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CAPÍTULO 14

Nos las arreglamos para tomar la carretera que nos dejaba sobre el puente.
Era más que evidente que estos experimentos entrarían por el túnel que estaba bajo este puente, y ahí sería el momento perfecto para emboscarlos.

Caleb y Colin bajaron una pesada caja de lata con todos los balines somníferos dentro. Eran pequeños cilindros plateados con una micro punta que se asomaba una vez impactaba en el objetivo.
Me recordaban a los dardos tranquilizantes que solía usar Sigma conmigo.

Cada uno de nosotros tomó un rifle de asalto y cargamos los cartuchos, a excepción de Colin, quien sería el encargado de desviar cualquier cosa que intentara atentar contra nosotros, gracias a la ayuda de sus ojos amarillos y la telequinesis.

—¿Tu sabes usar eso verdad? —Le preguntó Aarón a Victoria.

—Por supuesto —respondió la pelinegra, a medida en la que calibraba la mira.— La gente normal como yo necesita aprender a usar estas cosas para cuidarse, no todos tenemos poderes, querido.

—Me alegra saberlo, porque te ves hermosa sosteniendo así ese rifle —Aarón le pasó por el lado rozando su brazo contra la espalda de ella.

Victoria sonrió y relamió su argolla del labio. Ella era consciente de lo hermosa que era.

Cargué dos cartuchos y me los llevé a un rincón, buscando una buena vista de la carretera vacía.

Mila y Matthew serían los encargados de reventar los neumáticos y así poder inmovilizarlos.
Se esperaba una cantidad de 80 personas aproximadamente, bastantes en comparación a nosotros pero el número no asustaba.

—Chicos, ¿pueden oírme? —Preguntó Mila a través del radio comunicador.

—Te oímos fuerte y claro —confirmó Jade a la brevedad—. Dime, ¿qué sucede?

—¿Alcanzan a ver la tormenta de tierra que se está formando al norte? —Inquirió la rubia.

Colin agarró los binoculares que traía Luke en su cuello y apuntó en la dirección señalada.
Me los pasó para echar un vistazo. Varios vehículos venían aproximándose a gran velocidad, levantando toda la tierra del camino.
Pude diferenciar motocicletas, camionetas 4x4 sin techo y hasta un pequeño camión con la parte trasera abierta, por donde se asomaban unas veinte personas armadas.

—Están armados, así que atención por favor —le comunicó Jade a Mila y cortó la señal.

—Quiero que agachen las cabezas, no se dejen ver aún. Mila y Matthew tienen silenciadores, ellos se encargarán de los neumáticos, nosotros apuntamos a los cuerpos —ordenó Colin.

Los vehículos seguían aproximándose y la carretera empezaba a temblar.

—¿Sienten eso? —pregunté, ya que me parecía extraño el movimiento del suelo.

—No es posible que sean los del norte —sentenció Katherine. Caminó hasta el otro lado del puente y la vi agarrarse la cabeza preocupada—. Mierda.

Corrí en su dirección y me asomé por el borde.
Los civiles que vivían en pueblo, estaban avanzando con sus vehículos hacia la ruta. Había un gran tractor, guiado por un hombre, el cual producía el temblor.
Se empezaba a escuchar el bullicio de la gente enojada y lista para pelar por su libertad.

—Están armados hasta los dientes —acotó Colin, pálido al ver la escena—. Deben de haber saqueado los armamentos de los antiguos experimentos que los controlaban. Esto está muy mal.

—¡Debemos advertirles! —anunció sacando una bengala de mi mochila para llamar su atención—. Si no los detenemos morirán.

—¡Ni se te ocurra! —Caleb me quitó de un tirón la bengala y la arrojó al piso.

—¡Hay que advertirles! —lo empujé y la volví a levantar.

Un gran estruendo se escuchó a nuestras espaldas. Caleb me apretó contra su pecho y me obligó a agacharme junto con el.

—¡Todos al suelo ahora, nadie se deje ver! ¡No saben que estamos aquí! —anunció el mismo y así todos obedecieron.

—¿Qué fue eso? —susurré intentando reproducir el sonido.

