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Monarca del Inframundo

Asta se encontraba tranquilo, satisfecho tras unas horas de sexo sin freno con sus mujeres. Mimosa y Vanessa estaban a sus costados abrazándolo mientras esperaban la llegada del día para salir de la habitación. 

La madre de Vanessa tuvo que salir a resolver unos problemas, aunque la susodicha termino con sus piernas algo adoloridas luego de ser embestida por el monarca.

-Asta. Quería hacerte una pregunta ¿Como derrotaste a Lucifero?- Pregunto su concubina.

Asta la miro con una sonrisa en su rostro. La verdad, había contado la forma en como le hizo llegar la muerte. Pero como tal, nunca de forma detallada como antes.

-Pues si mi mujer desea que se lo cuente-. Le dio un lujurioso beso. -Pues lo hare.

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10 Años atrás.

Un grupo de personas había comenzado un ritual. Las susodichas habían sacrificado el alma de criminales de todo tipo mientras en el suelo, una runa de sangre comenzaba a formarse.

Un hombre ataviado en ropas reales negras estaba mirando con sus ojos carmesí el proceso. Deseoso de que este terminara lo más rápido posible para proceder a su próxima misión. No era otro que el nuevo rey del renombrado Reino de Espadas, Asta I Staria.

-Mi Rey. El portal pronto estará abierto-. Anuncio un hombre encapuchado con la marca del trébol de cinco hojas en la espalda de su ropa.

-Excelente-. Dijo el Rey con una sonrisa macabra.

-Asta-. Hablo una voz en su espalda. Unas manos al tiempo se envolvieron en su cuello llenándolo de besos.

Era Nebra Silva, su reina. La cual había venido para acompañar a su hombre, ella había estado al tanto de los planes de Asta de ir a una expedición al lugar donde se resguardaban los seres más aterradores y peligrosos de la existencia: El Inframundo, el Reino de los Diablos.

-Tranquila mi reina-. Se dio vuelta al tiempo de darle un cálido beso. -Nada me pasara. Volveré para estar con todas ustedes en un tiempo. Pero cuando lo haga... tendré a los diablos sirviéndome como ha de ser.

-Desearía que no tuvieras que arriesgarte-. Dijo algo frustrada. No quería que su marido fuese a un lugar tan peligroso. No importaba que tanto poder tuviera. El miedo de perderlo era enorme. -Además. Tus hijos aun no nacen, no quiero que mi hija llegue a este mundo... sin su padre.

Asta sonrió. La panza de Nebra había crecido debido a su embarazo. Del interior, el poder despedido por él bebe era sumamente alto y por mucho, superior a otros. El Rey se puso de rodilla en el instante de colocar su oído mientras escuchaba a su bebe.

-Serás poderosa mi hija. Y más cuando seas bautizada en las aguas del Inframundo-. Dijo en un tono alegre y calmado. Su mente barajeaba las posibilidades de tener al Reino de los Diablos a su mando y su linaje. -Volveré y tu estarás para yo amarte como a tus hermanos.

Nebra le sobo el cabello a su marido. Una pequeña patadita se sintió cuando Asta acabo su dialogo. Su hija parecía muy activa al oír a su padre. La reina soltó una sonrisa de satisfacción, pues tenía una vida hermosa que también seria complementada cuando su marido cumpliera su otro objetivo.

-Traeré a nuestros conocidos. Y volverás a ver a tu madre-. Se puso a su nivel y pego su frente a la suya encontrándose con esos hermosos ojos. -Fue mi promesa cuando aceptaste ser mi mujer. La cumpliré a como dé lugar, si debo de destruir y arrasar un país lo hare. Si debo de arrancar mi brazo o mi ojo lo hare. Soy el rey que hará todo por sus reinas... y tú eres una de ellas.

Ambos se besaron con pasión. Al momento de que el portal se abriera. Un vórtice de negros y rojos colores se abrió y al instante todos se arrodillaron. En el centro del mismo, una visión a un páramo oscuro y desolado se podía vislumbrar.

-Me voy y pronto regresare, las chicas y tu deberán aguardar mi regreso. Cuando sus marcas brillen, es porque he regresado-. Dijo en sus suaves palabras.

-Te esperare, aunque sea mil años-. Respondió con paciencia y felicidad.

Asta se separó y camino al interior del portal. Miro encima de su hombro para ver a su reina. Decidido a verla a ella y las demás a como diera lugar.

Al internarse más, llego al inframundo. El susodicho portal se cerró a sus espaldas. Mientras el oscuro paisaje llenaba cada parte de su visión. El aire pesado y toxico con un atmosfera tétrica y decadente donde en el cielo, la puerta al mundo humano se encontraba bloqueada.

-Hace tanto no volvía-. Liebe Chibi apareció en su hombro. 

-Claro, pero ahora reclamaremos nuestro trono. Estos diablos deberán recordar a su monarca-. Dijo de forma orgullosa.

-Me gusta ver a mis descendientes en este lugar que tanto ha aguardado su vuelta-. Una voz tenue y calmada hizo aparición.

-Tardaste. Lucifugus-. Dijo mientras miraba al diablo del tiempo.

-Recuerda que no tengo cuerpo físico. Mi forma actual es incorpórea y con Julius muerto igual. Pero lo que ahora veo, es que has conseguido recuperar casi toda tu fuerza, Astaroth-. Dijo al mirar a Asta.

-Todavía no lo soy. Deberás esperarte. Ancestro-. Respondió Liebe a sus palabras.

-Por mucho es igual. Pero deberás de estar en guardia. Lucifero está al tanto de tu llegada y ha enviado a varios diablos para eliminarte-. Aviso con voz tranquila.

-¿Eso debe de preocuparme?- Hizo menos las advertencias. -Sabes que aquí yo soy el dueño del inframundo.

Lucifugus rio. Su descendiente ahora era más que nada un monstruo sediento de sangre. Algo que en muchos aspectos agradecía, vidas anteriores siempre hacia lo mismo. Pero ahora, viendo la posibilidad de evitar que el siclo se repitiera era sumamente excelente.

-Pues ve-. Le señalo el lugar al que ir. -Los diablos tienen una regla clara para seguir a sus superiores. ¿Sabes cuál es?

-Ilumíname-. Exigió algo sarcástico.

-Aquí, solo gobierna el más fuerte-. La regla del inframundo.

Asta accedió a su Forma Negra, mientras Danma salía del grimorio a su mano dominante. Mientras observaba siendo de siluetas variadas que iban de todos los tamaños.

-Diablos-. Una voz macabra de felicidad salía de la boca de Liebe.

-Esto será divertido-. Secundo Asta en su mismo tono.

Los diablos se abalanzaron sobre Asta en un segundo. Sus afilados dientes y extremidades punzantes se sumieron sobre este. Pero en un instante, los diablos fueron cortados por la mitad en un parpadeo dejando un desastre de sangre por todo el terreno. Danma había sido alargada por su portador, emitiendo un calor y filo en su hoja propia del Divisor Negro.

-Que vengan en fila o uno a uno. El resultado será igual sino se inclinan dando clemencia a su nuevo monarca-. Dijo con afilada y pérfida sonrisa psicópata.

-Nunca nos arrodillamos ante un humano cualquiera-. Dijo uno de los diablos.

Asta desapareció en un instante. El diablo busco por su visión, su pecho exploto al ser atravesado por la mano negra de Asta que tenía su corazón en su mano mientras la sangre negra y podrida corría por el cuerpo del diablo.

-Solo obedecen por la muerte y la sangre. Pues ahora tendrá que ser así-. Aplasto el corazón como si nada. El diablo grito de agonía mientras se desintegraba como si nada. Asta mantuvo su sonrisa mientras miraba a quienes serian sus víctimas siguientes. -Este será un hermoso festín.

Nuevamente ataco. Su mandoble se estiro de una forma anormal empalando a todo a su paso. Una hilera de diablos quedo clavado en su espada con sus gritos agónicos hacían eco en todo el lugar. Mientras esto sucedía más diablos acudían en masa para atacar a su nuevo enemigo. Asta alzo su espada cortado como mantequilla los cuerpos. Y dio un tajo horizontal haciendo un desastre al corta por la mitad a todo en su radio de ataque.

La sangre y el hedor comenzaron a invadir todo el lugar. Mientras la matanza se convertía en un festín de sangre y viseras con la risa de un monstruo complementando la cacofonía más aterradora del lugar. Mientras los diablos agonizantes se apelmazaban mientras el aspirante a Monarca los torturaba de forma atroz.

-De...jame por favor-. Dijo un diablo femenino. Sus brazos estaban arrancados mientras sus ojos y cara estaba cortados y desfigurados con horrible saña. 

-Tranquila. Apenas comienzo-. Clavo su mano en la panza de la diabla.

En ese instante, dio un tirón con fuerza, con ello arrancando piel y órganos como si de una cuerda se tratara. La diabla grito de forma terrorífica mientras la risa del monstruo que ahora rondaba el inframundo se escuchaba como un desafío en ciernes.

-Has venido. Humano-. Una voz familiar se escuchó a su espalda.

