Ismael talló sus ojos por la frustración. No comprendía el final del libro, no entendía los comentarios de los leahctores, y le seguían confundiendo los mensajes que anteriormente había intercambiado con Leah, los releía, y menos comprendía la situación. 

Continuó deslizando sus dedos sobre la pantalla del celular de manera tan rápida que llamó la atención de su profesora de Literatura. 

—Ismael—dijo en voz alta la profesora—, ¿podrías continuar leyendo?

El chico bloqueó su celular y miró el libro que estaba cubriendo su pupitre. La profesora había dejado una la lectura en voz alta de La Odisea, justo cuando Ismael había recibido una notificación de wattpad, Leah había actualizado. 

Y como todo buen lector de wattpad, prefirió leer la actualización y no prestar atención a sus clases. Era mucho más importante leer libros que te interesan y no lecturas forzadas como las de clase, seguro.

Aquello lo tomó desprevenido, no sabía ni en qué párrafo iban, solo miraba letras sin sentido.

—Página doscientos treinta y ocho—susurró su compañera y amiga, Mayte. 

Ismael demoró en recorrer las páginas para llegar a la adecuada, la profesora decidió no esperar más y antes de comenzar a leer, lo interrumpió:

—Su celular—extendió la mano, con mucha autoridad. 

—Pero... —Ismael señaló la lectura—, ya encontré la lectura. 

—He dicho: Su celular—replicó, esta vez molesta. 

A Ismael no le quedó de otra que entregar su celular, ahora esperaría hasta el final del día para recibirlo, en unas cuatro horas aproximadamente. Lo peor de todo, tampoco tenía clases de cómputo para entrar a wattpad desde un ordenador. Simplemente le quedaba esperar con tortura. 

Las horas transcurrieron con lentitud, incluso sentía que los movimientos de sus compañeros eran retardados, en el receso Ismael observaba cómo los chicos de voleibol jugaban con la pelota y la gravedad parecía no salvarse de la cámara lenta. El bullicio de los chicos sonaba prolongado, las chicas caminaban a su alrededor con pasos cortos. El mundo se desvanecía, no encontraba sonido, color ni movimiento. 

Así sucedió con las clases siguientes, Ismael permaneció ansioso la devolución de su teléfono  que no llegó, al parecer, la profesora había tenido una emergencia y había salido del colegio, olvidando que el celular de Ismael estaba en su bolso. 

Ahora tendría que esperar dos días para recibir su teléfono de vuelta, puesto que era viernes y el fin de semana no tenía clases. Por primera vez en la vida, quiso que todos los días fueran de escuela si solo así recuperaba más rápido su celular. 

El camino a casa también fue difícil de sobrellevar, el embotellamiento del transporte escolar, el sonido de los autos, el clima árido, y el sol intenso le impedían prestar atención al libro que intentaba leer durante el trayecto. 

Nada funcionaba, ni los libros de su interés le permitían dejar de pensar en Leah. Necesitaba respuestas, necesitaba saber de Leah.

El rostro de las chicas que viajaban con él le recordaban a Leah, aún desconocía su físico, pero le gustaba pensar que en alguna de esas chicas se escondía ella, y eso lo tranquilizaba de la paranoia de sentir la necesidad de conocerla. 

Tomó una libreta de su mochila y comenzó a dibujar bocetos de rostros, algunos eran una combinación de las personas que estaban en el mismo autobús que él, y otros eran totalmente de su imaginación. Aun así, era imposible darle un rostro a Leah y terminó por garabatear todos los retratos y aventarlos por la ventanilla.

Mayte bufó a su lado y le quitó de las manos la libreta a Ismael.

—Eres capaz de lanzar la libreta entera, estúpido.

—No—soltó con firmeza Ismael—, en las páginas traseras escribo las ideas de los libros que quiero escribir.

—A ver—repuso Mayte.

A Ismael no le pareció mala idea mostrarle, ella también tenía un cuenta en wattpad. De hecho, antes de que Ismael fuera un aclamado autor en la plataforma, Mayte había sido de sus primeras lectoras, incluso fue su primera beta reader.

Esta vez era distinto, cuando le dio la vuelta a la libreta e intentó leer en voz alta, se dio cuenta que más que ideas, parecían cartas de amor. Ismael había escrito inconscientemente sobre sus sentimientos por Leah y solo en boca de alguien más, pudo comprender que estaba enamorado de una perfecta desconocida.

