"- Bienvenido a nuestra pequeña cita, cariño. Sé que no es mucho, solo estamos tú y yo compartiendo un momento a solas, como cada día, no es lo que mereces, pero si todo lo que puedo darte. Quise hacer de este un momento especial, tomarme unos minutos para compartirte mis profundos pensamientos sobre lo que siento por ti. Yo... tú... lo siento si me cuesta trabajo hablar, pero a veces consigues ponerme muy nervioso, es especial cuando me observas tan detenidamente como ahora, centrando toda tu atención en lo que serán mis siguientes palabras. Tú eres todo lo que tengo, amor, mi motivo de existir desde que tomaste este libro como de tu propiedad, desde el día en que te conocí entregué mi vida en tus manos, mi trabajo es hacerte feliz y mi paga son tus radiantes sonrisas y la inigualable sensación de satisfacción que me otorga el saber lo que soy capaz de causar en ti, aunque créeme cuando te digo que tu provocas mucho más en mí, es inexplicable, la emoción me recorre cuando te siento cerca y todo se siente tan correcto contigo. Por otro lado, cuando no estas junto a mí la desesperación me envuelve y siento tanto temor, cariño, tanto miedo de que no vuelvas conmigo, pero sé que eso no pasará, porque me amas tanto como yo lo hago ¿Verdad? El día de hoy quiero pedirte algo, algo que ya te he pedido, pero hoy lo quiero como un sello de que nuestra promesa de estar juntos prevalecerá para siempre. Estréchame entre tus brazos y apoya tus labios en mí, necesito sentir tu contacto para estar seguro, para estar seguro de que lo que vivo no es una ilusión que se desvanecerá con el tiempo -"

Como varias veces lo había hecho ya, tomó el libro entre sus manos depositando un suave beso en una de sus páginas, sonriendo feliz después de haberlo hecho.

El sonido de la puerta rompió su burbuja, provocando que frunciera el ceño pronunciadamente, mas sus alertas se dispararon cuando escucho el sonido de una llave.

Trató de levantarse a sostener la puerta, pero no alcanzó a hacerlo. La puerta se abrió en su totalidad dejando ver a las mismas personas que llevaban tratando de obtener su atención desesperadamente los últimos días.

- Realmente lo lamento Jungkook, no quería llegas a esto, pero me obligaste a hacerlo – dijo su madre mientras una lagrima rodaba por su mejilla, no le gustaba ver a su hijo en esa situación.

Hizo una seña con su mano derecha a los jóvenes tras ella, que se apresuraron a tomar al menor por sus brazos alejándolo de la cama donde estaba el libro.

La mujer caminó decidida hacia este tomándolo firmemente, dirigió una mirada de impotencia hacia la portada que en primer lugar la había cautivado tanto, no entendía como se equivocó tanto al entregar ese libro a su hijo.

- ¡Taehyung! ¡Taehyung! – Jungkook trataba de zafarse del agarre de sus amigos, queriendo apartar el libro de las manos de su madre con desesperación - ¡Suéltenme! ¡No pueden separarme de él! – gritó.

- Sí que podemos - habló la mujer – y lo haremos, por tu bien hijo – seguido de sus palabras abandonó la habitación a paso rápido tratando de ignorar los gritos desgarradores de su pequeño.