Amigos
—Ah, es bueno verlos de nuevo —exclamó un emocionado Minseok, llegando para encontrarse con ellos.
Una gran y sincera sonrisa adornaba sus labios mientras permanecía de pie junto a la reja de entrada a su hogar.
Abriéndola, extendió una mano para instarles a caminar dentro.
El de ventas vestía la ropa más cómoda que Sehun jamás le hubiera visto usar. Todo lo que conocía de él eran trajes y más trajes, por lo que una playera y bermuda estaban completamente fuera del alcance de su imaginación. Al parecer, también era extraño verlo a él vestido así, porque Minseok se detuvo al menos un par de segundos antes de recordar que él y su esposo seguían fuera esperando a que los dejara pasar.
Dándole un sencillo asentimiento a modo de saludo, ingresó a la vivienda, con su esposo vibrando de impaciencia siguiéndolo de cerca.
Sabía que el rubio estaba emocionado por tener la oportunidad de pasar más tiempo con sus compañeros de trabajo, especialmente después de que hubiera pasado un largo tiempo.
Al parecer, su esposo había causado una buena impresión en sus compañeros desde aquel inesperado primer encuentro, y cuando las presentaciones habían concluido, ellos todavía seguían interesados en conocer más de Luhan. Eso era algo que no le molestaba en absoluto, pues entendía de primera mano lo interesante que podría llegar a ser el rubio. Por lo mismo, no era extraño que a veces Luhan los mencionara o hablara con ellos.
Luhan no solo tenía una gran belleza y una divertida actitud que Sehun adoraba. Él también era amable y le gustaba conocer gente nueva. Después de todo, Luhan siempre fue bueno estando rodeado de amigos, se recordó.
Una vez dentro, no tomó realmente mucho el ser dejado de lado. El de ventas se giró y envolvió en un fuerte abrazo a su esposo, con este correspondiéndole gustoso.
—¿Fue difícil llegar? Espero que no —comentó Minseok, comenzando a andar después de asegurar su casa de nuevo. Sehun le siguió, dándole espacio al otro para que guiara el camino—. ¿Tuvieron algún problema para encontrar este lugar?
Su esposo se alejó de su lado, caminando a la par que el de ventas.
—Para nada —Se apresuró a contestar.
—Sehun tuvo que usar el GPS —admitió Luhan, dándole una mirada divertida.
Sehun chasqueó la lengua, sabiendo que no es que lo hubiera necesitado, pues solo quería estar seguro de que iba por el camino correcto.
Su compañero se atrevió a reír al ver a su esposo exponerlo, pero Sehun no pudo sentirse molesto con ninguno. Amaba a Luhan y Minseok... le caía bien.
El hombre de ventas continuó sonriendo abiertamente mientras los encaminaba hacia una lujosa casa que se alzaba frente a ellos. Esta era tan increíble que Sehun no tuvo más remedio que admitirlo en voz alta, haciendo a Minseok sentirse ligeramente avergonzado.
—¿Crees que es demasiado?
—Para nada. Es decir, si tienes el dinero, ¿por qué no darte el lujo?
—Sí, tienes razón. Eso mismo pensé cuando hice la inversión.
—Oh, me encanta la fachada —afirmó, Luhan. Al menos, de lo que alcanzaba a ver, Sehun también creía que era bonita—. Será un buen lugar para tu futura familia.
Minseok dio un pequeño respingo, soltando una risita nerviosa. El hombre se rascó la nuca.
—Ah, sí. Sí, lo será. Seguro.
Atravesaron un jardín delantero con pasto bien cuidado y recortado, que parecía lo suficientemente bueno como para acostarse sobre él sin que fuera molesto.
Al llegar a la puerta, Sehun se vio sorprendido porque no ingresaron a través de ella, sino que, en su lugar, caminaron rodeando la casa. Cuando alcanzaron la parte trasera, Minseok extendió nuevamente un brazo para enseñarles lo que había frente a ellos. El patio trasero estaba acondicionado con un corredor de madera que proveía de sombra a una cuarta parte del lugar.
Ahí, en el patio, Sehun se encontró con 6 pares de ojos que detenían sus actividades para verlos a ellos llegar.
Junmyeon fue el primero en alejarse del espacio abierto donde el sol sí daba, para caminar en su dirección.
—Sehun, ¿eres realmente tú o es solo un espejismo? —cuestionó su amigo, llegando hasta él y rodeándolo por los hombros. Sehun rodó los ojos—. Oh, y ¿qué tenemos aquí? Luhan, es bueno verte.
Junmyeon estiró la mano sobre sus hombros y estrechó la de su esposo. Luhan sonrió divertido ante su evidente incomodidad.
—Es bueno verte también, Junmyeon —admitió su esposo, moviéndose con él a la sombra.
—Oh, ¿qué veo aquí? ¡Mis ojos han sido bendecidos! —exclamó un ruidoso Baekhyun, dejando caer una pequeña pizarra blanca que tenía entre las manos, e incorporándose de donde estaba tirado, en un espacio cubierto con pasto, sobre una manta.
—¡Baekhyun! —exclamó con verdadera emoción su esposo, recibiendo al hombre que se precipitó sobre él, en su segundo abrazo del día por alguien que no era Sehun.
—Hey, ustedes, ¿y ese milagro? Creí que no vendrían —Escuchó que decía Yixing, sentado en una silla de madera cerca de la puerta trasera de la casa.
Sostenía un vaso con una pajita en forma de sombrilla y un sombrero adornaba su cabeza. Las gafas negras y enormes fueron levantadas para mirarlos, como para cerciorarse de que fueran ellos realmente.
—¡¿Qué?! ¡No! —gritó una voz diferente desde su derecha.
Sehun se giró en ese momento para ver a Yifan, el alto contador, salir corriendo por la puerta abierta que supuso daba a algún lugar dentro de la casa.
—¿Por qué has venido? ¡¿Por qué?!
Detrás de él, casi tropezando con el más alto y perdiendo una de sus chanclas en el camino, llegó Zitao, agitado y con un traste lleno de lechuga en sus manos.
Sehun los miró extrañado ante su tono frustrado y su apariencia misteriosa. ¿Qué exactamente estaban haciendo para tener el pelo revuelto?
Aún prendado de su lado, Junmyeon se rio. Una risa malévola y exagerada fue la que salió de sus labios.
—Ja, perdieron, ¡admitan la derrota! —Junmyeon los señaló a ambos con un dedo acusatorio y otra mano en su cintura. Al igual que ellos, él vestía con ropa cómoda.
El hombre más alto bufó, dando una patada a una pequeña piedra.
Sehun vio el intercambio suceder frente a sus ojos, cuando Junmyeon lo soltó y alejándose extendió su palma abierta. Entonces Yifan metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón y sacó su billetera, tomando un par de billetes fuera y poniéndolos en la mano de Junmyeon. Zitao hizo lo propio.
Junmyeon había comenzado a hacer un pequeño baile de la victoria cuando Baekhyun, que ya había soltado a su esposo y solo veía la escena, se dirigió al hombre.
—No lo creo, querido —dijo, tomando los billetes en sus manos.
—¿Qué? ¿Por qué me los quitas? —peguntó Junmyeon, luciendo confundido.
—Porque yo fui el de la idea —explicó Baekhyun, inflando el pecho con orgullo por su gran hazaña—. Toma, puedes quedarte con este.
Finalizó, tomando unos de los billetes y aventándoselo. Era el de menor valor, notó Sehun.
Junmyeon gruñó, pero atrapó el billete antes de que cayera de todas formas.
Ahora Baekhyun es quien hacía el baile de la victoria.
—Oh, sí vinieron —exclamó otra persona. Y solo entonces Sehun reparó en los demás ahí presentes.
Observó la enorme red blanca puesta en medio del espacio abierto, recubierto de más pasto verde. Entonces a los hombres ahí reunidos.
Chanyeol, el jefe de seguridad de la empresa, se hallaba encorvado ligeramente. Desvió la mirada para atrapar la pelota que venía hacia él y los miró de nuevo, sonriendo.
—Pensamos que no vendrían.