-Has tardado. Lucífero-. Miro por encima de su hombro. El ver a su siguiente victima le causo un estremecimiento de ansiedad por su próxima víctima. -Me apena que debas traer a simples escorias cuando tu como supuesto Rey de los Diablos te sientas en un trono que bajo ningún concepto te pertenece.

La expresión de Lucífero se aseveró. La rabia de ser llamado farsante le hizo molestar. Este humano le causaba cierta familiaridad, pero no encontraba la razón de ello y por lo tanto le incomodaba in extremis sin cesar. Pero no estaba dispuesto a que su mandato se viese amenazado por este humano y su diablo.

-Te daré la misericordia de una muerte rápida ¿Ese sería justo? Para mí, una escoria como ustedes no son más que hormigas ante mí-. Sentencio con soberbia.

-¿Eso crees? Veamos cómo será tu cara. Me muero por ver tu gesto cuando te haga gritar de dolor y desesperación que tu simple existencia sea maldita por ti en los momentos más atroces que ahora quedan por tu vida-. Su amenaza hizo mella en el ambiente. Como un juicio y sentencia inmediatas a un delincuente.

Ambos se miraron frente a frente. Sus expresiones demostraban su deseo completo de matar al otro. No había lugar para la piedad o clemencia pues esta era inexistente. Solo uno podía salir con vida y claramente. Seria quien impusiera su sangriento poder por encima del otro.

-Asimilación Demoniaca: Guardian Negro.

Su armadura surgió y cubrió su cuerpo dispuesto a encarar al Rey de los Diablos.

-Interesante. Iré con todo y te destrozare al instante-. Se jacto el Rey. Su poder comenzó a crecer como si no hubiera mañana. 

Su forma comenzó a cambiar, llenando el lugar de un estruendo inmenso. La cantidad de mana despedida destrozaba los alrededores, mientras el sonido del temblor de la tierra cundía por todas partes. Mientras la apariencia de Lucífero cambiaba y crecía para hacer más aterradora su cuerpo.

-Poder al 100%.

La apariencia cambio totalmente. Una visión aterradora con el poderoso diablo que dominaba la gravedad, capaz de someter tiempo y espacio a voluntad. Nadie le podía desafiar, pero tal vez... solo uno podía.

Los dos desaparecieron de la vista al instante. En otro ya chocaban sus fuerzas, las manos de Lucífero y las espadas de Asta comenzaron a chocarse una a una mientras el sonido de los movimientos a gran velocidad llenaba el aire mientras el combate se desarrollaba. 

Lucífero se alejó. Alzando la tierra mientras Asta se movía por los espacios. Lucífero al instante hizo chocar las rocas para aprisionar al humano. 

-Antimagia: Huracán Negro.

Un tornado negro barrio los obstáculos, mientras varios tajos de antimagia salían en contra de Lucífero, pero estos comenzaban se acercaban sin importar como. Dirigidos por su mana. Asta salió por detrás lanzando un tajo poderoso con Danma. La cual corto levemente el pecho del diablo. Lucífero contraataco con un poderoso puño que Asta pudo evitar. Shukuma en su izquierda casi se clavó en el cuerpo de Lucífero.

Los dos comenzaron a chocar en el aire, mientras el sonido de los fuertes golpes sonaba. Lucífero en el instante, apretó el paso y se puso en la cima sobre Asta. Quien se detuvo viendo a su enemigo. Lucífero alzo sus manos y la energía comenzaba a concentrarse a su alrededor.

-Gravedad: Ruptura Espacial.

Una inmensa grieta en el espacio se abrió. Como un vórtice hambriento buscando comer lo que fuera. Asta sonrió y se lanzó de lleno contra la ruptura. Lucífero sonrió creyendo la estupidez del rey del Reino de Espadas.

Metsuma salió volando por delante. Mientras Asta miraba su enemigo detrás de la ruptura.

-Antimagia: Metsuma: Desvanecimiento del Destino.

La espada se llenó de rayos. Los cuales junto a ella tocaron la ruptura. La cual como si fuese el tiempo hacia atrás se cerró como si nunca hubiera estado allí. Lucífero quedo impresionado y anonadado. Asta puso a Shukuma al frente apuntando al Diablo de la Gravedad. Como diana en una feria de tiro.

-Antimagia: Shukuma: Destello Negro.

Un rayo de antimagia salió contra Lucífero. Quien intento con su gravedad doblar el espacio contra el ataque. Pero para su desgracia, el mismo rayo pasaba dentro del radio de Metsuma, impidiendo su acción. Jugando con su velocidad pudo esquivarlo por poco, pero sufriendo un duro impacto en su hombro el cual quedo quemado en parte.

Asta le alcanzo y choco nuevamente contra Lucífero. Esta vez el combate se hizo más duro. Esquivos y golpes a quema ropa, ninguno se guardaba nada. Pero ambos estaban igualmente en condiciones favorables y desfavorables. Asta lanzo a Metsuma al frente. Mientras Lucífero alzo una enorme roca como cubierta. Mas se formaron alrededor del cielo cambiando el ambiente.

Lucífero volvió a abrir sus manos. Dos esferas negras estaban en sus manos, en un instante desapareció. Asta supo donde venia gracias al ki, aunque no tenía tanta velocidad como Lucífero. 

Lucífero apareció a su espalda. Usando sus dos esferas gravitatorias para estamparlas en el cuerpo de Asta. Este reacciono, incrementando la antimagia en su espalda. La misma se sintió como una succión atroz que casi le arranca la piel. Lo que le dio fuertes dolores que rápidamente se alejaron. 

El rey de espadas se volteo dando un tajo horizontal con Shukuma. Del cual un tajo negro salió cortando uno de los cuernos de Lucífero. El diablo lanzo un golpe a la cara, mandando al cenizo contra varias rocas que atravesó. Lucífero usando su gravedad hizo crear estacas contra Asta mientras una espada de piedra aterrizo en su mano.

Asta se levantó del golpe. Dolía de verdad, pero dejo de lado tales sensaciones. Mientras veía la masa de proyectiles en su contra. Por lo que decidió usar otra opción. Dejo a Danma flotando. Mientras Metsuma lo cubría en su radio con un escudo de antimagia pura. Zanma salió y fue tomada por Asta quien de inmediato se preparó para su nuevo ataque.

-Asimilación Demoníaca: Espadachín del Inframundo.

La nueva armadura. Un estilo oriundo del País del Sol, el cual Asta había visitado hacia poco. Y esta sería necesaria para este momento.

-Antimagia: Zanma: Mil Hojas del Inframundo.

Asta dio un tajo hacia arriba. El cual se dividió y multiplico en unos mil tajos más. Los cuales chocaron contra las estacas restantes y dejaron a Lucífero escapando de los proyectiles. Mientras el cenizo se volvía nuevamente en posición para otro ataque.

-Antimagia: Zanma: Corte Infinito: Nirvana.

Un poderoso tajo se lanzó contra Lucífero, el cual apenas pudo verlo. El diablo usando su cubierta de rocas y su espada de forma inútil busco defensa. Solo para recibir un corte doloroso en su pecho perdiendo su espada. Mientras continuaba el cenizo en su busca como una estela negra.

Lucífero se recuperó al instante. Mirando al cenizo con sus cuatro espadas siguiéndolo de cerca. Miro y formo un poderoso ataque. Un inmenso meteorito contra el humano a la vez que creo docenas de esferas de gravedad que lanzo contra Asta. 

-Esto será tu fin-. Sentencio con finalidad. -Gravedad: Caos gravitatorio.

Una inmensa precisión jamás vista azoto el inframundo. Todos quedaron azotados en el suelo. Muchos quedaron como insecto aplastado, otros aguantaron cuanto pudieron mientras comenzaban a ver los resultados del ataque de Lucífero.

Asta no pudo contra tal gravedad y se estampo contra el piso. El meteoro cayó encima con las esferas de gravedad aseverando el daño contra este. Parecía un desastre parecido al impacto de miles de terremotos y asteroides en un mismo lugar de impacto.

El diablo comenzó a reír. Sin decir nada. Solo mirando a su oponente muerto, ya no tendría que sufrir por este Monarca perdido. Podría al fin cumplir sus ambiciones en el mundo humano nuevamente....

O eso habría sido.

Me gusta esta pelea. Pero veo que te acorrale rápido.

La voz de Asta y Liebe juntos salía de entre los escombros, un sonido sepulcral. Basto y profundo, una llamada al poder y gloria pasadas de un poderoso ente dormido recién despertado.

Por fin pudimos volver al Inframundo. Y ahora.... podremos volver a ser.... uno.

¡Una poderosa energía devoraba el mana como nunca! El poder de los rayos y centellas salían del montón de rocas. Un poder inmenso salía de las entrañas de la tierra del páramo infernal. Mientras el sentimiento de vacío culminaba dentro de una esfera que salía de entre los escombros.

La cual se posó sobre todo el montón de restos. Mientras Lucífero temblaba de terror. Nuevamente, este resultado que tanto deseaba evitar, la esperanza de que su tormento nunca volviera a surgir y ahora esto sucedía.

Estaba condenado.

-Ahora vuelves a nacer-. Hablo Lucifugus sentado viendo la pelea. -Solo es un juego para ti. ¿No es así...? Astaroth?

La esfera finalmente se abrió. ¡Revelando al ser más temido en la existencia de eras antiguas y venideras! ¡El Rey de los Diablos!

-Unión de Almas: Astaroth Monarca del Inframundo

El aspecto cambio. Un ambiente de terror, el mana, el aire, el ambiente, todo empezaba a sentirse ausente de vida. Como el mismo devorador de vida primigenio. El anatema de la magia y la vida. ¡La antimagia en su estado más puro!

-Ahora. He vuelto por mi trono. Y quiero que este simple usurpador desaparezca de mi vista-. Su voz tan atroz sonó. Trayendo un miedo que jamas se podria explicar con palabras.

Lucífero se aterro. Nuevamente su pesadilla volvió. Nunca podría hacer algo, pero que opciones tenía ahora. Solo atacar.

Astaroth alzo su mano en dirección a Lucífero, inmóvil en el aire. El puño se cerró, el cuerpo del diablo de la gravedad se contrajo como papel arrugado. El grito de Lucífero se alzó por todo el Inframundo como aviso del destino de los desleales.

-Jugare contigo. Un Monarca debe de dar ejemplo a quienes hozan contrariar su mandato. Y solo una sentencia puede mandar en mis dominios: La muerte-. Sentencio con atroz lirica.

El cuerpo de Lucífero se destrozó completamente. Piel, carne, hueso, lo que fuera. El sonido de todas sus partes rompiéndose, resquebrajándose y desmembrándose con suma facilidad hizo eco y sentido. Mientras la risa de Astaroth se escuchaba con miedo puro por los diablos. 

Su antiguo rey estaba devuelto y nadie podía negarle su deber, su promesa y su derecho de gobernar sobre ello. Pues así estaba escrito en sus corazones.

-Ahora yo. Astaroth. El Rey de los Diablos, Monarca del Bajo Inframundo. ¡Reclamo mi lugar como el líder, señor y amor del Inframundo!- Anuncio con amenaza y regocijo.

Todos los diablos se arrodillaron ante su monarca. El propio Belcebu quien había estado ausente del combate, ahora inclinaba su cabeza en señal de lealtad a su nuevo rey. La resistencia contra este era inútil ¿Podía hacer contra el Rey de los Diablos? Era estúpido y el no deseaba desaparecer de nuevo.

-Muy bien. Mi descendiente. Ahora eres quien gobierna este reino en ruinas. ¿Que sera tu primer deseo a cumplir por esta sucia servidumbre?- Pregunto sarcastico Lucifugus.

Astaroth sonrió. Una sonrisa aterradora mientras miraba el palacio infernal, allí donde las aguas del inframundo y el Pozo Infernal estaban. Allí cumpliria su promesa, pues él, no dejaria que ahora se interpusieran en su camino.

-Revivir a quienes murieron por obra de diablos. Los sacrificios están preparados. Solo necesito devolver la gloria a este reino. Pronto el Bajo Cielo temblara.... a mis pies-. Dijo con felicidad.

Y así. El nuevo Monarca volvio a tomar el trono que le correspondia.

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-Así fue como conquiste el Inframundo. Y reclame mi lugar como Monarca de este y el otro mundo-. Concluyo Asta con una sonrisa.

-Mi amado Monarca-. Dijo Mimosa quien le miraba perdida en lujuria. El relato de su esposo le hacía anhelar ser tomada. -Sacia a tu reina, quien pide que seas quien calme sus pecaminosos placeres.

-Hazlo-. Se junto Vanessa al lado de Mimosa. Ambas enseñando sus cuerpos despertando el apetito del Rey. 

-Tómenos. Rey de los Dos Mundos, Astaroth-. Dijeron ambas con sus tréboles brillando. Mostrando que sus almas y cuerpo solo le pertenecían a él.

-Pues tomare a mis hembras. Sois mías. Nadie las tomara, solo yo y me daréis más descendencia en años venideros-. Dijo mientras se acercaba a sus mujeres.

El placer cundió en la habitación. Mientras el Príncipe y ahora Monarca de los Dos Mundos reclamaba su trono.

Continuará....

Bueno gente espero les guste la pelea. Es algo simple, pero de verdad que sacare mejores en los próximos días. Además, que ya publiqué mi primera historia original y espero también les guste.

Échenle una vista a ver. Les aseguro que les gustara: https://www.wattpad.com/1270666472-ryse-amor-en-el-futuro-prologo

Bueno me despido y esperen más en los próximos días.

Adiós....

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