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Capítulo XVI: Una Chaqueta Y El Pasado

La mañana de aquel lunes estaba comenzando a irse para dar paso al frío y oscuro anochecer, pero fue justamente para aquellas horas que unos ojos de color chocolate se abrieron con sorpresa notando el techo blanco bien iluminado que estaba sobre su cabeza.

Con pesar movió su cabeza encontrando a su madre durmiendo a su lado, cerro los ojos comenzando a hacer memoria de lo que había pasado como para que estuviera de nuevo en un sitio tan incomodo como lo era el hospital de Namimori.

Las imágenes de las peleas que habían sucedido el día anterior aparecieron en su mente de golpe y se reclamó a sí misma por haberse forzada tanto a usar sus llamas cuando aún estaban selladas, sabía que Reborn debía romper el sello primero con una de sus balas, pero no había tenido tiempo de pensar en ello y ahora su cuerpo estaba reclamándole las consecuencias de sus actos.


-Deja de moverte tanto herbívora - Una voz conocida para la menor se dejó escuchar haciendo que su mirada se fijara en la puerta

-¡Kyoya! - Pronto las palabras que aquel sujeto había mencionado cuando poseyó el cuerpo del mayor aparecieron en su mente de golpe - ¿¡Qué haces de pie!?

-Un par de heridas no van a postrarme a una cama - El rostro del mayor se frunció ligeramente ante la reacción de la más joven

-¿Un par? ¡La mayoría de tus huesos estaban rotos! - La mirada de la Sawada dejó notar su molestia ante lo que escuchaba - Y no eres un súper humano para sanarte tan rápido Kyoya

-Esto no es nada y lo sabes - El de ojos platino caminó dentro de la habitación y se recostó en una de las paredes más cercanas a la cama

-Aun así, tienes que tener más cuidado Kyoya - La de cabellos castaños suspiró con pesar pues sabia lo difícil que era razonar con él

-¿Lo dice la que usó sus llamas sin haber roto el sello primero? - El tono de voz del chico mostró lo molesto que estaba por las acciones de la contraria

-¡No tenía opción! - La chica se levantó de golpe sintiendo como todo su cuerpo se quejaba del dolor - ¡Auch!

-Estas siendo descuidada Sawada - El de cabellera azabache desvió su mirada hacia el piso antes de subirla nuevamente para ver a la menor - No tenías por qué ir

-Sabes que no iba a dejarte solo en esa locura, menos con ese lunático - La Vongola se acomodó mejor en la cama y cruzo brazos tratando de mantener su punto en cuenta

-Lunático que te buscaba a ti, no a mi - El prefecto cerro sus ojos tratando de no pensar en lo que el de cabello frutal le había dicho para desconcentrarlo tanto

-¿Qué tiene que ver eso? - La de llamas del cielo observó con curiosidad al otro pues acababa de mencionar algo que no venía al caso del todo


Antes de que el chico pudiera decirle lo que rondaba por su mente a la menor un par de doctores abrieron la puerta del cuarto pues debían revisar a la paciente, aun así grande fue su sorpresa al encontrarse con el muchacho de pie y a la chica sentada en la camilla de aquella habitación como si no hubieran venido en un estado tan deplorable la noche anterior.


-Joven Sawada, me alegro de verla despierta - Una pelirroja sonrió notando a la pequeña ya despierta antes de voltearse seriamente al muchacho - También me alegro de ver que puede moverse bien joven Hibari

-Déjelo ser Sora - El médico de ojos dorados sonrió nervioso tratando de que su compañera de tantos años no provocara al menor - Lo importante es que ambos están despiertos y en una pieza

-Al menos exteriormente hablando Ren, porque este chico tiene más partes de huesos rotos de los que existen en el cuerpo - La de mirada chocolate observó con molestia a su compañero - Si no fuese por ese doctor que apareció de la nada este chico seguiría tirado en la cama del hospital

-Aun así es bueno ver que la recuperación de ambos va tan bien - El joven doctor no pudo evitar sonreír ante sus palabras - Quizá puedan tener su alta mañana