—Seguramente una bomba de estruendo. Solo se usan para asustar a la gente —me explicó con paciencia y me soltó—. No podemos advertirles, Scarl. Estamos vestidos y tenemos los mismos ojos que sus enemigos, no les interesara escuchar nuestra historia, simplemente intentarán matarnos si nos ven.

No podíamos dejar que toda esta gente inocente muriera, me negaba.

—Chicos —se sintió nuevamente la voz de Mila—. Dos minutos para la llegada de los del norte. ¿Qué se supone que hacemos con los civiles?

—Dejamos que suceda lo que tenga que pasar —se lamentó Jade, asomándose por el borde y apuntando al enemigo—. Nadie dispare aún. Scarlett conmigo, el resto en parejas y cúbranse para no ser descubiertos.

—Ojalá Sigma hubiera inventado ojos que nos hicieran invisibles —bufó Luke, y se ubicó al lado de Caleb, apuntando hacia el lado del pueblo.

La gente del norte venía a toda velocidad sin importarles nada. Ya a esta altura podían tener una clara visualización de los ciudadanos quienes se detuvieron justo delante de la entrada, prohibiéndoles el ingreso.

El enemigo se detuvo a varios metros de la entrada y una chica de cabello oscuro bajó de su vehículo y se paró delante de los suyos con un megáfono.

—Vuelvan a sus casas y no salgan —advirtió, hablando con un acento extraño—. Regresen y no serán castigados.

Un hombre canoso de unos sesenta años aproximadamente, descendió de un vehículo policial y con el altavoz respondió.

—Ya no seguimos sus órdenes, malditos anormales —hablaba con rabia, escupiendo cada una de sus palabras—. Den la vuelta y regresen a su agujero, antes de que puedan arrepentirse.

Lo vi sacar un franco tirador de su vehículo y se cubrió con la puerta del mismo, apuntando al enemigo.

—Aquí se hace lo que nosotros ordenamos, lo que Arthur Sigma diga —anunció la misma chica y regresó a su vehículo agarrando nuevamente su rifle AR.

Alguien podría haberles avisado que su creador estaba muerto.

Unos siete chicos de ojos amarillos se ubicaron delante, formando una perfecta línea y extendieron sus manos, para usar sus poderes.

—Están creando un campo electromagnético para evitar los ataques —anuncié, ya que yo había hecho eso mismo durante el enfrentamiento anterior.

—Esta gente no tiene oportunidad —se lamentó Aarón entre dientes—. Los van a masacrar.

Antes de que pudiéramos decir otra cosa, los civiles abrieron fuego. Cada intento de bala rebotó contra el campo, siendo completamente inútil el intento.

—¡Dejen que avancen! —alcancé a oír al hombre de cabello blanco, quien tenía un control en la mano.

—¡Todos cuerpo a tierra ahora mismo! —grité para hacerme oír al comprender la situación.

Nadie dudó y pegaron el cuerpo al puente Justo cuando se oyó una fuerte explosión.
Todo tembló a nuestro alrededor y se empezaba a sentir el olor a quemado.

Me levanté con cautela para observar lo ocurrido. La escena era un caos, habían activado una mina a control remoto que había detonado en medio del tumulto de vehículos del enemigo, dejando tres autos incendiados y gente prendida fuego corriendo de un lugar a otro.

Los civiles abrieron fuego nuevamente mientras, llevándose consigo a varios experimentos que estaban distraídos culpa del estruendo. Estos otros no dudaron en contra atacar, llevándose a hombres y mujeres que están en la primera línea.

—Tenemos que salir de aquí, dejar que se maten —anunció Victoria y empezó a recoger sus cosas.

—¡No vamos a dejar que toda esta gente muera! —le grité y empujé cuando quiso arrebatarme mi arma para cargarla en el vehículo.

—¡Si no nos vamos ahora este puente no va a durar en pie! Una explosión más y se viene abajo junto con todos nosotros.

Cómo si hubiese sido un milagro, Mila volvió a hablar por el radio.

—¡Salgan ya mismo de allí! —Ordenó con la voz agitada y con un poco de tos, seguro producida por el humo de la explosión—. Están colocando explosivos debajo del puente.

Lo único que faltaba.

—¡Ya la oyeron! —agitó Jade y se montó en su vehículo—. Colin, Katherine suban las municiones, todos a sus vehículos ahora mismo.

—Matt, esa gente no te ha visto, tu antena queda detrás del gran caos que se armó. Agarra tu motocicleta y vete hasta el cruce que está a cuatro kilómetros de aquí —le comunicó Aarón por el radio.

—No puedo irme sin Mila, pero si voy por ella lo más probable es que me vean —anunció Matthew por el radio—. Recuerda sólo tenemos una motocicleta y estamos en dos antenas.

Lo que decía Matthew era verdad. Si intentaba llegar hacía Mila iba a ser descubierto, no podíamos arriesgarnos.

—Vete Matthew —le pidió Mila—. Váyanse todos y déjenme aquí, esperaré a que esté caos termine e intentaré alcanzarlos pronto—. Se la escuchó toser.

No había manera de que Mila se quedara, no lo permitiría.

Le arrebaté el radio a Aarón y hablé.— Quédate dónde estás, iré por ti.

—¿Cómo se supone que llegarás hasta allí? —inquirió Victoria, a medida en la que se montaba en el vehículo—. No seas ridícula, Scarlett, móntate y vámonos.

—Yo no dejo atrás a mis amigos —la miré con mala cara y me dirigí hacia el resto—. Me teletransportaré hasta allí y apareceré en el punto de encuentro con Mila.

—Sabes que no es posible transportar personas contigo —Aarón tocó su rostro nervioso—. Nadie ha podido lograrlo, jamás.

Yo lo sabía a la perfección. Tenía claro lo que se podía hacer y lo que no, pero nunca me había dado el lujo de intentarlo. Algo en mi me hacía creer que podía con esto.

—Yo no soy igual al resto —le dije antes de desaparecer.

Caí de rodillas sobre la antena, espantando a Mila quien nunca se imaginó que aparecería allí arriba.

—¡Casi me matas del susto! —chilló y tosió, llevándose la mano a la boca—. Si es que este humo no me mata primero. ¿Qué se supone qué haces aquí?

—Vine a llevarte conmigo —levanté el rifle del suelo y me lo eché al hombro—. Necesito que agarres mi mano y confíes en mi.

Mila me miró con sus bonitos ojos violetas y apretó mi mano con fuerza.
Levanté la cabeza y vi como mis amigos comenzaban a alejarse a toda velocidad del lugar.

—Vamos.

Respiré profundo y me paré derecha. Hacía tantísimo tiempo que no me teletransportaba.

"Yo confío en ti, Scarl" —escuché la voz de Ares en mi cabeza—. "Eres capaz de lograr todo lo que te propongas"

Cerré los ojos con fuerza, evitando un sollozo ante al recuerdo, e intenté visualizar nuestro destino.

Caímos pesadamente dentro del vehículo que manejaba Colin.

—¡La puta...! —gritó histérico e hizo una maniobra brusca con el volante—. Casi me dan un infarto.

No pude escuchar lo que dijo culpa del grito ensordecedor que generó Victoria a mi lado, después del susto que se llevó cuando caímos en el asiento.

—¿¡Cómo es que pudieron hacer eso?! —preguntó con la respiración agitada—. Wow, nunca lograré acostumbrarme a la gente con ojos coloridos.

—¿Estás entera? ¿No te falta un pedazo? —omití los comentarios anteriores y me enfoqué en Mila.

Ella estaba a perfección, riendo emocionada de lo que habíamos logrado.

—¡Fue asombroso! —Confesó y se echó a reír—. Eres sorprendente, Scarlett.

Un fuerte estruendo acabó con las risas y al mirar hacia atrás, mi corazón dio un vuelco dentro de mi pecho.
Se alcanzaba a notar un gran incendio y humo proveniente del pueblo. Ahí no debe haber quedado ni un sobreviviente...

Capítulo nuevo bebés❤️ espero estén disfrutando de la novela.
No olviden seguirme en Instagram como @abrilfanara si quieren enterarse un poquito de mi vida personal jeje.

Los amo❤️

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