uniendo fuerzas y trabajando en equipo, dejando de lado sus diferencias y sus constantes peleas.

La magia de la navidad, se dijo a sí mismo.

La comida que se sirvió era deliciosa y la sidra y el ponche eran magníficos también. Si acaso había una sola cosa mala sobre esta celebración, era que su esposo había sido arrastrado de un lado a otro, en pocas palabras, alejado de él desde el mismo instante en pusieron un pie dentro.

—¿No estás disfrutando de la fiesta?

Indagó una nueva voz a su lado. Esta vez era Yixing, el hombre llevaba un pequeño plato donde tenía recolectados diversos pastelillos que ya había probado, como pudo constatar al notar que todos sin excepción estaban ya mordidos.

—No es eso...

Empezó a decir pero fue interrumpido de nuevo.

—Ahh~ es por la falta de tu belleza rubia.

No fue una pregunta, mas bien una afirmación.

Sehun asintió resignado. El hombre entonces rebuscó algo dentro del bolsillo de su pantalón y cuando lo encontró, lo extendió en su dirección. Sehun enarcó una ceja al ver lo que era pero lo tomó de todas formas.

—Esto es...

—Úsalo con sabiduría.

Le dijo el chino antes de guiñarle un ojo y ponerse de pie, él se fue antes de que incluso pudiera decir un "gracias".

Sehun le vio entonces aproximarse a un alegre Junmyeon que conversaba animadamente con sus trabajadores. Él era un buen jefe, eso debía admitirlo. En estos momentos se encontraba hablando con una mujer de limpieza y un mensajero.

Sehun sonrió sin pensarlo, entonces miró de vuelta a lo que Yixing había dejado en su mano.

Sí, él definitivamente iba a usarlo.

La fiesta terminó con unas rifas, brindis y mucha, mucha comida, todo hasta que no quedaba ni una sola alma insatisfecha. Para cuando el momento del final de la posada llegó, Jongin y su jefe Kyungsoo iban ya bien pasados de copas, ambos con un brazo sobre los hombros del otro y tambaleándose mientras cantaban alguna reconocida balada navideña.

Chen iba detrás de ellos, cuidando que no se mataran, mientras un divertido Minseok les tomaba video al tiempo que abría la puerta trasera de su coche para arrojar a los dos empleados dentro. Ya le tocaría a Kyungsoo venir por la mañana en taxi a buscar su automóvil, por que definitivamente, hoy no estaba en condiciones para conducir.

Cuando los vio salir, Chen los reconoció de inmediato y les despidió agitando sus manos antes de subirse al lado del copiloto del coche de Minseok. Era un alivio saber que un adulto responsable se haría cargo de los dos mocosos y el borracho de Kyungsoo.

Sehun se giró cuando escuchó la risilla a su lado, Luhan lucía tan resplandeciente mientras las luces externas le daban de lleno, iluminándole el rostro. Él apretó mas duro el agarre en su mano y Luhan le miró, sus hermosos ojos parecían un par de estrellas. Estrellas que solo brillaban para él.

—¿Te divertiste, precioso?

—Claro que sí, amor. Tus compañeros son un encanto.

Mientras llegaban a su auto, vio como el alto guardia de seguridad le cedía su bufanda al bonito recepcionista que había decidido que un apropiado abrigo terminaría por arruinar su súper-genial-outfit navideño, como les había dicho, y se estaba congelando ahora que se hallaba fuera de la tibia calefacción interior del edificio.

El bajito agradeció el gesto y se puso la bufanda antes de montar la parte de atrás de la motocicleta del alto.

Sehun abrió la puerta para su esposo y luego rodeó el coche de nuevo hasta el lado del conductor. Antes de entrar, se detuvo y miró hasta el cielo. Éste estaba despejado y lucía tan en calma, así como él se sentía cada vez que miraba a Luhan.

Sonriendo, tentó "aquello" que Yixing le había dejado, descansando en el bolsillo de su pantalón y lo sacó fuera, envolviéndolo en su palma con cuidado. Entonces entró al coche.

Cerró la puerta justo cuando Luhan ponía la calefacción.

—Dios, hace un frío horrible~

Dijo con sus dientes castañeando, aún y cuando iba abrigado hasta mas no poder, mientras frotaba sus manos juntas para entrar en calor. Él siempre había sido muy friolento y mientras Sehun podía soportar con un saco y una chamarra, su esposo llevaba encima quién sabe cuántos suéteres debajo de su enorme abrigo. Que en realidad era enorme por que era suyo pero que por alguna razón Luhan amaba usar.

—Sí.