Delante de él, Jongdae y Jongin se enderezaron, limpiando el sudor de sus frentes con la parte inferior de sus playeras. El espacio abierto en el que se hallaban jugando al vóleibol no estaba cubierto por la sombra, así que el sol les daba directamente.
Los dos más jóvenes los saludaron con las manos, dando por terminado su juego ahora que Baekhyun se había levantado y dejado de contar los puntos.
—Hola, Lu —dijo Jongin, caminando hacia ellos.
Su esposo devolvió los saludos. Al parecer, aún recordaba la ayuda que había recibido del chico moreno y Yixing. Un pequeño problema del que Sehun no se enteró hasta que sus compañeros se lo hicieron saber. En fin, cosas del pasado.
—Ah, ¿por qué me han dejado solo en la cocin-? Woah, Sehun, viniste. —Esta vez fue Kyungsoo saliendo de la casa, con un delantal de bananas puesto, el que llamó su atención.
El hombre bajito cambió su ceño fruncido al verlos a ellos ahí de pie.
—¿A qué se debe el milagro? Oh, espera, ¡Rayos! Acabas de hacerme perder una apuesta —Y como por arte de magia, Baekhyun apareció a su lado, esperando el pago por una apuesta de la cual Sehun no quería preguntar.
Minseok resopló mientras Kyungsoo y Baekhyun entraban para buscar en la billetera del más bajo, con Yifan y Zitao siguiéndolos decaídos.
—Ignórenlos —dijo el de ventas, sonriendo y guiándolos a la mesa que habían sacado fuera, puesta bajo la sombra—. Pueden solo sentarse. Ya terminamos con la comida ahí dentro. Solo es cuestión de sacar todo —anunció.
—Oh, me gustaría ayudar. —Ofreció Luhan. Y tras recibir un asentimiento de aceptación, ambos se fueron, internándose en la cocina y dejando a Sehun solo.
Buscando por un lugar, se acomodó cerca de Yixing, quien había relevado a Baekhyun en su trabajo de marcar los puntos obtenidos, luego de que este se hubiera ido, mientras los otros cuatro hombres: Chanyeol, Jongdae, Jongin y Junmyeon, reanudaban su juego.
Tal y como había anunciado antes Minseok, lo único que faltaba era sacar las cosas y después de que ayudaran a traer la comida y los cubiertos, todo estaba listo para su almuerzo.
Sehun se sintió aliviado y, por primera vez, relajado al rededor de sus compañeros, y la razón principal era porque tenía ahí a Luhan a su lado, haciendo que convivir fuera mucho más sencillo. Se sentía lo suficientemente en confianza como para reír cuando a Jongdae se le cayó su comida y tuvo que volver por un nuevo plato y más comida acompañado por Minseok.
Sehun siempre había sido algo reservado y el que no le gustara relacionarse había terminado por convertirse en un problema. Y no fue hasta que Luhan le instó a llevarse bien con sus compañeros, que notó la necesidad de hacerlo. Y lo divertido que podía llegar a ser.
Con su esposo hablando y riendo con los demás, Sehun encontró verdaderamente agradable haber accedido a venir a esta reunión.
Sus compañeros comieron, contando anécdotas graciosas del trabajo, y muchas otras cosas que incluso Sehun no conocía sobre ellos.
Felicitaron especialmente a Kyungsoo y Minseok por lo deliciosa que estuvo la comida, y a Yifan y Zitao por su habilidad oculta para hacer ensaladas.
Cuando se cansaron de comer y Sehun sintió que no podría meter nada más en su estómago, se centraron en la plática.
Llamó su atención cuando Minseok lo miró fijamente.
¿Había preguntado algo?
—¿Qué? —Minseok soltó una risilla, pero repitió su pregunta.
—He dicho que, "¿cuándo cumples años, Sehun?" Llevamos trabajando juntos mucho tiempo, pero antes no éramos lo suficientemente cercanos —explicó.
—Ah, sí... —Sehun pensó de nuevo en todos los intentos fallidos de sus compañeros para acercarse a él. Y en cómo Luhan le había convencido de tratar de entablar relaciones de amistad con ellos.
