La muerte es una celebridad
Altaír caminó en su forma de león, en realidad se cuestionaba cuanto se había perdido en los últimos años, hacía mucho que no había cambiado a su forma animal y dado una buena carrera, porque estaba más ocupado buscando de manera inconsciente la aprobación de su padre, quien no le daba una segunda mirada y ahora aquí estaba, despertando nuevamente a su amado león, con sus mejores amigos mientras uno de ellos sentía que la vida se le escapaba junto al amor de su vida.
Brandon bufaba moviendo su enorme cuerpo de oso, olisqueando cada tanto, lo mismo que los demás en la manada. De vez en cuando paraban para acercarse al río y saciar su sed. La tarde estaba cayendo, era fresca sin ser tan fría, todavía tenían oportunidad de acercarse a las cuevas.
Después de lo que parecieron horas, Khalé olisqueó nuevamente el aire, sintiendo que su vínculo con César se fortalecía, de manera imprevista, el alfa soltó un gruñido de advertencia y la manada lo siguió sin detenerse. Los gruñidos, jadeos y ruidos animales era lo único que se escuchaba, hasta que todo fue interrumpido por el ruido de una hiena que parecía correr llena de terror, avisando de esa forma su inminente muerte.
Entre la maleza y en medio de la noche, un lobo aulló, Altaír observó cómo los arbustos se movían, para dar paso al hermoso lobo que era César, este al ver a su pareja, corrió para acercarse hasta él, por instinto a penas la pareja se reconoció y el alfa se aseguró que su pareja estuviera a salvo y bien, la manada se acercó para olisquearlo, el alfa se arrimó posesivo hasta a su pareja que se recargó en el masivo pecho del gorila, Altaír supo que se estaban comunicando por medio de su vínculo.
Altaír miró de frente al escuchar el mismo ruido de arbustos moviéndose, sus ojos captaron a un muchacho de no más de dieciséis años, detrás de él se encontraban Drago y Úrsula Lonesco, los tres tenían las mejillas y los labios rojos, Altaír por más que se esforzó por sentir al cambiaformas del muchacho y de Úrsula, no pudo, eso le frustró y de alguna manera le molestaba, también era inquietante las miradas salvajes que estos tenían, en especial la del muchacho, quien parecía más desquiciado y feliz por la matanza que seguramente ya había tenido lugar.
—Acabamos de encontrar a nuestro sobrino, —Drago Lonesco sonó un poco como si estuviera reclamando al alfa, Altaír quería gruñir ante tal insubordinación, pero decidió quedarse callado, esperando la reacción de su alfa, quien los miraba tranquilo, como si no le importara el no sentir a sus cambiaformas en esas personas, —estaba en medio del bosque a unos kilómetros junto con el esposo del alfa, ahí encontrarán el cuerpo de uno de los hostiles.
Altaír seguía observando al extraño muchacho que estaba vestido como un personaje de anime gótico, solo que muy sucio a causa del viaje y del cautiverio, el león dentro de Altaír se agitaba molesto, el chico y su tía ahora entendía claramente debían de ser de las especies impías.
Altaír rugió bajo, ganándose la mirada reprobatoria de un muy malhumorado Brandon, mientras veía a su amigo el león retirarse a casa, los Lonesco ni siquiera le dieron dos miradas a Altaír, y a nadie sorprendió aquello pues era muy conocida la rivalidad entre ambas familias, el león se movía seguro en su regreso, quería llegar a su vehículo y vestirse, su mente se sentía embotada una vez descubrir que un jodido adolescente le estaba revolviendo el estómago, el pelaje y las hormonas, quería llegar a casa y lavarse con lejía los ojos y tal vez pegarse un tiro. Se sentía como un maldito degenerado repasando su mirada en aquel cuerpo delgado y blanco, había visto personajes parecidos en mangas que dejaban por ahí sus jóvenes empleados. Molesto, Altaír decidió correr, necesitaba una buena carrera antes de sacarse el cerebro con una cuchara.
La familiaridad de su casa le dio la bienvenida era reconfortante para Altaír, quien ya bañado se disponía a descansar cuando el teléfono celular sonó, en la pantalla se leía el número de su padre, el león decidió ignorarlo, estaba realmente cansado y no quería pelear, solo tomó el pequeño aparato y lo apagó, también apagó su lámpara, estaba seguro de que necesitaría cada minuto de descanso porque Khalé llamaría a primera hora para platicar lo que sea que tuviera en ente, así de mucho conocía a su muy apreciado amigo.
Tardó un poco en dormirse gracias a que su necio cerebro decidía analizar aquel precioso joven, al discernir que había calificado de precioso al muchacho se puso tenso, nunca en su vida había pensado de otro ser más allá de considerarlos bellezas convencionales, estaba realmente confundido y agitado.
Arslan se instaló en la casa de sus queridos tíos, asombrado de lo bien que se veían estos, tal vez era consecuencia de estar en un lugar pacífico, lejos de las guerras y las preocupaciones, eso le sentó bien al joven cambiaformas.
—Espero que esté cómodo alteza, —Ari sonrió, su tía siempre era tan formal, tan renuente a romper sus preciados protocolos.
—Estoy bien tía, —la mano de Ari acarició la suave y pequeña mano llena de arrugas. Era casi de mañana, y es que Ari no se retiró a sus aposentos hasta presentarse junto a su manada, la de Lethabo y la de Morrigan O'Shell, solo para asegurarles que estaba bien, lo mismo para instalarlos, el joven alfa se cercioró que todos estuvieran cómodos. Sus tíos muy generosos habían hospedado a Azizi y Jasir y sus cachorros, los cuales robaron el corazón de Úrsula, mientras Drago se ponía al día con sus viejos amigos, el viejo león platicaba animadamente sobre la buena vida que llevaba en la manada de Renning y cuanto había extrañado el viejo continente.
—Cielo, dejemos que Ari y estos muchachos vayan a descansar, han pasado por mucho y están exhaustos, —la pequeña mano de Úrsula Lonesco descansaba en el brazo de su esposo.
—Perdón, la emoción de volver a verles es demasiada, —Drago sonreía pleno y apenado.
—Descuida tío, todos vamos a descansar, que al despertar tengo que entrevistarme con el alfa y ver las condiciones que pondrá para la firma de tratados, hay muchas lagunas que cubrir y muchos puntos que debemos tratar para que el retorno a nuestros territorios sea lo más rápido posible.
—Claro hijo, claro, descansen, —Arslan se despidió y subió para lavarse y por fin cambiarse de ropas, deseaba deshacerse de semejantes trapos, quería tanto darse un buen y largo baño, sentía que tenía mugre de tres vidas pegada a su piel.
Un Ari limpio descansaba en la muy cómoda cama, parecía una eternidad desde que había estado tendido en una cama tan confortable como aquella, cerró sus ojos y lo único que podía recordar era al hermoso león, su cambiaformas había reaccionado a la enorme bestia, le gustó lo imponente y masculino que el animal se veía, ese largo cabello rubio y esos ojos que escondían como un mar profundo algo de dolor y soledad, Ari estaba seguro de que esta cacería sería la mejor de su joven vida, eso si el león en cuestión lo reconocía como su pareja, aunque lo dudaba, la naturaleza era una amarga bromista, lo más seguro es que su pareja lo quisiera muerto, aquella sonrisa maniaca asomó por el bello e infantil rostro, se sentía muy confiado, podía con aquella conquista, no por nada era el puto barón de los Cárpatos, la muerte había echado los ojos sobre el bello león.
Casi saboreó la piel del bello y masculino cambiaformas, tal vez se sentía un poquito sucio por sentir esa feroz atracción por alguien que compartía algún lejano parentesco, eso solo haría más deliciosa esa persecución.
Cerca del mediodía, un muy repuesto Arlan se abría paso en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, con la experiencia previa, se limitó el acceso a los reporteros, siendo más bien una entrevista a puertas cerradas, ya las manadas implicadas habían sufrido demasiado. Ari iba vestido como el tan famoso personaje gótico que le encantaba, su katana colgaba fielmente de sus delgadas caderas. Fue Khalé quien al verle se levantó y sonriente le saludó, como si estuviera frente a un verdadero amigo a quien no veía hacía mucho, César Renning también estaba ahí sonriente.
Ari había decidido ir solo, deseaba que tanto Azizi como Jasir disfrutaran a su familia, se lo merecían, al igual que cada una de las buenas personas que lo habían acompañado.
—Bienvenido Arslan Lonesco, siéntese por favor, —Khalé señaló el bonito sillón, Ari se sentó y acomodó su katana, el movimiento fluido del joven alfa le recordó a Khalé que estaba ante un miembro de la realeza, frente a un gran líder, aún más grande que él mismo, no sintió envidia o celos, el muchacho había pagado un muy alto recio y Khalé lo respetaba profundamente, —estoy en deuda contigo, mi pareja me ha dicho que fue tu idea escapar, —la mano de Khalé se extendió para saludar a Arslan.
—Por favor llámeme Ari, y creo que mi participación se puede considerar como una muestra de lealtad a tu manada.
La sonrisa de Khalé era genuina, —lo tomo de esa manera, como sabes, has salvado lo más valioso para mí, —un beso en la sien de César fue depositado por su esposo, —y sé que esto lo has de haber escuchado infinidad de veces, pero no esperaba esta apariencia, y no quiero que te sientas ofendido, solo señalo lo evidente.
Arslan sonrió y se acomodó mejor en el cómodo sillón, —no puedo luchar con mi apariencia, pero he aprendido que es demasiado ventajosa, digo, —la sonrisa inquietante solo sirvió para hacer chispear aquellos ojos rojos que parecían divertidos, —todos esperan a un alfa enorme y corpulento como mi padre, no a un adolescente con retroceso.
—Eso es correcto y lo mismo tiene confundido a mi equipo de investigación, al estudiar los cuerpos de los hostiles, ya que estos han informado que literalmente sus cuerpos fueron drenados de toda la sangre, en el caso de uno de ellos tenía tres mordidas diferentes, y solo una de ellas coincidía con las del otro hostil.
Arslan de manera delicada se acomodó un mechón de cabello antes de arrugar de forma traviesa la nariz, —Entonces ya tiene su respuesta, alfa, nosotros no somos una amenaza, aunque ciertamente sabemos defendernos, algo que no vamos a dudar en hacer, pero le repito para que este seguro, mi lealtad está en la causa radical, y mi lealtad mientras nos brindan asilo y terminan las negociaciones, está con la manada Renning con la cual estoy muy agradecido, —Ari se puso de pie, dando por terminada la entrevista, cuando su mano estaba sobre el picaporte de la puerta, se giró para ver al alfa y a su esposo que lo miraban tranquilamente, —algunos miembros encubiertos de mi manada están se infiltraron en las manadas hostiles con el fin de diezmarlas, sería bueno que espere noticias y se vayan preparando para firmar pactos de paz, —Khalé sonrió al escuchar la noticia y asintió, mientras abrazaba a su pareja.
Definitivamente Arslan Lonesco era la muerte misma.
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