Jacuzzi
El agua ondeó a su alrededor debido al suave vaivén de sus cuerpos.
Los suspiros suaves de Luhan hacían eco en el cuarto cerrado.
Sehun sintió los brazos de su esposo rodear su cuello, de forma lánguida él tiró un poco de su cabello.
Eso no hizo más que avivar la llama de su pasión.
Dejando su cabello libre, Luhan rodeó su cuello con ambos brazos, dejando que sus labios se deslizaban contra los de Sehun de forma lánguida y sin prisas.
Sus lenguas se enredaron lentamente en una danza pausada y suave, pero aún así exquisita.
Gimiendo débilmente en medio del beso cargado de ternura, Sehun sintió a Luhan derretirse lentamente contra él, su cuerpo suave presionando contra el suyo.
Con sus cuerpos húmedos, la piel se deslizó con mayor facilidad. Hubo un cosquilleo en su abdomen cuando el rubio ajustó su posición, rodeando sus caderas con ambas de sus hermosas y largas piernas.
Sehun casi siseó en el acto. Su pene duro y más que listo se deslizó entre las nalgas firmes de su amado.
Ajustando su posición, Sehun se movió a la par que Luhan, permitiendo que sus miembros se frotaran juntos.
Luhan se separó un poco, mordiendo su propio labio inferior mientras hacía a sus caderas girar, moliendose contra Sehun.
—¿Eso se siente bien? Espero que lo haga, porque es —Luhan cerró sus ojos, estirando un poco el cuello— magnífico para mí.
Sehun enterró su rostro entre su cuello, aspirando el aroma del jabón sobre la piel lisa de Luhan.
—Es perfecto —gruñó, aferrándose a las caderas de su esposo con una mano, y uno de sus glúteos con la otra.
El calor de su encuentro solo hacía al vapor concentrarse a su alrededor. Era casi sofocante, pero a ninguno de los dos le importó en realidad.
Tenían asuntos más importantes que atender.
Luhan era encantador, con una actitud tan chispeante y alegre. Era maravilloso.
Pero Luhan, siendo una belleza así de seductora, montándolo con vehemencia, era todo un sueño.
En su juventud, cuando Sehun solo pensaba en abrazar inocentemente a este hombre, nunca llegó a imaginar que algo como esto también era posible.
Luhan era despampanante en esta faceta. Y su pecho se hinchaba de amor por saber que todo esto era solo para él.
Que una persona tan perfecta podía estar entre sus brazos. Que podía besar, tocar y sentir todo de él.
Que Luhan podía entregarse tan confiadamente. Tan desvergonzadamente a Sehun.
Ambos se perdieron en el otro. Despacio y sin prisas se movieron al compás que sus corazones les pedían.
Sehun besó, lamió y mordisqueó cada pedazo de piel disponible y a su alcance.
Y Luhan gimió y disfrutó. Se deleitó libremente en el placer que Sehun podía darle.
Con cariño, sus manos se deslizaron por la espalda suave y magnífica de su esposo. Sehun acarició a su antojo, de ida y vuelta, sintiendo el estremecimiento involuntario de Luhan. Su esposo marcaba el ritmo, jugando y torturándolos a ambos, rápido y lento hasta casi perder la cordura.
Sehun gruñó de frustración y anhelo, tocando y tentando a su paso. El calor aumentó y su cabeza dio vuelta por el deseo.
—Me encanta que seas tan suave —dijo Sehun, acariciando su cintura. Sus dedos pasando suavemente por uno de los pezones ya sensibles de tanto jugar con ellos.
Luhan gimió descaradamente, y maliciosamente sonrió mientras acomodaba a Sehun detrás de él. La fricción sólo hizo a su frustración crecer.
—Mmm, puedo ver eso —dijo Luhan juguetonamente—. Sentirlo, más bien.
Sehun rio entre dientes, posando una mano en la cintura de su esposo para coordinar sus movimientos.
En este punto estaba en su límite y sabía que Luhan estaba más que listo.
Sehun había vertido algo de lubricante sobre una de sus manos y con suaves toques, se dispuso a tomar el miembro palpitante de su esposo entre sus dedos.
