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Perfecto

La casa estaba en silencio, así como el vecindario a esas horas, al parecer.

De pie, Sehun miró dentro de la habitación, apoyando su peso contra el marco de la puerta abierta. Una débil luz proveniente de la computadora portátil era la que proyectaba una gama de diversos destellos coloridos contra el rostro de su esposo. Luhan ni siquiera se dio cuenta de su presencia, tan inmerso como estaba en lo que hacía.

El rubio presionaba de vez en cuando algo en su teclado y en seguida se acercaba más a la pantalla. Sehun creyó ver sus lentes de descanso favoritos al borde de su perfilada y adorable nariz, esos que tenían una pequeña estrellita incrustada en el costado izquierdo.

Los labios de su esposo se movían silenciosamente, como pronunciando oraciones. Él sabía que Luhan solo estaba leyendo, y que así de atento como era, solo estaba procurando hacer la menor cantidad de ruido posible.

Cuando dio una ojeada a su reloj, Sehun no pudo fingir sorpresa al ver que eran pasadas las 2 de la mañana.

Luhan continuaba con su revisión en la computadora, cada vez más cerca de la pantalla. Una pulgada más y chocaría contra esta.

Alejándose de su lugar, Sehun se aclaró la garganta. Su esposo dio un respingo antes de girarse y por fin notarle en la entrada.

—Ah, cariño, eres tú —murmuró el rubio con voz adormilada.

Levantando los lentes sobre su cabeza, se restregó los ojos antes de bostezar. Sehun caminó dentro, junto a su esposo.

—Son las 2 de la mañana —Anunció mientras se detenía a un lado de su sillón giratorio.

Luhan miró hacia la pantalla y suspiró con cansancio. Se dejó caer hacia atrás, chocando contra el respaldo.

—Lo siento, ¿te he despertado?

Sehun negó y estiró un brazo, posicionándolo sobre el respaldo.

—Para nada. Quería un vaso de agua y me imagine que seguías trabajando, así que te traje esto —Levantó la taza que traía en una de las manos—. También recibí un mensaje de Minseok, quería saber si irás el domingo al almuerzo que hará en su casa.

Su belleza rubia dirigió sus extrañados ojos en su dirección, aún descansando contra el sillón. Sehun se adelantó y dejó la taza sobre el escritorio.

—Gracias. ¿Que si iré? ¿No querrás decir "iremos"?

Encogiéndose de hombros se limitó a repetir lo que su compañero de trabajo le había dicho mientras regresaba a su lugar.

—Él dijo que podía "ir si quería", pero que tú no podías faltar.

Luhan rio y negó divertido.

—No iría sin ti.

Sehun asintió en acuerdo.

—Esa es probablemente la razón por la que me invitó en primer lugar.

Luhan rio de nuevo. Sehun adoraba oírle reír. Alegre y sinceramente quizá por primera vez en días.

Echando una mirada a la computadora, comprobó sus sospechas. Su esposo aún estaba con la revisión de la presentación de su proyecto. El rubio había trabajado de lleno en ello durante mucho tiempo y había pasado ya varias noches arreglando su presentación ejecutiva. Desde que su jefe le había dado la oportunidad de presentar la propuesta, ese era el único tema del que hablaban en casa.

Eso y los últimos chismes que se habían suscitado en la empresa. No era que a Sehun le gustase andar de entrometido, pero era inevitable no enterarse si Baekhyun se lo proponía.

Esta vez había una nueva apuesta en juego entre los oficinistas. Algo que implicaba a Junmyeon y en lo que Sehun por supuesto no había perdido la oportunidad de participar. Ese amigo traidor lo tenía bien merecido.

—Pero espera, ¿por qué Minseok te enviaría un mensaje a estas horas? —Interrogó su esposo al darse cuenta. Sehun se encogió de hombros.

—No lo sé. No soy quién para juzgar sus hábitos de sueño. Míranos, después de todo.

Escuchó el suspiro de Luhan y lo vio cerrar sus párpados por un momento. Aquella imagen siempre le había fascinado. Le encantaba ver los ojos de su belleza rubia, sin embargo, nada se comparaba al rostro relajado de su esposo.

Sehun estiró un brazo y se inclinó para alcanzar el rostro de su amor. Su piel era cálida y suave al tacto. Luhan se movió apoyándose en la palma de su mano.

Sus ojos se abrieron de nuevo y se miraron por un mágico momento.

—Luces cansado —murmuró, apartando un mechón de su frente.

Luhan sonrió a duras penas, pareciendo recuperar de repente todo ese agotamiento que Sehun vio al llegar.

—Lo estoy. No hay nada que desee más que acostarme.

—Eso se puede solucionarse fácilmente.

—Sí, solo dame un minuto, ya casi acabo —Anunció incorporándose. Su esposo regresó su atención al mouse para desbloquear la pantalla—. Le daré una última revisión a esto y entonces podremos...

Sin darle tiempo a continuar, Sehun hizo girar el sillón. Luhan exclamó en sorpresa, aún con el mouse inalámbrico en su mano.