Musitó. Entonces tomó una profunda respiración. Luhan se giró hasta que sus bonitos ojos estaban sobre él, viéndole ansiosos.

—¿Qué sucede?¿por qué no arrancas?

Inquirió al ver que solo estaba sentado en su asiento, sin encender el auto. Sehun se volteó entonces y se encontró con su cálida mirada.

Inclinándose un poco, se acercó hasta su esposo. Luhan le miraba ahora divertido.

—¿Qué haces, cariño?

Preguntó riéndose nerviosamente. Sehun sonrió con autosuficiencia pues aún después de todos estos años todavía conseguía causar esas tiernas reacciones en el rubio.

Entonces, extendiendo su mano frente a Luhan, le ensenó lo que ahí había, descansando pacíficamente sobre la palma de su mano.

Sus ojos centellaron con entusiasmo y él chilló emocionado. Sehun se sintió muy tonto y probablemente se sonrojó.

—¡Oh, eso es...!

Dijo antes de tapar sus labios con su mano en un gesto que denotaba sorpresa.

—No quiero desilusionarte, Lu, pero en realidad no fue idea mía, un compañero me lo dio.

Explicó antes de que Luhan comenzara a sacar conjeturas apresuradas. Entonces tomó el pequeño muérdago artificial y lo elevó sobre sus cabezas. Luhan rio con ganas. Sehun amó cada segundo que su risa resonó dentro del coche.

—Aw~, eso fue muy lindo de su parte. Esto me trae muchos recuerdos, ¿a ti no, Sehun?

Indagó curioso.

Pero claro que sí lo hacía. Ellos se habían dado su primer beso bajo un muérdago también, hace ya mucho tiempo atrás. Una sonrisa tiró de sus labios y él también empezó a reírse.

—Me siento muy tonto ahora mismo.

Admitió mientras sentía a la vergüenza embargarle y llevaba una mano hasta su cara para cubrirse la pena. Ya no era un chiquillo para andar haciendo esta clase de cosas pero, en definitiva, el ver los ojos brillando tan entusiasmados en su esposo había valido la pena.

—No lo hagas, esto es muy romántico. Me gusta.

Afirmó Luhan antes de elevar una hermosa mano y depositar una suave caricia en su mejilla. Luego se movió en su asiento y alcanzó sus labios, uniéndolos así en un tierno beso.

Sehun cerró los ojos y dejó que su amado esposo tomara el control, sus labios eran cálidos y muy dulces. Para él: simplemente perfectos.

Luhan le besaba con tanto amor que hacía a su pecho inflarse con orgullo. Por que era él a quien esta belleza rubia amaba, a él y a nadie mas.

No se separaron hasta que una bocina sonó a sus espaldas, obligándoles a cortar su momento de romance.

A regañadientes, se alejó de su esposo soltando una baja maldición y se giró hasta el espejo retrovisor, dispuesto a asesinar al causante de que tuviera que abandonar los deseosos labios de Luhan.

Ni siquiera se sintió sorprendido cuando el hombre que le devolvía la vista era nada mas y nada menos que Yifan, el contador. El hombre avanzó con su auto hasta quedar a un lado del suyo.

Yifan se emparejó y bajó el vidrio, entonces tocó con los nudillos en su cristal. No tuvo mas remedio que bajar su ventana de igual forma.

—Que bueno que los alcancé. Toma, te has dejado el teléfono en una silla.

Y efectivamente, eso fue lo que le tendió. Sehun tuvo ganas de chocar su palma contra su frente, ese aparato estaba maldito. Lo tomó después de agradecer al hombre y por fin se dispuso a arrancar el coche.

Escuchó a Luhan suspirar a su lado.

—Sí, hoy fue muy divertido —dijo mientras dibujaba formas en su lado de la ventana.

—Que bueno que te haya gustado. Si no hubiese sido así, te habría sacado de ahí en seguida.

Afirmó, escuchando la melodiosa risilla de Luhan de fondo.

—¿Lo habrías hecho?

—Claro que sí, no te obligaría a estar en un lugar que no te guste jamás. Por nada en el mundo haría algo que te incomodara o que no te agrade.

—En ese caso, hay algo que ahora mismo no me agrada.

Mencionó aún dibujando.

—¿Es así?¿qué es? —preguntó con curiosidad.

—Estar aquí.

—¿Eh?

—Lo que has oído, cariño. Sácame de aquí ahora mismo. Deseo que me lleves rápido a casa y entonces me hagas el amor muy lentamente.

Pidió Luhan al mismo tiempo que giraba su hermoso rostro hasta el suyo.

Entonces Sehun sonrió y asintió. Lo que sea por su amor.

—Como ordenes, esposo mío.

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