Luhan entreabrió sus labios, jadeando por la sensación.
—Sí, por favor.
Sehun lo vio cerrar los ojos y solo concentrarse en disfrutar. Él también se dejó llevar, sintiendo la calidez del cuerpo que se presionaba contra él con insistencia.
Luhan usó sus manos para sostenerse de sus hombros y cuando sus rostros estuvieron cerca, no perdieron la oportunidad de unir sus labios. Sus bocas batiéndose en duelo, con sus lenguas encontrándose. Sehun chupó y mordisqueó, deleitándose por los sonidos que Luhan emitía.
Como siempre, su esposo logró hacerle olvidarse de todo lo demás a su alrededor en cuestión de segundos. Él tenía ese efecto en Sehun en cualquier momento que estuviera cerca.
Sehun no conocía mejor sensación que esta, la de estar aquí con Luhan, sosteniéndolo fuertemente entre sus brazos mientras le demostraba cuánto lo amaba y deseaba.
No importaba qué tan duro lo intentara, cuando su lindo esposo estaba empeñado en obtener su atención, él lo lograba. Cuando Luhan deslizó su húmeda lengua sobre su cuello, en una lenta pero erótica caricia, Sehun se estremeció.
Ajustando su fuerza, Sehun cambió el movimiento, acelerando un poco el ritmo.
Luhan gimió y tembló porque así es como a él le gustaba.
El rubio dejó su frente caer contra el hombro de Sehun, dejándose llevar por el placer.
—Eres tan sexy, Luhan. No tienes ni idea de cuánto.
—¿Solo sexy? —Resopló Luhan, sin aliento.
—También hermoso y perfecto.
—Oh, tú sí qué sabes lo que es correcto para decir.
—¿Lo hago?
Sintió a Luhan asentir. Sus gemidos indicaban que estaba perdido en su propio disfrute.
Eso era bueno. A Sehun le provocaba gran placer hacer a su esposo temblar y retorcerse de pasión.
—Mereces un premio —anunció Luhan.
Entonces lo vio moverse levemente hasta alcanzar la botella tirada descuidadamente al borde de la tina.
Luhan le guiñó un ojo mientras abría la tapa del lubricante y echaba un poco del contenido pegajoso sobre sus propios dedos, regresando la botella en su lugar.
Luhan ya estaba acostumbrado a prepararse y ser preparado por Sehun. En estas cuestiones solo dependía de si estaba algo perezoso para dejarle hacerlo o demasiado ansioso para hacerlo por su cuenta.
—¿Ansioso?
—Mucho.
Y con eso dicho, Luhan se dispuso a un rápido estiramiento. Nadie conocía mejor su cuerpo que él mismo, y tal vez Sehun. Pero Sehun podría ser imparcial al respecto, él solo podía usar de referencia los gemidos y sollozos necesitados para evaluar su habilidad en estas cuestiones amorosas.
Acariciando los costados del rubio, se deleitó con el show personal que Luhan le proporcionó.
Como un ángel de cabellos rubios caído directamente del cielo para él, su esposo ronroneó, mientras enterraba lentamente sus propios dedos dentro de sí mismo.
La imagen era simplemente sublime. Luhan preparándose para su intrusión era la vista favorita de Sehun en el mundo.
Su cabello húmedo dejaba caer gotitas sobre su rostro y pecho. Y sus labios, rojos e hinchados por sus besos, proferían la más exquisita de las baladas.
Sehun se concentró en su rostro sonrojado y su pecho subiendo y bajando en rápidas respiraciones.
—Te ves precioso así —dijo, estirándose para capturar uno de los apetecibles pezones en su boca.
Luhan dio un respingo cuando su lengua avida lamió y chupó la protuberancia hasta que esta estuvo brillante con su saliva.
Sabía lo mucho que le gustaba a su esposo recibir halagos, especialmente cuando él se entregaba tan abiertamente a él. Luhan decía que lo hacía sentir poderoso.
Sehun sonrió, cerrando sus dientes solo levemente sobre el pezón derecho. Luhan tembló.
—Oh, sí... —gimió el rubio.
