A la mañana siguiente Sindier se encontraba acostado, mirando a la mesa de noche, lo sorprende un chillido en el pasillo del lugar, el sonido era persistente y reiterado, la inquietud de Sindier no se veia saciada, así que decide subirse a su silla de ruedas, e ir hasta el origen del ruido. Al estar al borde de la puerta de su habitación, asoma la cabeza para ver de donde viene el ruido, acompañado de una lampara de kerozeno, que se encontraba en el cuarto, al oírlo de nuevo decide seguirlo, claro que no dejo de parar de escucharse.

          El ruido al parecer venia del baño frió y oscuro, que yacía en el fondo, esto se debía a que el hospital se encontraba fusionado con un hotel, claro esta que las habitaciones de los pacientes se encontraban en una gran tienda al lado de el hotel, al entrar al baño se encuentra con un ventana golpeándose con la pared creando el chillido.

—Que bueno que no era nada—dijo Sindier relajándose, mientras ponía su mano en la pared derecha del baño.

          Mientras Sindier volvía al pasillo oyó un soplido de viento, era tan fuerte que todos los pacientes despertaron, con toda su fuerzas fue tan rápido como pudo en su silla de ruedas, al salir del hotel vio un gigantesco huracán proveniente de la costa, era muy visible en el amanecer horizonte, desde la lejanía se podía ver que que el huracán tenia un ojo de aproximadamente dos kilómetros de radio.

          Aunque la noche casi era segada por el día, se podía ver que el huracán arrasaba con todos los edificios, Sindier quedo perplejo ante tal acto abominable de la naturaleza que no le tuvo tiempo de reaccionar, sus ojos quedaban clavados en la vista de aquel sufrimiento de las personas ingeridas por el fenómeno.

—Por Dios—dijo presuntuosamente al caso, Sindier con un rostro abrumado.

          Lo peor se veía venir, porque cada segundo el huracán se vislumbraba cada vez mas cerca, para su sorpresa al tratar de huir Sindier con su silla de rueda, cae de espalda.

—¡Demonios!—decía mientras tanteaba los brazos tratando de levantarse del suelo.

—¡Lo que me faltaba!—pronunció mientras veía el huracán acercarse mas rápido.

—¡Ahora si es el fin!—exclamó Sindier al notar con lo que se había tropezado era el libro del Karma.

          Por suerte el viento abrumador, creo un efecto tornado en el pasillo haciendo que se levantara, y no solo eso, también hizo que el saliera volando lejos de la silla de ruedas, al terminar desplomado en el pie de las escaleras a unos cuatros metros de la puerta principal. Ve que el huracán esta empezando a destruir todo a su paso incluyendo la ciudad donde se encontraba.

          Mientras la tormenta esraba en la plaza que quedaba frente al hospital, Sindier vio el horror del huracán mismo en acción, una anciana con ropa de colores muy fríos y su hijo también, corrían hacia el hotel buscando protección, la anciana agitaba el brazo izquierdo haciendo señales, cuando un vidrio sale del huracán y decapita limpiamente la cabeza y el brazo izquierdo de ella matándola antes de caer, el niño queda arrodillado por el tal acto natural, pero al correr de nuevo un enjambre de alambres de púas cae sobre él, desollando su brazo derecho y cercenando su pierna derecha, dejándolo invalido en la puerta del hotel, el niño mientras lloraba y lo veía Sindier, le cae una pared con vigas sobresaliendo, enterrándose en el suelo donde se encontraba el pequeño.

—¡Dios mio!—grito Sindier mientras denotaba el horror de la naturaleza desprevenidamente.

          El pasillo no era tan grande, lo cual Sindier termino siendo salpicado por la sangre de aquel infante, claro esta que Sindier se encontraba al pie de las escaleras, a unos metros del salpicar del horror, él perturbado por la escena y aturdido por las ráfagas de viento empezó a arrastrarse buscando resguardo, mientras su pelo era movido por fuertes corrientes de aire, ve una puerta cerrándose y abriéndose por el viento.

          Al arrastrarse deja rastro de sangre, de ese modo llega Sindier a la puerta para luego cerrarla, fue una labor ardua por el fuerte viento, este se vio obligado a cerrarla con bloques de construcción, debido a que no tenia seguro y no era del todo funcional, en fin los estruendos seguían ahogando el ambiente de manera que Sindier no podía oír sus pensamientos, y además las paredes del alrededor se estremecían.

          Cuando el ruido había sido tranquilizante, las luces se empezaron a apagar, de misma forma el ambiente se sentía abrumado, con fríos estímulos de la otra esquina de la habitación, la cual se encontraba oscurecida por una mancha a la vista inquietante, cada vez mas se veía decreciendo

          Esto se reflejaba en el miedo de Sindier, no solo por la razón de que acabara la luz en la habitación, sino también por un raro presentimiento de que era obra del libro, por esta razón cerro los ojos dejándose llevar por sus instintos en la oscuridad.

          Luego de un rato decide abrirlos de nuevo por la razón de que el ruido había cesado, un rostro oscuro, de inquietante procedencia y una mirada fría como el hielo, con un cuerpo ensangrentado aparece a medio metro de distancia de el rostro de Sindier, este cuerpo rojo empieza a hacer sonidos de ahogo, desde el principio ya Sindier estaba aterrado y mas por la forma en que se comportaba este ser, Sindier decide huir de ahí corriendo hacia la puerta que el había sellado y con todas sus fuerzas la abre.

          Al pasar por el umbral de la puerta el ente le trata de agarrar, y Sindier trata de cerrarla con todas sus fuerzas, al cerrarla se recuesta de la puerta, luego se levanta para admirar el escalofrío que le seguiría inclusive al dormir, era el desastre que dejo el huracán a su paso, personas cercenadas tiradas por todas partes de la plaza, bañando así la plaza y sus alrededores de sangre y miembros.