Nos vamos a casa
Arslan miraba atentamente los grandes barcos que estaban en el puerto de abrigo, eran muchos y enormes, a su lado Kylian y Morrigan se abrazaban, deseando estar ya en su pequeña isla, pero odiando despedirse de su mejor amigo, seguros de que tardarían un tiempo en volver a verse.
—Nos espera mucho trabajo Ari, —Morrigan ajustó la bufanda de su joven hijo quien estaba algo cabizbajo y se mantenía en silencio.
—Las reconstrucciones no son tarea fácil Morrigan, y no es la primera a la que me enfrento, pero ahora lo haremos con libertad, sin estar protegiendo nuestras fronteras o exponiendo a nuestras manadas, —Ari pateó una pequeña piedra, que casi se deshizo gracias a su bota.
—Tienes razón Ari, estamos en paz, después de tanto tiempo, y tantas vidas, —la mirada de Morrigan se nubló por las lágrimas, Ari supo que estaba pensando en Darren, quien había muerto cuando los extremistas atacaron las caravanas que iban rumbo a Britania para firmar la primera lista de paz, pero era el joven Kylian quien le preocupaba, pues el muchacho siempre inquieto y alegre había dado paso a uno callado y hosco, este se había alejado del abrazo de su madre, Ari lo observó, vio cuando este sacó un teléfono y la pantalla brilló con la imagen de Lando, Lando Renning, el hijo mediano del alfa Khalé, la imagen del lindo cachorro rubio, pecoso, con ojos tan azules y llamativos, mientras reía como solo un niño de cinco años podía hacerlo, aunque a Ari le había parecido un pequeño retraído y callado, obviamente el joven Kill había imprimado en el chico Renning, Ari suspiró con pesar, ya que Kill era siete años mayor que el preescolar que acababan de dejar atrás, sabiendo que los años no serían fáciles de sobrellevar para el joven alfa, suspiró con tristeza, así maldiciendo a la naturaleza por lo mezquina de la situación a la que el muchacho tendría que enfrentar, años de espera y de incertidumbre, de encuentros y desencuentros, pero al menos tendría su oportunidad.
Mientras que su propio corazón latía para sobrevivir, ya sabía claramente que una parte Altaír la había destruido, sí la naturaleza era una perra mezquina que podría arruinar aún a la persona más buena si con eso lograba que sus leyes se llevaran a cabo. Kylian ajeno a todo, guardó su teléfono y se acercó a un Arslan que meditabundo miraba el mar, mientras la oscuridad se cernía con poder sobre el puerto, a la misma vez que el viento frío soplaba revolviendo cabellos y haciendo que los niños pequeños que jugaban por ahí soplaran para formar volutas de vapor los cuales les hacían reír.
—Te voy a extrañar mucho, —la voz de Kill sonaba dolorosamente segura, Arslan sonrió de lado, apartando su mirada del gélido mar.
—Yo también te voy a extrañar joven alfa, si me llegas a necesitar estoy a una llamada de distancia, pero antes recuerda, te debes a tu manada, reconstruye y aprende, Darren era un excelente alfa, pon su nombre en alto y en su momento, las manadas te reconocerán por ser tú, —la mano de Ari apretó el delgado hombro del muchacho desgarbado, de cabellos negros y despeinados, Ari sabía que este muchacho despistado y lleno de juventud era alguien que trascendería, lo haría por sí mismo y Ari lo apoyaría en todo lo que este necesitara.
Kylian sonrió de lado, pero su mirada estaba lejos, Ari sabía a dónde iba cada suspiro, con dolor el primer amor de Kylian era también su persona destinada, eso era un poco lindo y también doloroso, pero Ari auguraba algo bueno para esa incipiente historia.
Con toda la malicia de quien quiere fastidiar a un joven para distraerlo, Ari sacudió el cabello rojo del muchacho, ganándose con ello la mirada furibunda del mismo.
—Tranquilo semental, ¿sabes lo qué te sucede?, —Ari estudiaba el rostro de Kill, que estaba rojo por el frío y la vergüenza.
—Bueno, yo, —la torpe conducta solo hizo que Ari sonriera aún más, mientras paciente esperaba la respuesta del muchacho, aunque Ari estaba seguro de que el jovencito no quería tocar ese tema con él, por temor a ser avergonzado.