-No te precipites a decirlo, tenemos que asegurarnos de que sus cuerpos estén del todo recuperados - La mujer no dudó un segundo en golpear con su tabla de anotaciones a su compañero

-Estoy seguro de que la señorita Sawada estará bien - El hombre mantuvo su sonrisa principalmente porque trataba de no mostrar cuanto le había dolido aquel golpe - Y dudo menos de la salud del joven Hibari

-Aun así los examinaremos - La acomodó su estetoscopio en su cuello y camino hacia la cama de la más joven - Ren encárgate del muchacho y yo de ella

-Entendido - El de cabellos castaños se acercó al menor y señaló la puerta de la habitación - Se que interrumpimos su conversación joven Hibari, pero debo revisar su estado para que salga del hospital tan pronto como usted lo desea

-Hm - El prefecto solo se separó de la pared y camino hacia la puerta sin ver hacia atrás en ningún momento - Hablaremos después herbívora


El usuario de las tonfas salió de la habitación a paso apresurado siendo seguido por un sonriente y tranquilo médico, dejando así a dos mujeres de diferentes edades en un silencio totalmente cómodo, pues aquella doctora era la misma que la había visto nacer, crecer y llegar cientos de veces al hospital por distintas causas en sus primeros años de vida.


-Bien Tsu, ¿Qué pasó esta vez? - La adulta observó con seriedad a su paciente mientras se sentaba a examinarla

-Una pelea - La menor desvió su mirada tratando de no pensar en lo que su amigo le había dicho minutos atrás

-Creí que si te fuiste a Italia había sido para evitar ese tipo de cosas - La mujer comenzó a tomar los signos vitales de la más joven en silencio

-Estaban detrás de mí - La castaña hizo una mueca al recordar al de cabello frutal - Fue inevitable el que tuviera que pelear

-Supongo que las heridas del Hibari son también por ello - La de cabellos rojos negó suspirando al saber que la menor no diría más del tema - ¿Qué vamos a hacer Ren y yo con ustedes?

-Querernos, no regañarnos y evitar que mamá se entere de esto - La sonrisa nerviosa de la de ojos miel mostraba el temor que tenía de que su madre volviese a preocuparse por lo que ella hacía

-Sabes que no tienes que pedírmelo, te prometí no hablar ni preguntar de más cuando eras pequeña y he mantenido esa promesa - La médico tomó las piernas de Tsuna y comenzó a flexionarlas para ver si ella sentía algún tipo de dolor - Le diremos que te desmayaste por estar demasiado cansada y que tus golpes son porque te caíste de las escaleras por lo mismo

-Suena convincente - La Sawada sonrió nerviosa antes de voltearse a ver a su madre con cariño - Gracias Sora, te lo debo

-No me agradezcas - La de ojos chocolate oscuro tomó los brazos de la menor y comenzó a estirarlos y flexionarlos por el mismo motivo de antes - Mejor dale las gracias a lo que sea que haga que te cures más rápido que una persona promedio

-Ya te he dicho que no es nada raro - La heredera de la mafia movió su mano restándole importancia a lo recién dicho

-Si, venir con varias costillas clavadas en un pulmón y que se sanen de la noche a la mañana no es nada raro - Con una negación la adulta apretó el torso de la otra para confirmar lo que había mencionado un momento atrás - Como sea, te dejare descansar

-¿Te vas ya? ¿Qué hay de mis revisiones? - La joven Vongola frunció el ceño consternada por lo que escuchaba

-Como dijo Ren, ustedes dos estarán fuera para mañana - La mayor suspiro mientras volvía a colocar su estetoscopio de manera que rodeara su cuello - Aunque será hasta la tarde, así descansas más

-Entendido Sora - La castaña asintió y se acomodó de nuevo en la camilla para volver a dormir aunque fuese un par de horas

-Descansa linda - Con una última sonrisa fue que se retiró la de cabellos rojizos de la habitación de su pequeña protegida


Una vez que la doctora se retiró de aquel cuarto fue que Tsuna suspiró pensando en cómo nuevamente había terminado en el hospital, aún tenía que hablar con Reborn para saber que habían hecho con aquel solitario ilusionista, aunque eso sería hasta el día siguiente.

