Tenemos que movernos
Los hostiles conservadores ya estaban rodeando la manada Lonesco, habían quemado las cosechas, los hospitales estaban siendo atacados, las escuelas y orfanatos no estaban a salvo. Las botas de combate, la katana de su madre, el ceñido pantalón negro, la camisa igualmente negra entallada y la larga cazadora, solo eran parte del estilo del joven rey, tan parecido a su madre, ojos rasgados, labios de corazón, nariz pequeña, cuerpo delicado y muy bajito de estatura, su cabello negro, tan negro que era desconcertante al igual que sus ojos fieros y desquiciados pero así su manada lo amaba, y Ari sabía por sus miradas, que literalmente sus vidas las dejaban en sus manos, y no, Ari no les pediría eso, Muchos ya no podían cambiar en su forma de animal, después de décadas de estar escondidos para no terminar asesinados, muchos cachorros nunca habían hecho su primer cambio por la misma cuestión habiendo sido reprimidos por supervivencia y ni aun así las cosas no habían salido bien para aquellos cambiaformas divergentes, en su manada eran pocos los que quedaban para atacar, ya no eran suficientes, ya no quedaban cambiaformas listos para entrar en batalla, pues los demás o habían muerto o Arslan por seguridad, los había transferido a manadas en las que confiaba.
Ari sabía que era hora de tomar decisiones, no tenía un consejo al cual acudir, pero creía en la democracia, por desgracia conocía a su manada y ellos decidirían quedarse y morir en un intento de innecesario patriotismo, y Ari de ninguna manera podría permitir algo así. Por eso pidió a la manada que albergaba a sus amados tíos, para que los acogieran, para que les permitieran estar ahí, si la respuesta era positiva serían semanas de peregrinar, peligros los acecharían y habría que cruzar un océano, pero esperaba que valiera la pena, y que el alfa accediera, aclarando que no buscaría permanecer en el lugar, sino solo esperar que sean más manadas las que se unieran y poder tener una ventaja en la guerra. La llamada del alfa llegó muy pronto, esta no fue interceptada, y a pesar de que el alfa Renning le había ofrecido y casi rogado por todos los medios para que Ari aceptase ser transportado por un equipo de extracción, el joven líder se negó, tampoco accedió a una vídeo llamada, porque muchos de sus enemigos ubicarían su rostro rápidamente.
—Le agradezco su ofrecimiento alfa Renning, pero viajaré con mi manda para asegurarme que estén bien, hay demasiados niños y después de años de represión muchos de los integrantes ya no les es posible contactar con su forma animal, —el alfa Renning escuchaba a través de la línea el argumento del joven alfa, y entendía perfectamente bien, pero el impresionante líder radical, la muerte sibilante, el barón de los Cárpatos, era un jodido rey, Khalé no quería arriesgarse a exponer su seguridad y ser cuestionado por las demás manadas, pero tampoco podía obligarle para que este acepte el ofrecimiento diplomático.
—Está bien alfa Lonesco, por favor avise cuando salgan, en la medida de lo posible las manadas aliadas trataran de ayudarles a pasar por sus territorios de forma segura y les proporcionaran provisiones, ellos probablemente también se unirán a la caravana que usted liderará.
—Gracias alfa Renning, tenga por cierto que trataremos de ser rápidos, y de que no le daremos problemas y muchas gracias por el proyecto de vivienda que está haciendo para darnos alojamiento, pero le reitero que no tenemos planes de establecernos en su territorio, aunque espero nos permita a mi gente y a mí ayudarles en todo lo necesario para apoyar a las manadas que sí se establecerán ahí.
Khalé sonrió, el líder radical le agradaba, era honorable y era todo un maldito personaje al cual moría de ganas de conocer, ya que su padre había visitado a Dimitri Lonesco, así que suponía que su hijo se parecería a este, y tenían muchas cosas en común, como por ejemplo una visión inclusiva de la sociedad en Nueva Tierra.
Parado sobre un viejo monumento en honor a su abuelo Yuri Lonesco, Ari habló dirigiéndose a todos los que estaban reunidos en la plaza pública: —Vean estas tierras por última vez, véanlas y preparen las maletas, aquí por el momento nada nos retiene, tenemos que movernos porque la seguridad de todos es primero, nos embarcaremos en un viaje bastante largo, cruzaremos el continente, hacia la manada de Renning quien nos espera.
