Todo cambia
—Vaya veo que no nos llamaste para pedirnos consejos de belleza, Altaír se soltó el botón de la chaqueta y se sentó alejado de Yelaím, Brandon y Khalé. Brandon como siempre, le dio a su irreverente amigo una mirada severa, mientras que Khalé solo siguió con lo que sea que este hacía con aquella voluminosa carpeta que traía en las manos.
—Tienes razón Altaír, no les llamé para algo tan trivial, en realidad, —la puerta de la oficina del alfa se abrió y fue César Brito quien se asomó inseguro, a Altaír le agradaba aquel muchacho, más desde que se rehabilitó, porque a diferencia de su amigo Brandon, Altaír sí creía en que el joven lobo había aprendido de la mala experiencia.
—César, por favor toma notas, —Khalé señaló una linda laptop que los Lonesco habían donado a todas las escuelas y también le habían obsequiado una al alfa, el muchacho diligente tomó asiento y empezó a teclearlo que Altaír supuso era el encabezado.
Khalé dirigió su mirada color miel a sus amigos, se posó cuidadosamente sobre cada rostro, tratando de mantener el descontento a raya.
—Bien muchachos, les cité aquí hoy porque el consejo me está negando la custodia de los tres cachorros, Froilán, Tobías y Lando, que estaban en la casa hogar de Columba.
—Sí, ya me dijo tu madre, y Columba llamó por puro formalismo para pedir referencias tuyas para completar el papeleo, —Altaír se desparramó sobre el sillón estirando las piernas de forma relajada, —les dije que eres un excelente contrabandista.
Altaír escuchó a su amigo Brandon bufar con disgusto, —¿puedes ser un hombre maduro solo por una vez?, —Altaír no se perdió el ceño fruncido del prometido de su amigo que obviamente apoyaba a su pareja, y sin preocupación se volvió a estirar, los huesos de su espalda crujieron, definitivamente no se estaba volviendo más joven, así que cruzó una pierna y sus botas de motociclista crujieron por el movimiento.
—No, no puedo, estamos en medio de una situación de mierda, en donde la vida del alfa está siendo amenazada, si no, mira esos mastodontes que ahora lo cuidan, así que lo menos que puedo hacer es, manejar la tensión a mi manera.
Khalé suspiró y se quitó la corbata, colocándola junto a su saco que ahora colgaba en un perchero, con mucha calma su amigo se enrolló las mangas, dejando ver ese par de musculosos brazos.
Altaír no se perdió la intensa mirada que el joven y guapo lobo lanzó al alfa, aunque tampoco era algo para hacer mucho ruido, no eran sus gustos pero no era ciego a la belleza masculina de su alfa.
—En verdad quiero resolver esto, pero el consejo me está poniendo obstáculos para que yo pueda adoptar a los tres cachorros, y César, precisamente hoy me hizo ver que en las nuevas legislaciones no hay una ley que abogue por la adopción para cambiaformas solteros, que es mi situación. Y como esa añadidura está entrando tarde en el proceso de reforma, el consejo me quiere casado en tres días, —Khalé miró su reloj y sonrió con tristeza, —para esta hora, es menos el tiempo con el que cuento, de lo contrario los cachorros serán reubicados y será casi imposible traerlos de regreso, con la situación política así como está, no puedo agregar una enmienda por paternidad soltera, sino hasta la próxima reunión la cual se llevará a cabo cuando las manadas aliadas vengan para recibir a las caravanas próximas.
—¿Qué propones?, —su amigo Brandon había hecho la pregunta, mientras el enorme oso estiraba su brazo y lo pasaba de forma posesiva por la cintura de Yelaím, como si su amigo temiera que el alfa le pidiera que le ceda a su prometido, Altaír quiso burlarse de eso, Khalé suspiró cansado, las bolsas debajo de sus ojos eran gruesas y pesadas.
Altaír tiró su cabeza en el mullido respaldo del sillón, mientras su cabello largo y rubio se esparcía por el respaldo del cómodo sillón y sus manos se frotaban los ojos enrojecidos y cansados, —Espero que no quieras que yo me case contigo.
Brandon y Yelaím abrieron los ojos, de una manera muy cómica, César pareció contener la respiración y hasta los guardaespaldas miraron al alfa quien se golpeó la frente con la mano.
—¿Enserio Dunhill?, —la mirada que Khalé Renning le dirigía a Altaír, no tenía precio.