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La mañana llegó victoriosa para los miembros de una familia de futuros mafiosos que no pensaron demasiado en ir a visitar a la joven que había salido herida un par de días atrás. Iban gritando y peleándose como era normal en ellos, sin embargo una pieza metálica que salió volando en su dirección los hizo callar de inmediato.


-Herbívoros - Un azabache apareció de pie frente a ellos con una expresión que mostraba mayor molestia de la usual - Silencio o los morderé hasta la muerte

-Hibari ¿No deberías estar en el hospital? - El basebolista observó con curiosidad al muchacho que la mañana anterior no estaba siquiera consciente

-Eso no les interesa - El mayor retomó su camino hacia la escuela como si nada acabase de ocurrir, sin embargo sus rasgos mostraban los sentimientos encontrados que tenía consigo en ese momento

-¿Quién se cree que es? - El de cabellos platinados sacó un par de bombas dispuesto a quemar al otro, sin embargo uno de los chicos que iba con él lo detuvo

-Calma Hayato - El japonés de mirada chocolate lo sujetó por los hombros dispuesto a llevárselo de aquel lugar y evitar una pelea

-Vamos Bakadera, Tsuna-nee nos está esperando - La pequeña de afro ignoró a los mayores y se dispuso a caminar junto a los otros niños hacia el hospital donde estaba su hermana


Con una nueva discusión fue que el grupo llego a la habitación de la castaña, en la cual se encontraron a una joven dormida y a una médico hablando con la madre de la paciente, las cuales parecían demasiado preocupadas en comparación a día anterior.


-¿Cómo es posible Sora? - La ama de casa observó preocupada a su amiga - Dijiste que ella había despertado ayer

-Lo hizo, Ren te lo confirmó - La pelirroja suspiró derrotada - Debe ser que su cuerpo aún no estaba del todo recuperado Nana, de lo contrario no sabría explicarte porque no ha despertado

-¿Pero ella estará bien? - La castaña observó con preocupación a su hija y acarició su cabello justo como lo hacía cuando era una niña

-Lo estará Nana, debe ser el cansancio momentáneo - La médico tomó de los hombros a la más joven para que le viese fijamente - Tsuna es fuerte, verás que se despierta como si nada

-¿Nana? - El de patillas apareció frente a todos haciendo que se preguntaran de donde había salido, sin embargo ninguno lo cuestionó

-Oh Reborn, ¿Todos han venido a ver a Tsu-kun? - La mujer de mirada maternal volteó hacia el bebé tratando de ocultar la preocupación que sentía

-Así es - El hitman asintió ante la pregunta de la mujer y luego volteó a ver a la médico - ¿Pasó algo con Tsuna?

-No es nada - Fue un caballero que apareció también de la nada el que respondió aquella pregunta mientras mantenía una sonrisa calmada en su rostro - De hecho acaba de despertar, por si quieren pasar a verle

-¿Tsu-kun está bien? - La voz de la madre de la menor mostraba los nervios que tenía debido a la salud de su pequeña niña

-Por supuesto - El de mirada dorada sonrió de manera más amplia para darle confianza a la mujer - Fue solo el cansancio lo que la dejó fuera de combate

-Ve a verla Nana - La pelirroja sonrió de manera cálida para que su amiga fuese a ver a su hija - Hablaremos de su alta luego

-¡Ah! Y no le pregunten demasiado - El médico mantuvo su sonrisa, pero esta mostraba que se sentía algo apenado por lo que mencionaba - Aun está algo confundida

-De acuerdo - Con un asentimiento de su parte, fue que tanto la Sawada como los amigos de Tsuna se encaminaron a verle


Cuando la puerta de la habitación fue abierta por ellos lo primero con lo que se encontraron fue con la castaña sentada en la camilla viendo hacia la nada, parecía estar perdida en unos pensamientos bastante profundos, pues ni siquiera sintió cuando las presencias de los presentes hasta que su madre se sentó a su lado.