—Lo averiguaras Kill, pero te diré algo, el tiempo pasa tan rápido que cuando te des cuenta, volverás a encontrarte con amigos que sientes tan queridos así que mejor céntrate en aprender, en mejorar como persona.
Kill sonrió aliviado, pero aquellas palabras no mejoraron del todo su estado de ánimo, pues el muchacho aún no identificaba aquel poderoso sentimiento que lo poseía. Ya que en los cambiaformas todo sucedía gradualmente, por ahora él extrañaba a su amigo tan querido, a un amigo al que sabía debía proteger y cuidar como a su propia vida.
—No entiendo, —la voz de Kill era suave, con ese tono no del todo masculino, tan típico en la adolescencia y sonaba desamparado, —he crecido con amigos, chicos que están conmigo desde la cuna, por los cuales no me siento ni de cerca de esa forma, pero con Lando Renning, —la delgada y venosa mano de Kill se dirigió a su rebelde cabello, —es varios años más joven que yo, casi no habla, y ¿te has fijado que es muy raro que sonría?, pero conmigo, era impresionante, era como si su sonrisa fuera mi sol del día y el brillo de las estrellas quedaran cortas, —el rostro de Kylian era visiblemente rojo.
Ari lo observaba pacientemente, dejando que el muchacho derramase sus entrañas con él.
—Así son los amigos muy queridos Kill, y uno no decide la intensidad o la furia con la que amas u odias, así que solo espera que el cachorro Renning crezca y aprenda a leer, —bromista Ari añadió, —o no creo que quieras que sea Toby quien lea las cartas que le envíes a su hermano.
Objetivo logrado Kill sonrió avergonzado, mientras la nudosa mano le daba un golpe a Ari en el hombro, —¡cállate por favor!, —pronto los dos muchachos empezaron a jugar, mientras Morrigan se acercaba a ellos, después de haber puesto orden en su manada, su embarcación saldría primero que la de Arslan.
—La cena está lista, ven a cenar con nosotros Ari, serán las últimas comidas que compartamos.
El rostro de Kill rápidamente volvió a su estado serio y lacónico, así que con un bufido molesto se apartó de su madre y su amigo caminando con rumbo al espacio que les habían asignado para su manada, mientras que la pareja le observaba en silencio, a la vez que Morrigan miraba de reojo a Ari.
—Bienvenida a la adolescencia, —Ari sonaba jovial y burlón.
—¡Cállate mocoso, solo eres dos minutos más grande que Kill!
Ari sonrió, y se acomodó las manos en los bolsillos traseros de su pantalón.
—Él mismo no comprende qué le sucede, —dijo Morrigan de forma distraída.
—Mejor, ahora necesita enfocarse en aprender a liderar, en crecer y madurar, si lo que siente por Lando es lo que es, entonces no habrá algo que hacer, solo se fortalecerá.
La pequeña mano de Morrigan subió hasta el delgado brazo de Ari, —tú sabes cómo puede ser esto, —la voz de Morrigan sonaba dolida.
Ari apretó la mandíbula, y suspiró, —no le sucederá a él, ambos son cambiaformas comunes, ellos no tienen el instinto de supervivencia activado de esa manera, es diferente para nosotros los divergentes.
Morrigan apoyó su cabeza en el brazo de su amigo, —odio a Dunhill, —fue la seca declaración de la pequeña mujer.
Ari cerró los ojos y tragó con pesar, sintiendo la bilis subir por su garganta, —yo también, pero más me odio a mí mismo por dejar que esto me afecte.
—No lo hagas Ari, permite que tu dolor salga, no lo encierres o ese feo monstruo te matará.
Ari sonrió con amargura, —¿cuál es la diferencia?, de todas maneras, ya me siento muerto, solo estoy esperando algo extraordinario que sé no sucederá.
—No digas eso por favor, mira a tu gente, mira el poder de influencia que tienes, es la pérdida de Altaír, quien es más inmaduro que Kylian.
—Sí, pero era mi inmaduro, y él no pudo verlo, —por primera vez Morrigan sintió el profundo dolor de su amigo, y cerró sus ojos deseando que este sanara, igual que deseó que su propio hijo no pasara por lo mismo, porque no sabría si podría perdonar a quien hiriera a su cachorro.
La mañana seguía siendo fría de hecho, pequeños copos de nieve caían suavemente mientras largas filas se formaban en el puerto de abrigo en donde los guardias y voluntarios ayudaban a organizar a las manadas, empezaba el éxodo de regreso, y es que para cualquiera que nunca hubiera pasado por una guerra, aquel enorme movimiento por parte de las manadas pudiera parecer algo innecesario e ilógico, pero lo cierto era que la comida escaseaba, al igual que los suministros médicos y hasta los servicios más básicos, era simplemente cuestión de supervivencia, los hospitales habían sido derribados en la mayoría de las manadas, mientras que los servicios de ayuda humanitaria no se daban abasto, a la par que al otro lado del continente un oven alfa se levantaba haciendo cambios importantes que desafiaban la moral de los cambiaformas extremistas y conservadores. Este atrevido alfa se casaba con un lobo, siendo él un cambiaformas gorila, mientras que adoptaba a tres cachorros de diversas especies, y su manada a la vez era un refugio para cambiaformas divergentes y para parejas diversas, su padre Rasei Renning había empezado con esa inclusión, y fue su hijo quien lo llevó un paso más, al exigir la legalización de los matrimonios diversos y la adopción para parejas no heteronormadas, al igual que para cambiaformas solteros o solteras. Así que Arslan había optado por buscar una alianza con aquel líder, necesitaba copiar su modelo, para poder replicarlo y tal vez mejorarlo en su manada la cual tenía la desventaja de provenir de un asentamiento caracterizado por la ignorancia milenaria, que creía en supercherías y le había costado mucho a su abuelo Yuri Lonesco animar al cambio en aquella zona, y el viejo bastardo lo había logrado emparejando a su hijo Dmitry Lonesco con la hija del alfa de una manada de divergentes o mejor conocidos como impíos, así que todos estos cambios no eran recientes, sino que se habían cocinado a fuego lento por generaciones, pero habían ganado terreno de manera rápida, y ahora era el momento de regresar, de reconstruir bajo la protección de tratados de paz que se realizaron en medio de tensas negociaciones, mientras los grupos extremistas eran fácilmente doblegados.
Ari miraba las largas filas y los embarcaderos que de lejos preparaban sus enormes embarcaciones para realizar todos los largos viajes. Según sus cálculos sería cosa de un día para que Ari tomara por fin su embarcación, había decidido que viajaría con su manada, juntos, en señal de unidad y junto con Azizi y Jasir, decidieron que cada miembro de la manada tendría asignada una tarea para la reconstrucción, mientras que la manada de la hermana fallecida de Jasir que había pedido refugio decidieron regresar a su lugar de origen, despidiéndose de toda la manada que los había acogido gustosos y jurando lealtad a la manada Lonesco.
—La manada está muy emocionada Ari, —la rasposa y sibilante voz de Jasir rompió el hilo de pensamientos que el alfa Lonesco empezaba a acumular.
—Todos estamos emocionados Jasir, si no, mira a Azizi, está loco con tus hijos quienes por fin verán la tierra en donde crecerán.
Ambos hombres voltearon a ver al elegante hombre que hacía caras tontas a sus cachorros, mientras estos reían felices. La pesada y gran mano de Jasir se posó en el hombro de su alfa y amigo, —todo esto te lo debemos a ti Arslan, tengo una familia, tengo la libertad legal de decir que son mí familia, de que lleven mis apellidos y se beneficien de mi trabajo, eso es algo que tu consolidaste y por lo cual, en esta manada como comprobaste, todos te respaldan, por la libertad que se nos concedió desde tu abuelo, tu padre y hasta llegar a ti.
Ari se apartó un mechón de cabello, su mirada era vacía, y en serio quería estar feliz por poder regresar a su territorio y levantar en esplendor a su manada, por desgracia su fragmentado corazón se negaba a cooperar, volviéndose un autómata torpe y miserable, pero sabía que no sería para siempre, se negaba a tener la sentencia del corazón roto por la pérdida de la pareja destinada, así que se enfocaría en lo obvio, era joven, poderoso, hábil y temido, no era su culpa ser un cambiaformas divergente, y se negaba a actuar como un adolescente adolorido, y sin querer su mirada se enfocó en un Kill quien permanecía callado a lado de su madre quien junto con sus personas de confianza organizaban la distribución para subir a las embarcaciones, sí, no sería ese tipo de deprimido, ya estaba bastante grandecito para eso, así que con una enorme sonrisa algo desquiciada, le respondió a Jasir, —así es Jasir, y nos vamos a casa.
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