Jasir empuñaba un pesado rifle, lo mismo que muchos de los que estaban reunidos.
—Escuchen a Jasir y a Azizi, ellos les organizarán, tomen lo más importante, tomen lo esencial, y vean nuestra tierra porque regresaremos y la volveremos a ocupar.
Alguien gritó cuestionando si esto era el equivalente a huir derrotado, Jasir frunció el ceño con enojo hacia el cambiaformas, un adolescente flaco y desgarbado, con demasiada actitud, Arslan sonrió de lado y se llevó las manos a la cintura, dio unos pasos y miró al cielo antes de responder.
—No Iván, la tierra te la llevas en las uñas, pero para mí, tu vida y la de cada uno vale más que una extensión, y les prometo que regresaremos, por ahora necesito que estén seguros, porque no podemos defendernos, las manadas aliadas que nos quedan cerca, están saturándose, están llenas y necesito un lugar adecuado para ustedes, así que, si eso me hace un cobarde a tus ojos, lo soy, y no voy a agachar la mirada si una espada cruza mi cuello, no voy a morir sin pelear y te recomiendo que practiques tus cambios rápidos, porque estoy seguro que nos enfrentaremos a los conservadores durante nuestro trayecto, es más, muchos vamos a caer, pero si nos quedamos aquí será peor, porque como ya vieron, no contamos con suficientes suministros médicos y la comida ya está escaseando, —el rugido y los aplausos fueron estridentes y contundentes, el chico avanzó hasta Ari y se inclinó sobre una rodilla mientras su cabeza se agachaba, —mi vida es tuya mi señor y juntaré a varios de mis amigos, para practicar nuestros cambios, —imitando al muchacho, todos los que estaban en la plaza se arrodillaron y gritaron a una sola voz, —“Larga vida a la muerte sibilante”, “larga vida al barón de los Cárpatos”, “larga vida al rey”.
Ari veía aquello como una muestra de amor, eso era algo que sus padres le inculcaron, el cuidar y valorar a cada integrante de la manada Lonesco, y se aseguraría de que así fuera.
—Tenemos unas horas, así que preparen todo, llenen los vehículos con alimentos y lo que sea que necesitemos, los enfermos y las recién paridas van en los vehículos más grandes, las mujeres y padres con niños pueden ir en camionetas o autos más compactos, y los escolares pueden ir en camiones de sus colegios, mis dos vehículos están a disposición de la manada, lo mismo que la vieja camioneta de mi padre, yo iré en la moto, saldremos antes del alba.
La muchedumbre se dispersó de manera rápida y Jasir y Azizi gritaban ordenes los demás soldados mientras estos obedientes colocaban trampas, si los extremistas entraban antes ellos harían explotar algunos lugares.
Ari entró al viejo castillo y resguardó los objetos valiosos y antiguos, los extremistas no se distinguían por ser listos, solo eran carroñeros que destruían y se conformaban con despojos.
Azizi de forma apresurada entró al castillo y se encontró con Ari dando los últimos toques a la carga de explosivos, —Mi señor acabamos de recibir un mensaje, una manada pequeña de la tribu de Jasir se dirige hacia aquí, buscan refugio, son impíos mi señor, reptiles y murciélagos, hay muchos cachorros y ellos sí pueden cambiar.
Ari de su bolsillo trasero del pantalón sacó una liga para atar su cabello, y miró con interés a Azizi, —¿Les has avisado que estamos listos para partir?
—Sí alfa, y ellos están dispuestos a caminar con nosotros y a pelear si es necesario.
—Dices que hay cachorros, ¿Cómo carajos vamos a pelear con cachorros? Y los vehículos están saturados, no vamos a poder reorganizar.
Azizi tragó con nerviosismo, —mi señor, —los ojos suplicantes de Azizi le dijeron una historia, —ahí vienen los sobrinos de Jasir, son dos cachorros gemelos de meses y uno de tres años mi señor, la hermana de Jasir murió de deshidratación en el trayecto, no hay comida para ellos en su tribu.
Las manos de Ari rastrillaron su bello rostro, cerró fuertemente los ojos y suspiró.
—Avisa que saldremos unas horas después, que cada familia tenga ropa extra para compartir y lo mismo con la comida.
Azizi se acercó a su rey y amigo, con la clara intención de abrazarle en agradecimiento por su generosidad y compasión, pero Ari lo detuvo, —ve, yo siempre estaré en deuda con cada uno de ustedes.
Con una profunda reverencia y una suave sonrisa, el cambiaformas cobra se retiró feliz a buscar a su pareja y a cumplir la orden de su señor.
En efecto la manada migrante de la selva, llegó en la madrugada, por fortuna traían algunos vehículos y motocicletas que también pusieron a disposición de las manada, Jasir lloró lo que tenía que llorar y se dio sepultura a los muertos, Azizi y Jasir tomaron a los niños y ahí delante de la manada Lonesco y los migrantes que se añadían Arslan declaró a los cachorros, hijos legítimos de la mamba negra y la cobra, y lo mismo hizo con parejas y otras familias que estaban adoptando o se estaban casando, las cosas estaban cambiando y eso necesitaba empezar ya. Antes de partir todos tuvieron un desayuno generoso a manera de actividad para que todos tuvieran la oportunidad de conocerse, y los nuevos integrantes de la manada Lonesco, juraron lealtad al rey, así se enfilaron en una larga caravana. Los cachorros, las madres y ancianos iban al centro del bloque, repletos de enseres, todos los cambiaformas con posibilidad de cambiar iban a los lados y atrás, al frente iban aquellos que no podían cambiar pero que estaban muy bien armados, las motocicletas eran todoterreno, poderosas máquinas de potentes motores rompían el silencio, y la manada de la selva trajo un tanque de guerra.
—Veo que Azizi está muy feliz con tus hijos, —Ari veía a su amigo como lidiaba con un par de bebés inquietos y un cachorrito de tres años, Jasir se sonrojó lo que su oscura piel le permitió.
—Él ya hablaba de que tal vez algún día adoptaríamos cachorros Ari, esto solo lo precipitó, y me ha asombrado como mis sobrinos de inmediato se apegaron a él, sin nunca haberlo visto.
Ari sonrió al ver como Azizi perdía la batalla para que uno de los bebés coma, ahora era padre y al valiente comandante le tocaba ir al centro del bloque junto con las demás madres y padres, —llegaremos bien Jasir, llegaremos a salvo y legalizaremos con papeles cada matrimonio y cada adopción.
Jasir sonrió tan grande que daba miedo, —yo confío en ti, confío en que cada decisión que tomes será la mejor.
—Créeme, jamás he hecho algo que no sea en pro de la manada, —Ari se ajustó la catana mientras esta se mecía con el vaivén de sus pasos, ya que por la lentitud las motocicletas se subieron a pesadas camionetas para poder de esa forma ahorrar combustible.
Los vehículos se movían lentamente, a paso de rueda porque los caminos estaban bloqueados, así que el grupo que iba delante era el que despejaba, lo cual no era una tarea fácil, ya que muchos vehículos tenían que ser empujados para lograr que pasen por los baches, dentro de los camiones los niños cantaban alegres canciones y era más iniciativa de algunas madres y maestras que optaban por distraerlos de esa manera.
Arslan observaba que los trabajos se hicieran, mientras los que estaban de guardia patrullaban, asegurando el bienestar de la ya extensa caravana.
A medida que avanzaban, Ari iba dejando atrás el paisaje familiar, la vegetación cambiaba, había lugares muy lluviosos, en aquellos la caravana fue a vuelta de rueda, despacio, teniendo especial cuidado de no reventar algún neumático o de provocar fallas mecánicas en los vehículos, lo cual les retrasaría de manera importante. Las comidas se hacían de preferencia cuando estaban cerca de algún bosque, donde pudieran acampar por unas horas, en ese momento tan breve se aprovechaba para medicar a los enfermos, para bañar a los cachorros y para revisar los vehículos y darles mantenimiento, también se aprovechaba para enviar mensajes crípticos a las manadas que les ofrecían alojamiento y víveres para que siguieran su trayecto.