-¿Mamá? - La usual voz llena de vitalidad de la joven sonaba mucho más apagada de lo usual, como si todas sus energías estuvieran lejos de ella en ese momento

-¿Cómo te sientes Tsu-kun? - La mayor de las féminas decidió acariciar los cabellos de su hija para relajarla un poco al notar su mirada igual de apagada que su voz

-Me siento bien - La joven de cabellos alborotados sonrió mientras se recostaba contra su madre para seguir sintiendo su tacto - Solo estoy algo cansada

-Supongo que no quieres saludar a los demás - La joven progenitora desvió su mirada hacia donde estaban los niños y los amigos de la chica, los cuales no se habían alejado de la entrada


Cuando los ojos miel observaron hacia la dirección donde veía la otra mujer fue que se dio cuenta del resto de visitantes, así que sonriendo se acomodó un poco mas y estiró sus brazos sabiendo que sin ninguna duda los más pequeños se lanzarían contra ella.

Por su parte la pequeña del afro fue la primera en correr casi al instante contra su hermana mayor mientras que I-pin y Fuuta tardaron unos segundos más en hacerlo, pero en cuanto los tres estuvieron en los brazos del cielo fue que sintieron un peso quitarse de sus hombros, sobre todo el que casi la había lastimado.

Reborn y los otros dos adolescentes por su lado solo se acercaron a la joven Sawada, pues aun si tenían preguntas que hacer, preferían esperar a que la chica se encontrara mejor de salud, o al menos lo suficientemente bien como para huir del demonio que iba a sacarle la verdad de cualquier forma posible.

Aquel cuadro tan familiar fue observado por ambos doctores, los cuales no pudieron evitar sonreírse con nostalgia al ver aquello, sin embargo tenían un trabajo en específico que cumplir, por lo que se alejaron del lugar mientras la pelirroja marcaba el número a su jefe.

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Los Vongola estuvieron unas cuantas horas en el hospital visitando a la futura líder, tratando de hacerla pasar un buen momento para que la luz en sus ojos apareciera de nuevo, pero aun cuando lo intentaron no pudieron conseguirlo, menos por el hecho de que el médico los sacó un par de horas después para que ella pudiera descansar un poco más.

Por su parte la chica no dijo nada luego de que todos se retiraran, en ese momento lo más seguro es que su madre estuviera haciendo los trámites para su salida y pronto ella podría volver al único lugar que consideraba seguro desde pequeña, su hogar.

Sin embargo su madre dijo que debía retirarse para cuidar a los más jóvenes y ella no se lo negó, de lo contrario deberían hablar demasiado sobre temas que no quería tocar en ese momento, por lo que la dejo ir sin poner una sola excusa.

Para cuando llegó su hora de salida del hospital la amiga de su madre entró a su habitación para dejarle una camiseta de tirantes junto con un pantalón limpio y salió de la habitación dándole una pequeña sonrisa de despedida, la misma que siempre le daba cuando se metía en problemas y Nana no podía enterarse de ello.

Una vez vestida caminó por los pasillos despidiéndose de la mayoría del personal de manera adecuada, se despedía de bastantes personas pues iba caminando muy lentamente debido a que aún estaba algo cansada ante la cantidad de movimiento que debía hacer.

Al momento de salir del centro de salud se topó con la sorpresa de ver una cabellera azabache esperándole al lado de las puertas del lugar, suspiró antes de sonreírle y caminar en su dirección, después de todo no tenía otra opción pues sabía que la actitud del contrario era su culpa.


-Hola... - La fémina observó durante varios segundos a su alrededor notando la presencia de algunos habitantes de la ciudad - Hibari-san

-Vamos, te encaminaré a tu casa - El presidente del club de disciplina se dio la vuelta y comenzó a alejarse del hospital siendo seguido prontamente por la chica

-¿Estas molesto? - La voz de la mafiosa salió como un susurro solo perceptible para el contrario, sin embargo este actuó como si no le hubiese escuchado


El silencio en el que ambos caminaban solo duró unos segundos debido a que el retumbar del cielo se hizo presente rápidamente dejando ver que pronto el clima se pondría en contra de todos aquellos que estaban fuera de sus hogares o trabajos.

