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CAPÍTULO 16

El mundo de Tony Stark siempre había girado distinto del de las otras personas, y eso no le asustaba. Sabía perfectamente que todo y todos los que le rodeaban eran constantemente amenazados por todo lo que su apellido arrastraba. Eso le asustaba como nada en el mundo.

A Tony le preocupaba que otros sufrieran por su causa y eso era precisamente lo que no dejaba tranquila su conciencia, peor aun sabiendo que alguien más llevaba su sangre. “Tony y Becky Stark”, recordó el inventor las palabras de su padre en el video que su hermana había llevado a la Torre.

¿Por qué criarlos de manera tan opuesta? ¿Cómo harían para congeniar de tal forma que pudieran cumplir con lo que fuera que hubiese querido Howard Stark? Eso lo seguía pensando mientras caminaba por los largos pasillos de la fortaleza subterránea hacia el laboratorio del doctor Banner, debía apoyarle en los ajustes del dispositivo que desviarían las ondas telepáticas de Becky y con suerte las de Vlad.

Al entrar en el laboratorio, estaban ahí dentro el Dr. Banner haciendo unas mediciones en las pantallas, mientras que Becky se encontraba sentada en una camilla con una especie de tiara en su frente. Ése era el dispositivo que se conectaba a Becky por medio de milimétricas agujas que enviaban información por el torrente sanguíneo hacia el cerebro. Completamente indoloro y Becky se veía cómoda.

Tony repasó con sus ojos el laboratorio hasta que en su pensamiento desentonó el Capitán Rogers con sus manos... ¿sobre las mejillas de Becky mientras las acariciaba? Se aclaró tan fuerte la garganta que hasta el Dr. Banner dio un respingo.

-Capitán Romeo, creo que te buscan afuera – fue lo único que dijo a Rogers, quien de inmediato bajó las manos para disimular. Becky miró hacia abajo sonrojada.

-Te veré después... – le dijo suavemente Rogers a Becky y le daba un beso en la mejilla, al caminar hacia la puerta vio que Tony lo seguía con la mirada con semblante serio.

-Ni siquiera te lo imagines – le advirtió Tony a su hermana una vez que Rogers salió, ella fingió no entender.

-¿De qué hablas?

-Él es un anciano de 95 años, está fuera del alcance – le explicó a Becky.

-No puedes impedirme tener amigos, Tony – le dijo Becky.

-No me tientes... ¿qué hay, doctor? – dio por terminada la conversación con su hermana y se dirigió con uno de los médicos.

-Estoy haciendo los últimos ajustes según la cantidad de Extremis que hay en Becky, cuando esté listo inyectaré una solución que eliminará el Litio, lo que causará a su vez que se reactive el funcionamiento anormal en el cerebro de Becky.

-¿Seguro que funcionará? – preguntó Stark apoyándole con la revisión de las lecturas en otra de las pantallas del laboratorio.

-Debería funcionar - respondió el doctor Banner con su clásico semblante taciturno, se había mantenido ocupado en un extremo del laboratorio.

-Lo hará - respondió Becky buscando motivar a ambos genios científicos. Ellos la miraron mientras un sonido en los aparatos indicó el ajuste correcto en la tiara de Becky.

El Dr. Banner tomó de una de las mesas una jeringa metálica que contenía un líquido color turquesa, lo contempló unos momentos en sus manos y después comenzó a caminar lentamente hacia Becky, quien lo miraba tranquila esperando poder aguantar lo que sea que viniera. Tony se paró al lado de Becky y todo rastro de sarcasmo e ironía se fue de sus ojos. Encima del laboratorio comenzó a abrirse una cortina de acero que mostró el cristal de la ventana de observación; el capitán Rogers, Thor y Natasha estaban presentes. Becky los miró y sonrió a medias, tener expectadores la ponía nerviosa.

-Estarás bien - le prometió Tony, ella puso su mano en la mejilla de su hermano.

-Y si no es así,  sé que harás lo necesario - le respondió ella y después se recostó en la camilla y acomodó sus manos para que fueran sujetadas a unas barras de acero.

-Primero te sentirás adormilada y probablemente después sientas que alguien más controla tu cerebro...es ahí a donde queremos llegar, se mezclarán los recuerdos del Extremis pero siempre recuerda que justo ahora estas a salvo – le explicó el Dr. Banner mientras metía la aguja en la vena de Becky.

-Dr. Banner, haga lo necesario para mantener a todos a salvo aquí...si esto se sale de control... – comenzó a decir Becky sintiendo el dolor punzante de la inyección.

-Si eso sucede, volveremos a anestesiarte...esta vez estaremos preparados – terminó Tony, ella sólo asintió comenzando a entrecerrar los ojos.

Becky sintió que iba a quedarse dormida y que sus intentos por encontrar una solución serían en vano. Casi había dejado de escuchar las voces de su hermano y los doctores cuando comenzó a escuchar una voz que hablaba en alemán. Hören sie nicht, tun sie, was ich sage (No los escuches, haz lo que te digo). Repetían una y otra vez en su cabeza, Becky sabía que conocía esa voz pero no recordaba quien era.

El volumen de la voz fue aumentando, lo sentía más cerca y sintió su corazón acelerarse mientras luchaba por abrir sus ojos, sin éxito. Finalmente escuchó esa voz justo frente a ella, le ordenó abrir los ojos y ella creyó que así lo había hecho. Frente a ella estaba su controlador, Vlad.

El Dr. Banner y Stark vieron en la tiara de Becky que las barras comenzaban a iluminarse de un color naranja, señal de que el Extremis había sido activado por completo. Para ellos, Rebecca se había mantenido inmóvil e inconsciente, eran completamente ajenos a lo que sucedía en su cabeza. Tony se acercó y tocó el brazo de su hermana, ella abrió los ojos y el resultado les dejó en shock.

Los ojos de Becky habían mezclado el color hazel y el azul en una enigmática heterocromía central, es decir, sus ojos eran de dos colores. Ambas conciencias estaban activas en una persona al mismo tiempo. Esa era la principal preocupación de Thor momentos atrás, cuando mencionó que el sistema nervioso de Becky podría no soportarlo.

-¿Rebecca? – la llamó Tony acercándose a mirar sus ojos, ella volteó y su mirada mostró una terrible confusión.

-¿De quién son estos recuerdos? – preguntó ella mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos, comenzó a forcejear con las bandas que la sujetaban.

-Describe en donde estas, Becky – se acercó Banner para intentar dirigir sus memorias.

-Suiza... en mi casa...  – respondió ella obedeciendo las instrucciones del doctor.

-¿Quién está contigo? – continuó el doctor mientras Tony miraba hacia la sala de observación, veía que Rogers discutía acaloradamente con Fury, pero era imposible escucharlos.

-Una enfermera, yo estoy sentada en la cama... me está mostrando un espejo – contestó ella apretando fuerte la mano de Tony, la había tomado creyendo al principio que era una de las bandas que la sujetaban.

-¿Qué edad tienes en ese momento?

-No lo sé... – dijo ella, dentro de su recuerdo, mientras estaba sentada en su cama llegó un cachorro de Labrador color negro, eso le ayudó a conocer su edad – mi perro es un cachorro apenas.

El Dr. Banner y Stark se habían quedado cada uno al lado de Becky para escuchar lo que veía, cuando de pronto el ritmo cardiaco comenzó a aumentar a niveles peligrosos, las alarmas se dispararon y Becky comenzó a gritar mientras se agitaba desesperadamente en la camilla intentando zafarse.

Los otros tres doctores en la habitación se apresuraron a aplicarle la anestesia que incluía el Litio y así desactivar de inmediato el Extremis. La tiara de Becky se apagó, indicando que el trance había terminado y ella había quedado de nuevo al borde de la inconciencia. En ese momento entraron a la sala el Capitán Rogers y Natasha, seguidos de Fury y Hill.

-¿Qué diablos creen que están haciendo con ella? Hace menos de 4 horas aún estaba en prisión – les gritó Rogers a ambos científicos, los doctores prefirieron hacerse a un lado.

-Fury, saca al Capitán Paleta de aquí o... – comenzó Stark.

-¿O qué? ¿Stark, esta es la forma de protegerla? – continuó Rogers en el mismo tono de voz.

-Muchachos, ese no es el tema... – intervino Natasha.

-Claro que es el tema, Howard Stark nos... – siguió Rogers.

-¿Nos? ¿En qué momento crees que estás incluido Rogers?  - se rio sarcásticamente Tony.

-Paren... – susurró Becky aún sin fuerzas, sólo Natasha la escucho mientras el resto medía su masculinidad.

-Dije que eso no es el tema ni el momento, así que cierren la boca – se puso Natasha entre los dos y les habló con un tono de voz bastante amenazador.

-Dr. Banner... – le llamó Becky, pero pareció haberles hablado a todos pues en un segundo Tony y Rogers se habían acercado por igual.

-¿Cómo te sientes? – le dijo suavemente Rogers mientras ella abría sus ojos de nuevo con el cálido color hazel.

-La prisión es mejor – bromeó ella aun sin fuerza en su voz, todos a su alrededor la miraron muy preocupados – ustedes no son los únicos que bromean, ¿saben?

-Se los dije, ese humor viene de familia – dijo Romanoff, el resto suspiró aliviado.

-Dr. Banner...su dispositivo funcionó...sólo deme unos minutos y lo intentaremos de nuevo.

-Por supuesto que no... – dijo Rogers.

-Tienes que descansar primero... – habló Tony al mismo tiempo.

-Escuchen, él está planeando algo... no podemos esperar, vendrá pronto.

-Ya hablaremos de eso luego, por ahora descansa...lo necesitas – dijo Banner mientras hacía una señal al resto para salir de la sala. Becky no respondió y volvió a cerrar sus ojos para dormir.

Cuando el equipo elite de Nick Fury estuvo en la sala central de la fortaleza comenzaron a discutir las posibles tácticas para atrapar a Vlad de una forma precisa y segura. Aun había muchas lagunas en la información que tenían, por lo que habría que esperar a que Rebecca despertara y contara con exactitud qué era lo que su segunda conciencia le había revelado.

Las miradas entre Tony y Steve no mostraban mucho trabajo en equipo, pero Natasha siempre estaba para poner las cosas en orden. Thor seguía creyendo que sería el único que podría acercarse a Vlad al no poder ser controlado por él. Nick Fury se encontraba con ellos y mientras hablaban, uno de sus asistentes llegó para darle un reporte.

-Señor, el helicóptero con la carga ha llegado, ¿desea que la llevemos a la sala de interrogatorios? – preguntó el joven hombre.

-No, dirígela hacia esta sala. Hablaremos ahora – contestó el director, el resto lo miraba expectante.

-¿De quién habla, director? – preguntó Rogers. Su pregunta fue respondida de inmediato cuando una mujer de cabellera blanca y mirada dulce entró a la sala. Se veía confundida, pero cuando vio a Tony se le llenaron los ojos de lágrimas.

-¿Qué es lo que han hecho con ella? ¿En dónde está? – preguntó desesperada mientras caminaba hacia Stark, Natasha la tomó por los hombros buscando tranquilizarla.

-Ella está bien, cálmese – dijo la agente reconociendo un acento alemán en la mujer.

-¿Quién es usted? – preguntó Rogers.

-Soy Margrit Müller, la nana de Becky Stark.

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Lo sé, esta vez no tengo perdón por tanta tardanza pero les aseguro que en este momento me encuentro escribiendo el siguiente capítulo porque me está tomando un poco más de tiempo y preferí dividirlo para que se explique mejor.

Infinitas gracias por sus lecturas, votos, comentarios y por seguirme. Esta historia me marca que está en el #905 y es gracias a ustedes. No tengo idea de cual es el total de historias pero deben ser muchas y agradezco mucho su apoyo.

Cuéntenme qué les parece este capítulo y estaré al pendiente el día de hoy.

Besitos.

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