Capítulo 36. La chica sombría
—¿Qué quieres decir con la cena?
—Ellos cenaran humano de orquesta. Ahí adentro se volverá un caos —me dio la espalda y se siguió arrastrando por el ducto. Al otro lado de la paredes se escuchaba el rasgueo de la madera, vidrios romperse y muebles volcarse mientras los gritos se iban apagando de uno en uno.
—¿Por qué me sacaste de ahí?
—¿Quería ver eso? La masacre a los humanos, masticar viseras y lo más repugnante, la orgia.
No respondí, pensar en eso hacía que se me helara la sangre. Simplemente la seguí. El ruido poco a poco fue menguando hasta quedar en completo silencio y oscuridad. Estuvimos vagando por los ductos varios minutos, hasta que el golpe de una puerta al otro lado de la pared hizo que nos detuviéramos. Me acerqué a las rendijas del respiradero para ver que era.
Era un hombre y una mujer teniendo sexo, no podía distinguir quienes eran, pero reconocí una voz, era Anthony. Me alejé inmediatamente.
Seguí vagando por los ductos buscando una salida, la chica sombría iba muchos metros delante de mí, no sabía a donde quería llevarme, pero yo ya estaba desesperada por salir de ahí.
Se detuvo.
—Es esa mujer— susurró— esta con sus amantes
Me acerqué nuevamente al respiradero y esta vez pude ver perfectamente a las personas en la habitación. Era mamá, Lord Byron y...
Las tripas se me contrajeron, iba a vomitar.
—No— moví la cabeza de un lado a otro, no podía ser cierto, no era real —sácame de aquí —dije en una súplica.
No sé cuánto tiempo pasó antes de salir de ese oscuro y reducido lugar, cuando me di cuenta, estaba en el baño de mis aposentos vomitando, vomité hasta que mi estómago dolió hasta que mi garganta se sintió quemada. Me despojé del pesado vestido y abrí el grifo para quitarme toda la suciedad y los recuerdos. Pegué mi cabeza al frío mármol, pero eso no fue suficiente, hice mi cabeza para atrás y di un fuerte golpe a la pared, la azoté una y otra vez. Quería sacar todos los pensamientos que tenía.
Era una familia podrida, una familia come humanos, una familia que no era familia, Rux estaba acostándose con mi padre y mamá con muchos hombres.
—Señorita, deténgase por favor —las huesudas y frías manos de la chica sombría me tomaron de los hombros —su frente está sangrando.
Sí, sentí el caliente liquido resbalando por mi rostro y escurrir por mi pecho hasta mezclarse con el agua.
La chica sombría me sentó en el borde de la bañera y curó la abertura que tenía en la frente, después me secó y me vistió. No le había prestado mucha atención hasta que comenzó a cepillar mi cabello y a tararear un cancioncita.
—Solía tener un cabello largo y brillante que bailaba con la brisa— dijo acariciando mi cabello —mamá lo peinaba todos los días mientras cantaba.
Intenté sonreír, pero simplemente no pude. Solo emití un ruido ronco para que supiera que la estaba escuchando.
—Ahora todo se ha ido— sus manos se detuvieron —estoy muriendo.
Sorprendida, levanté la vista, pero en el momento que lo hice vi mi reflejo a través del espejo, y me sorprendí aún más. La herida de mi frente aún estaba abierta, yo estaba mojada, desnuda y temblando, pero junto a mí no había nadie. Sin apartar la vista del espejo, toqué la mano de la chica sombría. Estaba helada.
—Tú... no tienes reflejo —susurré.
—No— susurro ella de vuelta.
Me aparté de ella.
—¿Por qué... ¿Por qué no tienes reflejo? —no respondió. Un escalofrió recorrió mi cuerpo— ¿eres un fantasma? ¿Un... un vampiro? —negó con la cabeza— ¿Tú... existes? ¿Qué eres?
—Soy un recuerdo.
—¿Un recuerdo de quién, de qué?
—No, una parte de mi aún existe y esa parte me ha pedido que te ayude.
La miré fijamente.
—¿Cómo es posible que un recuerdo este "vivo"?
—Existo porque esa persona quiere aferrarse a su pasado. Yo soy tu pasado. Soy lo que queda de ti.