No fue mucho el tiempo que se tardó el ambiente para enfriarse de una manera terrible haciendo que todos los que estaban fuera agradecieran llevar algún abrigo que les protegiera, sin embargo una castaña caminaba sin decir nada respecto a esto, después de todo había sufrido peores climas cuando fue a Italia, así que aquello no era nada.

Aun así eso no evitó que el chico de mirada plateada se le quedara viendo, después de todo la ropa que llevaba no era la mejor ante aquel frío, por lo que dejando salir un suspiro decidió quitarse su chaqueta escolar y colocársela a la más joven en los hombros sin decirle una palabra.

El silencio se mantuvo luego de aquella acción durante el resto del camino, pero a diferencia de la incomodidad que había al inicio por esa misma falta de sonido, ahora todo se sentía de una manera mucho más relajada e incluso dulce, no hacía falta que uno de los dos hablara, porque sus actos eran lo suficientemente sonoros como para hacerles sentir el significado de su actuar.

Al llegar al hogar de la Vongola ambos se quedaron viendo varios segundos, solo se dieron un pequeño asentimiento y sin más la castaña abrió la puerta de su residencia mientras que el prefecto se retiraba del lugar sabiendo que la chica estaba a salvo finalmente.

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Tsuna entró a su casa luego de que el menor de los Hibari la dejara en la puerta, en cuanto cerró la puerta se dio cuenta de que no había nadie para recibirla por lo que suspiró con una mezcla de alivio y soledad pues de cierta forma esperaba que Reborn estuviese en el lugar y comenzara a insultarle por estar tan distraída.

Caminó hacia su cuarto sintiendo como todo el cansancio de los últimos momentos comenzaba a pesar sobre sus hombros, un vez dentro de sus amadas cuatro paredes los tocó para darse un masaje, sin embargo lo primero que sintió fue la chaqueta que Hibari le había dado minutos atrás para evitar que se congelara por el clima, por lo que mientras se sentaba en su cama se la quitó y se dedicó a observarla.

No era nada fuera de lo común, solo era parte del uniforme de su escuela, quizá lo único importante es que le pertenecía al llamado demonio de Namimori, aunque para ella Kyoya parecía más un ángel de la guarda, un ángel muy violento y deseoso de sangre, pero su ángel de la guarda al fin y al cabo.

Se acostó en su cama mientras abrazaba aquella prenda con total devoción, podía sentir ligeramente el olor de la colonia que el chico usaba, lo cual la hizo sentir de cierta manera protegida, justo como se había sentido la primera vez que se habían encontrado.


FlashBack

La vez que ambos chicos se conocieron fue cuando la joven Sawada tenía cerca de 6 años, ese día Iemitsu había dicho que sería una salida entre padre e hijo, sin embargo la había dejado sentada en una banca mientras contestaba una llamada importante de su trabajo, aun cuando no era lo correcto ese era de los pocos días donde lo que hacía y decía su progenitor no era importante para ella, con solo el hecho de que él estuviese ahí era suficiente.

Sin embargo mientras veía a su padre sintió las típicas cosquillas que le advertían de algo y justo unos momentos después escuchó unos ruidos en el callejón que estaba a su espalda, sabía que no debía moverse pero tenía la curiosidad de que era lo que pasaba en aquel lugar que parecía tan oscuro y tenebroso.

Esperó a que su padre no le estuviese viendo y se bajó de la banca para correr hacia aquel sitio, si algo malo estaba pasando podría regresar para decirle al mayor y así evitar algún tipo de tragedia, no podía permitirse el no hacer nada.

Para cuando llegó a aquel pasadizo pudo notar de manera rápida lo que sucedía, un grupo de chicos que tenían como mucho 12 años estaban peleando contra un niño que no pasaba de los 9, si bien los mayores eran más se notaba que iban perdiendo, sin embargo el más joven estaba bastante lastimado y si seguían hiriéndose así terminaría muy mal, ella podía decirlo por experiencia.

