Capítulo 4
- Thor -
- ¿Estás seguro?
- No pero, ¿tienes algo que perder?
- A mi hija, tu sobrina, si te parece poco.
- Estarás en Midgard poco tiempo con este dispositivo, dos horas máximo - dice Loki, teniéndome un objeto circular, plateado. Había pedido a los guardias que me dejasen entrar en la celda de mi hermano y cerrasen las prisiones de los demás presos, así nadie verá mi plan - Tienes que pensar en quien quieres ver con mucha fuerza y, si lo haces bien, apareces frente de ella.
- Muy bien - digo e intento coger el dispositivo, pero Loki me lo impide.
- Antes, quiero ver a Elisa - dice. Yo suspiro fuerte y aprieto mis puños, no quiero que mi hija vea a su asesino.
- No.
- Pues no verás a tu querida mortal - sonríe, sabe que necesito ver a Jane, pero no pienso dejar Eli vea a quien la clavó una espada en el corazón - Sabes que al final, ella querrá verme y no podrás hacer nada.
- Matarte - digo sin pensar, pero no retiro mis palabras. Loki me mira y se ríe, sabe que voy de farol - Puedo vivir sin ver más a Jane si con ello consigo proteger a Elisa y alejarla de ti.
- ¿Vas a dejar de ser feliz por ella?
- Sí.
- Patético sentimentalismo - no contesto. Prefiero irme antes de soltarle un puñetazo en la cara.
Salgo de su celda y me propongo a buscar a Elisa para hablar con ella de su vida aquí. Si ella quiere ser una guerrera como una asgardiana más, no pienso negárselo.
_____
- ¿Habéis visto a Elisa? - pregunto, después de un hora buscando a mi hija por todo el castillo, a Frandall y Volstagg.
- La última vez que la vi estaba con Sif - dice Frandall - ¿No me digas que la has perdido?
- Tranquilo, seguro que está entrenando con Sif. En Midgard parecía muy decidida a ser una guerrera, ya aparecerá. Ahora vamos a cenar, tengo hambre.
Voy dudoso al comedor, quiero dejarla espacio, pero algo no va bien.
- Sif -
- ¡Haz algo! - grito desesperada, levantando a Elisa y tumbándola en un par de sillas que Voen ha juntado.
- No sé qué ha podido pasar, seguramente el receptor se despertó de forma brusca y no ha dado tiempo de desconectarse bien el uno del otro.
- Por lo menos respira - hablo un poco más calmada. "Relájate Sif, piensa en frío. Analiza la situación" me digo a mí misma - Supongo que se despertará en un rato.
- No sabría decirte, puede estar dormida toda su vida, horas, días... - "Perfecto, sé de un Dios que me va a matar. Sale de la muerte y yo la meto en un estado de inconsciencia" - Lo único que podemos hacer ahora es esperar.
- Es lo único que no me puedo permitir, ¿no podemos hacer nada?
- No, depende de ella. Ahora su mente debe de ser fuerte...
- Me quedaré aquí hasta que despierte.
- Muy bien - la miro tumbada en las sillas y suspiro mentalmente - ¿Quién es ella?
- Es irrelevante - digo cortante, obviamente no voy a revelar su identidad sin que ella lo sepa, además que el Padre de Todos nos lo ha prohibido, de cierta manera.
- Tengo a una joven desmayada en mi habitación medio hechicera, que lo más probable es que no sea asgardiana, con su parecido increíble al futuro y actual Rey de Asgard; creo que es de lo más relevante - lo miro directamente a los ojos, desafiante. Él sabe cómo soy y no pienso ceder.
-Es irrelevante - marco más las palabras. Voen se prepara para responder pero unos golpes en la puerta nos desconcentrar. Lo sigo mirando desafiante mientras va a abrir la puerta.
- Buenas tardes, Fille. Lo siento, me ha surgido una cosa de máxima importancia y no he podido acabar con tu pedido. Mañana a primera hora puedes pasar a recogerlo - dice mi amigo a un asgardiano que no consigo ver. Cojo una silla y me siento al lado de Elisa. Veo como mueve los párpados levemente. Voen cierra la puerta y se pone a mi lado.
- Voen, de pequeña nos habías enseñado que la gente que se duerme, responde a ciertos estímulos que su cerebro ya conoce - digo recordando sus clases de magia, que a mí en concreto, me aburrían inmensamente.
- Así es, no sabía que recordases mis clases - dice orgulloso de sí mismo - Recuerdos como olores, sonidos, tacto... Pero eso en los cerebros asgardianos, no estoy seguro de cómo funcionará el suyo.