Sehun buscó a tientas la botella de lubricante, echando una generosa porción en su palma antes de acariciarse a sí mismo. Solo por si acaso. Estaba tan necesitado que se sentía débil y tembloroso. Torpe incluso mientras buscaba alinearse con su esposo, el cual se hallaba en la misma situación que él.
Suspiró, sabiendo cuánto necesitaban el alivio. Estaba tan duro que dolía. Y Luhan debía estar igual.
Cuando ajustó su posición, casi gritó su triunfo por estar en el lugar correcto.
Luhan torció el gesto en una mueca aliviada cuando notó lo que hacía. Sintió la punta rígida y húmeda de Sehun contra su entrada.
Sus ojos se encontraron y Luhan atrapó su propio labio inferior entre sus dientes.
—¿Listo? —preguntó Sehun.
—Siempre estoy listo para ti.
Con eso, Sehun se hundió lentamente en él.
Luhan se aferró al borde más cercano, necesitando el soporte.
Cuando estuvo dentro, Sehun se movió un poco de forma experimental, tratando de no hacerle daño de ninguna forma a su esposo.
Y todo lo demás fue solo solo ellos permitiéndose amar y sentirse el uno al otro con libertad.
Luhan cerró sus ojos cuando pareció dar con su punto especial de placer. Sus labios se abrieron y él jadeó. Sehun continuó disfrutando del calor envolvente.
Se sintió abrumado y tan dichoso.
Acercándose, aumentaron sus movimientos de subida y bajada.
Luhan capturó sus labios, besándolo de forma apasionada y también devotamente.
—Te amo, te amo tanto, Luhan —dijo Sehun, una vez que se separaron.
Luhan sollozo, cerca de su orgasmo.
— También te amo. Te amo, te amo y te amo.
Sehun gruñó y envolvió el pene de Luhan. El rubio cerró fuertemente sus ojos y continuó.
Sehun solo tuvo que agitar su mano un par de veces antes de que Luhan se tensara. Su esposo se perdió, gimiendo y moviéndose de forma descoordinada.
Y fue tan perfecto. El calor apretado y justo hicieron a Sehun terminar.
Ambos montaron su placer, disfrutando de las pequeñas réplicas finales. Luhan terminó desordenadamente, empezando un movimiento lento hasta finalmente detenerse, suspirando aliviado.
Respirando agitadamente, ambos se concentraron en el latido desbocado de sus propios corazones.
—Sé que soy demasiado pesado —dijo Luhan—. Dame solo cinco minutos.
Murmuró adormilado, una sonrisa colgando de sus labios. Un Luhan complacido era toda una masa moldeable, ronroneante y mimada.
Sehun negó.
—Esto está perfectamente bien.
Y para probar su punto, acarició perezosamente uno de sus brazos. Luhan se acurrucó más fuerte. El agua comenzaba a enfriarse y la cantidad que se había desbordado, bueno, ya no tenía sentido preocuparse por eso ahora.
—Qué bien porque no tengo fuerzas para levantarme.
Sonriendo, Sehun besó la frente de su esposo. El cabello húmedo se adhería a sus sienes. Lucía encantador.
—Puedes quedarte cuanto desees.
Luhan asintió.
Un rato después, Luhan comenzó a reír.
—Aún no he aprendido a leer tu mente —confesó Sehun.
Luhan rio aún más fuerte, aferrándose a sus brazos.
Acomodándose, envolvió sus brazos detrás de su cuello y lo besó.
—Te lo dije, un Jacuzzi era indispensable en esta casa.
Había un brillo travieso en los ojos deslumbrantes de Luhan.
Sehun se negó a responder.
Casi podía recordar cuando Luhan le dio la sugerencia.
"No es algo que quiera, Sehun. Lo necesito. Lo necesitamos".
Sehun había mirado con duda la cosa sin entender cómo podría ser mejor que una bañera o la regadera que ya era bastante buena para él.
Y aún así lo habían comprado solo para darle el lujo a Luhan. "¿Por qué no?", había pensado Sehun.
Solo ahora lo entendió.
¿Este innecesariamente grande y caro Jacuzzi?
La mejor inversión que ambos habían hecho jamás.
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