Iba a hablar para detenerlos cuando dos de los casi adolescentes tomaron al chico por los brazos para que el otro par pudiera golpearlo con total libertad, si bien era cierto que se notaba que el menor era más fuerte, las heridas que tenía eran demasiado graves y por ello no podría librarse de los dos que lo tenían sujeto aun cuando lo intentaba con todas sus fuerzas.

Tsuna estaba temblando, una parte de ella sabía que lo mejor era ir con su padre e informarle de la situación para que así pudieran ayudar al niño a alejarse de aquellos muchachos, pero otra parte de ella estaba consciente de que si se iba en ese momento quizá para cuando volviese sería tarde para el azabache más pequeño, por lo que con el poco coraje que en ese momento tenía decidió enfrentarse a los chicos.


-¡Oigan! - La de mirada miel se paró en medio de la entrada del callejón para poder ser notada por todos los que estaban ahí adentro - ¡Suéltenlo!

-¿He? ¿Quién es él? - El rubio que parecía el líder del grupo vio con diversión a la castaña para luego ver al otro menor - Es acaso un amigo tuyo Kyoya, quizá un familiar lejano

-Yo no soy nada suyo - La portadora de las llamas del cielo trataba de no temblar, hasta ahora lo había logrado pero no sabía cuánto más iba a durar aquella falsa valentía - Pero no puedo quedarme viendo cómo ustedes lo golpean

-¿Te crees un héroe o algo así? - El castaño que tenía sujeto el brazo izquierdo del niño vio al pequeño con diversión mientras pensaba en como atraparle

-Quizá debamos darle una lección también - El pelirrojo que estaba atrás del líder observó con interés al chiquillo como si fuese un juguete nuevo para destruir

-Si, así aprenderán a respetar a sus mayores - El último de los mayores, que tenía cabello azul oscuro, soltó el brazo derecho del azabache haciendo que los demás también lo soltaran, provocando así que su cuerpo cayera al suelo ante la mirada de la chica


Cuando los chicos dejaron tirado al azabache y comenzaron a rodearla fue cuando el lado femenino de la Vongola le reprocho el no haber ido a buscar a su padre y haberse metido en aquello sola, porque ahora no solo el chico estaba en problemas sino que ella también.

Aun así la futura mafiosa estaba tranquila, su padre le había educado para ser un joven correcto y un hombre de bien, ¿Qué clase de persona sería si no defendía a los otros y asumía su responsabilidad? Además por primera vez en su vida sentía que tenía el poder suficiente para proteger a alguien.

El rubio presente vio con malicia a Tsuna, iba a darle una lección que nunca olvidaría, iba a aprender a no meterse en los asuntos de los demás, iba a aprender a callar y a que no tenía que ir haciendo justicia ni cambiando el mundo, que esa idea de que todo puede ser resuelto con palabras no servía de nada en el mundo real.

La castaña no se movió ni un centímetro, sabía que ninguno de los chicos iba a contener sus ganas de golpearla, además de que por cómo iba vestida no se notaba el hecho de que era una fémina por lo que los golpes no iban a ser suaves, aun así su padre la había entrenado en combate cuerpo a cuerpo casi desde que tenía memoria, por lo que para algo debía servirle en esos momentos.

Los cuatro chicos decidieron golpear a la menor al mismo tiempo, sin embargo cuando todos lanzaron su golpe esta se movió fuera del circulo causando que se hirieran entre ellos, aprovechando el tiempo en el que ellos trataban de entender que había pasado la Sawada había ido por el mayor para que su padre le ayudara a llevarlo a emergencias, sin embargo los jóvenes le cerraron el paso viéndole con odio.

La única mujer presente mantuvo su vista en el chico herido que llevaba consigo y en su deseo de protegerlo, no sabía cómo se había movido tan rápido y con tanta precisión, lo único que sabía es que tenía que ver con el hecho de que sentía su cuerpo ardiendo, como si se estuviese quemando por dentro, y junto con esa sensación también percibía el poder dentro de sí misma


-Vaya que eres escurridizo - El pelirrojo frunció su ceño con molestia mientras se tocaba la mejilla que uno de los otros idiotas le había golpeado por no haber previsto el movimiento de la chica.