Esta vez Azizi estaba manejando la pesada motocicleta de su esposo Jasir, mientras este descansaba con los tres cachorros dentro de la camioneta a la que los habían movido, porque uno de los gemelos tenía un fuerte catarro y no querían arriesgarse a más contagios.
—No estamos ni cerca de la mitad del camino, —dijo Azizi con frustración mientras vigilaba que los vehículos pesados pasen con cuidado.
—No, y me preocupa el brote de gripe, ya que los medicamentos son pocos y la prioridad son los cachorros y los ancianos, pero tenemos a dos preñadas que están con malestares, si esto se pone mal, tendré que priorizar.
—Lo bueno es que los médicos y enfermeras decidieron viajar con nosotros y ellos son los verdaderos héroes de esta caravana, —Azizi aceleraba la motocicleta para que esta pudiera pasar un bache, mientras Ari lo esperaba a un lado del camino.
— Tendré especial cuidado de recompensar a ese grupo tan valiente Azizi, y, por cierto, ¿cómo está tu bebé?
Azizi sonrió como cada que escuchaba sobre sus hijos, sonreía como quien sabe que los sueños se realizan, —mejor, Jasir se bañó en el pequeño rio con él y la fiebre bajó, también llenamos algunas botellas para estarlo refrescando.
—Nunca me los imaginé a ustedes teniendo a tres bebés a su cuidado, debo decir que la paternidad les sienta muy bien, y hasta Jasir parece más amable, o al menos no parece un bárbaro a punto de romper cuellos.
La carcajada de Azizi solo fue amortiguada por el casco, la pareja de amigos recorrió un tramo del camino en cómodo silencio, hasta que los integrantes del bloque frontal avisaron de un ataque del bando de los soldados conservadores, estos tenían la intención de parar la caravana, mientras a los costados miembros de las manadas conservadoras se cubrían los rostros con pasamontañas mientras apuntaban pesadas armas hacia la caravana.
Ari escuchó cuando el comandante que iba al frente de la caravana Lonesco intentaba negociar con los extremistas.
—Vamos hombre, danos el paso, no pretendemos lastimar a nadie, llevamos niños con nosotros, algunos están enfermos.
—Nadie puede pasar, —gritó en respuesta el extremista, —y si deciden avanzar dispararemos.
—¡Qué coño hombre!, te estoy diciendo que tenemos niños en su mayoría.
La voz de respuesta por parte del extremista era dura y determinada, —dispararemos, no nos importa si hay niños o la puta leyenda del bosque.
Arslan supo que esos soldados no estaban jugando.
—Vamos Azizi, mueve a los que puedan cambiar, que no tengan miedo y anima a los que tienen miedo de contactar con su animal, para que intenten hacer el cambio, necesitamos a todos los ferales que puedan cambiar.
—¡Ya escucharon al alfa!, —Azizi al mando, se transformaba en un tipo bastante atemorizante que nada tenía que envidiarle a su elegante esposo, al grito de Azizi los crujidos de huesos y los ligeros jadeos se escucharon rápidamente y aún los nuevos integrantes de la manada se unieron sin rechistar a las filas que atacarían a los extremistas, de inmediato murciélagos de varias especies, reptiles como dragones de Komodo, y serpientes de las más venenosas especies se abrieron camino para atacar a leones, a osos, a cambiaformas más tradicionales que no esperaban ser atacados por reptiles y murciélagos, los tiros de bala se empezaron a escuchar, al igual que los gritos de dolor y terror. Muchos extremistas salieron en estampida, huyendo despavoridos, muchos perdieron la vida por la mordedura de una serpiente venenosa o de enormes lagartos a los cuales no habían visto nunca en sus vidas y es que ninguno de estos cambiaformas extremistas estaban preparados para ver cambiaformas a los que supuestamente se había aniquilado hacía muchos años atrás.
—¡Están huyendo!, —gritó uno de los jóvenes del bloque delantero que no podía cambiar, —Azizi y Arslan gritaron que no dejaran algún sobreviviente, Arslan apostaba por el factor sorpresa, así que el bloque de contención recogía los cuerpos y los amontonaban para luego prenderles fuego.
Los niños eran puestos en el suelo para evitarles el horror que ya de por sí se escuchaba fuera, muchos cachorros lloraban desconsolados, víctimas del estrés del ataque, Arslan siempre lamentaría eso, pero lamentaría más ver esos cuerpecitos inertes en el suelo, sin que sean defendidos, por eso apostaba por la enseñanza de su padre, “El cambio no se lograba con una pomposa retórica, sino con violencia”, quería a su manada libre de persecuciones y necesitaba que más manadas se conviertan en aliadas radicales.
Parecían horas y horas las que duraba el ataque, pero en realidad se habían convertido en una maquina asesina, y todo era hecho con eficiencia, como si lo hubieran ensayado y lo único que era verdad, era que cada quien sabía su función, unos defendían a muerte, otros se deshacían de los cuerpos y la caravana seguía su camino.
Se tuvieron que parar varias veces por causa de nevadas, de fuertes lluvias o de implacable calor; mientras que el brote de gripe había sido controlado y por fortuna no hubo bajas, el bebé de Jasir y de Azizi estaba tan bien como un bebé de seis meses podía estar.
Había pasado un mes desde que salieron del valle de Lonesco, Ari recibía llamadas de Khalé Renning que lo monitorizaba desde su manada y lo mismo sucedía con las manadas aliadas. Hasta que Khalé Renning le hizo una llamada a Arslan para pedir un favor y es que ya estaban a una semana de llegar al atlántico.
—Arslan necesito un favor, sé que estás al límite con tus víveres y con la fuerza de tu manada, pero necesito tu ayuda, —Ari se rascaba la frente, ese movimiento era algo que hacía constantemente cuando se sentía nervioso, pero no le negaría su ayuda al alfa que les estaba dando asilo político.
—Lo que sea Alfa Renning, —La bota de Ari pateo una pequeña piedra que salió disparada hacia el camino, Jasir observaba a su alfa mientras este tomaba la llamada.
—Hay una manada cerca de tu camino, se dirigen al atlántico, entre ellos también hay un miembro de la realeza, es un niño, su manada ha sido interceptada, ellos son mayormente mujeres, adolescentes y niños, quiero que los custodies, que los integres a tu manada para que puedan llegar a mi manada, ellos se alojaran al igual que ustedes en mis tierras, son un linaje como el tuyo, de monarquía y tradiciones.
Ari sabía que, por logística, eso demoraría su viaje por dos o tres días si bien les iba, pues las manadas extremistas buscaban matar a los cambiaformas impíos, a los alfas y a los viejos linajes de las manadas radicales, así estos sean cachorros, los malditos extremistas lo habían demostrado varias veces desde que el conflicto entre manadas empezó. Por eso su rostro no era conocido, solo se sabía que era un líder radical, y cuando salía en televisión siempre era Jasir quien fungía de señuelo, nadie se metería con un enorme tipo de piel oscura y mirada feroz, así que los rumores decían que el verdadero hijo de los reyes Lonesco no había sobrevivido en la primera infancia, se decía que Jasir era adoptado y por eso los reyes Lonesco nunca mostraron a su heredero en público, contradiciendo la costumbre de las manadas con monarquía, así que realmente Arslan Lonesco era un verdadero misterio.
—Envíe la ubicación y alerte a esa manada para que estén pendientes de nuestra llegada, y por favor alfa, que haya suficientes barcos para llevarnos a todos a tierra del otro lado.
—Alfa Lonesco estoy en deuda con ustedes, y por los transportes no se preocupe, manadas aliadas ya brindaron su apoyo y sus tíos Drago y Úrsula Lonesco han financiado el combustible.
La llamada terminó tan pronto como empezó, para que esta no sea rastreada, —¿qué te ha pedido el alfa Renning?, —Jasir miraba a su alfa, el cual estaba sucio, lleno de polvo y demacrado, como todos ellos.
—Quiere que cobijemos a una manada que transporta al cachorro de una de las casas reales, sospecho que es el de la isla, pero no estoy seguro, solo éramos tres herederos de linaje real los que quedamos con vida en este continente.
—Arslan, eso nos va a retrasar mucho, los víveres se nos están acabando y no estoy seguro de que podamos soportar ese viaje, —Jasir sonaba preocupado.
Arslan miró seriamente a su amigo, —Lo sé Jasir, pero no podría negarme a ayudar al alfa Renning después del asilo que nos está dando.
Jasir inconforme meneaba la cabeza mientras sus manos descansaban en el manubrio de la motocicleta, —Entiendo tu punto, pero estamos al límite Ari.
—¡Bien Jasir!, ¿qué propones?, ¿quieres que le llame al alfa y le diga que no puedo, cuando él nos dará asilo por unos meses o el tiempo que duren las negociaciones entre manadas?
Jasir apretó la mandíbula y giró para dar las ordenes de descansar, porque se integraría una manada más.
La caravana paró y los integrantes salieron, el camino estaba despejado y Arslan había recibido una llamada más, temeroso miró la pantalla, era un alfa de una de las manadas radicales aliadas, les ofrecía asilo y reabastecer sus víveres, Arslan sonrió, estaba verdaderamente agradecido con aquel gesto de buena voluntad tan necesario, pues escaseaban la comida enlatada, la leche para los cachorros en primera infancia, los medicamentos y enseres de higiene.
Dos días después de lo previsto, la ahora extensa manada llegaba al atlántico, el viento salino y fresco azotaba los rostros de los cambiaformas, los niños se emocionaron al ver el mar, cerca, estaba todo tan cerca, ya mero llegarían al nuevo continente. Como siempre Jasir y Azizi gritaron las órdenes para acelerar el ritmo, querían llegar antes del amanecer para embarcarse rápidamente y por fin, descansar a bordo.
El largo malecón esperaba con buques pesados tan grandes, lo suficientemente grandes para transportar los vehículos que irían en uno de los navíos y el otro sería el que llevaría a las manadas. Ari se sentía satisfecho, una vez más la llamada de Khalé Renning fue recibida, solo que esta vez el alfa daba instrucciones para que los buques sean abordados, así también le hacía saber a Arslan Lonesco, que se había convertido en el objetivo de los conservadores extremistas, porque la cantidad de muertes a su paso durante la migración, se estaba convirtiendo rápidamente en leyenda, y como toda leyenda esta ya estaba desproporcionadamente fuera de control como una buena película de acción, que lo pintaba como una especie de exterminador fornicudo y malote.
—Se dice alfa Lonesco, que usted solo, mató a doscientos cambiaformas, en cinco minutos, —la voz de Khalé Renning sonaba divertida, mientras la risa algo maniaca de Arslan retumbaba en el teléfono.
—Le puedo asegurar que es totalmente falso, fueron cien, —Khalé sonrió nervioso, Ari sabía que esa era la cifra y el tiempo exacto en el que duró su exterminio, pero el alfa no estaba seguro de que era verdad y que era mentira con aquel alfa tan extraño, tan misterioso y de rostro anónimo.
—Como sea, estoy en deuda con usted alfa Lonesco y le informo que mi manada esta lista para recibir a la suya el tiempo que sea necesario y está usted incluido por supuesto, en la red de manadas aliadas, usted ha quedado como representante de las mandas del viejo continente, el voto se ha hecho y todos los alfas y sus consejos estuvieron de acuerdo, así que a la brevedad las negociaciones para afinar las políticas de las manadas se empezaran cuando usted este en la manada Renning.
La manada subía poco a poco a la enorme embarcación, mientras que Jasir, Arslan y varios voluntarios controlaban el acomodo de los vehículos y las motocicletas.
—Maldita sea, como añoro un buen baño con agua caliente, para luego secarme con toallas limpias y ponerme ropa fresca. —Ari sonrió ante aquel deseo antes tan cotidiano e insignificante de su amigo Jasir, el cual era un hombre rudo que amaba los baños de burbujas y la música suave en la ducha.
—Lo vas a tener querido amigo, solo espera que regresemos a nuestra tierra, porque te aseguro que esta lucha no será eterna.
El viaje en barco fue un infierno, muchos cambiaformas vomitaron, los niños gritaban aterrados por el constante bamboleo de las naves, y hasta enfrentaron un buque con extremistas piratas, Ari solo quería llegar a tierra firme y descansar.
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