Cosa de cuentos
-¡Naruto!- exclamó al verlo ingresar a la floreria con su flamante esposa -¡Felicitaciones!- lo abrazó, como sólo una madre lo podría hacer -¡Hinata, linda!- con ella hizo lo mismo -¡Estoy tan feliz por ustedes que, creo que voy a llorar!- inhaló profundo entre temblores - Denme un minuto...- pidió levantando un dedo y bajando la mirada, para sostener su entrecejo -Bien...Ya está- levantó la vista, recompuesta -¿En qué puedo ayudarles?-
-Sólo veníamos a pagar el servicio de las flores al señor Yamanaka- respondió él -Y a felicitarte a tí, porque la decoración del santuario estuvo perfecta-
-No fue nada, me alegro que les haya gustado- había pasado una semana desde que ellos contrajeron nupcias -En cuanto a los honorarios, van por mi cuenta- aseguró ella - Tomenlo como un regalo de bodas- intentaron replicar -Ahorrence los comentarios, ya lo arreglé todo con el señor Yamanaka-
-Gracias- dijo la tímida Hinata.
-De nada, cariño- le guiñó un ojo en complicidad -Fue todo un placer- dirigió su mirada a él -¿Qué harán esta noche?- preguntó.
-No mucho, iremos a comer ramen con el grupo, ¿Quieren venir?-
-No, de hecho, pensábamos invitarlos a todos ustedes, ya que suponemos que hoy, es nuestra ultima noche aquí. Mañana emprenderemos el camino a casa-
-¿Ya se van?- cuestionó triste.
-Si, Naruto. Creo que al fin, después de tanto tiempo, pudimos encontrar en el mapa el camino de retorno-
-Me alegro por ustedes- mencionó sincero -Era un mapa lleno de sellos y acertijos, era difícil hacer que combine todo- rascó su nuca, nervioso -Creo que a eso se referían con estar perdidos-
-Si, era eso- aseguró, asintiendo -Pero Dante pudo con los acertijos, mientras Seth descubría la manera de romper los sellos. Esos dos son muy hábiles- tenía el pecho lleno de orgullo por eso -Bien, como les decía, antes de que me fuera por la tangente...- volvió a su conversación anterior -Si quieren venir, están todos invitados. Estaremos en el bosque comiendo y bebiendo alrededor de una fogata-
-Perfecto, ahí estaremos- la abrazó por última vez -Te voy a extrañar, hechicera- la soltó y abrazó a su esposa por los hombros -Nos vemos luego-
-Adiós, Dea y gracias de nuevo- habló ella antes de salir.
- Cuidense- los despidió siguiendo con su trabajo -Hoy será una noche de cuentos- murmuró, siguiendo con lo suyo, pero la puerta de entrada, volvió a abrirse -¡Lai!-
Exclamó al levantar la mirada. Saltó el mostrador y se colgó del torso de él.
-Yo también te extrañé - pronunció tambaleante y entre risas.
Estar tres días lejos, no fue fácil para ninguno de ellos. Acompañar al líder de la aldea como escoltas, fue algo agotador, pero habían vuelto sanos y salvos. Ahora caminaban por la aldea, en un pequeño grupo constituido por Neji Hyuga, Itachi Uchiha, Elliot Finrandi y Keilot Helsing o el Soldado del Invierno, como lo habían vuelto a llamar, buscando algo que comer. El único que no los puedo acompañar fue Lai, ya que tenía que seguir trabajando con Kakashi al llegar o al menos, eso les había dicho.
Por suerte para todos, durante esa misión, pudieron arreglar los conflictos entre ellos de la mejor manera posible. Sí, se agarraron a golpes como correspondía y así poder limar asperezas, como los hombres que eran. Ya no más problemas.
-¡Queso!- escucharon el grito de una voz inconfundible para ellos -¡Queso! ¿¡Dónde estás!?-
Ella apareció en su campo de visión, buscando algo o alguien con la mirada.
-Antes era Pepe y ahora es queso- frotó sus ojos, agotado -Esta mujer va a matarme- murmuró a sus compañeros -Nunca se casen, muchachos- aconsejó a los tres -¡Gaia!- llamó y ella se dirigió hasta él al escucharlo.
-¡Hola a todos!- los saludó con una enorme sonrisa y besó a su esposo en la mejilla -¿Cómo les fue en la misión?- se veía inquieta observando alrededor.
-Bien, un poco cansados, pero bien- respondió su esposo, sosteniéndola de los hombros -¿Qué ocurre?- se inclinó a su altura para verla a los ojos -¿Qué o quién es queso?-
-Un paciente- respondió, mordiendo la uña de su dedo meñique -Se escapó cuando lo examinabamos con Hana y no podemos encontrarlo- abrió los ojos gigantes al ver detrás de él -¡Queso!-
Salió disparada a un callejón, dejando a todos pasmados.
