CAPÍTULO 31
—¿Estás bien, querida? —Me preguntó Asier, con cierta preocupación en su rostro.
—Si, si —le resté importancia y sonreí para demostrara que estaba a la perfección—. Fue solo un mareo momentáneo.
Me rogó que tomara asiento un momento mientras él se iba a preparar la ceremonia de bautismo.
No tenía idea de qué tanto show pretendía hacer. Quizá diría unas palabras emotivas, mojaría mi cara con agua y luego tocaría la escena del perdón.
El perdón que debía pedir mi hermano.
—¿Has traído a Killian? —Le pregunté a Theo, sin rodeos.
Casi que me había olvidado de su existencia con tanta conmoción.
—Si, él está aquí —respondió cabizbajo—. Solo que no pude convencer a Asier de que no lo obligue a pedir disculpas públicamente. Juro que intenté.
Palmeé su hombro, para darle a entender que por lo menos apreciaba su intento.
—No te preocupes —suspiré ya sin más alternativa—. Ocurrirá lo que tenga que pasar.
Y si que lo haría.
El telón se abrió nuevamente y no me quedó más opción que regresar y pararme en medio de los hermanos Uselay.
Al parecer habían incorporado una pequeña mesa de mármol sobre el escenario, que descansaba a la derecha de Asier.
—Damas y caballeros —se dirigió al público—. Ha llegado el momento más esperado de la noche.
Se vio obligado a pausar su discurso debido a los prolongados y frenéticos aplausos de los veedores.
—Daremos inicio al Ritual de Renacimiento, para poder purificar nuestras almas de todo el mal que nos ha sido impuesto y así poder aceptar con el corazón abierto la nueva era de La Falla, que está por venir.
¿De qué estaba hablando ahora? ¿Cuál era de La Falla?
—Es hora de que los responsables de todo esto paguen y que las víctimas resurjamos de nuestra miseria con la cabeza en alto— alzó la voz, intentando generar impacto en el resto—. Nos toca a nosotros decidir cómo serán las reglas en este nuevo mundo y qué mejor que hacerlo en compañía de nuestra Diosa, la maravillosa Scarlett Mayer.
Hizo un ademán con la mano y más tarde aparecieron dos de sus secuaces, arrastrando a un Killian lleno de golpes y en peor estado del que lo había encontrado.
Muchos de los allí presentes largaron un grito ahogado, mientras que el resto empezó a abuchear a mi hermano.
—Veo que varios de ustedes lo conocen —dijo Asier, dando vueltas alrededor de su víctima. Agarró a Killian por el hombro y lo obligó a agacharse con brusquedad, dejándolo de rodillas.
Juraba que si no hubiera sido por Theo, quien me tenía agarrada por la tela de mi vestido, ya habría intervenido.
—Damas y caballeros, les presento a Killian Sigma, el último heredero del legado Sigma.
Miré en dirección a mis amigos quienes no podían creer lo que estaba pasando.
Solamente Colin tenía conocimiento de lo que habíamos visto debajo de los túneles, ya que en ningún momento lo reportamos con Jade y Caleb.
Estaban todos boquiabiertos y con razón, ya que gran parte de toda la preparación que habían tenido durante todos estos últimos años era para recolectar información y algún día poder acabar con el último eslabón de la cadena.
Me sentía mal por no haber sido sincera con ellos, pero me sentía aún peor al ver a alguien inocente pagando por algo que no había hecho.
—Suelta mi vestido porque al segundo que le haga daño lo mato —le susurré a Theo, quien estaba más pálido que un fantasma.
Me soltó en silencio e intentó enderezarse, sin ser capaz de abrir la boca.
—Ha llegado el momento de acabar con el mal, para así darle la bienvenida al bien que está por venir, gracias a nuestra Diosa salvadora —recitó Asier mientras hacía una reverencia en mi dirección—¡Que viva Scarlett, La Falla suprema!
—¡Que viva Scarlett, La Falla suprema! —repitieron todos al unísono una y otra vez.
Parecía un cántico diabólico de secta. Ver a todas esas personas con el cerebro lavado y creyéndose todo lo que esté lunático les decía me generaba terror.
Un chico vestido de traje, le alcanzó una caja de madera a este último.
Levantó la tapa y alzó sobre su cabeza una bellísima daga negra.
Tuve que forzar la vista para mirarla con detenimiento y deducir que era exactamente igual a mi daga de diamante.
El mango plateado y los detalles sobre este eran idénticos a los míos, con la diferencia de que la hoja parecía estar hecha de obsidiana.
¿Habrían intentado copiar mi daga?
—Ante ustedes, les presento el arma que acabará con todo lo negativo de este mundo —empuñó el cuchillo con fuerza y pegó el filo de la hoja sobre el cuello de Killian.
—¡Ey ey! —Exclamé y di un paso antes de que dos secuaces me tomaran de los brazos— ¿Qué se supone que es todo esto? Pensé que solo lo forzarías a pedir disculpas y nada más.
Asier río con ronquera y volteó a mirarme.
—Killian pagará por todo con su vida, dándote a ti la oportunidad de enmendar todo el mal que su padre ha causado. Es un precio pequeño, considerando todo lo que nos ha tocado sufrir.
Era enfermizo escuchar al resto pidiendo que se hiciera justicia y exclamando que lo mataran de una vez.
Me provocaba náuseas.
—¡No lo matarás! —grité entre dientes, mientras forcejeaba con los dos sujetos—. El no ha tenido la culpa de nada, idiota.
—Llévenla a los camerinos hasta qué se calme y tráiganla una vez que hayamos acabado con todo esto —ordenó sin una gota de gracia al hablar.
En el acto vi como mis amigos se pusieron de pie pero fueron detenidos por otros tipos vestidos de negro.
—¡No! —Me negué y empecé a patalear pero el estúpido vestido limitaba mis movimientos— ¡Me prometiste que no le harían daño! —grité con los ojos aguados ante la impotencia que me generaba ver a Theo estático sin hacer nada.
—¡Juro que no sabía nada de esto, Scarlett! —Se excusó nervioso.
Mis ojos se desviaron hacia Killian, quien me observaba con tristeza y sin una gota de esperanza en sus ojos.
¿Hacía cuánto tiempo que él ya había aceptado su destino?
Toda la escena parecía apuntar a que no había remedio y cuando estuve a punto de creer lo mismo, apareció aquella luz roja en el cielo estrellado.
El sonido de las hélices de aquellos tres helicópteros generaba un eco ensordecedor en la plaza.
Fue cuestión de segundos antes de que varias bombas de humo somnífero explotaran al caer, generando revuelo entre la población.
Aquella fue la oportunidad exacta para librarme de los dos secuaces que me tenían agarrada y detener a Asier.
Usé una onda expansiva, gracias a mis ojos amarillos y mandé a volar por los aires a estos dos tipos.
Extendí la mano hacia el frente y arrebaté la daga que empuñaba el mayor de los Uselay, tirándola fuera de su alcance.
—¿¡Qué está ocurriendo?! —Exclamó confundido, mientras se cubría con el antebrazo para no inhalar el humo.
Killian aprovechó e hizo una llave sobre las piernas de Asier para tirarlo al suelo de manera estrepitosa.
Apoyó su rodilla sobre la espalda de éste y lo retuvo allí para que no se moviera.
—Eres un maldito, Uselay —gruño mi hermano mientras aplastaba su cara contra el escenario—. No estoy a favor de la violencia, sino ten por sabido que te colgaría y golpearía como saco de box, lunático.
Me arrodillé a su alcance y tomé su rostro con ambas manos para poder curarlo. Tenía muchísimos cortes y los pómulos inflamados.
Ninguno de los dos hablaba, simplemente parecíamos ser capaces de comunicarnos con la mirada.
Nunca le pedí permiso para tocarlo y aún así, siendo una completa extraña para él, se dejó sin protestar.
—Tienes que irte ahora mismo —alcé la voz para hacerme oír en medio del alboroto—. Ellos querrán capturarte y hacerte quién sabe qué cosa. Por favor vete mientras puedas, Killian.
Clavó sus atípicos ojos en mi, sin poder decidir si escapar era lo correcto.
—No quiero volver a dejarte sola, Scarlett —confesó con una triste expresión—. Eres mi hermana menor, nunca debimos haber crecido separados.
Una exclamación repentina brotó de la boca de Killian.
Este estiró el brazo hacia atrás y se arrancó un dardo somnífero que le habían disparado.
—Ey, ey —lo sacudí para que se mantuviera despierto—. Necesito que corras ya mismo antes de que haga efecto.
—No irá a ninguna parte —sentenció Asier antes de darle un codazo en el mentón a mi hermano.
Killian cayó noqueado hacia atrás y allí permaneció inmóvil, mientras que el mayor de los Uselay, aprovechó mi distracción para abalanzarse encima mío.
—Tu única tarea era permanecer callada y sonreírle a la gente, Scarlett —rezongó acomodándose sobre mi estómago para poder bloquearme los movimientos—. ¡Era tan sencillo!
—¡Ya suéltala! —Intervino Theo y se abalanzó sobre su hermano—. Deja de delirar por un segundo, Asier.
Sentí una mano sobre mi hombro y dejé que Victoria me ayudara a ponerme de pie.
—¡Debemos sacar a Killian de aquí antes de que lo vean! —dije nerviosa.
La pelea entre los hermanos no me dejaba pensar con claridad. No podía enfocarme en todos los eventos a la vez.
—El no merece nuestra ayuda, Scarlett —se lamentó esta—. Nuestro deber era encontrarlo y acabar con el, juntas.
—Eso fue antes de conocer su historia. Killian es completamente inocente, Victoria. Ahora ayúdame.
—No —se negó—. No lo haré.
Sacó una pistola y disparó dos dardos que impactaron sobre Theo y Asier. A los segundos estos quedaron inmóviles.
No podía hacer nada por ellos. Por mucha fuerza que tuviera solo podía cargar y salvar a una persona, no a tres.
—Victoria ayúdame —exigí nuevamente—. No confío en los planes de Autumn. Quién sabe qué hará con Killian.
—Eso ya no es problema mío, yo solo sigo las órdenes de mi tío —habló convencida de sus palabras.
Una tos áspera comenzó a brotarme del pecho y ni tapándome el rostro con el brazo podía evitar el humo que había en el ambiente.
—Por favor, no me hagas elegir entre nuestra misión o mi hermano, porque sabes que lo elegiré a él —expresé con firmeza, y con la esperanza de que cediera.
—Sabía que en el fondo seguías siendo blanda — enunció antes de disparar dos dardos que impactaron en mi abdomen.
Nunca escribí tanto en un día jajajaja y menos en mi cumpleaños 🤣💗
Si ven algún error, mañana lo corrijo porque ya son las 00:30 y me muero del sueño.
Espero hayan disfrutado del capítulo y sepan que mi idea es subir uno entre mañana o pasado mañana para hacer tipo maratón jeje
Los amo❤️
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