CAPÍTULO 6
Las cosas en S.H.I.E.L.D. habían vuelto a su ajetreo normal. Los ataques con personas bomba habían cesado en la ciudad, por lo que los agentes Romanoff y Barton se encontraban en una misión en Escocia. Becky llevaba casi una semana en el helicarrier debido a la negativa del director Fury de que abandonara la nave. El Capitán Rogers se encontraba en Washington en otra base de S.H.I.E.L.D. y Tony Stark parecía haberse desvanecido.
Becky no había podido concretar el encargo de su padre, eso la entristecía mucho pero también le hacía ver que no tenía más motivos para seguir en Nueva York. Se había realizado la prueba de ADN hacía dos días pero no sabía si Tony había acudido a la cita para concretar la prueba. Eso era aún menos alentador, por lo que preparó las pocas pertenencias que tenía en la nave y se encaminó hacia la oficina del director para solicitar su salida.
Llegó hasta la sala de operaciones donde al centro se encontraba el director Fury con la agente Hill, dirigiendo las maniobras para bajar al nivel del mar de nuevo. Cuando el director la vio, le hizo una seña para que se acercara hasta donde ellos estaban.
-Director Fury, ¿puedo hablar con usted? – se paró frente a él mientras los ojos inquisitivos de la agente Hill la seguían.
-Dígame, señorita Stark – le contestó mirándola con ligera curiosidad.
-Creo que ya he pasado demasiado tiempo aquí, me realicé la prueba de ADN y casi he sanado de las lesiones del brazo. Quiero solicitarle poder regresar a la ciudad para recoger el resto de mis cosas y tomar un avión de vuelta a Suiza – le habló con cuidado esperando no tuviera inconvenientes.
-¿Y qué hay de tu hermano? – le preguntó el director.
-¿Tony? Bueno, ya vimos todos el interés que tiene en el asunto, planeo dejarle el maletín aquí en S.H.I.E.L.D. Tengo esperanza de que algún día lo abra, pero no creo que eso vaya a suceder pronto.
-Lo siento, Rebecca, pero no puedo permitir tal cosa hasta no saber de qué habló tu padre en ese mensaje; y tampoco puedo esperar a que Tony reaccione, así que deberás quedarte aquí hasta nuevo aviso – le contestó con tono firme.
-Señor, al menos permítame rentar un departamento. Con seguridad personal si usted quiere, lo cual se me hace innecesario, pero déjeme salir de aquí – las palabras de Becky iban de la súplica a la impaciencia.
-Todavía tengo una conversación pendiente contigo... – trataba de convencerla de quedarse.
-Y no planeo huir, en el momento en que usted quiera tener esa conversación, la tendremos. Yo también busco respuestas, señor – le contestó Becky sin dejar de mirarlo, la conversación aún era amable pero firme.
-¿Y usted cree que yo tengo esas respuestas, señorita Stark? – a Becky le costaba seguirle el ritmo entre que la tuteaba y no, suponía ese era el estilo de Fury.
-Bueno, de lo que sí estoy segura es que usted sabe casi todo, señor. Así que probablemente de ahí puedan salir mis respuestas...
-No lo sé todo... – miró a Becky muy serio, ella pensó que lo había ofendido – No sé bailar, por ejemplo – continuó Fury con una sonrisa, Becky rio un poco por el alivio de no haberlo molestado.
-Pues yo no sé nada de tecnología, me limito a la que puedo encontrar en una tienda departamental – contestó ella en el mismo tono.
-¿Y qué pensaría Howard Stark de eso?
-En parte fue decisión de él, apenas y podía ver televisión...una televisión muy deficiente con sólo tres canales – dijo ella recordando su vida en Suiza.
-Haremos lo siguiente, te quedarás en el departamento que S.H.I.E.L.D. elija como el más seguro y tendrás dos agentes afuera del edificio de forma permanente. El maletín de Stark se queda aquí y cada vez que sea necesario regresarás a la nave, ¿entendido?
-Sí, señor – le contestó Becky con una gran sonrisa, de ahí se retiró hacia cubierta, ya que un helicóptero la llevaría hasta el edificio que le sería señalado al piloto más adelante.
Dentro del helicóptero era acompañada por otros dos agentes hacia un edificio en la zona centro de la ciudad. El edificio tenía helipuerto y era aproximadamente de 20 pisos, de fachada contemporánea y detalles en blanco y café. Cuando aterrizaron en la cima del edificio, los agentes le señalaron que su departamento era el 1805. Eso significaba piso 18, departamento 5. Le entregaron un radio y se ofrecieron a llevar sus pertenencias hasta el departamento. Una vez dentro, los agentes se dispusieron a registrar todo. Becky se quedó en la puerta conociendo a detalle su nuevo lugar para vivir.
Al entrar había un pasillo largo que dividía la sala y la cocina; y al fondo seguía hacia la recámara, el estudio y el baño. La sala estaba ambientada con colores uva y blanco, los sillones con cojines esponjosos frente a una pantalla de televisión. Al otro lado, la cocina era amplia ya que contenía un comedor para cuatro personas. No faltaba el refrigerador, el microondas y la cafetera. La madera de la cocina era clara a juego con el comedor. Siguió avanzando por el pasillo hasta llegar al estudio; tenía un librero en la esquina con algunos títulos clásicos. Al centro había un escritorio moderno color blanco y su silla acojinada de color gris.
Salió de ahí y encontró el espacioso baño con tina y ducha. Eso era más de lo que podía pedir. Y finalmente llegó a la habitación que tenía una cama matrimonial, mesitas de noche a los lados, el tocador y el clóset con vestidor. Al frente tenía una puerta de cristal que daba a un pequeño balcón. El sonido de los pasos de los agentes que se aproximaban la interrumpió de su tour personal.
-Señorita Stark, aquí están las llaves de su departamento. Siempre que vaya a salir, por favor avísenos por radio para enterar al director Fury. Que tenga buenas tardes, estaremos afuera por su seguridad – los agentes salieron del departamento sin decir más.
Lo primero que hizo Becky fue quitarse sus botas, correr al baño y llenar la tina de agua caliente, le agregó la infusión de vainilla que había comprado y se dio un largo baño relajante. Mientras estaba en la tina, con su celular llamó a su casa en Suiza pero nadie respondió. Al salir del baño, se puso ropa cómoda y se fue directo a dormir. No le importó que fueran las 6 de la tarde, sólo puso el radio y el celular lo suficientemente cerca para poder escucharlos por si alguien llamaba.
No despertó sino hasta la mañana siguiente debido al sonido continuo de su celular. Lo respondió sin conocer el número.
-¿Hola?
-Hola, dormilona, ábreme, estoy afuera de tu departamento.
-¿Natasha? ¿No estabas en Escocia? – preguntó Becky levantándose perezosamente para salir rumbo a la puerta de entrada.
-Regresé anoche, apúrate, traje de desayunar – la apresuró la Viuda Negra por teléfono.
Becky puso su celular sobre la barra de la cocina y caminó hacia la puerta, quitó los tres seguros y la abrió. La agente Romanoff se veía fresca y radiante a pesar del largo vuelo desde Europa. Traía un pantalón de mezclilla ajustado, tenis Nike color gris a juego con su sudadera y la blusa color negro. Sujetaba entre sus manos varios paquetes del restaurante IHOP, había uno frente al edificio de Becky. Al pasar al lado de ella hacia la cocina, Becky percibió el olor a hot cakes y omelette. Cerró la puerta y se apresuró a la cocina para preparar café.
-Y dime, ¿Ya conociste a los vecinos? – le preguntó Natasha mientras bebía un poco de café. Ambas se habían sentado en el comedor con los paquetes al centro de la mesa.
-Natasha, llegué aquí ayer, aún no veo señales de vida en ningún lado. Además, con las dos niñeras que están en el auto de afuera será difícil hacer vida social – le contestó Becky poniendo los ojos en blanco al hablar de los agentes.
-Es por tu seguridad, en todo caso, escuché que en este edificio vive un soltero que no está nada mal, creo que en el piso de abajo – le contestó la agente sonriendo pícaramente.
-En ese caso, no creo que haya problema si bajo sólo un piso, ¿verdad? – contestó Becky siguiéndole el juego.
-Claro que no – Natasha sonrió aún más – bien tengo que irme, mandé traer tus cosas del hotel en donde estabas, las traerán más tarde y en este otro paquete hay víveres para la cocina, el baño, etcétera.
-Gracias, Nat, déjame pagarte por esto...
-Claro que no...cortesía de la casa – le contestó la agente y se encaminó a la puerta para salir.
Cuando Becky volvió a quedarse sola, recogió la mesa, limpió la cocina y se dispuso a ver un poco de televisión. Después del mediodía, llegó un agente a entregar el equipaje que había dejado en el hotel y le dejó otra bolsa con víveres. Parecían querer dejarla sin excusas para que saliera del edificio. Con su laptop estuvo navegando un rato en internet, viendo los reportes de los atentados de bomba en la ciudad de Nueva York. Se entretuvo con algunas investigaciones sobre el suero que poseían esos hombres que estaban dispuestos a explotar en pedazos. Sin darse cuenta, le dieron las 10 de la noche en el estudio, ni siquiera había cenado y no se atrevía a poner en peligro el hermoso departamento con sus escasas habilidades culinarias.
Se levantó de la silla y entró al baño a lavarse los dientes, tomó un vaso con agua y se fue a dormir. Becky llevaba un rato dormida cuando escuchó ruidos en la sala que la despertaron. Se quedó quieta unos momentos en la oscuridad para tratar de escuchar mejor. Parecía que movían cosas en la sala. Se levantó despacio, llevaba un pants y una blusa de tirantes pero olvidó el frío por los nervios. Salió al pasillo en la oscuridad tratando de no hacer ruido, cuando llegó a la sala, parecía no haber nadie, todo estaba en orden.
Se disponía a regresar a su habitación cuando algo llamó su atención, en la cocina había una manzana que se estaba moviendo en la barra. Le tomó unos segundos darse cuenta que la manzana estaba suspendida en el aire y girando sobre su propio eje. Becky se acercó a la manzana y la tomó con su mano izquierda, en ese momento, con la vista periférica vio la silueta de un hombre al lado de ella. Volteó de inmediato para verlo, llevaba ropas negras, era alto y fornido.
-¿Quién eres? ¿Qué quieres? – preguntó Becky caminando hacia atrás para alejarse, se arrepintió de haber dejado el radio en la recámara.
-A ti, Lillienne, es hora – seguido de eso, el hombre acercó su mano a la frente de Becky y al tocarla hubo un resplandor color azul.
Becky cayó inconsciente en el piso de la cocina y el hombre salió sin dejar rastro. Afuera, los agentes no parecieron haberse percatado de nada...
Multimedia: Edificio de departamentos DeWitt Clinton, Nueva York.
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Bien, la 1:20 am significa que ya es el siguiente día, así que aquí está listo el capítulo 6. Espero les guste.
¡Besos!
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