CAPÍTULO 11
Dos agentes fallecidos, nueve heridos y enormes daños en un nivel del helicarrier es lo que había dejado la detención de Rebecca Stark a su paso. Quien antes había sido para muchos una joven dulce y confundida por las circunstancias de su pasado y su presente, había pasado a ser una mentirosa y mortal mujer... y no era para menos.
El día de la detención de Rebecca, Fury fue el último en hablar serenamente con ella. Se sentaron frente a frente en la sala de interrogatorios que sólo tenía una mesa, dos sillas y el enorme espejo blindado. Cuando entró en la habitación, ella se levantó de su silla con mil preguntas en su cabeza.
-Director Fury, ¿por qué estoy aquí? – preguntó ella forzada a sentarse de nuevo debido a las esposas que ataban sus manos a un espacio especial de la mesa de metal.
-Tú y yo tenemos una conversación pendiente, ¿recuerdas? – dijo el con tono serio, las condescendencias se habían terminado.
-Sí... – contestó comprendiendo el tono de Fury.
-¿Quién eres?
-¿Cómo? Ya se lo dije, yo... – el tono de ella mostraba preocupación.
-No me mientas, por tu bien, no lo hagas. Ya no es de importancia si eres hermana o no de Stark, tus acciones han enviado eso a segundo plano.
-¿Acciones? ¿De qué habla?
-¿De qué hablo? De esto hablo... – en la mesa había una pequeña pantalla donde le mostró los videos que anteriormente la agente Romanoff había revisado. Becky se llevó las manos temblorosas a las sienes, tuvo que agacharse por el impedimento de las esposas.
-¿Pero cómo...? ¿Yo?
-¿Cómo? Esperaba que tú me lo explicaras. ¿Explícame por qué mis dos agentes encargados y dispuestos para protegerte están muertos? ¿Por qué diste entrada a hombres que pusieron en riesgo a la tripulación completa de esta nave? Pero sobre todo, ¿explícame por qué llegaste aquí para meterte en la mente de mi mejor equipo, removiendo lazos, sentimientos e ideas? – con cada palabra, Fury aumentaba el tono de su voz mientras Becky se pegaba y arrinconaba cada vez más en su silla, sus ojos llenos de lágrimas.
-Le juro que...
-¡Explícamelo! – le gritó finalmente Fury golpeando con sus puños la mesa. En ese momento la puerta se abrió y un agente entró con una bandeja metálica que contenía una jeringa plateada y una botella con líquido color amarillo.
-¿Señor? – le habló el agente al director, quien al verlo respiró, se levantó de la mesa y salió por la puerta sin decir más. Se dirigió a la siguiente habitación donde lo esperaba la agente Hill.
-Es una excelente actriz, de no ser por los videos, jamás creería esto – le dijo Fury a Hill.
-Están por inyectarle el suero de la verdad, le hará efecto en tres minutos – contestó ella.
-¿Cómo están Romanoff y el resto? – preguntó Fury.
-Thor está en Nueva Jersey, inicialmente su viaje a la Tierra fue para visitar a Jane Foster y ya no quiso posponerlo más. Stark está de regreso en la Torre junto con Banner. Barton, Rogers y Romanoff están en la sala de operaciones averiguando más puntos vulnerables del grupo de Extremis – terminó de decir Hill viendo salir al agente que había inyectado a Becky, ella parecía adormilada sobre la mesa.
-Mantenme al tanto de sus ubicaciones, voy a entrar de nuevo – Fury se encaminó de nuevo dentro de la sala de interrogatorio.
El director se volvió a sentar frente a Rebecca, quien parecía demasiado aturdida con su cabeza recargada sobre la mesa y con los ojos cerrados, sus manos aún temblaban.
-Veamos si ya se refrescó tu memoria, ¿quién eres? – volvió a comenzar.
-Me llamo...Rebecca...Stark... – contestó ella arrastrando la voz, se ponía las manos en los ojos para sofocar sus lágrimas, tal vez efecto del suero.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a... buscar a mi...hermano...
Fuera de la sala, Hill miraba atentamente por el cristal y a la vez monitoreaba la actividad cerebral de Rebecca para verificar el efecto del suero. Su concentración fue interrumpida cuando abrieron la puerta de la habitación. Un agente con una bandeja de plata y el suero.
-Traje el suero como lo pidió, agente Hill –habló el hombre.
-Ya vinieron a aplicarlo... – contestó Hill ya dudando de lo que estaba sucediendo.
-Sólo yo tengo acceso, agente – contestó el hombre confundido.
La agente Hill cayó en cuenta de lo que sucedía y de inmediato corrió hacia la sala donde se encontraba Fury a la vez que le hablaba por radio. En el monitor, el otro agente observaba que la actividad cerebral de Rebecca aumentaba a niveles sumamente anormales. Cuando Hill entró, Becky levantó por primera vez la vista, mostrando el profundo azul rey de sus ojos. Fury la miró sin comprender cómo habían cambiado de color. Un instante después, las esposas de Becky cayeron al suelo y levantó sus manos, manipulando la mesa sin tocarla. Empujó al director Fury hacia la pared y la mesa avanzó con tal velocidad, que las patas de metal se incrustaron en la pared, aprisionando a Fury.
Hill desenfundó su arma y apuntó hacia Becky, pero se distrajo al escuchar el grito de Fury para que no disparara. Becky tomó control del arma, que flotó en medio de la habitación y apuntó a Hill. En lugar de dispararle, la golpeó en la cabeza con el arma para dejarla fuera de combate. Rebecca salió al pasillo donde atacó a otros dos agentes con el arma, uno herido, el otro falleció. La alarma de la nave se disparó de nuevo, más agentes llegaron incluyendo a Barton, que no pudo creer lo que veía. Rebecca comenzó a arrojar objetos para abrirse camino, incluyendo agentes que eran azotados en la pared.
De pronto, no hubo más tránsito en el pasillo que Becky y Barton, ella le apuntó con dos armas, les jaló el gatillo mientras flotaban en el aire y ella mostraba una sonrisa. Ambas balas fueron a dar al escudo de Vibranium del Capitán Rogers, por detrás de Becky llegó Natasha que la golpeó en la cabeza y espalda con una silla con tal fuerza que cayó inconsciente inmediatamente.
Fury salió de la habitación una vez que fue ayudado por los agentes a liberarse de la mesa. Ordenó que le inyectaran a Rebecca una fuerte dosis de Litio para reducir su actividad cerebral y poderla trasladar a la prisión.
Hacía cuatro días que S.H.I.E.L.D. la había enviado a una prisión de alta seguridad al norte de Washington D.C. Los Vengadores ya no buscaban respuestas, sólo querían encontrar la manera de detener las constantes explosiones que amenazaban al país. Extremis. El doctor Banner había unido sus conocimientos con los de Jane Foster que, aprovechando para pasar más tiempo con Thor, se había reunido en el helicarrier.
-La fórmula modifica y altera la actividad cerebral pero no crea ningún campo magnético o de otra índole que permita manipular objetos mentalmente, habría que hacerle pruebas con Litio para confirmar que los efectos sean minimizados - le explicó Jane a Banner. Thor la miraba sonriendo con orgullo y cuando Jane volteaba a verlo ella se distraía por completo del tema.
-El litio reduce la actividad del cerebro e inhibe las reacciones químicas en él, si logramos que con ese medicamento se inhiba el efecto del Extremis podríamos salvar incluso la vida de quienes lo llevan en su sangre. Evitaríamos la explosión – explicó Banner cayendo en cuenta de las posibilidades de desarrollar un antídoto para el Extremis.
-Tal vez pueda ayudar a resolverlo... – comenzó Jane.
-Ni lo digas, no te dejaré en esta nave – replicó Thor, jamás arriesgaría a Jane de ninguna forma posible.
-Ayudaré al Dr. Banner a guiar la investigación y después me voy, ¿está bien? No tardaré mucho – le sonrió Jane para tranquilizarlo, Thor se acercó a ella y la abrazó prácticamente cubriéndola con su cuerpo.
-Tienes dos días, Jane Foster – le dijo Thor comprendiendo la situación y la enorme ayuda que su mega inteligente novia podría proporcionar.
Al día siguiente de la conversación entre Jane Foster y Bruce Banner, el helicarrier de S.H.I.E.L.D. recibió un mensaje de alarma. Había un hombre amenazando con volar un parque de diversiones en Washington. Rogers, Barton y Romanoff fueron enviados al lugar.
Cuando llegaron ahí, la policía ya había despejado la zona, pero el hombre mantenía de rehenes a 45 personas dentro de un juego mecánico. Su cuerpo resplandecía a causa de la actividad del suero Extremis en su organismo. Cuando Rogers y el resto llegaron, dejaron claro que la prioridad era el rescate de los rehenes, por lo que Barton lideró a un grupo de agentes para lograrlo mientras Rogers y Romanoff se disponían a distraer al hombre.
Cuando estuvieron más cerca de él, se dieron cuenta que no era un desconocido sino Vlad, el rumano que se había presentado en el helicarrier.
-Creí que nunca llegarían, comenzaba a cansarme... – los saludó desde una altura de tres metros en una estructura de metal.
-Deja ir a los rehenes y dinos qué es lo que quieres – le respondió Rogers en su traje del Capitán América.
-Claro, los rehenes son suyos. Aquí lo único que quiero es probar un poco mis habilidades de juego – en ese momento el juego mecánico abrió sus puertas, facilitando la liberación de los rehenes por parte de Barton y los agentes.
-Pon tus manos sobre la cabeza y arrodíllate – le ordenó Rogers a Vlad.
-¡Qué aburrido, Capitán! Aquí está lo que puede suceder – dijo el rumano riendo.
En un segundo, Rogers volvió a perder la movilidad de su cuerpo y quedó inmóvil al lado de Romanoff, que de inmediato lo apuntó con un arma. La mirada de la espía estaba turbia y parecía no estar viendo la realidad.
-Nat...asha... – alcanzó a decir Rogers inmovilizado. La agente Romanoff seguía apuntando a la cabeza del Capitán Rogers.
-Permíteme explicarte, Capitán, en este momento la bella Natasha fue transportada a su recuerdo el día que incendió un hospital en Rusia lleno de niños y personas enfermas. En su perspectiva, ella acaba de cometer el horrible crimen y se encuentra apuntando a la cabeza del líder de la KGB que la orilló a hacerlo. Mira sus ojos llenos de odio, sus lágrimas de impotencia al saber lo que ha hecho. Parece que la agente Romanoff no es tan desalmada como creemos, ¿verdad? – Kantro levantó su mano y manipuló la mano de Natasha para preparar su arma para disparar.
-Nat... – insistió Rogers como pudo.
-Tres...dos...uno... – comenzó a contar Vlad para obligar a Natasha a disparar, pero justo un momento antes de hacerlo, Iron Man se interpuso entre la espía y el capitán; Thor hacía lo suyo electrocutando de nuevo a Vlad para evitar que manipulara también a Tony y a su vez soltar de su agarre a Rogers.
Natasha jaló el gatillo, pero el traje de Tony recibió la bala que le resultó inofensiva. El sonido del choque de la bala y el metal sacó de su trance a la espía, que de inmediato entró en shock al darse cuenta de lo que había sucedido.
-Natasha, Natasha, todo está bien – intentaba tranquilizarla Tony.
-Lo iba a matar, lo habría matado – se repetía una y otra vez al ver lo cerca que había estado de matar a Steve.
-Pero estoy bien, mírame, estoy bien – se puso frente a ella Rogers tomando la cara de Natasha con sus manos para dirigir su mirada a sus ojos. Ella lo miró y en un breve lapso de lucidez se soltó del agarre de Rogers para apuntar con su arma a Vlad.
La agente Romanoff disparó todo el cartucho de su arma al rumano, Thor trataba de liberarse de la prisión que Vlad le había creado con la estructura del juego de la feria. Las balas que disparó Natasha se detuvieron en el aire cuando Vlad levantó su mano, después hizo un movimiento hacia adelante que las envió directo a Steve, Natasha y Tony. Ambos cubrieron a Natasha de las balas y escucharon a Thor enviarle un golpe con su martillo, que al no poder manipularlo, a Vlad sólo le quedó esquivarlo. Después huyó en un auto cercano a él mientras ellos se distraían con las estructuras de metal que se derrumbaban.
De vuelta al helicarrier, Natasha se veía muy afectada. Banner había tenido que inyectarle un tranquilizante leve, el resto del equipo estaba presente.
-No sólo controla los cuerpos físicamente, también controla las mentes de las personas – dedujo Tony.
-Te hace revivir cualquier momento de tu vida y lo usa en tu contra – complementó Natasha que tenía la mirada fija en el vacío. Steve acarició brevemente el brazo de Natasha para intentar sacarla de sus oscuros pensamientos.
-El punto aquí es que ese desquiciado no necesita armas para destruirnos. Nosotros mismos somos sus armas...nos usará contra nosotros mismos – concluyó Barton acercándose a Natasha para cubrirla con una manta, dándole el mensaje que debería dormir.
-Conmigo no tiene control y no me iré a Asgard mientras ustedes necesiten mi ayuda. Haré lo que sea necesario para mantenerlos a salvo – les dijo Thor desde la esquina en la que se había parado para darles espacio con Natasha.
-Por ahora nuestro principal objetivo es averiguar cómo detenerlo, continúan revisando el resto de las cámaras de seguridad, la decodificación quedará terminada mañana. Sé que está por demás decirlo dadas las circunstancias, pero vayan a descansar...por Natasha – les aconsejó Fury.
El equipo así lo hizo, Barton se negó a dejar sola a Natasha, mientras que Rogers, Banner y Tony se retiraron a buscar alternativas a la nueva amenaza que habían enfrentado ese día. Nadie estaba seguro. Nadie.
Multimedia: Becky Stark al cambiar su personalidad en la sala de interrogatorio.
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Estoy sumamente agradecida y emocionada porque he pasado ya los 100 votos y eso me anima muchísimo a seguir con esta historia. Les dejo el capítulo 11 y una vez que termine el 13 (que será hoy) subiré aquí el 12 para seguir con el ritmo.
¡Cuéntenme qué opinan ahora de Becky Stark!
Besos
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