Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26: Ásteres

—¡Ven aquí, bastardo!

Convivir con Felix se ha vuelto un puto infierno. En especial desde que él y el imbécil de Hyunjin empezaron a salir.

Ni siquiera entiendo cómo demonios pasó. Felix apareció dos días después con una sonrisa de oreja a oreja y su detestable novio a su lado. Jisung ni se inmutó cuando lo supo, como si fuera lo más normal del mundo.

Por Dios, no tenía lógica. ¡Dos días antes se querían matar!

—¡Compartir es vivir, Minho!

—¡Y una mierda! ¡Devuélveme mis calcetines!

Tal y como se ha vuelto costumbre, me veo obligado a correr detrás de la sabandija rubia porque, de nuevo, hace de las suyas.

Esta vez me ha quitado mis últimos pares de calcetines.

Felix sigue sin pagar nada por vivir en mi casa, pero por lo menos tiene un mínimo de educación y ayuda con las tareas de la casa sin que tenga que ir tras él para que lo haga. Aunque ahora hay el doble de trabajo, y mi lavadora no es precisamente grande, así que de vez en cuando vamos escasos de ropa.

—¡No quie...! —Antes de que pueda terminar de hablar, su pie parece chocar con algún objeto y cae de morros al suelo.

—¡El karma, cabrón! —Mi sonrisa se ensancha cuando estoy a nada de alcanzarlo. Es una caída leve, muy tonta como para que se haya hecho daño de verdad, pero se lo tiene bien merecido.

—¡Estúpido libro de...! —Brama con rencor contra el objeto que lo ha hecho perder el equilibrio, pero pronto sus palabras se desvanecen al igual que su enojo al ver la portada. —¿Qué es esto?

No es hasta entonces, que soy consciente del libro que tiene entre sus manos. Mi sonrisa desaparece en menos de un segundo y me lanzo al suelo junto a él para tratar de quitárselo de las manos.

—Lee Felix, dame ese libro. Ahora.

Me ignora monumentalmente antes de  ojear las páginas con una sonrisa detestable.

Lo odio. Lo odio. Lo odio. Maldito metiche.

—No sabía que eras ese tipo de chico, Min —habla con una voz melosa, lo que me provoca más ganas de estrangularlo. —¡Qué tierno!

Con la mandíbula apretada y las manos en puños, vuelvo a exigir que me lo devuelva, al borde de la paciencia y la vergüenza: —Dame el puto libro, Lee.

—¡Seguro que a Jisung le encantará!

—¡Ni se te ocurra, maldita rubia!

El timbre suena justo entonces, y ni siquiera necesito abrir la puerta para saber de quién se trata. Jisung ya me avisó con antelación que vendría.

Mierda. Mierda. Mierda.

—¿Quién es, Min? —Sonríe. Sonríe con una prepotencia detestable. Porque lo sabe, este tío es más astuto de lo que aparenta, y es consciente de que Jisung es la última persona que querría que lo viera. —¿Sabes qué? Ya abro yo.

—Ni se te ocurra.

Le arrebato el libro de las manos y lo escondo en uno de los cajones más cercanos a nosotros. Felix aprovecha el despiste para ponerse los zapatos y salir corriendo a la entrada.

—¡No te preocupes, hombre! —Se despide de mí, entre risas, y antes de que pueda impedirlo ya ha abierto la puerta. —De todas formas ya me iba, he quedado con mi Hyunnie.

"Mi Hyunnie".

Qué puto asco.

—Buenos días a vosotros también, chicos —saluda Jisung con una mezcla de desconcierto y diversión en su voz desde el marco de la puerta.

—Hannie —logro balbucear con los nervios a flor de piel cuando noto a mi chico con un pequeño ramo de flores frente a nosotros.

Se ve tan bonito que no puedo apartar mi mirada de él. Puedo notar cierto aroma en el aire, y no sé si se trata del olor a flores o de su perfume.

Tal vez ese estúpido libro es el que me ha dejado así de atontado. Siempre he sido un fiel amante de la lectura, pero en estos momentos, mientras trato de contener un sonrojo que amenaza con delatarme, me replanteo seriamente el tipo de lecturas que consumo.

—Eres débil, Minho —la rubia falsa se mofa un poco más de mí antes de despedirse amistosamente de Jisung y salir de la casa dando zancadas.

Hago el amago de acercarme a Jisung, y es ese preciso momento en que me doy cuenta de que ese cabrón me la ha jugado.

—¡Oye, imbécil! ¡Mis calcetines! —Grito desde la puerta, recibiendo a lo lejos un gesto burlón del menor. —Maldito crío...

—¿Se ha llevado tus calcetines?

Entra a la casa sin esperar algún tipo de permiso. No lo necesita, no en mi casa.

—Me los ha robado.

Camino por el pasillo hasta el salón, aguantando el frío en mis pies por ir descalzo. Por lo menos, mis zapatillas siguen a un lado del sofá, así que no tardó en cubrir mis pies con ellas.

—Veo que tenéis una buena convivencia —sé que solo bromea, pero eso no impide que lo mire con desagrado por sus recientes palabras .

Buena mis cojones.

Ese pequeño demonio me va a volver loco. Es como tener a un crío en casa.

No... Él es peor que los niños.

—Odio al imbécil de Hyunjin, pero estoy deseando que se lo lleve a vivir con él.

Jisung asiente todavía divertido con la situación antes de pasear su vista por la sala. Algo parece captar su atención, pero no hace mención de ello y baja la vista al pequeño ramo de flores moradas en sus manos. Puedo notar cierto nerviosismo en él, duda unos segundos con su mirada clavada en las flores y, finalmente, me las extiende.

—Las he traído para ti... —Las acepto de inmediato, incluso si no soy muy fan de las flores, sería incapaz de rechazar algo así. En especial porque sé que no se trata de las flores en sí, sino de su significado. Y eso lo vuelve el regalo más especial que podría hacerme. —Están asociados al amor y la paciencia.

Son pequeñas y delicadas, pero con un color llamativo. Y tengo la idea perfecta para conservar su bonito detalle antes de que se marchiten: —Son...perfectas.

"Como tú", me hubiera gustado añadir, pero para mi desgracia, no comento nada más.

—Quería agradecerte... —de nuevo noto la duda en su voz, pero no se acobarda y termina la frase —por tener tanta paciencia conmigo. Últimamente las cosas entre nosotros han sido muy confusas.

Su actitud me desconcierta más de lo esperado. Mis ojos se deslizan por su cuerpo hasta encontrar sus manos, temblorosas mientras juguetea con sus propios dedos en un intento de calmar sus nervios. Lo sorprendente no son sus palabras, sino el esfuerzo que está haciendo por ser más directo.

A Jisung siempre le ha resultado difícil decir las cosas a la cara, para todo. Prefería mantenerse en silencio y expresar todo lo que no podía con palabras de formas más indirectas.

Joder, es el amor de mi vida.

—¿Fuiste a la librería? —Señala la pila de libros en la mesa de centro, desviando la atención, lo que me recuerda el incidente con Felix y no puedo evitar volver a sentirme algo nervioso.

—Sí, son de segunda mano. Tenían una buena oferta así que aproveché para darme un capricho.

Por lo general, prefería ahorrar mi dinero y tomar prestados libros de la biblioteca municipal. Pero días atrás, cuando visité el centro del pueblo, encontré un par de libros que llamaron mi atención en una pequeña librería de segunda mano. Y ante la oferta de precios bajos, no pude evitar llevarme un par más... O quizás más, quién sabe.

—¿Puedo verlos?

Quise asentir, después de todo, los únicos que no quería que viera ya se encontraban escondidos. Pero entonces, el timbre volvió a interrumpir la tranquilidad de mi casa.

¿Por qué la gente llegaba en los peores momentos?

—Dame un momento...

Sin esperar respuesta por parte de Jisung, me encaminé hasta la entrada con cierta irritación. Y, sin siquiera observar por la mirilla de quién se trataba, abrí la puerta con molestia.

—¿Qué quie...? —Corté mis palabras en cuanto vi de quién se trataba. —¿Christopher?

Luce agitado, casi como si estuviera al borde de un ataque nervioso. Sus ojos buscan a alguien detrás de mí con impaciencia y, al no tener éxito en su búsqueda, vuelve los ojos a mí.

—¿Está aquí?

—¿Quién?

Muerde su labio, casi desesperado: —A Felix.

—Eh... No, ahora no está. ¿Quieres que le diga algo de tu parte?

Jisung se asoma un poco, situándose en mi espalda y observando extrañado a Christopher. Nunca lo he visto así, y resulta algo preocupante.

—¿Seguro? —Sigue mirando hacia adentro, sin creer lo que decimos. —Si se está escondiendo de mí...

—Va en serio, Chris. Felix no está aquí ahora, se ha ido hace poco.

Su mirada refleja todavía más pánico y empieza a murmurar cosas que no logro comprender. Jisung hace el amago por acercarse a él, pero frena en seco cuando Chris se arrodilla frente a nosotros de repente.

—Necesito hablar con él. Por favor, os lo suplico.

¡Hola!

Se suponía que este capítulo iba a ser más tranquilo. 😔

¿Tenéis alguna teoría de lo que ha podido pasar entre Bangchan y Felix? Quizás algunos incluso pensaban que Chan no saldría más en el fic. En fin, que viva el drama :D

Recuerden dejar su estrellita si les gustó el capítulo. 🫶🏻

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro