Capítulo I: Tsuna...¿Yoshi?
Cuando Iemitsu despertó en un cuarto del hospital temió que Nana ya le hubiera cambiado el nombre a su pequeño atún, por lo que corrió hasta llegar a donde su bebé se encontraba, dándose cuenta de que su pequeña no tenía un nombre todavía.
Su mente le decía que lo que planeaba no era buena idea pero no le importaba ya después se disculparía con Nana por lo que estaba a punto de hacerle a su pequeña, con cuidado tomo una mascarilla para evitar enfermar o algo a su pequeña y a su vez tomo un bolígrafo para anotar en el papelito que tenía la incubadora de su pequeña.
Entró en silencio en el área y con cuidado se acercó a la incubadora en la que estaba su pequeña, cuando estuvo lo suficientemente cerca destapo el bolígrafo pero antes de poder escribir el nombre de la menor un golpe llegó de la nada haciendo que se alejara con temor dado a que vio a la doctora parada a su lado.
-Iemitsu ¿Qué crees que haces? - La pelirroja vio con un tic en el ojo al esposo de su amiga
-Sora-tan déjame nombrar a mi pequeña - El hombre hablo un poco alto haciendo que la doctora le golpeara de nuevo
-Vas a despertar a los otros niños - Sora suspiro mientras veía al desconsiderado padre de aquella pobre criatura - Además Nana también tiene derecho a decidir el nombre de su pequeña hija
-Pero fue muy difícil estar de acuerdo con "Tsunayoshi" - El pobre padre de la menor recibió un tercer golpe que lo dejo totalmente inconsciente
-Si no fueras tan terco todo sería más fácil - Sin más la doctora salió de aquella sala jalando al esposo de Nana dejando así tranquila a la menor que no tenía la más remota idea de lo que había pasado.
Cuando Nana despertó recibió la noticia de que "Tsunayoshi" era de hecho una niña y aunque estaba feliz no pudo evitar pensar en qué pasaría con el nombre de su pequeño angelito pues sabía que había sido muy complejo el escoger un nombre para su pequeña cuando le habían creído varón y ahora no sabía que podían hacer.
Mientras veía a su esposo recordaba como el adoraba decir que su hijo era el fruto de su amor y un enlace que existía para recordarles lo que se prometieron al casarse, fue esa misma idea lo que la hizo decidirse por un nombre en concreto.
-Podríamos llamarla Tsuna nada más - Nana le sonrió con calma al joven doctor mientras su esposo y su amiga peleaban por el nombre de la pequeña
-Tsuna Sawada, me parece bien - Ren le sonrió de vuelta a la mujer y salió para poder terminar de llenar los datos de la menor de los Sawada.
Luego de aquel debate sobre el nombre de la menor los días pasaron totalmente tranquilos, Nana había sido dada de alta a los pocos días pero la pequeña Tsuna se tuvo que quedar en el hospital para poder examinarla y asegurarse de que todo estuviese bien con ella, después de todo debían velar de que el haber sido prematura no le dejara alguna secuela en su salud.
La pequeña Tsuna finalmente salió del hospital unos meses después de su nacimiento, sin embargo, una vez fuera del hospital, su vida comenzó a tener pequeños y ligeros cambios que afectaban su actitud, pues cada uno de sus padres la trataba de manera diferente al momento de estar solos con ella.
Cuando la menor estaba con su madre era Tsuna, una niña bastante linda y femenina, la envidia de las amigas de su madre por lo bien que se portaba y por lo tranquila que era, cosa que hacía que todo el mundo bromeara con su madre sobre con quien la casaría en cuanto fuese mayor.
Pero cuando la castaña estaba con su padre era Tsunayoshi, un niño demasiado tierno y cuidadoso, con un corazón de oro e incapacidad para ver lo malo en los demás, y era este motivo el que causaba que las mujeres que trabajaban con su padre terminaran diciendo que el pequeño sería una perfecta esposa si fuese una chica... Vaya ironía.
Tsuna poco a poco había terminado metida entre las fantasías de su padre y la realidad de su madre, pero no sabría eso hasta años más tarde.
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