Apoyándose con sus dos manos a cada lado del sillón, encerró a su esposo en su lugar. El rubio suspiró y bajó la mirada pareciendo comprender.

Él sabía que estaba tratando de entregar un proyecto excepcional, pero Sehun también sabía que muchas veces su esposo solía exigirse demasiado. Él quería que todo estuviera en orden y fuera perfecto. Eso le estresaba y lo ponía de mal humor, incluso llegaba a enfermarse.

A Sehun no le gustaba verlo siendo tan duro consigo mismo. Luhan era un hombre muy capaz y no necesitaba desvivirse por algo que había hecho tan cuidadosamente y que bien sabía que estaba prolijamente elaborado.

—Lu, amor, estoy seguro que las últimas veinte revisiones que le has hecho corroboran que no hay ningún error.

—¡Lo sé!... Lo sé, es solo que, no dejo de preguntarme si acaso dejé pasar algo, quizá mencionar algo importante. ¿Qué tal si he puesto algún dato mal? ¿Cómo voy a justific-?

Antes de que pudiera comenzar a alterarse más, Sehun decidió que era tiempo de devolverlo al ahora. Así que no lo pensó y solo se inclinó hacia abajo, presionando sus labios contra los de su rubio esposo.

Luhan dejó de quejarse de inmediato.

—Todo va a salir bien, Lu. Has trabajado duramente en esto y sé cuán cuidadoso has sido. No hay forma de que haya algo malo con tu proyecto. Lo has hecho bien.

En la oscuridad que los envolvía, únicamente el brillo de la pantalla iluminaba sus rostros aún en cercanía.

Sehun sonrió y sintió el momento exacto en el que su belleza rubia se relajó en su asiento. El rubio levantó sus brazos y le rodeo el cuello, atrayéndolo más cerca.

No había lugar más reconfortante que entre los brazos de la persona que amas, cuán cierto era aquello.

Sehun le sostuvo. Acarició su suave cabello y besó su rostro, centímetro a centímetro.

Finalmente, Luhan habló.

—Estoy angustiado, no quiero estropear esto, Sehun. Es importante para mí.

—No lo harás, cariño. Ten fe en ti, siempre has superado los obstáculos que tengas que superar para lograr tus objetivos, ¿por qué estás tan preocupado ahora?

Se separaron. Luhan le miró con esos hermosos ojos que tenía. Sehun creyó verlos brillar con lágrimas.

—¿Y si mañana que presente el proyecto es rechazado?

—No será rechazado. Es bueno, en serio lo es. Y si llegara a ser rechazado, ¿vas a rendirte? ¿Ahí se termina todo?

Luhan negó.

—Siempre puedo intentar algo diferente.

—Exacto, Lu.

Su esposo asintió, como si al pronunciar aquellas palabras se diera cuenta de las oportunidades que tenía.

—Sí. Oh, cielos, lo siento tanto. Estoy haciendo un drama por nada.

Luhan llevó las palmas de sus manos hasta ocultar su rostro detrás de ellas. Sehun no podía soportar ver cabizbajo a su esposo, así que con cuidado apartó sus manos.

—No digas eso. Es normal preocuparse, pero no puedes tener el control de todo, es imposible. Has hecho todo lo necesario para que este proyecto sea bueno, no dudes de tu capacidad.

Luhan se mantuvo en silencio. Y de la nada, él rio. Una risa alta que inesperadamente lo contagió.

Su esposo negó, limpiándose una lágrima traicionera.

—Es increíble que tú, siendo más joven, me estés dando lecciones a esta edad. Soy una vergüenza de adulto.

—Yo solo he hecho lo que tú haces por mí. Lu, no tienes idea de cuánto ha cambiado y mejorado mi vida desde que estás en ella.

Luhan le miró detenidamente y alargó el brazo para tomar la taza sobre su escritorio.

—Gracias, cariño. No sabía que necesitaba tanto oír esas palabras. Te amo, ¿lo sabes, verdad?

—También te amo. Ahora, vayamos a dormir porque si te quedas dormido y no llegas al trabajo, entonces sí puedes preocuparte.

Luhan llevó la taza hasta sus labios y bebió.

Entonces escupió el contenido que voló directamente a su cara.

—¡Oh, maldición, creí que era agua! —Sehun cerró los ojos, sintiendo el líquido comenzando a escurrir—. Perdón, Sehun, ugh.

—Pensé que si al final decidías quedarte a trabajar por más tiempo, necesitarías café.

Luhan limpiaba su rostro con las mangas de su suéter. Mientras Sehun continuaba con los ojos cerrados y dejaba a su esposo continuar, lo escuchaba hablar de las una y mil razones por las que odiaba el café amargo.

Rio mientras escuchaba las quejas y disculpas de su esposo por escupirle encima. Porque quizá Luhan no fuera perfecto. Sehun tampoco lo era. Ambos eran humanos después de todo.

Pero Sehun sabía que aunque Luhan no fuera un hombre perfecto, sí era la única persona perfecta para él.

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