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Plática

Altaír descansaba su cabeza en el respaldo del sillón, después de que sus amigos se hubieran retirado devoró el libro de biología, y en algún momento entre leer y pensar debió haberse quedado dormido, porque cuando volvió a abrir los ojos lo hizo gracias las fuertes cachetadas que recibió, presa del pánico apenas si pudo reaccionar solo para ver a Drago Lonesco y a ¿Úrsula Lonesco apuntándole con una enorme pistola?, si la situación no fuera amenazante tal vez se hubiera reído, ya que la delgada y aparentemente frágil mujer le miraba con verdadero desprecio y odio asesino, el cual estaba seguro de entender.

—¿Pero qué carajo hacen ustedes aquí?, —Altaír logró sentarse mejor, mientras su mirada desconcertada recorría el lugar esperando más personas ahí, pero una barrida rápida y descartó la idea.

Drago se alejó de él solo unos centímetros, pero era muy obvio que el tipo estaba armado, y Altaír no se sentía especialmente curioso para averiguar el tipo de armas que llevaba consigo.

No hizo falta más que un vistazo y tanto Úrsula como drago obtuvieron respuestas, —bueno príncipe de papel, veo que no puedo justificarte con la ignorancia, entonces ya sabes por lo que está pasando con nuestro sobrino, —las palabras eran filosas, definitivamente esos Lonesco eran una fuerza para tener en cuenta.

—Escucha Úrsula, —Altaír quiso sentarse mejor, pero Drago no se lo permitió, dándole un pequeño pero firme empujón, Altaír miró indignado a Drago, pero no refutó, —vale, vale, levantó las manos en señal de paz, —mira, no me voy a disculpar, porque es exactamente cómo has dicho, ya no puedo argumentar ser un ignorante, no sabía que él y yo estamos enlazados, no lo sabía y para mí es tan nuevo como para él, pero quiero intentarlo, al menos quiero intentar una relación con tu sobrino, no siento ese llamado tan fuerte como él, y ustedes más que nadie deberían entender mi posición, —la mirada de Altaír se dirigió a Drago, —¿eres un león verdad?, eres el hermano de Dimitri Lonesco, y tú, —la mirada de Altaír sobre Úrsula era más evaluativa que curiosa, —eres una maldi, —Altaír se pensó mejor y no terminó la frase tan discriminativa, —eres una cambiaformas murciélago, ¿cómo fue para ustedes?, seguro debieron pasar por lo mismo.

Úrsula por fin bajó el arma pero, eso no la hizo menos amenazante, Altaír sabía que los cambiaformas divergentes se caracterizaba por su extrema velocidad, estaba consciente de su desventaja, pero de alguna manera la mujer estaba visiblemente más relajada, aunque su sonrisa era desconcertante, como la de Ari, mientras Drago soltó un bufido divertido, y él respondió la pregunta.

—Ella me secuestró, —Drago respondió con suficiencia, —yo la odiaba, estaba en una visita diplomática con mi hermano y mi padre, y bueno, ella me vio y yo hice de todo para ignorarla, eran otros tiempos, no había tanta discriminación, aunque admito que no fue fácil asimilarlo, la parte bilógica es una puta cosa, no comprendía aquella animadversión por una hembra como ella, —Drago se sonrojo de manera adorable y Úrsula era la epitome del orgullo al ver a su pareja tan enamorado, —pero Yuri y mi padre le ayudaron.

—¿Es enserio?, —Altaír miraba horrorizado a la pareja, esperando que esos dos ancianos no le hablaran de como fue y es su vida sexual, —es verdad, —confirmó Úrsula, su pesado acento se notó por primera vez, —esa misma noche su padre dio indicaciones para que sus guardaespaldas despejaran el ala donde se hospedaban, entré a su habitación y lo dejé inconsciente.

—Te repito eran otros tiempos, muchacho, y amé cada minuto una vez que la vi desnuda.

—Mis oídos por favor, —suplicó dramáticamente Altaír.

Úrsula se acercó y le dio una ligera cachetada, —Ari es un caballero, él pudo hacerte suyo, pero te dejó en libertad, los cambiaformas divergentes podemos esperar por nuestra pareja, pero difícilmente soportaremos otro aroma de apareamiento sobre nuestra pareja, somos territoriales cachorro, eso, —otra vez la mirada de Úrsula se volvió hostil y maníaca como la de Ari, —simplemente nos desborda.

La culpa se instaló en el rostro de Altaír, era obvio que ellos sabían lo que había sucedido porque el show mediático no había cesado ni un minuto, lo cual repercutía en el deterioro emocional de Ari. Con la mandíbula apretada Ari suspiró pesadamente, mientras sus ojos se cerraban fuertemente.

—Yo estuve con alguien después de la cena, después de que tu sobrino me salvara de mi pendejo comentario, porque yo, como el jodido estúpido que soy, hablé de manera descuidada, —la voz de Altaír sonaba avergonzada y miraba fijamente a Drago.

—El problema de tu generación Altaír, es que reformaron palabras, hay un movimiento social para ser inclusivos, ¡se hizo una maldita guerra mundial!, se están dando nuevas definiciones a las orientaciones y a las diferencias, pero se les está olvidando buscar información para comprender aquello con lo que no están familiarizados, que pena para ti que tus padres murieran, pero me alegra, —Altaír suspiró fuertemente, dando la razón a las palabras de Drago, —porque eran unos intolerantes patéticos, que disfrazaban su odio con grandes donativos, así que no lamento su pérdida, lamento el cómo te reprimieron y no te prepararon para informarte de las especies divergentes. Así que tienes trabajo muchacho, —una cachetada menos agresiva se estampó en la mejilla de Altaír.

Úrsula miró al joven león, su desconfianza era evidente, pero al menos parecía menos dispuesta a matarlo, un escalofrío le recorrió la columna a Altaír, sabiendo que la hermosa y siniestra mujer no dudaría en tomar su vida.

—No soy estúpida Dunhill, he visto como devorabas con la mirada a mi sobrino, conozco esa expresión de lujuria, y en la cena con las manadas no podías disimularlo, pero lo que más me enfada es que lo hayas traicionado, tu ignorancia y maldito egoísmo envió a alguien bueno al abismo, condenaste a la soledad a alguien brillante, carismático y vibrante y si él muere tu inútil vida no valdrá algo para mí.

Altaír tragó en seco, ahora sabía que había sido un súper pendejo, —necesitaré hablar con tu sobrino, tal vez no pueda prometer amor, pero, —la mirada de Altaír se posó en la fotografía de sus padres, en ella se veían jóvenes, era de cuando anunciaron su compromiso, pero no se veían felices, no había amor entre ellos, pero aquí, la historia no se repetiría, porque estaba seguro de que Arslan Lonesco le deseaba como mínimo y no sería un hipócrita para negar que el muchacho le gustaba mucho, así que cuadró sus hombros, era hora de hacer más de lo correcto, era hora de hacer feliz a alguien que no fuera él mismo, —prometo que no descansaré hasta demostrar que podemos tener algo mejor de lo que mis padres tuvieron.

Pasaron tres días de la visita que los Lonesco habían hecho a Altaír, Ari seguía deprimido, Morrigan y Kylian le visitaron, tratando ambos de animarle, y ahí fue cuando Ari decidió que era todo, que no se precipitaría al abismo solo porque esa ladilla mamífera no le quisiera, la mirada de terror e inseguridad del joven Kill era suficiente, no sería esa clase de influencia para el joven alfa. No sería él quien ahora le diera un mensaje de derrota. Sus párpados se movieron lentamente y se estiró, sus huesos crujieron mientras los dos cambiaformas le miraban atentos, Ari sonrió, como si de un sueño despertase, madre e hijo guardaron silencio, esperando ver cuál sería la siguiente reacción del alfa.

—Sabes Morrigan, es hora de que mi manada y yo regresemos a los Cárpatos, no tengo motivo para quedarme, las vías terrestres están despejadas y las fronteras se están desarmamentando, así que podremos movernos de forma segura.

Kylian miró a su madre, el adolescente se emocionó, —¡Mami, ya podremos regresar entonces!, también tenemos una isla que cuidar, —Morrigan sonrió tiernamente mientras acariciaba la mejilla de su hijo, —sí pequeño, ya podemos regresar, —la mirada de la loba se fijó sobre Arslan, —alfa, podemos hacer el viaje juntos, —la sonrisa de Morrigan era brillante, —Sí, señor, otra aventura junto a ti, —la voz jovial de Kill hizo sentir ligero a Ari, sabía que una parte de él había muerto, pero se negaba a darle el gusto a Altaír de demostrar cuánto le afectaba aquello no lo haría, tenía mucho por vivir.

—Bueno está decidido, tenemos que hablar con el alfa Renning para hacerle saber nuestra elección, y si te parece bien, preguntaré a las otras manadas que viajaron con nosotros para ver si deciden regresar, —Morrigan se levantó y tomó la mano de Kill, el muchacho se lanzó a abrazar a Ari, quien suspiró feliz, ese joven alfa pronto le rebasaría en altura.

—Haré la llamada para avisar, —Arslan separó un poco a Kill quien se puso serio, —tuve miedo Ari, porque no parecías tú mismo, tuve miedo porque eres un hermano para mí, y sé que mi madre también te quiere. Ari revolvió el cabello del joven lobo, —lo sé, perdóname si te asusté, —Kill se alejó molesto por el trato de niño que sentía recibir, mientras Morrigan también abrazó a su amigo el alfa, —estamos listos para partir.

Khalé se sentía un poco inquieto por la llamada de Arslan Lonesco, esa simple reunión podría derivar en muchas situaciones, y sabía que el motivo era el estúpido Altaír, así que trataría de echar mano de toda su diplomacia para tener una convivencia pacífica por el tiempo en que las manadas del viejo continente quisieran estar.

Alana tocó la puerta y se asomó al escuchar la respuesta del alfa, —señor, el alfa Arslan Lonesco acaba de llegar, —Khalé suspiró, no tenía el menor caso retrasar aquel encuentro.

Alfa Lonesco, —Khalé se levantó de inmediato para estrechar la mano de Ari, quien iba vestido todo de negro como era su costumbre, las pesadas botas de combate resonaron en el pulido piso, al tiempo que la larga cazadora se ondeaba junto con la inseparable katana atada a la esbelta cintura, Khalé sería un mentiroso si negara que el joven era una excesiva belleza, sabía muy bien que era un muy atractivo tipo, no tan exuberante como su hermoso esposo, pero sí que daba una buena batalla, Ari ajeno a la evaluación de Khalé, sonrió y extendió la mano en señal de saludo, el alfa la tomó, para después señalar el asiento del sillón, —por favor, —Ari se sentó, su mirada recorrió el lugar, recordando la primera vez que estuvo ahí, de eso hacía ocho semanas.

—¿A qué debo su visita?, —Khalé se sentó en su silla y mantuvo la mirada al frente, tratando de parecer lo más calmado posible.

Ari sonrió y sus delgados brazos se asentaron en las rodillas, Khalé lo observó de forma detenida, si bien el joven alfa parecía el mismo, en realidad no lo era, su mirada era como ver un trozo de hielo, lejos de la chispeante vibra que le acompañaba, con eso Khalé pudo medir el daño que su estúpido amigo había provocado.

—Regresaremos a nuestros lugares de origen, tanto la alfa regente, Morrigan, como los demás y eso me incluye, le estamos agradecidos por su hospitalidad, por la ayuda humanitaria y por todas las reformas en favor de los cambiaformas divergentes y de las nuevas familias, porque su cambio ha logrado no solo extenderse, sino concientizar a la nueva sociedad que actualmente se está formando, necesitamos regresar para reconstruirnos como sociedad y, sobre todo, para reconstruirnos como personas, —la voz de Ari nunca cambió de entonación y a Khalé le sorprendió la estoica conducta, no era indiferente, más bien lo consideraba netamente su asunto, sin embargo Khalé sabía que el mensaje de Arslan Lonesco era alto y claro, "Necesito reconstruirme", Khalé sintió un profundo respeto por el muchacho, contrario a su temeroso pensamiento, Arslan no estaba declarando la guerra, simplemente necesitaba reagruparse y seguir, y el gorila supo que el joven lo lograría, no sabía cómo, pero el muchacho tenía una mirada determinada, a diferencia de su amigo que parecía perdido y triste, Khalé estaba seguro de que su amigo si no lograba reconstruirse, se iría en picada.

—Ari, es un honor haberles tenido en la manada, gracias por la confianza, gracias por toda la ayuda y siempre, te estaré agradecido por haber salvado a mi esposo.

Ari sonrió, se levantó y cuadró los hombros, el cabello le llegaba hasta los hombros, todo él tenía un puto aire principesco, —Siempre seré yo el agradecido, y sin más, Ari estrechó y abrazó al alfa Renning.

Con cada paso Arslan sabía que dejaba atrás parte de su corazón, y estaba decidido a sobrevivir, a encontrar a alguien para compartir su existencia, no le daría el gusto a la soledad, no había recorrido un maldito infierno para terminar sumido en una suicida depresión, saldría, saldría porque podía, porque el dolor sería su compañero, pero no su amigo.

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