—Una historia de dos usuarios de wattpad que se enamoran, mmmh—dijo Mayte, como comentario final—, muy cliché de tu parte.

Pero Ismael no se avergonzó de aquello.

—En realidad, es un relato verídico.

—Ay sí, como si esas cosas pasaran.

A Ismael le tomó dos segundo confesar lo siguiente:

—Me enamoré de Leah—Mayte lo miró fijamente, sin comprender—, es una chica que conocí en wattpad.

—Eso es imposible, Isma, los usuarios tienen de foto de perfil a los artistas, a memes, rara vez encuentras un icono real.

—Pero no me enamoré de eso.

—¿Entonces? ¿De sus comentarios en las historias?

—Puede que sí no me respondía un comentario tal vez no hubiera fijado mis ojos en ella, pero no es la razón principal.

—¿Hablaste con ella por el buzón?—preguntó sorprendida Mayte. Ismael asintió—, vaya, sí que te interesa, recuerdo que diario recibías mensajes de chicas que alababan tu historia, o que hacían spam. Si Leah no se pierde entre todo esos mensajes, supongo que te ha de gustar mucho.

—Al principio sí—sonrió inconscientemente Ismael—, pensé que era spam porque mencionó su historia, pero en realidad me pedía que le tirara de nuevo hate.

—¿Ah?—Mayte hizo una mueca—, todos te piden que entres a leer su historia, comentes, votes, todas esas vainas wattpaders.

—Exacto—rió él—, y ella no.

—Qué extraño.

—Pero no más extraño que después de tres mensajes, ella me escribiera que no se enamoraría de mí.

Mayte frunció el ceño.

—La conversación más aleatoria que he escuchado.

—Su novela es lo más aleatorio que he leído. Sus palabras, las más extrañas. Pero sus mensajes, los más esperados para mi corazón.

Mayte no esperaba aquel final de la oración, pero decidió callar y seguir escuchando a Ismael hablar sobre la extraña relación que tenía con aquella chica misteriosa. Cuando hablaba de ella sus ojos se iluminaban, y la sonrisa le crecía de oreja a oreja.

Ismael tocó su pecho varias veces, producto del alocado latir del corazón cuando hablaba de Leah.

—Necesito conocerla—apretó su pecho—, necesito decirle que la amo.

A Mayte se le borró la sonrisa. Una cosa era aceptar que a su mejor amigo le atraía una chica, incluso toleraba la idea de un enamoramiento porque solo era una etapa pasajera, pero decir que la amaba había llegado muy lejos, decir aquellas palabras se trataba de algo permanente, y que en algún momento dado, ese amor dolería hasta lo huesos.

—No apresures las cosas—sugirió Mayte—, ¿Qué tal si nunca la encuentras en persona?

—Eso mismo temo—suspiró con pesadez—, por eso cuando llegue a casa le confesaré mis sentimientos, no puedo seguir callándome. Y menos si llega a pensar que solo me preocupa como una amiga, no quiero que mal entienda mis intenciones.

Mayte sabía perfectamente eso. Si nunca aclarabas tus intenciones, la otra persona se conformaría con una amistad. Y ya no habría vuelta atrás, sería imposible cruzar la línea entre el amor y la amistad.

—Sí, tienes que decirle antes de que sea demasiado tarde.

—¿Tarde? Vamos, Mayte, no seas pesimista.

—Solo soy realista, además, existe la posibilidad de que no te corresponda.

—Me preocupa más la idea de que le esté pasando algo malo, los últimos mensajes han sido más extraños de lo habitual. Solo me dan ganas de protegerla, cuidarla como una plantita.

—¿Eh?

—Ya sabes, Buddha decía que si te gusta una flor sencillamente la arrancas, pero cuando la amas la riegas diariamente. En ocasiones necesitará sol o sombra, a veces parecerá que se está marchitando, a veces que está floreciendo. Por eso es importante cuidarla.

—Entonces, ¿Leah es tu florecita?—preguntó no muy convencida.

—Diría que es todo mi jardín—aceptó Ismael.

Mayte bajó la mirada, decepcionada de que hasta la fecha, ningún chico se hubiera expresado así de ella. Aunque tuvieran dieciséis años, se sentía como una vida entera.

Seguro moriría sin conocer el amor, en un sofá con un libro en la mano y un gato entre sus pies.

—Eres un ridículo—intentó disimular—, mejor enséñame su perfil de wattpad, necesito ver sus listas de lectura para saber si te conviene la chica o no.

Ismael rodó los ojos.

—¿Qué?—se excusó ella—, en estos tiempos conocer la biblioteca de wattpad es un requisito para determinar qué tipo de persona es.

—Estás loca—dijo al tiempo que tomaba el celular de Mayte para teclear el usuario de Leah.

—En serio, puede tratarse de una friki que solo lee fanfics, libros cochinos, libros sangrientos, etc, etc,—comentó con humor, para que justo Ismael riera con ella. La risa de Ismael daba cien años de vida.

Cuando Mayte revisó el perfil de Leah, no le costó trabajo determinar el tipo de persona que era ella. Incluso la risa desapareció.

—¿En serio ese es su perfil?—preguntó, todavía incrédula.

—Sí—asintió—, ¿Qué tiene?

—Cariño, Leah no existe.

Ismael retrocedió su espalda, hasta pegarlo a su asiento.

—Es una cuenta de un personaje de un libro, de hecho, un bestseller.

—No sé de qué hablas—preguntó confundido Ismael.

—Usas instagram, ¿no?

—Sí, pero estamos hablando de Leah, ¿podrías centrarte?

Mayte suspiró.

—En instagram es regular que encuentres cuentas literarias que se hacen pasar como personajes de una novela. Normalmente, lo hacen los lectores de un fandom para creer que existen de verdad los personajes, es divertido...

—¡Eso qué tiene qué ver!—interrumpió Ismael.

—Que la cuenta de Leah es ficticia. Su cuenta probablemente está administrada por un fan de la novela. La chica de la que estás enamorado no se llama Leah Lee.

—Mientes—comenzó a alterarse Ismael.

—A ver, no estoy diciendo que su historia también sea ficticia—aclaró Mayte—, solo opino que no las has conocido realmente.

Ismael hundió sus dedos en su cabello ondulado.

—No tiene sentido, hemos hablado durante largas noches.

—¿Alguna vez te reveló su verdadera identidad?

—De hecho, jamás me quiso decir su información personal.

—Ahí está—anunció Mayte—. Ella solo está siguiendo su papel, no involucra la vida real.

—No es cierto—se negaba a aceptarlo Ismael. Sonaba tan descabellado.

—El personaje de Leah escribe, le gusta leer mucho y al final del libro se encuentra en peligro...

El rostro de Ismael denotaba tristeza, sus pupilas ya no estaban dilatadas.

—Aun si estás en lo correcto, no importa que no se llame Leah. Sigo enamorado de la persona que me escribió, eso no cambiará.

Mayte recargó los dedos en el puente de su nariz.

—¿De verdad no reconoces el libro? Es un éxito de la literatura juvenil, millones de chicas quieren vivir una historia de amor tan intensa como esa.

—¿Leah conoce el amor en el libro?—preguntó con temor Ismael.

—Te haría spoiler si lo digo, mejor léelo.

—¡Necesito saber ahora!

—Vale—Mayte hizo un ademán para tranquilizarlo—, no lo conoce.

—¿Entonces por qué dices que es una historia de amor?

—Es que Leah no es la protagonista—anunció Mayte—, pero como es un libro sumamente conocido, con un fandom grande, los lectores quieren a los personajes secundarios por igual. Tiene mucho hype.

Ismael pensó en preguntar el título del libro, pero al final decidió no hacerlo. Aun no podía creerlo, y aguardaba la esperanza de que Mayte estuviera bromeando.

Ya quería llegar a casa y revisar su wattpad en el ordenador, intercambiar mensajes con Leah, primero preguntar por su situación peligrosa y después abordar sus sentimientos. No interesaba nada más, ni siquiera le preguntaría por la loca teoría de Mayte.

Colocó los audífonos en los oídos y decidió mirar la ventana el resto del viaje, así ignoraría la voz de su amiga que solo buscaba proteger su corazón, aunque fuese inevitable que este quebrara en mil pedazos. 

......

n/a: Esto está llegando al final, pipol :( ¿cómo creen que termine? 

¿Qué piensan?

¿Teorías que se confirmaron? ¿Teorías nuevas?

Espero que les haya gustado este capítulo narrado, por fin, tenía tantas ganas de hacer uno así, pero llegó el momentoooooooooooo. 

 Al fin, preparen sus pañuelos para el siguiente capítulo ;)