Epílogo
- Elisa -
Abro mis ojos poco a poco. Un viento frío mueve los pocos pelos que tengo esparcidos por la cara. Muevo un poco las manos y descubro que estoy en una playa. Me levanto e intento quitarme la arena que tengo pegada por todo el cuerpo. A unos metros de mí, descubro a Thanos y Hela también tirados bocabajo; menos mal que la marea no ha subido y no nos ha ahogado.
Debemos estar en Helheim, pues hay un bosque gris a varios metros detrás de mí. Así que todo era verdad... Los tres hemos muerto y ahora soy la diosa de la muerte.
"Técnicamente, todavía no lo eres" resuena la voz de mis visiones en mi cabeza. "Debes coger la gema Alma para que vuestras energías vitales se fusionen. Ahora solo eres un alma, ahora solo estás muerta".
Busco la gema con la mirada pero no la encuentro. Venga Elis, es una cosa naranja entre arena gris, no puede ser tan diferente. Encuentro la gema Espacio y sonrío con tristeza, parece que ha pasado una eternidad desde que la necesitaba para vivir como una asgardiana más. Me sorprende poder recogerla del suelo, pensaba que las almas no tenían cuerpo tangible. Sin querer moverme yo, la gema me guía hacia la gema Realidad y la gema Poder, pero de la gema Alma sigo sin saber nada. Ni si quiera las recojo, no me hacen falta esas.
Me adentro un poco en el bosque y descubro el cuerpo de Sif tirado en la hierba gris. Corro hacia ella sin pensármelo dos veces, sé que está muerta como yo, pero me alarma que no se mueva. En su costado izquierdo algo brilla. Es la gema Alma... ¿Acaso ella ya la ha cogido? ¿Acaso no ha podido con toda la energía? Alargo la mano, pero no me atrevo a cogerla. Sif es lo primero, necesito que se despierte antes.
La gema Espacio vuelve a brillar, pero no tengo ni idea de por qué lo hace. ¿Y si Thanos o Hela han despertado y han cogido alguna gema del Infinito? Miro mi gema, ¿podré usarla? Visualizo las gemas y al momento aparecen las tres a mis pies. Menos mal. Alzo las gemas para verlas ante mis ojos y hago que se muevan de forma circular. ¿Por qué podré usar la gema Espacio si no tengo cuerpo? Intento cambiar la realidad como ya hice antes, pero todo sigue igual.
Miro a Sif, ¿y si de verdad ella ya la ha tocado? Imposible, sino sería algo parecido a mi reina. Además, no he pasado por el Yggdrasil como Loki dijo que hacen las almas. Sigue sin haber nadie que controle la muerte...
Muevo la gema Alma hacia Sif. Prometí volver a por ti, lo he cumplido a mi manera. Conseguí salvar a Clint después de matarle; no he podido hacer lo mismo por ti, has sufrido lo indecible y, aun así, cuando oíste que iba a morir querías impedirlo. Yo debería estar muerta y tú viva. Esto lo hago por ti, Sif, tú merece vivir para siempre, a diferencia de mí.
Poso la gema Alma en la palma de su mano y otro fogonazo de luz naranja me ciega momentáneamente.
"Tenías que hacerme diosa de la muerte, ¿verdad?" oigo en mi cabeza una voz que echaba mucho de menos.
_____
Me transporto al principio del puente Arcoíris gracias a la gema Espacio. Sif me ha dicho que solo han pasado doce horas desde que "morimos", así que no me extraña ver todo Asgard sumido en el desastre desde la distancia. El puente tiene serias grietas, pero podremos repararlo con el tiempo; por todo el mar se podían ver un sinfín de barcas que avanzaban sin miedo al final de la cascada que termina con el reino; la ciudad ya no estaba en guerra, pero sí que se podía ver, en el centro, un castillo totalmente destrozado con casas desoladas a los lados y humo, pero a la vez hermoso ya que el atardecer pintaba el cielo de colores dorados y naranjas. Es un auténtico reino devastado y en ruinas.
Avanzo un poco por el puente, dispuesta a entrar de nuevo en mi reino y ayudar en su reconstrucción. Aunque vuelva a tener fuerza, me veo incapaz de usar mi gema en estos momentos, no me haría ningún bien. Veo dos figuras corren hacia mi posición. Solo veo dos capas oscuras, pero algo me dice que corra hacia ellos, y así lo hago.
Solo cuando estoy a unos metros de ellos, sé quiénes son y los tres nos fundimos en un abrazo. Mis lágrimas y las de mi padre no tardan en llegar. Nos separamos y Loki me tiende una capa como la suya. No tengo frío, pero taparme, me reconforta de cierta manera.
Los tres nos giramos y miramos nuestro reino con tristeza. Al momento, mi tío y yo nos miramos y nos sonreímos sinceramente, mientras mira con cierta pena lo que un día fue su imponente reino.
- Creo que tenemos mucho que hacer - dice mi padre.
Río en silencio, por fin la visión que Loki me enseñó aquel día en su celda de S.H.I.E.L.D. se cumple.
Esa misma noche
- ¡Elisa! - me gritan por los pasillos, que creía desiertos, de palacio. Me giro con una sonrisa forzada a Frandal - Pensaba que estarías durmiendo como tu padre, necesitamos estar perfectos para la reunión de todo el reino de mañana.
- No podía dormir y decidí dar un paseo por los jardines - me excuso, aunque lo de no poder dormir es totalmente cierto.
Nos despedimos y meto en la primera habitación vacía que encuentro. No sé qué hora será en Midgard, pero ya me da igual. Envuelvo mi mano en la gema Espacio y pienso en la habitación de Steve con fuerza.
Al notar el cambio de suelo, abro los ojos poco a poco y descubro que sí llegue al lugar que quería, pero no hay nadie. Busco por los cajones un móvil para mandarle un mensaje, pero el sonido de la puerta de su baño abriéndose y la imagen de un Steve con una toalla atada por la cintura y con el cepillo de dientes en la boca me derriten al momento.
Me tiro hacia él, haciendo que tire el cepillo de dientes y me alce para que pueda enredar mis piernas en su cintura. No sé en qué momento dejamos de abrazarnos para besarnos, pero a ninguno parece importarle. Nos separamos unos milímetros para mirarnos directamente a los ojos.
- Demasiado tiempo - decimos a la vez. Sonreímos aún más y nuestros labios se vuelven a encontrar.
Al día siguiente. Asgard
Volvemos a estar en la misma sala donde papá fue proclamado Rey y dónde hizo el último discurso antes de la guerra que ahora hizo de Asgard unas ruinas vivientes. Lleva un buen rato hablando de los planes de reconstrucción, los difíciles tiempos que tendremos que atravesar, de las pérdidas que hemos sufrido, etc. Mañana es el entierro de Pietro y Wanda; papá me lo dijo esta mañana y tenía de no dejar de llorar para la reunión, no deben ver a su princesa llorar. Por la noche podré llorar sin pudor.
- Para finalizar, quería anunciaros que el reinado de Asgard sufrirá unos pequeños cambios; por su puesto seguiré a la cabeza de mi reino, pero también lo hará su, también, heredero legítimo: mi hermano Loki.
Silencio. ¿Qué? Cuando había decidido eso y por qué no me había dicho nada.
- En el consejo real también se unirá Voen, antiguo profesor de magia de palacio, que volverá a dar clases y mi hija, vuestra princesa, Elisa. Por último, me gustaría explicar todo lo ocurrido que nos llevó a la victoria, pero como todos sabéis, yo no he sido el responsable de tal proeza. Elisa, por favor.
Mi padre me invita a la posición central y me acerco poco a poco. ¿Qué se suponía que tenía que decir? Nadie me había dicho que debía hablar. Llego junto a mi padre y encaro a todo el mundo. Esperan expectantes a que hable, pero no sé qué decir ni sé me va a ocurrir ahora.
- Tranquila princesa, todos sabemos que ya eres digna - dice un niño en primera fila. Se arrodilla y le sigue su fila, y la fila de atrás, y la de más atrás, y así hasta que todo el mundo termina arrodillado ante mí.
Un año después
- ¡Elisa! ¿A dónde vas? - me grita Voen por los pasillos. Parece que tienen un radar para cuando quiero viajar a Midgard por la noche, siempre me pillan - Tenemos reunión.
- ¿Reunión? ¿Ahora? - pregunto mientras mi profesor de magia me coge por el brazo y empieza a arrastrarme por los pasillos.
- Sí, hoy es reunión familiar.
Ruedo los ojos y camino a su lado. Hace ya tiempo que sé que Voen es mi tío abuelo y desde que nos reunimos mi padre, tío y tío abuelo juntos, lo llaman reuniones familiares. Cruzamos el umbral que comunica los pasillos con la sala del trono y me quedo en el sitio, mis piernas han dejado de responder.
- ¡Mamá! - no puedo evitar correr hacia ella y llorar al mismo tiempo - No te vayas nunca más - sollozo en su cuello.
- Esa es la idea.
Seis meses después. Midgard
- ¿Estás segura? - me pregunta Steve por décima vez. Sigue acariciando la cicatriz de mi pecho con suavidad.
- Totalmente segura, se lo debo. El pueblo ha aceptado a mi madre, pero no quiero ver como ella muere. Mañana haré el hechizo y le transferiré mi gema a ella.
- Ten cuidado. Tengo que agradecerle a Sif que te deje vivir el largo de una persona como yo.
- Todo saldrá bien - le susurro mientras le acaricio el pelo - Lo único es que deberás hacerme un hueco, no podré seguir viviendo en Asgard al renunciar a la gema Espacio.
- Sabes que siempre vas a tener sitio aquí - sonríe mientras se vuelve a poner encima de mí, apoyando sus brazos a ambos lados de mi cabeza.
Me besa y dejamos de pensar en todo, solo nos centramos en nosotros, en querernos.
Cinco años después. Asgard
Steve y yo saludamos a Heimdall con cordialidad. Al salir del puente, dos caballos blancos nos esperan. Llegamos a palacio en unos quince minutos. Lo único que echo de menos de mi gema es poder moverme instantáneamente.
Llegamos a la sala del trono y dos pequeños terremotos me placan y consiguen tirar al suelo.
- ¡Elis! - es lo único que pueden decir.
Me consigo levantar, con mis hermanos en brazos y les beso la cabezita. Steve ya está hablando con mis padres y me acerco al momento. Mis hermanos van con Steve y empiezan a jugar con él mientras yo abrazo a mis padres.
- ¿Y el Rey? ¿Está muy ocupado para verme? - les pregunto divertida.
- Desde que está solo, no tiene tiempo para nadie - contesta mi madre.
- Por cierto Elis, tenemos el libro del que nos hablaste la otra vez, luego te lo doy.
- ¡No! - grita Steve, quejándose - Hará magia y la probará conmigo.
Esa misma noche
- Jugar con tus hermanos me deja agotado - se queja Steve mientras se quita la camiseta y me abraza por detrás.
- Imagínate si no llegas a tener ese suero dentro.
- Pues entonces, no podría hacer esto.
En un movimiento, me da vueltas, me alza y me sienta en la mesa de la habitación. Me empieza a besar el cuello mientras sus manos vagan por mi cintura.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro