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Lejos

Altaír salió a la calle en su hermoso auto deportivo, a tres días de la visita de los Lonesco no había reunido el valor para visitar a Ari, también el tiempo le hacía falta pues las situaciones legales de sus padres eran enredadas y complicadas dada la emancipación legal que él había hecho meses atrás, así que estaba en medio de comprobar la legalidad de su parentesco y de descubrir que sus padres le habían heredado todo, y si era justo eso nunca se lo había esperado, así que cuando dejaba las oficinas de los abogados, que se situaban en una de las calles que daban a la salida de la manada, le sorprendió ver el alboroto, era una larga fila de vehículos los que estaban delante y detrás de él, no fue hasta que después de unos desesperantes minutos, en un cruce cuando hizo su alto, un policía se le acercó y este rápido le reconoció,

—Buenas tardes señor Dunhill, por favor avance dos esquinas más y de vuelta a la izquierda, por ahora las caravanas estarán moviéndose son las siete que llegaron refugiadas las que emprenden el regreso, —Altaír tardó unos segundos en captar la información, así que se iba, el muchacho se iba, y aún no habían hablado, Altaír agradeció al oficial quien se acercaba a cada auto para verificar, mientras Altaír subía sus ventanillas para poder llamar a Khalé, quien no respondió de manera inmediata, sino después de cinco timbres.

—¡Hey Dunhill!, ¿qué puedo hacer por ti?, —Altaír nervioso miraba por el retrovisor tratando de tener cuidado con los autos que venían detrás de él.

—¿Dónde está Arslan Lonesco?, —la voz de Altaír era recelosa.

—Amigo, el joven alfa lleva un día de ventaja a las caravanas, porque supongo que las estás viendo, y por eso me estás llamando.

Altaír apretó su quijada, sus muelas le dolieron, pero solo pudo suspirar, —Sí, por eso te llamo, hay una puta migración, Arslan se ha ido y no pudiste tener la amabilidad de avisarme, dime mono, ¿cómo esperas que me sienta?

Khalé no se dejó intimidar por su amigo, —bueno, espero que tu pregunta no sea retórica, pero espero que te sientas como un pendejo, porque en realidad yo no tengo porque avisarte, si el joven vampiro no quiso despedirse de ti, ¿quién soy yo para contravenir sus deseos?

—Esperaba hablar con él, —replicó Altaír con amargura.

—Dejaste pasar varios días, a diferencia de ti, el joven Lonesco sabe muy bien lo que quiere, y él obviamente decidió vivir, Lejos. De. Ti, —Khalé puntualizó cada palabra.

Altaír maniobró para con cuidado poder estacionarse y de esa manera poder hablar con su amigo, —Estaba solucionando la situación legal de mis padres, —respondió Altaír con amargura.

—Perdóname amigo, pero algo de lo que estoy absolutamente seguro es de que tener una plática con el tipo al cual le rompiste el corazón, es más urgente que arreglar putos problemas legales que de ninguna manera eran apremiantes, ahora, —Khalé hizo una pausa antes de continuar, —ese muchacho sí sabía perfectamente lo que quería, y no dudó en actuar.

—Khalé, —la voz suplicante de Altaír era muy audible, por un momento se odió así mismo por esa demostración de debilidad, pero ya no podía más, mientras una realidad le golpeaba como una avalancha de tierra y rocas, otra le pedía correr tras el valiente joven que le había hecho sentir deseado, amado, valioso, con solo breves miradas, con pequeñas acciones, con valentía y dando grandes saltos de fe, y mientras en efecto Arslan Lonesco se había arriesgado a entregar su amor, Altaír obtusamente no podía ver más allá de él mismo, era un egoísta, un tonto que anestesiado por su ignorancia, no pudo ver la posibilidad de algo hermoso, de tener hijo, así como su amigo Khalé, de tener una vida junto a uno de los personajes más interesantes que había conocido.

—Lo siento Altaír, —Khalé se escuchaba derrotado, —creo que esto es algo que sin lugar a dudas te toca resolver por ti mismo.

Altaír desconectó la llamada sin sentirse molesto con su amigo, quien después de todo tenía razón, había desperdiciado tiempo, tiempo valioso, pero era suficiente, mientras su vista seguía las caravanas, se le ocurrió una idea, no estaba seguro de que esta funcionaría, pero al menos era algo, así que decido llamó a Sherryl quien respondió de inmediato.

—¿Qué sucede Alty?, —Sherryl se escuchaba ocupada.

—Hola Sherryl, imagino que estás ocupada con las migraciones, —Altaír observaba una camioneta llena de cambiaformas, estos iban cantando, alegres por regresar a su lugar de origen.

—Así es, de hecho, me asignaron para estar en el muelle internacional, —dijo alegremente.

Altaír no quería parecer grosero, aunque no podía importarle mucho, —Nena necesito un favor.

—Dime cariño, —la voz de Sherryl fue más formal.

—Necesito saber si, —la voz de Altaír se quebró un poquito, —necesito saber si Arslan Lonesco...

—¡Querido!, —Sherryl se escuchó lastimosa, —no hagas eso por favor.

—Sherryl, yo eché a perder esa relación, yo dejé ir a la persona más valiente, —Altaír apoyó su cabeza en el volante, se sentía drenado y no llevaba ni media hora en medio de todo ese jaleo.

—Mira Altaír, el rey de los Cárpatos está en espera, dio prioridad a dos de las tres manadas africanas, entre ellas la del alfa Bongana Lethabo, —Sherryl se escuchaba admirada por las acciones de Ari, —su salida está programada para mañana a las diez del mañana, esto no lo escuchaste de mí. ¿está bien?, tenemos prohibido dar información a quienes son ajenos a las manadas, y, —Sherryl hizo una pausa tomando una respiración, —técnicamente tú eres el maldito enemigo, pero si te apuras y sigues a las manadas, estoy segura de que estarás aquí a las nueve, tiempo suficiente para que hagas algunos trámites en el puerto y puedas salir a bordo del barco que conducirá al alfa Lonesco. Altaír no lo pensó dos veces, de manera que prendió el auto y se enfiló con las manadas, no tenía nada que perder y oportunamente siempre cargaba con un maletín y dos mudas de ropa y artículos de higiene básica, así que estaría bien.

—Por favor solo hazme una cita con la embajada, necesito hacer el trámite, —Altaír sabía que le debía a su amiga alguna extravagancia que a esta se le pudiera ocurrir, y así fueran sus pelotas, gustoso se las daría sin chistar.

—Dalo por hecho cariño, ahora solo espero que tu viaje sea tranquilo, —con esa frase Sherryl desconectó la llamada y Altaír llamó a Yelaím quien respondió después de cinco timbrazos.

—¡Hey jefe!, —la voz de Yelaím era distante, definitivamente sus amigos estaban disgustados con él y tenían razón.

—Hola Yel, mira estoy camino al embarcadero, saldré de los territorios de la manada.

Altaír no lo podía ver, pero al otro lado de la línea, un Yelaím fruncía fuertemente el ceño.

—¿Cómo que te vas?, tenemos mucho trabajo, —Yelaím aspiró fuertemente, —espera, ¿tienes algún problema con los asuntos de tus padres?, o ¿es una especie de exilio por el escándalo?

Altaír pacientemente seguía la larga y lenta fila, —no Yel, voy para encontrarme con Arslan Lonesco, —los gritos emocionados que siguieron después provocaron que Altaír aleje el teléfono de su oído.

—¡Bien hecho jefe!, ya sabía que no eres tan estúpido, —Altaír era ahora quien fruncía el ceño.

—Gracias, —respondió el león con el sarcasmo sangrando en su voz, pero Yelaím ni siquiera se inmutó.

—Bueno, no has sido el ser más brillante y asertivo, no puedes culparme por ello.

—Sí, sí, ya entendí, —respondió Altaír, quien antes de desconectar la llamada dio detalladas instrucciones para que Yelaím siguiera y administrara el restaurante en su ausencia, este de manera afable hizo las preguntas pertinentes, para que antes de terminar la llamada, el joven venado le deseara un feliz final a su empleador y amigo.

Tres horas después de viaje siguiendo a la caravana y después de pasar el primer retén en donde se identificó e informó al oficial, la manada con la que se reuniría, hizo el primer alto. Mientras esperaba que los oficiales revisaran vehículos al azar, el joven desgarbado que se acercó a él le observó con curiosidad, mientras Altaír sacaba su identificación para mostrarla al muchacho.