Altaír quería reírse todo lo que pudiera, en cambio se mostró indiferente, —No lo sé, el que necesita una esposa eres tú, no yo, —de reojo Altaír miró a César quien observaba sorprendido aquel intercambio tan extraño, como si el muchacho no diera crédito a lo que escuchaba y sobre todo que entre los tres amigos pudiera existir esa relación. Altaír observó a su amigo, cuyo rostro era la imagen viva del cansancio.
—Altaír, Brandon y Yelaím, —la voz de Khalé era tranquila como la muerte, —necesito una pareja y les informo que estoy seguro de que mi opción es la mejor para esas crías, para la manada y para mí, —todos levantaron la mirada con expectación, seis pares de ojos sobre el alfa, esperando el anuncio más importante dentro de la manada, —creo firmemente que César Brito es la mejor opción.
A Altaír no le sorprendió la noticia, pues realmente César era un tipo muy apuesto, es más, se podría considerar hermoso, con unos ojos azules tan intensos y un cabello negro muy bonito, el muchacho era una agradable persona y tenía un cuerpo bastante follable, así que no, no le parecía mala idea, además Altaír tenía sus sospechas con su amigo gorila y con lo protector que se había mostrado desde que el lobo estuvo hospitalizado, a diferencia del prometido de Brandon que se mostró bastante molesto y cuestionaba las elección de su alfa, pero se mantuvo callado, observando nada más y compadeciendo al pobre Brandon, mientras su amigo el oso parecía mortificado intentando contener al venado furioso.
—Yelaím, tú de todos en esta oficina debería saber que a veces el amor es en verdad un remedio, pero no un amor romántico y estúpido, de esos que parecen solo volutas de humo, que después de segundos ya desapareció, sino un amor que desea ayudar a sanar, que desea con todas sus fuerzas mostrar la valía de la otra parte, un amor que desea restaurar y estar ahí para que cuando esos ojos como el cielo te miren y puedan por fin ver a través de ti, —Khalé hablaba, pero en realidad miraba a César que respiraba profusamente aun con los ojos inundados. Altaír seguía observando, maldiciendo por dentro por no traer una bolsa de palomitas consigo para disfrutar de la situación.
Después fue César quien habló y Altaír esperaba en realidad una mala actitud de parte del muchacho, teniendo en cuenta la poco romántica situación y pues tenía que aceptar que, si el muchacho se negaba, estaría muy decepcionado, ya que el apoyo del alfa había sido crucial para su rehabilitación, pero no fue el caso, sino que sorpresivamente el lobo sabía lo que era el honor y sí, Altaír no era tonto, había visto a César comerse con los ojos al alfa en varias ocasiones en esa reunión. Así que, sin esperar más, Altaír se levantó y abrazó al valiente y honesto muchacho que ya tenía su lealtad como pareja del alfa, a Altaír poco le importó que al principio el joven lobo parecía reacio al abrazo, pero luego lo sintió relajarse y corresponderle, Altaír supo de inmediato, que el joven lobo solo se estaba protegiendo, hasta que el león sintió a César temblar, el muchacho lloraba sobre su hombro y paternalmente acarició la cabeza de este, —Shhh, querido, aquí en esta tierra de Dios, no hay quien pueda vociferar ser santo, tienes todo mi apoyo para lo que sea César, el que el alfa sea un hermano para mí, no quiere decir que lo solaparé y te prometo dulce, que no será fácil asumir tu rol, pero estaremos ahí para apoyarte.
Altaír vio como Brandon se levantaba y caminaba en su dirección, y de inmediato se hizo a un lado, sabiendo que el oso no le haría daño a la pareja de su alfa, pero se mantuvo cerca por cualquier cosa y escuchó una torpe disculpa de parte de su amigo, pero así era él, torpe, tosco, pero honesto, el alfa se acercó y cruzó su brazo sobre los hombros de su pareja, en una actitud protectora, pero eso no detuvo a Yelaím que de inmediato empezó a parlotear sobre preparativos y cosas que Altaír no tenía ni la más mínima idea.
—Con gusto ofrezco alguno de los salones de eventos de Dunhill Enterprise y toda la parafernalia que necesiten.
—Gracias Altaír, gracias por esa muestra de generosidad, pero esto es algo que también debe aprobar mi prometido, —Khalé se giró para observar a César quien ahora estaba rojo como remolacha.
—Creo que me gustaría aceptar lo que ofrece el señor Dunhill, —dijo suavemente César.
