Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10: Tulipanes

—¿Tú otra vez?

Cuando llamaron al timbre de mi casa, pensé que me encontraría a Jisung parado frente a mi puerta. Era el único que llamaba a mi puerta tan tarde. Pero para mi sorpresa, al abrir la puerta me encontré con el chico extranjero de horas antes.

—Buenas noches a ti también.

—¿Qué haces aquí? —Voy directo al grano, ni siquiera me molesto en mostrar cierta amabilidad; a estas horas la cordialidad se puede ir a la mierda.

Estaba tumbado en el sofá, con la manta hasta el cuello, mientras veía un anime. Sólo hay una persona a la que le permito destruir un momento tan perfecto como este, y él no es Jisung.

Notar la maleta de Felix a un costado no me tranquiliza. Quiere algo, no sé el qué exactamente, pero lo intuyo. Y no pienso acceder.

—¿Vives solo? —Juega con el mango de la maleta, balanceándose de un lado a otro con suavidad. Tengo sueño, pero eso no me impide notar su nerviosismo. —Pensé que estarías con el chico ese, tu novio, supongo.

Novio, dice. Ya me gustaría a mí, pero no es tan sencillo. Quiero ser el único para él, pero me siento uno más del montón.

—Tú mismo has visto cómo se iba.

Se encoge de hombros, sin darle más vueltas en el asunto. Tiembla por el frío, y no me extraña. Yo también estoy cogiendo frío con su visita. Pero eso no hace que me ablande con él. No lo conozco, y no sé cuáles son sus intenciones. Tampoco es algo que me importe, no es mi problema.

—¿Puedo pasar?

—¿No habías ido a casa de Chris? —Siempre he sido una persona desconfiada. Sumado a eso, no me gusta socializar, así que no suelo ser una buena opción para pedir ayuda.

—Me ha echado.

—Por algo será.

Rueda los ojos, frustrado. Soy consciente de lo desagradable que puedo ser, y siendo honesto no es algo que me importe. Pero después recuerdo las veces que Jisung ha intentado corregir esa mala actitud, y aunque no me guste admitirlo, termino siguiendo sus consejos sólo por hacerlo feliz.

Si Jisung estuviera en mi lugar a estas alturas, le estaría ofreciendo un chocolate caliente. Y aunque me gustaría decir que yo no soy él, hago lo moralmente correcto porque Jisung sigue teniendo esa tediosa influencia en mí. Mi madre lo adora. Dice que me hace mejor persona.

Me hago a un lado y señalo el interior con mi cabeza, indicando que entre. Al ver que no comprende mi invitación, me veo forzado a decirlo en voz alta mientras mi escasa paciencia se empieza a agotar: —Te voy a cerrar la puerta en las narices como no entres ya, se me está congelando el culo.

Tarda un poco en comprender la situación; la agresividad en mi tono de voz no va acorde a mis acciones. Pero tampoco lo estoy haciendo por este chico. Siempre es todo por el estúpido de Jisung.

Es demasiado amable, y eso me irrita tanto como me atrae. Fue de las primeras razones por las que quise conocerlo. Me intrigaba comprobar si realmente era tan buena persona o si tan sólo era una fachada.

Felix sonríe más animado y corre al interior de la casa. La amenaza era real; estaría más que encantado de cumplir mi palabra, pero tampoco hay necesidad de correr; se podría romper algo. Cierro la puerta y vuelvo a pasar la llave. Desearía meterme de nuevo bajo la manta, pero no dejaré que Felix explore toda mi casa hasta encontrar la habitación de invitados.

—¿Qué estabas viendo?

—Un anime —respondo con simpleza. No hace ni cinco minutos que lo dejé pasar y ya me arrepiento, porque no deja de mirar todo a su alrededor con curiosidad. Odio que se metan donde no les llaman, y este chico es un completo desconocido.

Se para frente a una puerta entreabierta; es la que da a mi estudio de baile improvisado. No hay mucho dentro; una pared con espejos de cuerpo entero, un altavoz pequeño y un par de diplomas que gané en secundaria.

—¿Bailas?

—¿Te importa?

—¡No seas tan antipático, hombre! —Su queja me recuerda a Jisung, es algo que él diría. La reprimenda suena en mi mente con su voz, y eso, de alguna forma, me ablanda un poco. —Yo también hago danza, en especial breakdance, pero me gusta probar diferentes estilos.

—Me alegro por ti, supongo.

Abro la puerta correcta. No sé cuánto tiempo tiene pensado quedarse de okupa en mi casa, pero espero que se vaya pronto. Felix rueda los ojos y entra a la habitación con su gran maleta. ¿Cuánta ropa debe llevar ahí? Se sienta al borde de la cama y por la mirada que me da, intuyo que no me gustará lo que dirá.

—¿Con ese chico eres igual? No me extraña que después salga por patas...

Mi intuición no falla, a diferencia de su cerebro. Porque cabrear a la persona que está evitando que duermas en la calle no es muy inteligente, menos habiendo comprobado lo irritable que soy.

—A diferencia de ti, él sí me importa. Si sigues hablando sin saber, te sacaré a patadas de mi casa —amenazo con mi paciencia al borde del colapso.

—¿Pero sois novios? —De nuevo, vuelve a meter las narices donde no le llaman.

—No.

—¿En proceso, entonces? ¿Estás ligando con él? —Sigue haciendo pregunta tras pregunta, y yo sólo quiero que ya se vaya de mi casa.

—Eres un puto grano en el culo y eso que no llevamos ni diez minutos hablando.

Mis palabras no parecen tener gran impacto en él; levanta las manos en son de paz y permite que el silencio regrese a mi casa, como a mí me gusta. Pero no aparta sus ojos de los míos; es un chico con notable confianza en sí mismo, también un pesado de primera clase. Mantiene el silencio un poco más, pero no porque se haya apiadado de mí; sólo está esperando a que recargue mi paciencia para volver a hablar. O, más bien dicho, para volver a preguntar algo; no sé si es que el chico es demasiado curioso o si simplemente se ha juntado demasiado con abuelas chismosas. Quizás es el resultado de ambas opciones, y por eso vuelve a indagar en cosas que no le conciernen:

—¿Por qué empezaste a bailar?

Aprieto mi mandíbula, frustrado. No va a parar hasta que consiga sacarme algo. Lo sé porque mi abuela es igual; las pocas veces que nos vemos, siempre acabo siendo interrogado por ella.

—Alguien me recomendó que buscara algo para desestresarme.

—¿Quién?

No lo digo en voz alta, tampoco hace falta. Felix lo entiende y se limita a sonreír con complicidad; es más listo de lo que su actitud sugiere.

Jisung siempre ha sido mi inspiración.

—Vale, entonces te gusta —afirma.

—Cállate, joder.

Sonríe de una forma que me resulta extremadamente irritante. Debí dejar que se congelara en la calle. Han Jisung, me haces un hombre débil.

—Bien, te ayudaré.

Este hombre me devuelve la heterosexualidad.

Recuerden dejar su estrellita si les gustó el capítulo. 🫶🏻

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro