Durante varios días las agresiones por parte de las pocas manadas hostiles extremistas que quedaban, se recrudecieron, pero tal como Arslan Lonesco lo predijo, estas pronto estuvieron listas para negociar, ya que se encontraban en la precariedad y su gente empezaba a diezmarse y a estar inconforme con sus líderes déspotas.

Las manadas radicales afianzaron sus lazos, crearon acuerdos y buscaron medios para hacer alianzas fuertes, reformaron sus políticas mediante revisiones minuciosas a sus constituciones; permitiendo la unión entre cambiaformas de diferente sexo e interespecies, así como la validación de los derechos y obligaciones que adquirían mediante dicha unión, ahora podían adquirir tierras, propiedades, adopción y respeto a sus derechos laborales, a pagos por viudez, también tendrían acceso a la seguridad social que las manadas tuvieran, quedando cubiertos no solo los titulares, sino los conyugues e hijos si los hubiera, al igual, muchos cachorros que habían sido adoptados durante las revueltas, serían legalizados en automático, aún si hubieran sido acogidos por parejas casadas, en unión libre o cambiaformas solteros y aquellos huerfanos productos de la guerra tendrían educación y lugares dignos hasta cumplir la mayoría de edad.

El lugar en donde se reunieron todos los alfas de las manadas aliadas fue en el teatro de la familia Dunhill, los concejales y los pocos líderes de las manadas hostiles también estaban ahí, los hostiles solo permitirían la apertura de sus fronteras para que la gente que no estuviera conforme con sus políticas, se fueran sin ser perseguidas, también se añadirían al pacto comercial sin discriminar, algunas pocas leyes serían reformadas pero sin adherirse a la aceptación interespecies, a la adopción por parte de esas parejas, o al reconocimiento de los derechos de seguridad social.

Esto parecería un fracaso, pero no lo era en realidad, ya que mantendrían la paz y respeto con todas las manadas, si es que querían seguir comerciando, sería cosa eventual que estas manadas ya de por sí débiles, desaparecerían.

Dentro del teatro la multitud esperaba a los líderes más importantes del movimiento, entonces Khalé Renning entró del brazo de César, ambos estaban imponentes en sus trajes de gala, los concejales fueron detrás de ellos de acuerdo a su jerarquía dentro del consejo, en las filas de adelante se encontraban Danira con Gracia y sus tres nietos, Brandon y Yelaím, también estaba Altaír quien llevaba a Sherryl del brazo, Drago, Úrsula y Arslan Lonesco declinaron la fanfarria del cortejo, pero se veían regios con sus medallas nobiliarias y sus condecoraciones militares, Ari fiel a su estilo usaba un siniestro frac negro y en la elaborada corbata destacaba un murciélago. Altaír no podía mantener los ojos lejos del muchacho inquietante que atrevido le había hecho un coqueto guiño cómplice toda vez que pescó al león mirándole.

Ajenos a los aplausos que llenaban el teatro, haciéndolo vibrar hasta los cimientos, Ari sonreía satisfecho, a diferencia del pobre gran gatito, él sí podía oler a Altaír, y su aroma era intoxicante, saturaba sus sentidos, el león estaba excitado y rugía de odio, a Ari la actitud arrogante y ofendida de Altaír no le movió ni uno solo de sus negros cabellos, ni tampoco verlo con la hermosa pelirroja, ya que no olía a pareja o que a ella se le mojaran las bragas por el león.

La sala quedó en silencio toda vez que el alfa Renning ocupó el escenario, los flashes de las cámaras dejaron ciegos a muchos, mientras que la seguridad era extrema. El evento era algo sin precedentes.

Khalé aclaró su garganta y sonrió de manera educada a los presentes antes de empezar el discurso, —Hemos sido parte de una evolución en cuanto a las especies, y lo podemos ver cuando leemos los libros de historia, y entonces no podemos creer que hayan existido solamente humanos. El cambio, y la evolución, son sinónimos de crecimiento, se cambia para crecer y para mejorar, y es justo ahora cuando cuestionamos a nuestros ancestros los humanos, que eran tan cerrados respecto a muchas situaciones que sucedían en su contexto, pero nos dimos cuenta para sorpresa nuestra, que con toda la evolución que hemos sufrido, no somos tan diferentes esos primitivos seres, al discriminar la unión entre cambiaformas de diferentes especies, que hemos negado derechos tan básicos y que hemos violado toda ley ética al no reconocer dichas uniones, y no solo no se les reconoce, sino que se les ha discriminado, al grado de considerarlas antinaturales y con ello promover el odio, —los aplausos nuevamente estallaron en el teatro, mientras que los líderes hostiles respiraban con tensión, Khalé guardó silencio y esperó a que el eufórico estallido se calamara, lo cual no tardó en callarse, —pero estamos aquí por nuestros padres y nuestras madres, quienes fueron víctimas de esas persecuciones, por nuestros amigos, por nosotros mismos y nuestros hijos, porque la evolución también se trata de libertad, se trata de resolución, de respeto, pero en este ajuste, si una especie no se adapta y cambia, si una especie no se adecua y crece, entonces está destinada a desparecer, —esa fue sin duda una dura advertencia para las manadas hostiles que estaban ahí presentes. Los aplausos estallaron aún con más fuerza, si tal cosa era posible, —otra vez Khalé Renning esperó pacientemente hasta que el silenció se instaló, —así que firmemos haciendo historia, firmemos por la paz, porque queremos ver crecer y somos parte de una evolución, firmemos convencidos de que en unión se logran grandes cosas, porque un alfa que no piensa en la felicidad y bienestar de su manada, es solo un ignorante con poder.

Los tratados que serían firmados estaban delante de una elaborada mesa, muy pronto los alfas estamparon sus firmas y sellos, ahí mismo cinco manadas hostiles decidieron firmar, uniéndose así a las manadas radicales y sus políticas, solo quedaron dos manadas hostiles sin doblegarse, todos sabían que esas manadas no sobrevivirían.

Después de tan emotiva ceremonia, los invitados fueron conducidos a una elegante sala, cortesía de Altaír Dunhill y Drago Lonesco, el ambiente era festivo, se respiraba un aire de triunfo y de libertad. Ari saludaba como la celebridad que era, todos sorprendidos por la apariencia del joven gótico de aspecto adolecente, más de una vez tuvo que volver a escuchar sobre su apariencia, afortunadamente Ari se lo tomaba con buen humor, paseándose de grupo en grupo que una vez que lo tenían en frente, realmente lo acaparaban y no solo eso, sino que era casi casi venerado por su astucia y la valentía con la que se había portado, más en todo momento, Ari reconoció a cada persona de su manada quienes le ayudaron en tan grande hazaña. Por ratos Ari se acompañaba de Azizi, Jasir, Zareb, Lady Morrigan y del joven Kylian, Zareb y Bongana Lethabo. Los siete eran como el equipo de personajes de acción y ficción, y eran tratados como tal, con esa pompa y circunstancia.

Por su parte Altaír y Sherryl se paseaban saludando a sus conocidos, o en este caso era Altaír quien era más conocido por su fortuna, en cada una de las pláticas en las que estuvo involucrado, tuvo que soportar que los alfas, concejales, empresarios y en fin cualquier ser vivo presente en la gala, hablara de Arslan Lonesco, como si de un personaje de ficción se tratara, y cuando eso sucedía, Altaír no podía evitar buscar con la mirada al joven alfa quien se pavoneaba como el personaje de la realeza que era, lo gracioso de todo eso era que tal parecía que Ari estaba conectado con Altaír, pues apenas este lo miraba y el príncipe ladino le devolvía la mirada, no sin antes soltar un guiño que más que coqueto era... seductor y molestamente pícaro, o era un guiño, o el muchacho se mordía aquellos labios tan rojos, en donde asomaban un par de colmillitos, y los hoyuelos en sus mejillas se pronunciaban. En ese momento, Altaír se sentía como la maldita presa y le molestaba demasiado estar en ese rol, ya que el depredador era él, la astuta Sherryl no se perdió de esas miradas, lo que en realidad le divertía era la expresión ofendida y pellizcada de Altaír, era casi como ver a una señorita escandalizada y eso era ridículo en un hombre de la apariencia y complexión de su amigo.

Detrás de su copa, Sherryl sonreía de manera traviesa, nunca había visto a Altaír comportarse de esa forma cuando recibía atención, por el contrario, el irreverente león a veces pensaba que era el ombligo de la manada, y ante tan deliciosa oportunidad, la cambiaformas no desaprovechó la oportunidad para picar el orgullo de su afable amigo.

—Veo que el principito se adapta muy bien a las grandes masas, no esperaba que sea realmente precioso, —Sherry ya había tirado la granada, dejándola rodar a los pies de su amigo, y no se equivocó, este reaccionó de inmediato.

—No es un príncipe, es un maldito rey y es solo un mocoso que ama la atención, no es nada más que eso, y creo que el adjetivo precioso es demasiado floral para este sujeto, En verdad Sherryl lo estaba disfrutando, y el bobo león no se daba cuenta, sino por el contrario, su mirada buscaba al muchacho y este había gala de su galantería. —como sea Alty, el chico es todo un personaje y es simplemente precioso, casi lo comparo con Yelaím Wordik y con César Renning, —la simpática leona estaba disfrutando aquello y le estaba funcionando.

—Pues yo creo que es solo un cachorro irreverente que se cree tan irresistible, es un error común en los principiantes que estallan en hormonas, —la voz de Altaír era plana y petulante y sí, parecía un viejito agrio quejándose de las personas jóvenes.

—Me recuerda un poco a ti, solo que él tiene la ventaja de que parece inocente, pero no lo es, —Altaír bufó predeciblemente ofendido.

—Yo soy todo un galán, y sabía qué carajos hacer con mis hormonas, muy al contrario de este cachorro, —Altaír apuró su copa de licor.

—Sí, pero presiento que aquí, la verdadera presa, mi querido y estúpido amigo, eres tú, —Sherryl plantó un beso conciliador en la mandíbula de su testarudo amigo, en efecto estaba disfrutando del momento.

—No soy ninguna presa, y menos de un bebé de lo que sea el muchacho fuera, ¿acaso puedes oler a su cambiaformas?, porque yo no puedo y eso no solo me molesta, sino que me hace querer ir en contra de mis principios, de aceptación y tolerancia, —Altaír odiaba sonar como su hipócrita padre, pero prefería la honestidad, a andar predicando una tolerancia absoluta, curiosamente no le sucedía con Úrsula Lonesco o con los muy imponentes Azizi o Jasir, los cuales eran cambiaformas impíos, reptiles, con ellos no sentía la fuerte animosidad que con el muchacho bonito.

Sherryl sonreía satisfecha y tan llena de divertido sarcasmo, —¡ay querido, si tan solo te escucharas!, estoy segura de que te encontrarías tan divertido como yo te encuentro, —la chica frotó su pequeña mano en la espalda del león, y este solo pudo mirarla con evidente indignación.

—No encuentro lo divertido en expresar mi aversión o más bien la aversión que siente el león en mí, que se niega a reconocer al muchacho, debes admitir que es frustrante no sentir ese aroma que te alerta, —toda la razón Altaír creía tenerla en aquel argumento.

—Es verdad que no siento el aroma del chico, pero, eso no me hace querer arrancarle la cabeza y la ropa, tal como pareces querer hacerlo tú, —Sherryl sonreía mientras sin culpa alguna disfrutaba de pinchar a su engreído amigo.

—Es ridículo, realmente no quiero arrancarle la ropa, me sentiría un degenerado, ¿Ya lo viste?, digo, —la mano de Altaír gesticulaba como un desesperado, mientras miraba al chico quien reía por alguna estupidez que le decía el alfa de la manada cercana, el tipo obviamente estaba coqueteando con un chiquillo, Altaír sentía su sangre hervir, mientras se preguntaba qué tontería podía hacer reír a un personaje de la realeza.

La pequeña mano de Sherryl se acercó hasta los dedos que apretaban fuertemente el vaso que Altaír sostenía, este lo miró desconcertado, —vas a romper el vaso, querido, —dijo ella burlona.

—Mira a ese idiota, ¿qué no tiene pareja?, se acaba de comprometer ¿hace qué, dos meses?, y parece imbécil coqueteando abiertamente con un cachorro.

Esta vez sherry no se contuvo, sí, podían demandarla por disfrutar demasiado de los celos de su amigo, pero no se disculparía por ello, —creo firmemente que el idiota eres tú, —Altaír la volteó a ver indignado, ella sonrió con una muy divertida fingida inocencia, —el que se comprometió es el hermano del alfa, con la hija de una de las manadas del viejo continente, algo sobre alianzas y cosas de alfas, —las manos de Sherryl giraron para mantener el punto del que hablaba.

—Oh, —dijo Altaír, sintiendo que su cara se calentaba, —de todas formas, no debería coquetear con un cachorro, ¡míralo! Podría ser su hijo.

—Cariño, el alfa no es demasiado viejo, ese "cachorro", —Sherryl hizo las señas de las comillas con los dedos, —como tú lo llamas, es un adulto, y ha matado más cambiaformas que cualquier maldito ejército, así que no te sientas un pervertido culpable, tal vez el muchacho busca un papi al cual domar, —Altaír dio una breve mirada por millonésima vez, en dirección del muchacho quien de manera sugerente pasó su pequeña y blanca mano acariciando la empuñadura de su katana de manera erótica y obviamente muy sugerente, mientras su mirada se clavaba en la de Altaír, que para esa hora, estaba muy seguro de sufrir una apoplejía.

Ari miraba divertido desde lejos al pobre león, que sin duda le hacía sentir una certeza real, él era su pareja y no descansaría hasta arrástralo a su cueva y poseerlo, por lo pronto, disfrutaría a lo grande de la cacería, que, por el rostro indignado del león, era el joven rey quien disfrutaría de aquel festín, por el león olvidaría toda diplomacia con tal de tenerlo para él, mientras se divertiría con torturarlo, con llevarlo al límite, le haría creer que el simpático felino tendría una oportunidad, lo cierto era que el reloj estaba en cuenta regresiva, no existía algo que lo hiciera desistir de su decisión, y por lo que observaba de la bella pelirroja, esta estaba más que feliz de cederlo con tal de tener asientos en primera fila para ver el desarrollo de su relación y Ari le daría esos boletos.