Si no hubiera sido por esa noche en la que Jongdae, cuyo nombre ya se había aprendido, había ido a entregarle su celular, Sehun no estaba seguro de si habría avanzado tanto como ahora.
Sus compañeros veían en él un verdadero amigo, más allá que solo un compañero con el que debían trabajar.
Se sintió algo mal por haberles negado la oportunidad de conocerlo desde mucho antes.
Sonrió, pensando en que no les iba gustar su respuesta.
—Es el 12 de abril.
—Ya veo... espera, ¿el 12 de abril? ¡¿Eso no fue el viernes?! —notó enseguida el de ventas.
Sehun asintió.
—¡¿Qué?! ¿Cómo es eso posible? ¿Por qué no nos dijiste antes? —se quejó Baekhyun—. Nos vimos ese día y ¡no te di nada! —se lamentó el recepcionista, revolviendo sus cabellos—. Pude haber adornado tu oficina con globos y, ¡oh, por Dios! Pude haber hecho una fiesta sorpresa, ¡argh!
Sehun rio, nada sorprendido con la actitud exagerada del más bajo, quien amaba andar metido en todo. Especialmente si de celebraciones se hablaba. Era como él mismo se había autoproclamado: "el alma de la fiesta".
—Bueno, ya será para la próxima —intervino Junmyeon—. Estoy seguro que de cualquier forma, aunque no le hayamos dado nada, aun así tuvo una bonita celebración con Luhan, ¿no es así? —señaló Junmyeon, relajado en su asiento.
Sehun no lo había visto así en mucho tiempo, pero, al parecer, un día libre sí que hacía una gran diferencia. Desde que había tenido demasiada carga en el trabajo, y recientemente sin su asistente, más que nunca el hombre estaba saturado y estresado. Ahora se veía de la misma forma amigable de siempre.
—A-Ah, sí... —murmuró Luhan, moviéndose incómodo en su lugar. El rubio bajó la mirada, ligeramente avergonzado.
Cuando Sehun percibió el tono de su voz, supo que debía cambiar de tema. Rápidamente, si era posible
—Sí, sí, fue mejor así —dijo, notando las sonrisas de sus amigos—. No se preocupen por eso.
Oh, ahora no se sentía raro pensar en ellos como amigos.
—Ya lo creo —Baekhyun le dio una maliciosa sonrisa, que Sehun dejó pasar—. ¿Y tú, Luhan?
—¿Mi cumpleaños?
El recepcionista asintió.
—El 20 de abril.
—Oh, son del mismo mes —señaló Jongdae.
—Sí, lo somos —respondió su esposo.
—Espera, aún no ha pasado tu cumpleaños —exclamó de repente Baekhyun, levantándose de su asiento.
Luhan asintió.
—Así parece.
—¡Sí! —Celebró Baekhyun—. Oh, ¡tenemos que festejarlo! —sugirió.
—Me parece bien —dijo Minseok—. Podemos hacerlo aquí, ya que estamos reunidos todos.
—¿Qué dices Luhan, te gustaría eso? —preguntó Yixing.
Ahora al menos Sehun ya podía ubicar al chino que vio en la posada navideña hace un par de meses.
Su esposo le miró, quizá buscando su opinión. Pero realmente no era algo para que él opinara, después de todo, sería el cumpleaños del rubio.
Finalmente, Luhan pareció tomar una decisión. Asintiendo, les hizo saber su respuesta.
—Está bien —dijo—. Si es lo que quieren, pueden seguir adelante con ello.
Sus amigos parecieron satisfechos.
—Genial. Hagámoslo y así aprovechamos a cubrir el cumpleaños no celebrado de Sehun.
—Ah, eso no es necesario. Ya es suficiente con esta comida —dijo Sehun.
Tenía la esperanza de que le hicieran caso, aunque sea en esta ocasión, pero no fue así. Parecía que estaban decididos.
Así fue como vio a Junmyeon levantarse de su asiento.
—Iré al súper mercado por pastel. Minseok, ¿hace falta algo más? —preguntó, girándose hacia el anfitrión.
—Oh, no, Junmyeon, no necesitas... —intentó de nueva cuenta Sehun.
Junmyeon se giró hacia él, llevando una mano hasta su oreja, como si no lo oyera.
—¿Qué dices, Sehun? Que me agradeces. Cielos, gracias, no es nada, ya sabes, amigo.
E ignorándolo olímpicamente, el hombre comenzó a caminar fuera de la casa, una vez Minseok le dijo qué más podría hacer fatal.
—Oh, yo quiero ir, necesitamos comprar algunos adornos y otras cositas —dijo Baekhyun, poniéndose de pie y siguiéndolo.
—Iré a ayudar —dijo Yixing, posicionando una mano sobre el hombro de Sehun, para tranquilizarlo.
—¿Vas, Kyungsoo?
—Sí, hay que evitar que Baekhyun gaste su sueldo en adornos de fiesta —agregó, caminando junto con el hombre chino.
Sehun los vio alejarse. Ahora aliviado al saber que personas con sentido común estaría cuidando de las compras de los otros dos.
—Hey, en lo que ellos van a comprar, ¿qué tal un juego?
Preguntó Jongin, incorporándose y comenzando a caminar hacia el espacio abierto.
Jongdae y Chanyeol se levantaron tras él, y en seguida se le unieron.
La red y la pelota antes abandonadas en el patio trasero, de nuevo volviéndose el centro de atención.
—Claro, ¿por qué no? —dijo Tao—. ¿Quién quiere estar en mi equipo? ¿Yifan?
Frente a él, aún sentado, Yifan negó. Una mano posada perezosamente sobre su estómago; sus pies sobre una silla vacía.
—Ni pensarlo, no hay fuerza en la Tierra que me mueva de aquí —declaró, desparramándose mejor en su lugar.
—Oh, me gustaría jugar —dijo Luhan, ya más animado—. ¿Quieres unirte, cariño? —preguntó a Sehun.
—No, no, Lu. Prefiero quedarme aquí —dijo—. Mejor ve tú, yo te observaré.
Dándole un apretón cariñoso, vio a Luhan encogerse de hombros, soltándose del agarre.
—Ok —dijo su belleza rubia, ya de pie.
Le regaló una hermosa sonrisa antes de alejarse trotando el corto tramo hasta el espacio de juego. Amaba tanto que Luhan supiera entenderlo.
Desde que lo había conocido, su esposo, en ese tiempo un completo extraño, nunca lo había presionado a hacer algo que no quisiera. Y eso era algo que él apreciaba infinitamente.
Un momento después, se unió Minseok al equipo de Zitao, dejándolos solo a él y a Yifan sentados, viéndolos jugar.
Preparándose rápidamente y en sus posiciones, Sehun los observó dar inicio al juego.
Por elección mayoritaria, Sehun se volvió el contador del puntaje oficial. Mientras Yifan debía narrar el juego en voz alta.
Sin darse cuenta, Sehun se permitió la libertad de divertirse. Él había sido infinitamente feliz con Luhan en su vida, pero estos compañeros, estos amigos, eran importantes también.
El juego se volvió intenso en algún punto y por poco terminó ganando el equipo de Zitao, donde estaba Luhan.
Su esposo había dado el punto definitivo a su equipo, y se hallaba celebrándolo cuando Junmyeon regresó en compañía de los otros.
Con dos pasteles y más bebidas, todos los alentaron a tomar asiento en medio de la mesa, con ellos rodeándola.
De ese modo, a Sehun le tocó estar frente a un pastel y a Luhan frente a otro.
Sonrió al escucharlos corear la canción de cumpleaños. Y cuando sus ojos se desviaron a un lado y vio la sonrisa conmovida de su esposo, todo se suavizó en su pecho.
Su belleza rubia siempre tenía ese efecto en él.
Así que, aún sonriendo, cerró los ojos y pidió un deseo.
Siempre pedía poder estar al lado de Luhan, vivir una vida larga con él, sin embargo, en esta ocasión, deseó con todas sus fuerzas poder contar con estos amigos y su esposo en su lugar.
Cuando sopló la vela, que Baekhyun había comprado para su pastel, tuvo la convicción de que se haría realidad su deseo.
Abrazando a su esposo, depositó un beso en su mejilla y agradeció todo aquello que tenía en su vida.
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