Levantó su cabeza, mostrándome su rostro. Se me escapó un grito de terror. Su rostro estaba desfigurado, deforme, como hubiera sido corroído con ácido, parte de su piel estaba derretida y se veía la carne, sus labios habían sido arrancados y en vez de ojos tenía cuencas negras.
Di más pasos atrás, hasta que resbalé y caí de sentón en el suelo.
—¿Yo... tú... tú eres yo?
—Soy lo que queda de ti, de tu vieja yo —repitió.
—No lo entiendo ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Cómo tú eres yo? Yo soy yo, tú no puedes ser yo, si yo estoy aquí y tú no tienes reflejo, no existes.
Ella me ayudó a ponerme de pie.
—Existiré mientras conserves una pisca de lo que solías ser. Soy una reacción a la perdida de tu memoria, mi trabajo es recordar, ser quien solías ser, pero ahora tú estás cambiando y yo estoy muriendo, me desvanezco.
—¿Por eso luces así, porque ya no soy quién era? —asintió— entonces si vuelvo a recordar, yo... tú... ¿volverás a estar bien?
Sacudió la cabeza.
—Tú nunca volverás a recordar, nunca volverás a ser quien eras, el pasado no vuelve. Por eso estoy aquí, por ti, soy tu dolor, tu miedo, tu perdida, llevo tu alegría, tu valentía, tu felicidad. Yo soy tu antigua tú en el presente y tu antigua tú está cambiando, está muriendo. Dejaste de ser quien eras para ser Stella Lefebvre.
—¿Qué quieres decir?
—¡Stella! —tocaron mi puerta— ¡Stella, cariño! —era Tasha —¿puedo entrar, cielo?
—¿Pueden verte? —pregunté a la chica sombría.
—Mientras tú quieras que me vean.
—No quiero, escóndete —dije, después grité a Tasha— espera un momento, casi termino de ducharme.
Cuando volví la vista, la chica sombría ya no estaba.
—Date prisa, cielo, es importante.
Mientras terminaba de secarme, ponerme ropa y curar la herida de mi frente, Tasha entró y se paró en medio de la sala. Su ajustado moño y su elegante vestido azul eléctrico habían sido sustituidos por un diminuto y sexy vestido de lentejuelas.
—Lamento interrumpir tu baño, cielo, vamos a salir a bailar, ponte algo bonito.
—¿Bailar? —miré el reloj— es la 1 am.
—Después de la locura del banquete esto viene bien. Vamos, te espero allá abajo.
5 minutos después, me reuní con ella en la puerta principal, pero no estaba sola, Rux estaba a su lado.
Rux me recorrió con la mirada y frunció el ceño.
—No puede ser Astarot, te he dicho miles de veces que te deshagas de esos viejos jeans y esas horribles playeras —me contuve para no hacer algún gesto, lo menos que quería era oír las quejas de la zorra que se había acostado con Anthony— es imposible contigo, como sea vámonos.
—¿Por qué te llama Astarot? —preguntó Tasha al subir al deportivo rojo de Rux. Me encogí de hombros.
—Así me llama mamá.
Tasha me miró unos segundos con una extraña expresión, pero no dijo nada.
[...]
El club al que habíamos ido estaba a reventar, la música electrónica retumbaba en las paredes y las luces centellaban tanto que apenas podía ver. Rux y Tasha estaban bailando, ambas llamaban demasiado la atención y más de uno intentó bailar con ellas, pero siempre eran rechazados. Yo me quedé en la barra, tomando una bebida sin alcohol, ya que aparentaba 16 años.
—Hola linda —dijo un chico de cabello oscuro con un cigarro en la boca— ¿ellas son tus amigas?
—Piérdete —respondí dándole la espalda.
—Oye, yo sólo quiero saber —rodé los ojos. Él se volvió a poner frente a mí— veras muñeca, mis amigos y yo queremos pasar un buen rato —señalo a un par de chicos que estaban en una mesa— y ya que estas aquí abandonada venía a preguntar si tú y tus calientes amigas querían venir con nosotros.
—¿Qué no escuchaste? Piérdete.
Por un momento pensé que me dejaría en paz, pero en lugar de eso, sonrío y llamó a sus amigos. Ellos se acercaron y uno descansó su brazo en mis hombros. Eran tres tipos de lo peor, estaban a un paso de estar ebrios, olían a cigarro y por lo que entendí, solo quería sexo.
El chico de cabello negro, Andrej, se acercó a mi oído.
—¿Cómo se llama la chica del vestido de cuero? —preguntó como si fuéramos viejos conocidos.
—¿La gatubela? —dijo el chico de cabello largo, Bratislav— sí ella es super sexy ¿Ya viste como rebotan sus tetas al bailar?
—Viejo, que no nací ayer —respondió el tercero, Cémir. Los tres rieron —entonces ¿Cómo se llama?
—Se llama piérdanse.
—Oye nena, no seas tan ruda— dijo Cémir.
—¿Astarot, te están molestando estos tipos? —preguntó Rux, Tasha venía detrás de ella.
—¿Astarot? —dijeron los tres chicos a coro y se partieron en risa —¿te llamas Astarot? Que nombre tan jodido, pobre chica.
—Váyanse de aquí —dijo Tasha —nos están molestando.
—Nos iremos preciosa, pero al menos déjenos invitarles un trago —Tasha y Rux se miraron —vamos, como disculpa por molestarlas.
Una hora después ellas estaban ebrias y los chicos no dejaban de tocarlas, nada excedido, pero si pasaban descaradamente sus manos por sus piernas.
—Chicas, ya es hora de irnos —dije fastidiada cuando por 5ta vez Bratislav insistió en que tomara un trago.
—Relájate Astarot —dijo Andrej con la mano bajo el vestido de Rux —nos estamos divirtiendo ¿no es así Susanah?
—No, creo que ella tiene razón —contestó Rux — Cinthya, es hora de irnos.
Tasha alejó a Cémir de su cuello y asintió.
Las chicas salieron a la vacía calle tambaleándose, sosteniéndose una de otra y ambas de mí, doblamos a una esquina rumbo a un oscuro y solitario callejón.
—Este no es el camino —dije— el auto esta...
—Cállate, Astarot y síguenos el juego —susurró Rux bastante sobria.
¿De qué estaba hablando? ¿no estaban ebrias? A los pocos minutos noté que tras nosotras venían unas pisadas y unas risitas bajas, que trataban de aplacar con unos ruidosos ¡Shhh!
Los chicos de club nos venían siguiendo.
—Lo siento Stella, cariño —dijo Tasha en voz baja— esos chicos echaron droga en nuestra bebida y les queremos dar una lección.
—¿Droga? ¿Pero por qué?
—No seas tonta Astarot, para violarnos —respondió Rux, sonrió —pero los estúpidos no saben con quien se metieron.
Me detuve.
—¿Qué piensan hacerles?
Tasha también se detuvo, preocupada.
—Ruxy, querida, es mejor que dejemos a Stella atrás, ella no podrá con esto.
—Tonterías, ella es una de nosotras, tiene que hacerlo — pero Rux también dudaba, se detuvo y me miró de reojo— Quita esa estúpida cara de susto, lo vas a arruinar todo —resopló— está bien, como quieras, sólo no lo arruines.
Ambas siguieron zigzagueando por el callejón mientras yo me ocultaba tras unos botes de basura, segundos después los tres chicos pasaron junto a mí y se detuvieron.
—Veo unos lindos zapatitos —canturreó Bratislav. Encogí de inmediato mi pie— Sé que estás ahí, Astarot ¿Dónde están tus amigas?
No respondí.
—Vamos nena, no te haremos daño —dijo Andrej, segundos después pateó el contenedor de basura y me sujetó del brazo —¿se fueron por el callejón? Ah, conque así es. Chicos vayan por ellas, yo me quedare con nuestra amiguita.
Los dos chicos fueron tras Rux y Tasha mientras yo forcejeaba con Andrej. De repente, se escuchó un golpe en el suelo detrás de mí, como si algo hubiera caído en la parte más oscura del callejón.
—¿Quién está ahí? —gritó Andrej. No hubo respuesta —Sé que estás ahí, sal de una maldita vez, imbécil.
Al igual que Andrej, también recorrí el oscuro callejón con la vista, pero no encontré a nadie. De proto, Andrej me soltó y dio unos paso atrás.
—¿Quién eres maldito imbécil?... Te pregunté que quien mierda eres, imbécil —repitió Andrej con un poco de miedo en la voz.
Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando una voz contestó a mis espaldas.
—Tu salvación, "imbécil".
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