- No perdemos nada por probar - hablo. "Tengo que llamar a Thor, a lo mejor su voz ayuda a Elisa. Me va a matar, pero vale la pena intentarlo."
- ¿Y qué podemos usar? Yo no sé nada sobre ella - dice con resentimiento.
- Para tu suerte, tengo un amigo que sabe todo sobre ella, voy a por él - y salgo corriendo de su casa, dispuesta a recibir un duro castigo.
_____
- ¡¿Qué has hecho qué, Sif?! - me grita Thor, más que furioso.
- Ya me has oído, pero puedes gritarme cuando hayas ayudado a tu hija - me sigue mirando furioso e incrédulo. No se esperaba esto de mí. Veo cómo Frandall pone una mano en su hombro y le dice que se calme.
- Ya hablaremos tú y yo, ¿dónde está Elisa?
- Con Voen - veo como Frandall y Volstagg se llevan una mano a su frente con una expresión de desesperación total. Voen nunca les ha caído bien, pero yo confío en él.
Salimos los cuatro de castillo, en ayuda de Elisa. Thor corre y los otros dos quieren seguirle, pero yo les paro a tiempo.
- Mejor que estén solos padre e hija.
- Sif - habla Volstagg, una vez que llegamos a la casa de Voen y nos quedamos fuera - ¿Por qué has hecho esto?
- Porque Elisa necesitaba comunicarse con su madre en Midgard, nadie sabe que está viva, solo nosotros.
- Sabías que era muy arriesgado para ella. Por Odín, ni su madre ni ella son hechiceras, ¡sus mentes pueden estar perdidas por todo el Yggdrasil! - dice Frandall.
- Lo sé, pero hicimos la prueba de si Elisa es bruja y creemos que sí lo es.
- ¿Creéis? ¡¿No estabais seguros y continuasteis?! - brama el espadachín.
- ¡Fue el mismo resultado que con Loki! - grito. Mis compañeros se callan.
- ¿Has hecho por ella o por ti? - me pregunta Volstagg, después de un momento de silencio.
- ¿Qué insinúas?
- Sabemos que siempre has querido a Thor como a algo más que un compañero de batalla o amigo. Él ahora tiene una hija con su midgardiana y bueno... Puede que hayas querido...
- Sigue Volstagg, di de una vez que yo quería librarme de Elisa - mis compañeros miran al suelo, pero ninguno niega que piensa eso de mí - Sí, he querido a Thor; no, no busco librarme de Elisa; tampoco quiero alejarlo de Jane ni de Midgard solo para me elija. Soy algo más que una mujer, soy una guerrera. Y nunca traicionaría así a un amigo mío, sé que Elisa lo es todo para él.
Justo cuando acabo de hablar, sale Voen. Saluda sin ganas a mis compañeros.
- Thor está con ella, me ha pedido que los deje solos - nos informa - ¿Seguís sirviendo al Padre de Todos, matando por qué si? - dice como si tal cosa. Por comentarios así, le prohibieron dar clase en palacio.
- En efecto - contesta Frandall - Veo que tú sigues jodiendo en lo que puedes al Padre de Todos.
- Thor -
Ni una semana. Ni una semana ha pasado desde que vi a mi hija muerta en la sala de sanación y ahora la veo en un sueño profundo del que no sabemos si despertara. Me siento en una silla al lado de mi hija y la aparto el pelo que tiene en la cara. Por un momento se parece a Jane, pero es más parecida a mí. Es increíble que tenga poco más de dos años, pero físicamente aparenta ser una joven adulta. Veo que todavía tiene la gema Espacio en la gargantilla y respiro aliviado. La agarro de la mano e intento sonreír, pero una mueca extraña se cuela en mi cara.
- Y volvemos a las mismas, estoy empezando a pensar que no quieres estar aquí, pero luego recuerdo tu sonrisa de felicidad y mirada de fascinación ante todo lo nuevo que te enseño de tu mundo y me quedo más tranquilo. En eso eres igual que tu madre, ¿sabes? A ambas os fascina el mundo que os rodea, tanto el vuestro como uno nuevo. Os encanta investigar todo lo que podéis y nunca os dais por vencidas hasta que conseguís lo que queréis. Pero tienes que despertar, no solo por mí, tu madre también te necesita, los Vengadores te necesitan, yo te necesito... - apoyo los codos en mis rodillas y dejo caer los brazos.
Oigo como discuten mis compañeros fuera, por un momento me recuerdan a mi equipo en Midgard. Siempre discutiendo por las distintas opiniones de cada uno, seguro que Steve pondría fin a la discusión para embarcarse en otra con Stark. Steve, ¿acaso mi hija tiene una relación con el soldado del escudo? Tanto Clint como yo los habíamos pillado besándose y nos lo habíamos tomado como una broma, pero estaba feliz por él. Parece que tenemos tendencia a fijarnos en personas que nunca agradaran a Padre.