—Nada de señor Dunhill, soy Altaír para ti, después de todo tú te fumaras a este espécimen, —Altaír abrazó a Khalé que sonreía al grado de que sus mejillas parecían globitos a punto de reventar.
Altaír salió del cubil alfa, dándose cuenta para su sorpresa de que ya era muy tarde, su móvil sonó una vez más, y por un momento estuvo tentado a no recibir la llamada, pero el maldito aparato no paraba de sonar, llegó hasta su auto y antes de subirse decidió ver quién le llamaba a esa hora, la foto de una pelirroja apareció en su pantalla y la voz nasal ella era justo lo que Altaír necesitaba en ese momento, necesitaba joder y hacerlo sin compromisos y Sherryl parecía la opción perfecta, ya que la chica era libre y no quería a Altaír para atraparlo, ella era una excelente amiga con derechos con toda la extensión de la palabra, —¡Sherryl!, —Altaír siguió su camino y abrió su auto solo para sentarse y continuar con la llamada, mientras hablaba vio a Yelaím y Brandon salir del cubil, la pareja lo vio y se despidieron de él con un adiós, mientras el par era toda ridícula y con sus cursis sonrisas y su mirada solo para ellos, como si los problemas de nueva tierra no existieran, Altaír frunció el ceño con disgusto de sí mismo, se estaba convirtiendo en un viejito agrio y amargado.
El timbre de su puerta sonó, Altaír se encontraba descalzo, había llegado después de su ajetreado día y se había dado un baño, su cabello aún estaba húmedo y su pantalón deportivo colgaba ligero sobre su cadera, su polla se marcaba perfectamente, no dejando nada para la imaginación, su pecho estaba plagado de tatuajes que se había hecho después de salir de la universidad. Al abrir la puerta, la hermosa pelirroja sonrió con descaro, sin disimular el entretenido paseo que se había dado con los ojos al recorrer aquel majestuoso cuerpo digno de un rey de fantasía.
—Buenas noches para mí, —los ojos chispeantes y verdes de Sherryl le sonrieron a Altaír que atrajo a la cambiaformas hasta él, para darle un largo beso de lengua, Hoy Altaír no se sentía especialmente dispuesto a estar por las ramas y esa era la ventaja de estar con Sherryl, a quien apreciaba mucho, y aunque en diversas ocasiones se había cuestionado por qué no solo se casaba con ella y hacía feliz a sus padres, pero cuando abordaba el tema con ella, la cambiaformas de inmediato decía que no, que estaba feliz de gozar de su libertad y que no estaba en su naturaleza atarse a una sola pareja, por ahora se conformaría con tener ese voluptuoso y pequeño cuerpo para saciar la tensión que se había acumulado durante esos días tan estresantes y no parecía que vinieran días tranquilos.
—Vamos a la recamara querido, —Sherryl se zafó de ese abrazo tan apretado y en el camino ella se deshacía de cada una de las costosas prendas que llevaba, culminando con la diminuta tanga de color rosa, Altaír vio la delicada prenda y quería tomarla entre sus manos y guardarla, ya que tenía cierta fascinación por ver a sus parejas femeninas usar esas prendas.
La voluptuosidad de aquella boca atrapó su polla y la trabajó como una diosa, una diosa de sexo llena de chispeante libertad y genuina alegría por saciar su más básico instinto, mientras Altaír tomaba un puño de ese cabello increíblemente rojo, su respiración se agitaba pesada y sus ojos se cerraban con fuerza deleitándose en la perfección del momento, en la perfección de poder que poseía durante el acto con Sherryl, por eso amaba joder con hembras más que con tipos, porque ellas eran sumisas y solo querían agradar a cualquier costo, lo malo era que su naturaleza las hacía más propensas a querer una relación, ya sea por su polla, su cartera o su influencia.
Cuando ambos estaban saciados, Altaír suspiró, el cansancio se apoderaba de él rápidamente y Sherryl yacía a su lado trazando las formas de los coloridos tatuajes en su pecho, —Me voy a ir en unos días, —la voz de Sherryl era relajada, así que Altaír permaneció con los ojos cerrados.
—¿A dónde iras?, —el león permaneció en reposo.
—Me enlisté en un grupo de ayuda, para abastecer a los migrantes que quedan atrapados en campamentos de refugiados.
Altaír abrió los ojos, no podía creer que su amiga hiciera tal cosa, y no porque no la creyera capaz, sino porque era algo muy generoso y altruista que normalmente los adinerados solo financiaban, gustando de ser los nombres mencionados en cada evento.
Recostándose en su codo estudió a Sherryl, ella era preciosa, era autosuficiente e independiente, nunca fue desagradable con otros y vivía según sus propias reglas. Se había revelado a la idea de que a su edad ya debería estar casada, dedicándose básicamente a trabajar, a vivir y a disfrutar, viendo el estilo de vida de Sherryl desde otra perspectiva, la cambiaformas era exactamente lo que Altaír quería ser; así que la empezó a plagar de preguntas, quería saber cómo llegó a la conclusión de romper los estándares de su familia que no eran tan diferentes de los de Altaír, ella feliz le contó su historia, llegando al momento en que ella decidió por un voluntariado al ver que otros necesitaban ayuda y ella era privilegiada al tener mucho dinero y una manada que era libre en muchas cuestiones.
—Sabes Sherryl, yo estoy en la misma posición, por favor ayúdame con el número de contacto para que pida informes, tal vez pueda ayudar de alguna manera, —los ojos de Altaír eran suplicantes.
—Mi pobre Altaír, —ella lo miraba no con lástima, sino con empatía, —sé de tus luchas, yo las he visto, recuerda que las hembras somos mucho más perceptivas, sé que las veces que me has propuesto matrimonio, en realidad lo haces para complacer, pero amigo mío, nunca habrá algo más triste que darte cuenta que complaces a otros, pero no a ti mismo, y esa será un verdadero castigo.
Altaír vulnerable parpadeo muchas veces, ella lo sabía y sentía vergüenza, vergüenza por haber permitido semejante maltrato una vez que tuvo el poder para salir de él, —¿me darás el número?, —preguntó Altaír con la intención de desviar la atención, Sherryl sonrió, también se daba cuenta de eso, así que jaló la cabeza de Altaír y la colocó en su pecho, y le dio un beso en la coronilla.
—Te enviaré el número antes de irme, ahora duerme mi dulce león, que si entras como voluntario no creo que tengamos las comodidades a las que estamos tan malamente acostumbrados.
—¿Qué dijeron tus padres de que te hayas enlistado?, —Altaír no quería dejar de lado ese tema.
Sherryl suspiró, sabía que su amigo no dejaría el tema de lado, —mi padre gritó, dijo que ya era lo suficientemente decepcionante para que se asombre de mi decisión, mi madre lloró y mis hermanas simplemente ignoraron a mis padres y decidieron apoyar con donativos, —el suave pecho de Sherryl subía y bajaba de manera acompasada.
—Me enlistaré, tendría cosas que acomodar en la empresa y en el restaurante, pero creo que puedo delegar.
La mujer dio un suave beso en la coronilla de su amigo, amaba a ese hombre, pero no de la manera que a los dos les convendría, y decir que era un amor de hermanos mientras se encontraban desnudos tal vez sería algo turbio, no, definitivamente no iría por ahí, gracias. — Cariño, tus padres te matarían, ya has tenido suficiente con las estupideces que tu padre siempre dice públicamente de ti.
Altaír suspiró sintiendo que algo se formaba en su interior, —sí pero tal vez eso sería lo más conveniente para terminar mi relación con mis padres.
Los preparativos de la boda del alfa fue una bienvenida distracción, aunque en lo personal Altaír se mantenía alejado de Yelaím que resultó ser todo un psicótico controlador, como si el venado olvidara que esa era la boda del alfa y que la de él sería en poco menos de un mes.
De manera que tal como había prometido el león, se inscribió en el programa de ayuda para caravanas, tomó cada maldita plática en línea que se impartió, envió su currículo y quedaron gratamente sorprendidos al descubrir que el millonario más famoso y codiciado era un verdadero genio con diplomados en primeros auxilios, rescate en alta mar y administración y logística. Cada curso lo había tomado durante su estadía universitaria y solo para llevar la contraria a sus padres, ahora realmente veía una utilidad. Gracias a ese programa de ayuda, Altaír fue más consciente de la precariedad que dejaban los disturbios, de la ola de desestabilidad que desataban cada día, mientras las manadas trataban de cambiar sus políticas y en muchos casos hasta cambiaban de alfas, de pronto empezó a financiar transportes para los cachorros de los campamentos, empezó a promover el donar alimentos y medicinas y hasta le donó a su alfa una generosa cantidad para los refugiados que estaban por llegar.
