CAPÍTULO 14
El quinjet aterrizó suavemente en la plataforma de la base en Canadá y poco a poco fue bajando hasta trasladarlo bajo tierra. Dentro de la pequeña nave, Natasha se levantaba de su asiento junto con Barton para esperar a llegar a los niveles subterráneos más seguros. Cuando la Viuda Negra se encontró con Becky en la parte trasera del quinjet y vio sus desafortunados golpes, miró a Steve a modo de reclamo por no haberle permitido ir por ella junto con ellos.
-Los médicos ya la esperan, Rogers – le dijo Romanoff al Capitán, después se acercó a Becky, quien era ayudada por Steve a levantarse, él la rodeó con uno de sus brazos por la cintura tratando de no lastimarla.
-Siento haberte golpeado con una silla el otro día – explicó Natasha sujetando a Becky por uno de sus hombros cuando vio que tardaba en tener equilibrio.
-No te preocupes, me fue peor en prisión...además, no recuerdo tu golpe – le respondió Becky buscando minimizar las acciones de Natasha.
-Esa agente Collins no se librará del enojo de Fury por haber abusado de su cargo – dijo Barton con tono molesto.
-No... Collins sólo me golpeó en la cara dos veces...el resto me lo hizo una interna en los vestidores – comenzó a explicar Becky con voz desganada para evitar jalar más aire y lastimarse las costillas. Los dos agentes y el capitán la miraron aún más preocupados mientras la rampa de la nave se abría.
-¿Por qué diablos te hicieron eso? – preguntó Rogers más enojado con él mismo que con nadie más.
-Bueno, creo que me robaré la frase del Dr. Banner... "la otra chica" peleó con siete internas, pero la "yo" normal no pudo defenderse de una –contestó Becky mientras veía como Banner se acercaba con una pequeña inyección.
-Sí, la recuerdo...una chica loca de ojos azules...me disparó el cartucho completo de un arma... – le dijo Barton en modo de broma.
-Lo siento – le sonrió apenada por la situación, Barton le guiñó divertidamente un ojo mientras Natasha ponía los ojos en blanco mientras reía.
En la pista subterránea se encontraban tres doctores acompañados del Dr. Banner, traían una silla de ruedas con ellos para trasladar a Becky, pero ella se negó rotundamente a sentarse en ella. El Dr. Banner le inyectó una dosis de analgésicos para aminorar el dolor. A medida que seguía caminando, Becky sintió el cuerpo pesado a causa de los medicamentos.
-Creo que ahora aceptaré la silla, doctor – le dijo a Banner quien le explicó a Rogers que era normal pues había incluido algunos calmantes.
Becky ingresó a la clínica subterránea de la base en donde un grupo de doctores y enfermeras le dieron un trato de primera clase, pusieron anti inflamatorios en sus golpes y pusieron un vendaje especial alrededor de sus costillas para evitar que se moviera de más y se lastimara. Además, inmovilizaron su muñeca derecha con una férula pues al estar esposada el esguince había empeorado. Cuando hubieron terminado, Becky pidió un dormitorio para poder asearse pues de nuevo se negó a ser atendida por las enfermeras.
-La actitud necia viene de familia, ¿cierto? – le dijo Natasha a modo de broma, pues Tony tampoco era muy obediente. Becky sonrió recordando a su hermano. Detrás de Natasha entró Steve, se había quitado su uniforme y llevaba ropa casual oscura.
-¿Cómo está ella, doctor? – preguntó preocupado Rogers a Banner, quien aún se encontraba monitoreando a Becky.
-He estado monitoreando su actividad cerebral y aunque los lectores indican que hay áreas que están trabajando más intensamente de lo normal, por ahora no hay peligro. Las cantidades exageradas de Litio que le administraron en la prisión desactivaron el Extremis, aunque sigue ahí – explicó el doctor.
-¿Extremis? ¿Voy a explotar igual que esas personas? – comenzó a preguntar Becky asustada.
-No vas a explotar...hey, tranquila – Steve la tomó por los brazos y trató de calmarla.
-¿Sabe qué, doctor? Recordé que a usted y a mí nos está esperando Fury para darle un reporte – le dijo Romanoff en un tono persuasivo a Bruce Banner.
-¿Reporte? Claro, claro...un reporte, es verdad – respondió Banner al comprender lo que la Viuda Negra trataba de hacer, salió primero y antes de irse y sin que Becky la viera, le guiñó un ojo a Steve.
-Natasha... – comenzó Steve mientras Becky miraba sin comprender.
-Tranquilo, Capitán, tú me estás facilitando mucho la misión – le respondió ella antes de irse, quedando de nuevo Steve y Becky solos.
-¿Qué quería Natasha? – preguntó Becky mirando al capitán, ella estaba sentada en una camilla y él de pie junto a ella.
-Trata de molestarme...dejándome solo contigo – le respondió torciendo una sonrisa, Becky sintió que algo en su estómago se movía. Recordó las palabras de su nana en Suiza "si las mariposas en la barriga bailan es porque les gusta lo que ven a través de tus ojos".
-¿Y te molesta? – preguntó ella sintiendo una dulce tensión en el ambiente.
-Tal vez la deje molestarme más seguido – le respondió él acercándose y poniendo su mano en la mejilla ilesa de Becky, mirar su otra mejilla le removió algo en el pecho – Becky, perdóname...
-¿Por qué? – preguntó ella sorprendida y puso su mano en el brazo de Steve.
-Por no ver a tiempo lo que te sucedía, habría evitado todo esto – le dijo Steve acariciando con su otra mano la mejilla lastimada de Becky.
-Esto no es culpa de ninguno de ustedes, gracias por sacarme de ahí – le respondió ella mirando la profundidad del azul en los ojos de Steve. Él se acercó poco a poco y con cuidado besó la mejilla lastimada de ella, ella cerró los ojos sintiendo que nunca había estado más segura en su vida.
Steve pegó su frente a la de Becky y suspiró, se notaba su preocupación por ella y la impotencia que sentía. Sabía que hacía setenta años no sentía algo así , jamás se había permitido acercarse a una mujer; para él perder a la agente Peggy Carter lo marcó. Esta vez sentía que valía la pena el riesgo de abrir su corazón.
-Tengo que bañarme, Steve – le dijo Becky sonriendo un poco avergonzada. Sabía que estaba rompiendo con un momento que ella también esperaba pero por alguna razón no quiso estar frente a él con ese aspecto.
-Claro, vamos, te guiaré al dormitorio – le respondió él ayudándole a bajarse de la camilla.
El dormitorio estaba cerca pues sólo dieron la vuelta al pasillo y caminaron hasta el final. Ahí se encontraban una serie de dormitorios, Steve abrió uno de ellos y la dejó entrar primero. El dormitorio era un poco más grande que el del helicarrier y tenía colores más claros. Tenía un cuarto de baño al fondo y el vestidor se encontraba dentro de él.
-No recordaba que fueran tan grandes – le dijo ella cuando abrió la puerta del baño, había una cómoda regadera, sanitario, lavabo y un espejo grande; a un lado del lavabo estaba la puerta del vestidor.
-Esta base es para resguardar a las autoridades importantes de S.H.I.E.L.D. – respondió el capitán.
-¿Eso me convierte en importante? – preguntó en broma Becky, Steve le sonrió y ella volvió a sentir la revolución de mariposas.
-Por eso estás aquí...Espero no te moleste si me quedo aquí mientras te das un baño, el doctor Banner dijo que los medicamentos podrían adormecerte y quiero estar al pendiente – le dijo Rogers de la forma más caballerosa posible dado que eran habitaciones independientes, Becky sin poder evitarlo se sonrojó.
-Claro, ya vuelvo – dijo antes de cerrar la puerta tras ella para evitar que viera su cara roja.
Becky aún llevaba puesto el uniforme de dos piezas de la prisión y como se sentía un poco mejor, decidió sacarse la blusa por encima en lugar de desabotonarla. Para su mala suerte, uno de los botones se atoró con su cabello enredado y los vendajes le impedían estirar más sus brazos hacia atrás para quitárselo.
Estuvo forcejeando en vano unos minutos hasta que con el codo empujó la botella de shampoo, que aunque era de plástico causó un estruendo dentro del baño. Steve de inmediato se levantó y tocó la puerta.
-¿Becky, estás bien? ¿Puedo pasar?
-Sí, estoy bien sólo... – comenzó a decir mientras Steve abría un poco la puerta para verificar que pudiera pasar, ella aún vestía una blusa de tirantes y el pantalón del uniforme. Detrás de ella colgaba de su cabello la blusa mientras ella trataba de alcanzarla.
-¿Necesitas ayuda? – dijo Steve desviando un poco la mirada para que ella no se sintiera incómoda, recogió la botella con tranquilidad para no parecer nervioso, aunque en verdad lo estuviera.
-Mi cabello es un desastre y no puedo zafar el botón de la blusa, se enredó... – le explicó ella apenada mientras bajaba los brazos cansada. Él se acercó hasta quedar frente a ella y la rodeó con sus brazos para alcanzar el botón que le causaba problemas.
-Ya está... – dijo él con voz grave por la cercanía que tenía con ella pues la cara de Becky estaba a sólo centímetros de su pecho.
-Gracias... – Becky miró hacia arriba para encontrarse con el cielo de los ojos del Capitán, inconscientemente puso su mano en el brazo de él, mientras Steve continuaba mirándola intensamente.
-Mi larga vida me dice que las oportunidades no se repiten en la vida... – dijo él acomodando un mechón de cabello detrás de la oreja de Becky, ella suspiró.
-¿Oportunidades de qué?
Steve no respondió, sólo fue cerrando poco a poco el espacio que había entre sus labios y los de Becky. Sentía la respiración nerviosa de ella y por un largo minuto dudó en seguir acercándose, pero la mirada hazel de ella le dio la respuesta. Acarició los labios de Becky con los suyos y ella le respondió acercándose más, lo rodeó con su brazo por el cuello y él cubrió su cintura con los de él. Fue un dulce primer beso que inició muchos más, la calidez y la intensa ternura de Steve le provocaban ligeros escalofríos a Becky, que le sonreía cada vez que ambos se miraban a los ojos.
Multimedia: Primer beso de Becky Stark y Steve Rogers.
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Hola, tarde pero seguro. Lo que pasa es que me llegó trabajo fuerte y yo creo por esa razón este capítulo es un poco más cortito.
Me encantaría saber lo que opinan, ¿qué piensan del Capitán Rogers?
Quiero decirles que estoy muy emocionada porque voy por las 2k lecturas, los 200 votos y aún mejor los 100 comentarios. Mil gracias por su tiempo para leer mi historia. Las quiero.
Besos.
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