-Por favor, déjenme llevármelo, está herido, luego podemos seguir con esto - La Sawada suplicó con la esperanza de que se compadecieran pero sabía que de poco serviría y si quería ayudar al muchacho tenía que actuar de inmediato - Si algo le pasa no los perdonaré

-¿¡Enserio crees que los dejaremos ir!? - El líder de la pandilla sintió la necesidad de acercase mas rudamente a la castaña pues sentía como ella parecía estarse burlando de él y debía hacerle aprender - Te daré una lección que... - El chico se cayó de la nada cuando recibió una patada en el pecho que lo mandó contra el piso dejándolo sin aliento y con demasiado dolor como para siquiera pensar en moverse.

-Están colmando mi paciencia, así que quítense o los mataré - La menor había perdido el tono miel de sus ojos y estos poco a poco comenzaban a tener una tonalidad naranja brillante


Mientras aquello pasaba la chica no notaba como una llama comenzaba a nacer de su frente, el grupo de idiotas había hecho que su pacifismo se fuese volando muy lejos e iban a pagar caro como siguieran interponiéndose en su misión de salvar al otro.

Sin tardar un segundo aquellos adolescentes le dieron paso a la futura Vongola temiendo que sus palabras fueran reales, si bien querían una venganza contra el pequeño demonio no iban a arriesgarse a terminar con alguna herida mortal como la que su jefe acababa de recibir, su odio hacia el niño no valía tanto dolor físico, además no sabían cómo demonios el chico tenía llamas a su alrededor, pero tampoco querían saberlo.

Por su lado Tsuna se había llevado fuera del callejón al otro niño de manera rápida para encontrar a su progenitor, lo veía con preocupación y nervios pues temía que estuviera muy herido y que por la estupidez de los otros pudiera morir, aunque la respiración dificultosa la calmaba un poco de aquella histeria en la que se había metido sola.

Cuando estuvo cerca de su padre lo llamó con total terror pues tenía miedo de no poder salvar al chico, por su parte cuando Iemitsu vio a su pequeño atún llevando a un pequeño malherido temió que ella tuviera que ver, aunque estaba seguro de que su pequeña no lo había hecho y solo trataba de ayudarle, después de todo, Nana y él habían hecho lo posible por hacerla una persona ejemplar.

El rubio los llevo al hospital a que los revisaran y trataran sus heridas, sin embargo la niña no se había movido de la sala de espera desde que le habían quitado al otro menor de los brazos y se lo habían llevado a emergencias para revisar que estuviese bien, a pesar de que su padre le había pedido que le hicieran un chequeo para verificar que nada le hubiera pasado ella se negó, lo único que importaba en esos momentos era la salud del contrario.

Ambos Sawada sintieron que sus almas volvían a su cuerpo cuando les dijeron que el chico estaba bien y que de hecho estaba consciente, la muchacha porque quería verle y el adulto porque aunque no lo hubiera dicho se preocupaba porque a su pequeño atún le diera por vengarse de los chicos que habían lastimado a aquel niño y que por lo mismo activara sus llamas y se terminara haciendo daño.

Con el consentimiento de su padre los doctores acompañaron a la chica hasta el cuarto donde estaba descansando el azabache, una vez estuvo dentro la pequeña solo se sentó en uno de los sofá que estaban a su lado, pues estaba esperando ver alguna reacción por parte del chico, el cual en cuanto abrió los ojos y la vio decidió tratar de hablar.


-¿Por qué? - La voz suave pero decidida del pequeño sonó por toda la habitación aunque esta se escuchaba más rasposa y grave de lo que ella suponía debía ser.

-¿Hm? - La pequeña vio confundida al otro pues no entendía que quería decir con aquella pregunta, o si no había podido terminarla por el dolor que sentía.

-¿Por qué me ayudaste? - El mayor frunció ligeramente el ceño al ver como al otro parecía no importarle el hecho de que se había metido en una pelea - Podrían haberte matado

-Te ayudé porque no soporto las injusticias y a aquellos que lastiman a los demás sin un motivo - Tsuna sonrió tratando de no subir demasiado su voz para no molestar al mayor - Además no creo que esos idiotas hubieran logrado matarme tan fácilmente - La castaña le dirigió una mirada tranquila al otro mientras se acercaba un poco más a él - ¿Cómo te llamas?

-Kyoya Hibari- El de mirada platinada mantuvo sus ojos conectados a los café del menor tratando de entender lo que había dicho, pues parecía que estaba acostumbrado a aquel tipo de trato

-Bien, le diré a mi padre que contacte a tu familia Kyo-kun - La menor se levantó del sofá en el que estaba para ir a hablar con su rubio, y a veces útil, padre

-¡Espera! - Hibari se trató de mover para detener al castaño que le resultaba tan intrigante y misterioso sin embargo este no se lo permitió pues se movió lo suficientemente rápido como para volver a dejarle acostado - ¿Cuál es tu nombre?

-Soy Tsunayoshi, hasta pronto Kyo-kun - Sin más que decir y con una ligera sonrisa en su rostro, Tsuna salió de aquel cuarto dejando al mayor solo.


En cuanto estuvo afuera la chica quiso golpearse por mentirle al azabache, pero así era mejor, no se volverían a ver por lo que prefería que no supiera su nombre real, y si el destino los hacía toparse de nuevo pues lo tomaría como una señal para ser sincera con aquel niño. Sin pensar más en ello la menor fue a buscar a su padre para que pudieran localizar a algún familiar del chico para informarle de lo que había pasado.

Por su parte el pequeño azabache sonreía muy ligeramente, ese niño era fuerte y sin duda peligroso, lo había notado cuando escucho el ligero cambio en su voz cuando aún estaban en el callejón, el pequeño era realmente poderoso y él quería ser como el castaño, por lo que entrenaría y se haría más fuerte, luego lo buscaría para enfrentarse a él, de solo pensarlo su cuerpo tembló de emoción.

Sin embargo ninguno de los dos hubiera podido predecir que sus reencuentros fueran a ser de las maneras en las que habían sido y con los problemas que habían ocurrido, aun así el destino sabia porque lo había hecho, pero para que ellos lo entendieran primero deberían aprender a confiar plenamente el uno en el otro.

Fin FlashBack


En el momento en el que Reborn llegó a la casa junto a Nana sintió un olor ligeramente diferente en el ambiente que había en el hogar, lo había sentido antes pero no estaba seguro de donde y al ver que la mujer no reaccionaba a este decidió que era mejor no decírselo pues solo la alertaría de manera innecesaria. así que sin más caminó hacía el segundo nivel mientras se despedía de la mujer diciéndole que iría a desearle dulces sueños a Tsuna antes de irse a descansar.

Cuando entró al cuarto de su Dame-alumna frunció el ceño por varios segundos antes de sonreír con diversión y malicia, una sonrisa que no prometía nada bueno para la castaña que dormía con total calma en ese momento, lo único que se podía prometer es que el de patillas iba a divertirse mucho a costa de la chica y de lo que acababa de ver.

Cerró la puerta dejando a la joven dormir, mientras veía por última vez cómo esta estaba cómodamente abrazada de la chaqueta escolar del joven demonio de Namimori y parecía no querer soltarla nunca.

Sin duda el hitman iba a disfrutar el molestar a la castaña y al azabache en los próximos días.

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Hola a todos, de nuevo.

Me disculpo por tardar tanto, dejaré de prometer fechas de actualización porque no lo cumplo.

Mientras escribía el capítulo me di cuenta de que la historia lleva más de un año, que casi llego a los 20 capítulos, que tengo muy pocas líneas que dejen entrever lo que pasó en la infancia del 1827 (Hasta ahora), y que sigo sin llegar al drama central de la historia.

De cualquier forma, gracias por leer la historia y por apoyarla tanto.

Nos leemos pronto ^^/


PD: Varia ¿Hombres, mujeres o equipo mixto? Quisiera saber que creen ustedes mejor

PD2: ¿Qué me dicen de Enma? ¿Chico o chica?

PD3: Un Hibari enfermo y otro contacto de Reborn aparecerán pronto, espérenlos.

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