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CAPÍTULO 12

Condado de Bethesda, Washington, D.C.

Desde que Rebecca Stark había ingresado a la prisión de alta seguridad ubicada el norte de Washington, D.C., habían mantenido su actividad cerebral a niveles por debajo de los normales debido a que las lecturas mostraban que con la sustancia inyectada, las áreas comúnmente pasivas de su cerebro comenzaban a trabajar a niveles mucho más altos de los normales.

Ya llevaba cerca de una semana encerrada en una de las celdas de máxima seguridad, monitoreada las veinticuatro horas por doctores, psiquiatras, agentes y científicos que trataban de encontrar una respuesta a lo que había sucedido. Lo único seguro, tal y como el Dr. Banner había resuelto en el helicarrier horas después de haberse llevado a Becky, es que su sangre contenía cantidades importantes de Extremis; dicho suero disminuía su actividad al estar combinado con el Litio.

Al séptimo día, los doctores asumieron que el Litio había frenado la actividad cerebral de Becky al punto de detener por completo la fuerza telepática y telequinésica que había desarrollado. Decidieron trasladarla a una celda normal, siempre vigilada de lo que pudiera suceder. Los ojos de Becky se mantenían de un color azul profundo, no hablaba y sus movimientos eran seguros y precisos, como una modelo de revista que cuida cada uno de sus pasos.

A la hora de la comida en la prisión, Becky salió junto con las demás mujeres al comedor en donde tenían que hacer una fila para que recibieran los alimentos. Cuando tenía la bandeja en sus manos, se dispuso a sentarse en una mesa que se encontraba vacía, se quedó mirando la comida como si no fuera a comerla.

-Oye, ese asiento está ocupado – le dijo groseramente una de las presas poniéndose frente a ella, era alta y se marcaban músculos en sus brazos, en el uniforme se leía el apellido Smith.

-No dice tu nombre – le contestó Becky sin mirarla.

-Mira, se apellida Stark – le dijo una de las acompañantes de Smith.

-¿En serio, lindura? Dime, ¿qué eres de ese millonario engreído? – le preguntó Smith tratando de tocar la mejilla de Becky en un gesto burlón, pero ella lo esquivó de inmediato.

-Deja de molestarme o... – comenzó Becky.

-¿O qué? ¿Vas a amenazarme con ese cuerpecito y esa cara bonita? – la provocó la pesada mujer tirando al suelo su bandeja de comida. Becky se levantó y de un movimiento saltó sobre la mesa, pateó con tal fuerza en el estómago a aquella mujer que cayó unos metros más atrás.

-Te advertí que dejaras de molestarme, ahora sufre las consecuencias... – Becky siguió avanzando hacia Smith mientras el resto de su grupo, que eran seis, se abalanzaban sobre Becky para defender a su líder.

De inmediato el resto de las internas comenzaron a hacer un círculo para ver cómo una pequeña y joven mujer con menos de 60 kg en su cuerpo les daba una golpiza a las siete mujeres que la habían molestado. Moretones, rasguños y golpes era lo que ese grupo de mujeres se había ganado. Becky, estaba ilesa. Cuando llegaron los guardias, de inmediato le dispararon a Becky una fuerte dosis de Litio que la dejó fuera de combate y fue llevada a su celda.

Las enormes cantidades de Litio que habían inyectado a su cuerpo en los últimos días al cuerpo de Becky finalmente terminó por desactivar el Extremis y eliminando cualquier estado de trance que hubiera en ella. Debido a esto, horas después del altercado en el comedor, Becky despertó en su celda, sus ojos hazel miraron todo a su alrededor y no pudo entender nada.

En su cabeza fuertemente aturdida rondaban un montón de preguntas: ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado ahí? ¿Dónde estaba su hermano? ¿Les había pasado algo? ¿Steve? Al parecer no había nadie cerca dispuesto a responder a sus preguntas pues cuando se pegó a las rejas y comenzó a gritar que la sacaran de ahí sólo escuchó amenazas de las internas que trataban de dormir.

Cansada de gritar, se arrinconó en la celda con sus rodillas a la altura de su pecho y las abrazó desesperadamente mientras copiosas lágrimas salían de sus ojos. Cada vez que trataba de recordar lo que había sucedido su cabeza punzaba de dolor y su vista se nublaba. Recordó su padecida amnesia. Sólo sentía confusión y tristeza, horas después se quedó dormida en la misma posición recargando su cabeza en la pared.

El sonido de las rejas abriéndose automáticamente la hizo despertar abruptamente, escuchó por las bocinas las indicaciones de hacer una fila para ir al cuarto de aseo. Becky salió de la celda y comenzó a caminar con el resto de las internas, cuando vio a uno de los guardias se acercó a él para pedirle ayuda.

-Por favor, ayúdeme, necesito hablar con el director Fury – el guardia sólo se burló de ella.

-Sí, claro, y de paso permíteme comunicarte a la Reina Isabel para que te salude – le contestó el enorme guardia con cara de pocos amigos.

-Por favor, no entiendo que estoy haciendo aquí ni cuánto tiempo he estado en esta prisión – le suplicó Becky.

-Si no obedeces las indicaciones o si haces algún desastre aquí, serás enviada a interrogatorio de nuevo y no te gustará – la amenazó el hombre.

Becky se dio la vuelta resignada cuando en su aturdida mente surgió una chispa de ingenio (o eso fue lo que creyó). Hacer un desastre, eso era lo que tenía que hacer. Sin pensarlo más, se giró para tirar al suelo un montón de cajas con toallas y ropa para después comenzar a golpear los cristales de unas ventanas polarizadas y gritar frente a las cámaras de seguridad que exigía ver al Capitán Steven Rogers. Sus movimientos, al contrario del día anterior, eran frágiles y torpes por lo que enseguida fue inmovilizada por dos guardias y fue llevada a una sala contigua a las regaderas.

Dentro de esa habitación volvieron a sentarla y esposarla a una mesa que tenía enfrente, le recordó el interrogatorio del director Fury y se preguntó si sería él el que la encontraría ahí. Como respuesta a sus preguntas internas, entró una mujer rubia vestida con ropas tipo militares pero color negro, era más alta que Becky por más de una cabeza y parecía nunca salir del gimnasio por su estructura muscular.

-Rebecca Stark, escuché que deseas ver al Capitán Rogers – le dijo la mujer sentándose en la mesa, y no en la silla que tenía Becky enfrente. Estaba muy cerca de ella y la miraba fríamente.

-Así es – contestó levantando su cara para poder verla, a Becky no le inspiró confianza por lo que mantuvo reserva en sus respuestas.

-¿Y qué te hace pensar que no te ha visto a través de aquél espejo en los interrogatorios anteriores aquí? – le dijo la mujer señalando con su mano el espejo blindado y riéndose de Becky, quien comenzó a respirar desesperadamente al no recordar las sesiones previas.

-Necesito hablar con él – insistió lo más tranquila que pudo.

-Tuviste la oportunidad y la desperdiciaste tratando de rasguñarle la cara cuando él te interrogó – volvió a burlarse mientras Becky abría sus ojos confundida.

-¿Qué hice qué? ¿Quién es usted? – preguntó Becky al saber que se estaba quedando sin armas.

-Soy la agente Sandra Collins y te recuerdo...esta es la sexta vez que nos entrevistamos, Rebecca – la miró la agente tratando de descifrar por qué su interna aparentaba ser una persona completamente diferente.

-Agente Collins, necesito hablar con el Capitán Rogers lo más pronto posible – como respuesta, Becky volvió a escuchar la risa de la agente, quien presionó un botón en la mesa y mostró el video del interrogatorio entre Steve y Becky.

-Permíteme refrescar tu supuesta memoria perdida – le dijo Collins. En el video se ve cómo Becky y Rogers están sentados uno frente al otro, ella con la mirada azul mostrando un completo desinterés en el hombre que tenía frente a ella. Rogers se mantenía serio mientras realizaba las preguntas.

-¿Quién te envió? – preguntaba Rogers.

-Nadie, esto es por cuenta propia – contestaba una Becky completamente desinhibida.

-Nos mentiste a todos...

-¿Y qué harán ahora? ¿Llorar? – le respondió Becky.

-He terminado contigo, no tengo más que decirte. Nada de lo que pase contigo tiene interés para mí – finalizó Rogers acercándose un poco a Rebecca, quien aprovechó el momento para abalanzarse sobre él e intentar rasguñar su cara, pero afortunadamente pudo esquivarla y levantarse a tiempo mientras veía como otros dos agentes la sometían, uno de ellos golpeándola en la cara.

Después de eso el video terminó y la pantalla se apagó mostrando de nuevo el escudo de S.H.I.E.L.D.

-¿Ya se refrescó tu memoria?– volvió a preguntar Collins.

-No lo entiendo...

-¿Ya vas a responder las preguntas del Capitán Rogers? - comenzó a bombardearla de preguntas.

-No recuerdo...

-¿Estás consciente de todas las muertes que causaste?

-Dios, no... – Becky no dejaba de llorar y tocar su cara con sus manos esposadas.

-Respóndeme...

-¡NO LO ENTIENDO! – le gritó desesperada Becky y levantándose un poco de la silla, la agente reaccionó y le propinó una bofetada tan fuerte que Becky cayó de la silla pero sus manos esposadas la detuvieron en la mesa.

-Llévenla a que se bañe y se vista, después devuélvanla a su celda. La hora del desayuno ya terminó – dijo finalmente la agente antes de salir de la habitación.

-Llamen a mi hermano, llamen a Tony...por favor...Tony...ayúdame, Tony... ¡TONY! – comenzó a decir y finalmente gritar Becky cuando pasó cerca de la ventana blindada y la cámara de seguridad que grabó el interrogatorio.

Los agentes la llevaron casi arrastrando al área de regaderas y le dieron 15 minutos para asearse. Al no tener más opción, Becky se encaminó despacio a la regadera más próxima, abrió la llave para después comenzar a desabrochar su uniforme. Escuchó un ruido en la regadera continua y salió a ver de qué se trataba.

-¿Hola? – preguntó acercándose a la puerta de la regadera. Cuando estuvo muy cerca, la puerta se abrió tan fuerte que la golpeó en la misma mejilla donde la agente Collins la había golpeado minutos atrás. Becky cayó al suelo desorientada.

-¿Creíste que las cosas se iban a quedar así, lindura? – respondió la interna que había peleado con Becky el día anterior, tenía moretones en la cara y cuerpo.

-¿Qué cosa? ¿De qué hablas? – se arrastró Becky hacia atrás para evitar estar cerca de esa mujer.

-Déjame devolverte la memoria... – dicho esto, la enorme mujer se fue sobre Becky y comenzó a golpearla en el abdomen, ella intentaba cubrirse la cara para evitar los golpes pero la mujer era más fuerte.

Pasaron sólo dos minutos antes de que los guardias entraran a detener a la interna Smith, mismos dos minutos que fueron eternos para Becky. No podía ponerse de pie cuando el guardia intentó levantarla y llevarla a la enfermería, por lo que la levantó en brazos casi inconsciente.

En la enfermería, los doctores diagnosticaron dos costillas fisuradas, muñeca derecha y cuello con esguince de primer grado, rasguños en brazos, moretón en mejilla derecha y labio inferior roto sin necesidad de suturas. Su cabello completamente enredado y su alma por los suelos, no entendía en qué punto había perdido el control de su vida. Las enfermeras la ayudaron a bañarse y cepillaron su cabello con cuidado por la lesión del cuello. Posteriormente, los guardias la llevaron en una silla de ruedas de nuevo a la celda de máxima seguridad, esta vez para su protección. Rebecca se recostó como pudo en la fría cama y comenzó a llorar en silencio pensando que jamás saldría de allí.

Helicarrier de S.H.I.E.L.D., espacio aéreo de Filadelfia, EUA.

El director Fury se encontraba en su oficina revisando investigaciones previas del suero Extremis, el Dr. Banner y Tony se encontraban en la torre en Nueva York. En el helicarrier se encontraban Rogers, Romanoff y Barton monitoreando las pantallas de todo el país americano en busca de algún ataque de Vlad, pero nada.

Horas más tarde, los tres fueron llamados a la sala de operaciones en donde el director Fury los esperaba. Estaba sentado en una de las sillas de la mesa redonda, y al frente había una pantalla con el escudo de S.H.I.E.L.D.

-¿Nos llamó, director? – preguntó Natasha quien se encontraba casi recuperada de su lesión en la pierna.

-Necesito...mostrarles algo – contestó Fury pensativo – por favor, siéntense.

-¿Pasa algo? – preguntó Barton mientras los tres obedecían la indicación de sentarse.

-Cuando el video termine, no digan nada y permítanme hacer las preguntas, quiero saber si observaron lo mismo - miró a Steve quien solo le respondió afirmativamente con la cabeza.

Fury presionó los controles táctiles en la mesa y en la pantalla comenzó a mostrarse el video de la última sesión de interrogatorio de Becky Stark. El video estaba completo, desde su entrada a la sala custodiada por los guardias, hasta su salida con desesperados gritos llamando a su hermano, Tony. La cara de los dos agentes y el capitán eran imposibles de describir.

-¿Cuándo sucedió esto? – preguntó Romanoff sin dejar de mirar la pantalla que volvió a mostrar el escudo de su agencia.

-Hace diez horas...por favor, díganme una sola cosa que hayan notado – indicó el director con la misma voz pensativa.

-Ella está en el mismo estado que cuando la encontré en la calle, el día que asesinaron a los agentes en los departamentos. Está desorientada – contestó Rogers.

-¿Algo más? – seguía Fury.

-Sus ojos, cuando intentó escapar de aquí sus ojos se habían vuelto azules...ahí están color hazel de nuevo – contestó Barton, la agente Romanoff tenía los ojos cristalinos y seguía mirando la pantalla.

-¿Agente Romanoff? – preguntó Fury adivinando que la respuesta de la pelirroja caería como balde de agua helada.

-Ella también fue controlada...como los tipos con Extremis...ella nunca mintió, es como una especie de doble personalidad – finalmente Natasha miró a Fury, dando a entender que ella un tiempo sufrió de ser controlada, aunque no de la misma manera.

-¿Por qué las preguntas, director? – dijo Steve.

-Para confirmar su siguiente misión, equipo... – los tres lo miraron expectantes - ...sacar a Rebecca Stark de esa prisión hoy mismo.

Multimedia: Becky Stark de nuevo en su celda de máxima seguridad.

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No me maten XD

Díganme que opinan, lo valoro mucho.
Gracias.
Saluditos.

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