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El valle del fin

El puesto de ramen era pequeño, pero muchas personas se encontraban almorzando allí.

No muy lejos de ellas, en otra mesa, estaban sus hijas y la pequeña Denisse, acompañadas por un grupo de adolescentes muy ruidosos. Bueno, al menos, dos de ellos.

-Ese chico se parece a tí, Itachi-

Señaló al chico que se encontraba en la mesa de su hija.

-Esto es muy raro- pronunció, sarcástico -Me llamaste por mi nombre-

Ella rió, negado con la cabeza.

-Fue un desliz- indicó -No te acostumbres-

- Él es mi hermano Sasuke- respondió a su afirmación -Un pequeño Shinobi malhumorado-

En un momento, entre una conversación y otra, todo fue silencio y el suspiro enamorado de las jóvenes mujeres que rondaban en el lugar, se percibió. Un grupo de cinco hombres en su mejor estado natural, sin camisas, mojados de la cabeza a los pies, altos y extremadamente atractivos, se encontraban en la entrada del mismo, examinando con la mirada el interior.

-Dioses... Morí de nuevo y llegué al cielo- murmuró la hechicera con la cuchara a unos centímetros de su boca -Gaia, ¿Es real lo que ven mis ojos? ¿Están lloviendo hombres semidesnudos?-

- Se encuentran como quieren los desgraciados- estaba tan impactada como ella, pero carraspeó su voz, para poder hablar -¡Keilot, aquí estoy!-

Él dirigió su mirada en su dirección al escucharla y sonrió. Caminó hasta la mesa, seguido de su buen amigo Lai, mientras los otros tres dirigían sus pies a la mesa de las demás muchachas. De cerca, eran más impresionantes, todavía.

-Hola- miró a los dos hombres con ellas, extrañado - Escuché tu silbido, ¿Qué sucede?-

-Eso fue rápido- lo miró de arriba abajo, mordiendo sus labios -Necesito dinero- sonrió y terminó su ramen -Itachi, Keilot- movió su dedo de uno a otro -Keilot, Itachi-

Los presentó, ya que ambos, no se apartaban la miraba. Parecían mantener algún tipo de comunicación silenciosa que ella no entendía. Seguramente, algo relacionado con los hombres y su masculinidad.

-Bien- habló con indiferencia -Toma- le dejó una bolsita de monedas sobre la mesa -¿Puedo sentarme?-

Señaló la silla junto a ella, pero sin que le dieran permiso, se sentó con cara de pocos amigos. El silencio era incómodo. Todas las miradas del lugar, estaban dirigidas a esos hombres de torso desnudo, musculosos y ojos hermosos.

-Lai, ¿Estuviste bebiendo?-

Miró a su esposa cuando le habló.

-Sip, encontramos algo llamado sake en la casa- sus ojos verdes estaban brillosos -Era un poco fuerte, pero muy bueno-

-¿Cuánto bebiste?- volvió a preguntar con una sonrisa.

-No mucho- justificó -Cierto- le entregó unos billetes -Lamento haber tardado tanto-

-No te preocupes- mencionó, sin darle importancia - Él es Neji- observó al sujeto que ella señaló.

-Lai Row- se presentó cortante.

-Neji Hyuga- pronunció en el mismo tono -Nos vamos, Uchiha-

Se incorporaron sin desviar la mirada de los recién llegados, dejaron dinero sobre la mesa y se apartaron de allí, sin decir más.

-¿Qué rayos fue eso?-

Apuntó con su mano al sujeto moreno y mirada sangrienta que salía de allí, juntó con el otro.

-Dea me los presentó- indicó sin mayor interés -El Uchiha es bastante intimidante, de hecho-

-A ti no te intimidó en lo más mínimo- aseguró su hermana -Si tú supieras Keilot, la vergüenza que pasé - rió al recordarlo -A voz en gritó, le exigió, que dejara de mirarla-

-Bien hecho- chocó puños con su esposa en complicidad -Nadie puede mirarte más que yo, bonita- ella asintió con ojos traviesos.

-Te creo- habló su amigo entre risas -Te juro que te creo- las miró a ambas con el pecho lleno de orgullo -Ese Hyuga se veía molesto, preciosa- le acarició el cabello -¿Qué le hiciste?-

-Te juro que está vez no hice nada- levantó sus manos con inocencia - Sólo estábamos hablando. Me comentaba sobre un lugar que se llama el Valle del Fin-

-Espera- la interrumpió su cuñado -No empiecen sin mí, quiero oírlo- se puso de pie -Voy por algo de comer para nosotros- apuntó a su amigo y a él -Y nos cuentas- ella asintió, esperando.

- Así que...- habló el amo de dragones con la pequeña Denisse sentada junto a él -Ustedes tres son ninjas-

-Si- respondió el ruidoso rubio del grupo -Somos Shinobis y ella- apuntó a su amiga -Una Kunoichi médico -

-Eso es excelente- la conversación que tenían, era muy agradable -Yo soy un alquimista de fuego- chasqueó los dedos y les enseñó una pequeña llama sobre su índice -Seth es un hechicero negro, Ivi una cazadora alfa, Eyra una vidente milenaria- miraba a cada uno de ellos, mientras los nombraba -Y bueno, Deni y Elliot, ya dijeron lo que eran- terminó.

-No puedo creer que, alguien produzca fuego con sus manos con solo chasquear los dedos- se sorprendió el joven Uchiha, algo más que extraño en él -Tuve que practicar durante meses para aprender todas las posiciones de manos para lograrlo-

-Eso es nada- mencionó el hechicero negro -La mujer que ves allá, la pelirroja, puede hacer el doble de lo que Dante hace- sus ojos se dirigieron a ella -Es una alquimista muy especial, maneja cualquier tipo de elemento con sólo hacer esto- juntó las palmas de sus manos para que entendieran.

-Seguro que si- la joven Kunoichi estaba impactada -La chica de pelo azúl, estuvo aquí hace unas semanas, de hecho, ayudó a unos Shinobis heridos. Itachi y Neji, los dos ANBU que estaban con ellas, eran parte de ese escuadrón- comentó con entusiasmo -Los curaba a través de la palabra o a veces, con sólo levantar una mano produciendo luz. Al menos, eso me dijeron- levantó sus hombros sin más que decir -Pero desconocíamos que fuera magia-

-Si, lo recuerdo- aseguró de nuevo, el ruidoso Naruto -Pero en ese entonces, sus ojos eran rojos y casi no hablaba- llevó una mano a su mentón -Lo único que decía, era que, estaba de paso y que no se acercarán demasiado a ella, porque era un monstruo sin alma que podría hacerles daño - su semblante oscureció - Escucharla, era muy triste, parecía aterrada-

-Si, larga historia- indicó la hija de esta -Pero ahora se encuentra bien- la saludó con una mano -Es una hechicera muy poderosa, manipula la magia del silencio- explicó con orgullo -Algo muy poco común entre los maestros hechiceros-

-Si, ella es grandiosa, Eyra- miró a su prima y luego a la mujer en cuestión - Además, nos están llamando...- sus padres les hacían señas para que se acercaran -Creo que ya nos vamos- se incorporó de su sitio -Fue un placer conocerlos, chicos-

-Igualmente- tocó al pequeño lobito que dormía en los brazos de su dueña - Adiós, pequeño ladrón adorable-

- Déjalo - le apartó la mano de un golpe, cuando quiso picarlo de nuevo para despertarlo -Estoy segura de que nos volveremos a ver, chicho Kyubi-

Se despidió junto con el resto y se fue con los demás.

-¡Oye!- reclamó él, producto de su reacción lenta -¿Cómo sabés eso, Denisse?-

Exclamó, pero el grupo, ya estaba de salida.

-Eres un idiota, Naruto- pronunció su amiga despidiéndolos con la mano -Su novio te dijo que ella era una vidente-

-Cierto, si- llevó una mano a su frente. Su mente siempre olvidaba cosas -Me gustó el nombre- sonrió con alegría -Ahora seré el chico Kyubi-

-Juh, inútil-

Murmuró su compañero, devorando ese espantoso ramen.

En el edificio del líder de ese lugar, dos jóvenes ANBU inclinados de rodillas frente a él, esperaban la siguiente orden, después de haberle comunicado la visita de ese grupo de viajeros extraños.

-Si, yo mismo fui el que les rento la casa cerca del río-

Explicó el líder, mejor conocido como Kakashi Hatake.

-Lord Kakashi- habló el joven Hyuga -¿Creé que serán un peligro para la aldea?-

-No lo sé, Neji- sus ojos eran inexpresivos, ya que eran lo único que podían ver de él. Siempre llevaba una máscara -Sus hombres se ven muy fuertes y poderosos. Aunque la chica de pelo azúl ya estuvo aquí y resultó ser inofensiva-

-Si, Lord Kakashi- sus ojos rojos estaban fijos en él -Pero ninguno de ellos tiene chacra- aseguró -O algún tipo de kekkei genkai que conozcamos. Es muy extraño todo lo que hacen-

-Itachi, ¿Por qué llevas activado el Sharingan?-

-Lo siento- sus ojos volvieron a su normal color oscuro -No me dí cuenta-

Ese hombre, el que ingresó al puesto de ramen y se acercó a su mesa, lo había alterado de una manera inexplicable. Pero jamás lo admitiría en voz alta, él era un Uchiha, no expresaba sus emociones tan fácilmente.

-¿Cuáles son sus órdenes, Lord?-

Por suerte, su compañero lo salvó del apuro. Era lógico que lo haría, es el genio del clan Hyuga, la perspicacia en él, era un don innato.

- Sólo vigilenlos - se incorporaron para seguir la orden -Pero sean cuidadosos, esas personas no son comunes o normales-

-Si, señor- dijeron al unisono.

-Ah, Itachi...- él se detuvo -No dejes que un par de extraños te altere-

-No, señor- salió de allí a paso firme, para encontrar a Neji -¿Escuchaste eso, Hyuga?- cuestionó al salir.

-Si, lo escuché - escondió su rostro bajo la máscara ANBU -A mí también me alteraron- abrió una ventana -Pero tengo suerte de llevar el Byakugan-

-Debes sentirte afortunado- expresó con sarcasmo, colocándose su máscara de gato -Cambia esa cara de arrogancia o te la borro de un plumazo- Advirtió, antes de pegar el salto.

Llevaba máscara, ¿Cómo podía saber eso? Cierto, el Sharingan. Saltó a toda velocidad detrás de él, sin siquiera molestarse en cambiar la expresión de su cara. Malditos sean los Uchiha y todo su clan que competían con los Hyuga.

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