—¡Señor Dunhill, —el joven saludó como quien reconoce a una celebridad, pero no por ello dejó de cumplir su trabajo, escaneando la identificación, —¿saldrá de la manada o solo visitará alguna de las poblaciones aledañas?, —el joven soldado entregó la identificación, mientras Altaír la tomaba de vuelta, guardándola en su billetera.

—De hecho, tengo cita en la embajada para salir del país, —Altaír abrió su portezuela para poder entrar a su auto de nuevo.

—Pero no necesita viajar tan lejos señor, puede usted hacer su trámite en línea, se acaba de habilitar esa función ya que la embajada no se está dando abasto, imagino que parará en algún momento, entonces puede aprovechar, créame será mucho más fácil.

Altaír sonrió genuinamente agradecido por ese dato y empezó a moverse cuando la larga fila de autos también lo hizo mientras se enlazaba para llamar a su amiga Sherryl para que esta le diera más informes. La chica tardó unos minutos en responder.

—¡Jodido Dunhill!, ¿tienes idea de lo ocupada que estoy?, el alfa Lonesco tiene un enorme poder de convocatoria, estoy segura que este tipo instaría a vestirse con sacos de papas a todos sus seguidores y estos felices lo harían, —una extraña sensación de orgullo ajeno se apoderó de Altaír quien reconocía el poder e influencia que tenía ese muchacho tan joven sobre los demás, es por eso que no jodería más esa situación.

—Te ofrezco una disculpa Sherryl, pero ¿cómo es que estás ahora en la embajada?, —Altaír miraba con frecuencia su carril cuidando su distancia, sabiendo que en pocos minutos la lenta caravana debería de moverse más rápido en carretera.

Sherryl suspiró satisfecha una vez que escuchó la considerada disculpa, —sin problema Altaír, ahora cariño respondiendo tu pregunta, necesitaban voluntarios para organizar la salida de embarcaciones, son muchas las manadas y todas, en serio te lo digo Dunhill, todas las malditas manadas están sometidas a la de Lonesco, el tipo ni siquiera es un tirano, es un chiquillo hermoso, por cierto, —ronroneó Sherryl, quien claramente estaba provocando a su amigo, y su táctica no falló ya que Altaír gruñó posesivo, mientras la alegre leona soltaba una carcajada llena de infame diversión, —mensaje recibido cariño, ahora dime, ¿en qué te ayudo?

Altaír suspiró consciente de su infantil reacción, —Sherryl, uno de los soldados que están en los retenes me comentó sobre la habilitación de una plataforma para hacer mis trámites, ¿es verdad?

El traqueteo desde el otro lado de la línea le decía a Altaír que en efecto su amiga no había mentido al decir que estaba muy ocupada, así que sería breve, —Sí corazón, es verdad, pero tu cita está lista, de hecho, solo tendrás que pasar a ventanilla para firmar y es todo.

En realidad, Altaír se sentía agradecido con su amiga, sabía que el trámite ella lo había aligerado ya que Sherryl provenía de dinero viejo y largas conexiones.

—Gracias Sherryl, estoy en camino, aunque evidentemente tardaré un día.

—Viaja con calma, creo tendrás el tiempo justo, ya que el alfa será el último en embarcase, primero saldrán Morrigan O'Shell con su cachorro y los otros alfas. Las manadas están organizadas para optimizar los viajes y no saturar los canales, —la voz de Sherryl era alegre y paciente.

—Gracias Sherryl, y por favor te lo suplico, si hubiera algún cambio en la partida de Arslan, —Sherryl divertida lo interrumpió, —no te preocupes muñeco, yo te aviso con la condición de que me permitas tener toda la historia de cómo te lo habrás follado cuando por fin suceda.

Los ojos de Altaír giraron, estaba seguro de que las chicas amaban imaginar a dos hombres follándose como bestias, lo cual tampoco estaba tan lejos de sus planes, pero obviamente no le daría todo a Sherryl y sabía que ella solo lo decía por molestarlo.

—Sí claro, primero es que me acepte de regreso, si no, —la voz de Altaír sonaba incierta, y odiaba sentirse vulnerable.

—Pasará, te vas tan lejos por él, a un lugar incierto y que seguro tiene tanto trabajo en su manada, así que todo irá bien, —Sherry era optimista y ella en verdad deseaba que su amigo por fin madurara y fuera feliz.

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