Pensó en acelerar sus proyectos para poder generar empleos, abriendo dos sucursales más del restaurante y aquel cine que tanto había soñado, ya era prácticamente un hecho, eso generaría suficientes empleos para mantener la economía de las nuevas familias y la de la manada en general, mientras promovía entre su círculo de empresarios el que consideraran generar más empleos.
El alfa estaba más ocupado que nunca, monitorizando la llegada de una manada que venía desde el viejo continente, se decía que en ella había un príncipe que era menor de edad y que también venía el peso pesado de la resistencia en los Cárpatos, así que el tal Lonesco por fin daría rostro a la tan malversada leyenda que se había tejido a su alrededor, y cuando se encontró a los Lonesco en la boda de su alfa, solo los saludó con un asentimiento de cabeza, mientras estos solo lo observaron y devolvieron el saludo de la misma fría e informal manera, y peor como si la presencia de Altaír no tuviera la mayor importancia.
Si Altaír fuera como sus obtusos padres, tal vez habría considerado eso como un insulto, tal vez hubiera pensado que eso era una verdadera grosería digna de contratar algunos extremistas para que les lancen huevos podridos en la fachada de su bonita casa, pero no, no era así, simplemente estaban en su derecho.
Las responsabilidades de su alfa rápidamente lo reclamaron, el consejo se negaba a abrir las puertas de la manada, específicamente Abel, un cambiaformas toro de lidia viejo y con ciertos prejuicios que, si bien no eran nocivos, sí entorpecían todo el ambiente y hasta podrían llegar a ser contagiosos, o tal vez fue Marlo Lonesco quien había envenenado al viejo cambiaformas, ya que eran muy amigos. Pero Altaír se llenó de orgullo cuando vio a su amigo hacerle frente al consejo y terminaron no sólo aceptando la orden de su alfa, sino aprobando las leyes que hacían falta, invisibilizando y empequeñeciendo la postura de Abel.
Tener varias empresas propias era un dolor de muelas, Altaír tenía que estar en todos lados, pero no le molestaba, ahora estaba en Dunhill Enterprise dando los últimos detalles para poder marcharse con Sherryl, aún no se lo había dicho a sus amigos y menos a sus padres, su teléfono móvil sonó y sonrió al ver a Khalé en la pantalla, de inmediato contestó—Altaír, han entrado conservadores extremistas hostiles en los territorios de la manada, estos son de la misma línea ideológica que azotaron a la caravana de Arslan, en el viejo continente, y saben que se dirige aquí, de hecho, la caravana ya llegó y vienen en camino.
—¿Y el misterioso Lonesco no aceptó la extracción para que el pudiera venir más seguro?, —Altaír preguntó mientras se mordía el pulgar viendo como el cargamento de muebles nuevos y sillas para una sala de cine eran acomodados en enormes bodegas de su propiedad.
—No, él tipo fue educado con un código férreo del honor y se negó a dejar a su manada, ahí también viene un chico de una de las casas reales de la isla de Galos, y sospecho que por ser fan de Arslan Lonesco, la alfa regente no aceptó tampoco la extracción.
—Déjame saber si necesitas que patrulle con el equipo de búsqueda para interceptar a la caravana y traerla a salvo a la manada, —Altaír realmente quería ayudar a su amigo, aunque no entendiera del todo el extraño honor de los miembros de las casas reales.
—Claro que te haré saber si necesito algo, por ahora es César quien deberá ir a las nuevas residencias, necesito que verifique las viviendas, como parte de su trabajo como mi esposo, pero te haré saber si te necesito, por el momento no podemos desplegar un grupo para las caravanas, sin llamar demasiado la atención porque la manada misma está en alerta por los hostiles.
Altaír sabía que algo no estaba bien, nunca era bueno cuando infiltrados lograban colarse a un territorio, había visto suficientes noticias desde que meses atrás se recrudecieron las manifestaciones en las manadas para que estas revisen sus leyes y amplíen sus reformas, y gracias a cada noticia desalentadora sabía que cuando una manada era invadida, se desataba el caos y se desestabilizaba. El león quería que su manada volviera poco a poco a la normalidad, porque los conservadores extremistas eran cada vez más violentos y atrevidos a pesar de disminuir en número.
Intercambio
—Yo seré el alfa de mi manada, —dijo el cachorro de unos doce años, su rostro pecoso y cabello negro
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