-No me miren así- reclamó al resto, levantando ambas manos con inocencia -Ella le pone nombres raros a las cosas- excusó, rápidamente -Tuvo un ave llamado Pepe y un escarabajo gigante llamado Ernesto- sofocó una carcajada -No me pregunten más, porque Ernesto pasó a otra vida cuando lo aplasté sin querer-
-Es cierto, lloró cuatro días por eso- dijo el Amo de Dragones, apuntando en la dirección por donde se había ido ella -Fue un funeral muy largo-
No pudieron aguantar más y rieron con toda el alma.
-No... Puede... Ser-
Murmuró el Uchiha, impactado, cuando ella apareció de nuevo, tirando de la soga que arrastraba una rata gigante.
-¡Gaia!- gritó, corriendo hacia ella y cargándola en vilo -¡Es una rata! ¡Estás loca!- la zamarreó por debajo de los brazos cual muñeca de trapo -¡Suelta eso!- exigió con asco.
-Es mi paciente, Keilot- contestó con toda la naturalidad del mundo sin soltar la soga -Es inofensivo, pero le tiene terror a las agujas- miró a la rata, aún siendo sostenida en el aire por él -¿Me bajas?-
-Quieres matarme...- no sabía si bajarla o no al suelo -Es una rata, amor ¿Sabés lo peligroso que es esto para tu salud?-
Sus compañeros estaban casi o más asqueados que él.
-Si me bajas, prometo explicarte todo con lujo de detalles- titubeó, pero igual la bajó al suelo -Queso es una invocación, según me dijeron- explicó, al encontrar el suelo bajo sus pies.
-Iluminenme- pidió brusco a los shinobis con ellos.
-Pues...- pensó el Hyuga las palabras correctas -Es cuando un animal le jura lealtad a un shinobi a través de un pacto de sangre-
Su cara demostró que, no entendió nada de lo que le dijo.
-Familiar animal, abue... Digo, Keilot- aclaró, incómodo, al llamarlo por su nombre -Es similar a la relación que tiene mam...Ivi con Levi-
-Entiendo- miró a la rata más que asqueado e impresionado -O tú con Zafira- asintieron al unísono -Bien, les creó, es inofensivo-
-Bien, estando todo aclarado- dijo ella. Miró a todos y sus ojos se detuvieron en el Uchiha, que casi no hablaba -Itachi, ¿Podrías llevarlo con Hana?- le extendió la soga -Tu casa queda de camino a la de los Inuzuka y mi horario de trabajo terminó-
- Está bien- aferró la soga con cuidado -Nos vemos esta noche- asintió -¿Sigue en pie lo que nos comentaste, Helsing?- afirmó a su pregunta -Bien, vamos Hyuga-
-Nos vemos- movió la cabeza como despedida.
-Bueno, voy a ver a Denisse, parece que el almuerzo se canceló- habló el muchacho con ellos -Adiós-
-Bien...- comentó con alegría a su esposo -Hice mi buena acción del día, Hana estará feliz de verlo- comentó, haciendo referencia al Uchiha -Es genial que los hayas invitado a la noche de cuentos-
-No tenían otra cosa que hacer, aparte de comer ramen- levantó sus hombros, indiferente
La noche llegó mas rápido de lo pensado. La última noche que estarían en aquella aldea. La última noche en la Aldea de la Hoja, como ellos les decían. Todos estaban allí, desde Kakashi Hatake, Naruto Uzumaki, los Uchihas, los Hyugas, los Inuzuka y los Yamanaka, ellos y muchos más, estaban allí. Todas aquellas personas que les habían abierto las puertas y ayudado, sin condiciones. Pero había llegado el momento de regresar a casa.
La fogata era gigante, la comida por demás deliciosa y los tragos corrían como agua. Todo era tranquilo y perfecto.
-Bien...Bien...- mencionó una Ivette un poco pasada de copas y risueña -Llegó el momento de que Gaia o Dea, cuenten una historia-
-¡Si!- exclamó su prima en iguales o peores condiciones que ella -Pero que no sea un hechizo que nos transporte a otra dimensión, por favor- rieron como locas -¿A quién le toca esta vez?-
-Dea, te toca- sonrió como psicópata, señalando a su hermana -Me gustaría que les cuentes la historia de Kelpie-
-Es una gran elección, Gaia-
Se incorporó sombría y serena, sin ningún tipo de emoción en su rostro. Nadie conocía esa historia más que ellas. Sería una gran sorpresa para todos.
-Oigan la historia que les cuento...- narró y todo fue silencio -Por testigo pongo al tiempo, que así ocurrió, el dios de la lluvia gemía y lloraba y, por séquito, la niebla le acompañó- invocó niebla entre sus manos, que lo cubrió todo -Segundos antes de medianoche, en la hora en que las brujas toman el té, donde en el horizonte del bosque se esconde, en un claro, una posada a lo lejos se ve-
Apuntó con un dedo delante de ella y una pequeña construcción, apareció entre la bruma. ¿Cómo había llegado eso allí? Antes no estaba. Los ojos de todos los presentes, se desorbitaron del terror.
-Su nombre era Kelpie, la dama del amanecer, en la noche de los difuntos se la puede ver. Tu alma quiere poseer-
El silencio era absoluto y la narración, tenebrosa. Ni hablar de la ambientación que ella le daba.
-En el bosque perdida...- siguió con voz turbia -Kelpie encuentra la posada...- señaló en dirección a donde se materializo dicho lugar pero, ya no estaba -Sin dinero, el posadero la humilla y la rechaza...- un suspiro ahogado, salió de las bocas de las mujeres presentes -Pero un joven caballero se ofrece a acobijarla- narró con ensoñación -Agradecedida y deslumbrada, Kelpie cae enamorada- sonrió con melancolía -Pero nada es como parece...-
Movió sus manos con rabia y la hoguera explotó en llamas, asustándolos a todos. Esa historia era peor de lo que imaginaban.
-Dicen que vivió atormentada, que su príncipe era de los que prometen en vano y que una vez yacida en su lecho, olvidó lo prometido y en los siguientes nueve meses, ni el pelo el desgraciado se dejó ver...-
-¡Dioses!- dijo la pequeña Denisse, en un susurro -Es... Horrible. Estaba embarazada- parecía que podía ver a Kelpie frente a sus ojos, escuchando el relato. Momento, era ella, estaba ahí -Eyra...-
Codeó a la chica a su lado y apuntó hacia el frente. Ella abrió los ojos, desmesuradamente. Ahí se encontraba ella, Kelpie, observándolos.
-¡Kelpie!- se incorporó de golpe exclamando aquel nombre y todos la observaron extraño. Sólo unas pocas personas allí podían verla -Lo siento...- mencionó, incómoda -Continúa, Dea-
El espectro había desaparecido cuando ella gritó.
-Por entregarse aquel hombre fue condenada, enterrada en vida entre muros, Kelpie murió y desde ese día, su alma te guía hacia la posada donde le conoció- movía sus manos, produciendo chispas para seguir con su relato, pero se detuvo -Naruto, ¿Te encuentras bien?-
Abrazaba a su esposa que se encontraba incólume, mientras él temblaba como una hoja, muerto de miedo.
-Perfectamente- contestó con la voz temblorosa -No me asustan para nada las historias de fantasmas- sus ojos azules estaban brillosos por el miedo -Continúa-
-Bien...- lo miró extraño. Para ser un shinobi tan fuerte, era un miedoso -Una advertencia les digo...No beses su boca si a medianoche tú la ves- señaló a los Uchihas que eran los menos afectados por el relato, al igual que el Hyuga -Pues, si acaricias esos labios siempre morirás de pie, entre aquellos muros, ya hay más cien...- guardó silencio un momento -Recuerden...Su nombre era Kelpie, la dama del amanecer, en la noche de los difuntos se la puede ver y añora un amor tener- finalizó, en un ensordecedor silencio.
En ese momento, la figura de una mujer de cabellos blancos y ojos cenizos, se materializó frente a ellos, tocando sus rojizos labios y sonriendo, como sólo un alma en pena lo podía hacer, para luego, desaparecer.
-Gracias por contarnos tu historia, Kelpie- formuló la narradora -Espero que, algún día, puedas descansar en paz, hermoso espíritu errante- hizo una reverencia a nadie en particular.
Esas chicas estaban locas, ¿Cómo se les ocurre narrar una historia de un espíritu errante que ronda en aquel lugar? ¿Qué hubiera pasado si poseía a alguien?
-¡Aaaaahhhh!- el grito eufórico de su hermana, rompió el silencio del lugar. Además de provocar infartos del miocardio en algunos y pequeños brincos asustadizos en otros -¡Eso estuvo genial!- estaba tan emocionada que, no se percató del estado catatonico de los demás -¡Y la aparición de Kelpie, fue un cierre sublime!- se puso de pie y aplaudió como loca, mientras el resto, se recuperaban del susto -¡Me encanto!-
-¡Esa es mi esposa!- el vidente estaba más eufórico o peor que ella -¡Eres grandiosa, preciosa! ¡Estoy orgulloso de ti!- su hija también aplaudía como maniática junto a él.
-Gracias- sonrió halagada -Bien, Gaia. Ahora te toca narrar el hijo de la luna-
-¿Esa historia es de miedo?- preguntó, un palidecido Naruto.
-No, sólo espera y verás- contestó y estiró su cuerpo para ser la siguiente narradora -¿Están listos?- todos afirmaron con un si, menos uno -Sasuke, ¿Qué significa ese monosílabo?- cuestionó, frunciendo el ceño y él, respondió con el mismo sonido -Voy a tomar eso como un si- le guiñó un ojo -Bien, cuenta una leyenda que, una mujer gitana conjuró a la Luna hasta el amanecer- señaló el astro del cual hablaba -Llorando pedía, que al llegar el día pudiera desposar un calé...- sonrió, mirando a su esposo con tristeza.
-Amo esta historia...- dijo su hija -Esuchen con atención- habló a los demás -Se dice que es una leyenda gitana real. Aunque en este mundo, no hay gitanos, escuchenla-
-Tendrás a tu hombre, piel morena. Desde el cielo le habló la Luna llena - continuó y transmutó sus ropas en un traje de gitana con sólo juntar sus manos -Pero a cambio quiero, el primero hijo que le engendres a él- la imagen de sus hijos cuando bebés, cruzo por su mente -Que quién su hijo inmola para no estar sola, poco le iba a querer...-
Tomó asiento en un tronco junto a su familia y guardó silencio. Miró a todos aquellos shinobis, kunoichis y humanos con cualidades mágicas o especiales, que la observaban fijo, escuchándola. Esa historia, removía sentimientos que no sabían que tenían dentro.
-La Luna quería ser madre, pero no encontró quién la ame y la haga mujer- siguió relatando con melancolía, moviendo sus manos y creando figuras con las llamas de la hoguera -Aquella gitana le preguntó a la Luna, que pretendía hacer con un niño de piel humana y ella respondió que, sería el Hijo de la Luna- una mujer embarazada, apareció entre las llamas, acariciando su vientre con tristeza -De padre de piel canela nació un niño, blanco como el lomo de un armiño y los ojos grises, en vez de ojos aceitunas- acarició el rostro de su hija que era portadora de ese mismo color de ojos -Era un niño albino de Luna. Él creyó que era el hijo de un payo, al llevar esa maldita estampa-
Cerró su mano en un puño y las figuras, desvanecieron. Miró la luna y esa noche, estaba muy llena. Parecía escucharla. No sabía si seguir con aquello, la última parte de la historia, era muy dura.
-Continúa, Gaia- la incitó su esposo -Continúa, te estamos escuchando-
-¿Seguros? ¿Quieren que continúe?- todos afirmaron moviendo la cabeza en silencio -Bien...- retorció sus manos y suspiró -El gitano, al creerse deshonrado, se dirigió a su mujer cuchillo en mano- realizó el gesto de empuñar un puñal -¿De quién es el hijo?, preguntó- su sobrina movió sus manos y nuevas figuras de aquel momento, aparecieron frente a ellos. Era una ilusión muy real -¡Me has engañado!, aseguró y de muerte la hirió por aquella traición-
Cerró sus ojos con fuerza y entrelazó sus manos, descansando su cabeza allí. Todos los presentes, no dudaban de sus palabras, en aquel mundo shinobi sucedían cosas más sádicas que aquello.
-¡No!-
Gritaron Sakura, Ino y Denisse al unísono, cubriendo sus bocas. Por otro lado, Tenten y Hana, secaban sus pequeñas lagrimas. Ivi y Eyra, aferraban sus manos con fuerza, dándose consuelo y el semblante de Hinata, era desolador. Los hombres se mantenían firmes, impertérritos y serios, escuchándola, estrangulando el mal sabor de boca que les produjo. Excepto Naruto que, tenía sus ojos empañados por aquellas lágrimas rebeldes que no dejaba salir.
-Luego se hizo al monte con el niño en brazos y allí, lo abandonó- tragó con dificultad y se decidió a culminar aquello -Muchos dicen que, en las noches que hay Luna llena, es porque el niño está de buenas y si aquel niño llora, menguará la Luna para hacerle una cuna, por que él, es en Hijo de la Luna- una lágrima rodó por su mejilla, después de que las imágenes, desaparecieran -Y si aquel niño llora, menguará la Luna para hacerle una cuna...- silencio.
Sólo suspiros y algunos sollozos, se escucharon en aquel inmenso bosque, siendo alejados por el viento. Es cierto lo que los antiguos sabios dicen, las leyendas son lecciones, contienen verdades. Pero esta verdad revelada, era la más triste de todas.
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