- Tienes que despertar - aprieto un poco más mi agarre en su mano - Tienes más gente a la que le importas. Asgard necesita una princesa dura y fuerte y yo sé que lo eres - apoyo mi frente con la suya, estando aún sentado.
El sonido de unos golpes se oye por toda la sala. Al poco entra Voen, con un brillo en los ojos.
- Sé cómo hacer que despierte. ¡Cómo no sé me había ocurrido antes! La piedra que lleva en su colgante es la gema Espacio, ¿no? - yo asiento, prestando mucha atención - Si su mente está perdida por el Yggdrasil, con el poder de la gema podemos encontrar su mente.
- Steve -
Un paisaje nevado pasa a gran velocidad ante mi mirada. Solo puedo correr. Llevo dos días corriendo sin parar. He visto como Loki clavaba una gran espada en el corazón de Elisa, Sam me ha dicho que ha encontrado a Bucky (pero lo ha vuelto a perder) después de que regresásemos a la base sin los asgardianos, Jane solo estaba sentada llorando, oí como Natasha y Bruce querían irse sin mirar atrás, Clint y Tony no paraban de pegarse y los demás... Sinceramente no sé qué hacían. Lo único que de verdad era hacer en ese momento era salir corriendo. Nada me retenía ahí. Estábamos todos rotos.
Salí como si nada de la sala y del recinto. Comencé a correr como cuando me inyectaron el suero del Súper Soldado y así llevo dos días enteros. No he parado en ningún momento, aminoro el ritmo, pero nada más.
Ahora mismo, no sé dónde me encuentro, tampoco me importa; solo veo nieve, árboles sin hojas y nadie cerca. Mi uniforme está roto por los múltiples cortes que ha recibido de todos los objetos que he atravesado, tiene alguna mancha de mi propia sangre, pero eso no me impide seguir corriendo.
Correr parece que aliviarme, pero sé que sigo roto por dentro. No quiero parar, pero sé que algún día tendré que hacerlo. Vendrán a buscarme y me dirán que pase página.
Una roca tapada por la nieva consigue hacerme caer a la fría nieve y comienzo a verlo todo negro. "Ya está, se acabó" es mi último pensamiento.
"¿Steve?" dice una voz muy conocida. No consigo ver nada. "¿Elisa?" pregunto sin esperar respuesta, esto es una alucinación por el golpe de mi cabeza o estoy muerto y este es mi cielo. Miro a la nada y poco a poco, una figura que conozco muy bien, se acerca. No me lo creo, es imposible que sea ella. El ángel, con cuerpo de Elis, llegar hasta donde estoy. "Elisa, estás aquí. Y bien" solo puedo decir, lo único que me importa es que ella no tenga un solo rasguño. Ella se arrodilla y me abraza. Puedo oler su esencia y la abrazo más fuerte, no quiero que esto se acabe. "Sí, estoy bien" me dice. Estoy seguro que estoy muerto. "No esperaba verte tan pronto... Todavía tengo la imagen de una espada clavada en tu corazón" digo recordando. El dolor vuelve a mí. "Olvídala, ¿ves? Ya no la tengo, solo un horrible cicatriz en el pecho y espalda" me dice sin aparentar molestia. Yo solo puedo reír ante eso, piensa que su cicatriz es horrible, ahora ya da igual, ambos estamos muertos. "Pronto nos veremos" digo seguro de mí mismo, en seguida estaremos juntos para siempre, en nuestro cielo propio. "Sí, claro que sí" me dice, demostrándome una vez más, que es un ángel que viene a por mí. Me abraza más fuerte y mis lágrimas salen de mis ojos. Puedo permitirme un descanso después de todo lo que he vivido, tampoco quiero ocultar mis sentimientos ante ella. Cojo su cara y la beso con urgencia, siento que de un momento a otro se va a evaporar y se irá para siempre de mi lado. Me devuelve el beso con desesperación. Comienzo a besar su cuello y morderlo de vez en cuando. Estoy muerto así que más da lo que hagamos ahora. Nos dejamos caer al suelo y rodamos por él mientras ella me besa el cuello. La miro directamente a sus ojos, esos azules, dispuesto a decirla que la quiero. "Elisa..."
Me despierto tiritando. Estoy rodeado de nieve. Una vez más, la vida me ha arrebatado alguien importante para mí. Peggy, Bucky, Elisa... Estoy harto de seguir aquí. Mi destino era morir hace años, a lado de mis compañeros o en la batalla, defendiendo a mi país. Esto se acaba de aquí...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro