Capítulo 16
- Thor -
- Algo no va bien - dice mi hermano, mientras salimos del hogar del Coleccionador.
- ¿Pasa algo? - pregunto curioso.
- ¿Solo yo notaba la tensión en esa tienda? - pregunta de forma cínica - Se mostraba reacio a devolverte al Aether.
- Pero nos lo ha dado - digo.
- Sí. Lo sé. Demasiado fácil - habla más para él mismo que para mí.
Nos colocamos en el hangar de las naves, esperando al contacto con Heimdall. Observo como todas las criaturas de los nueve reinos nos miran, algunas con cierto odio, otras con osadía y desconfianza, otras de forma curiosa...
- Tranquilo, me miran a mí - responde Loki rápido a la pregunta que no formulé - Aunque sienten intimidación también por ti, hermano. Les sorprende verme vivo y a ti sin intentar asesinarme.
- Sabes que yo nunca haría tal cosa.
- Muchos dudan de tu buena voluntad después de todo lo que te he hecho, y haré.
Sonrío ante su amenaza.
- No me harás nada, a menos que quieras que Elisa te repudie.
- Cómo si me importará lo que piensa tu hija de mí.
- No mientas hermano, sé que te importa más de lo que demuestras.
Quiero decir algo, pero se controla en el último minuto, o puede que Sif le haya parado los pies. Heimdall abre las puertas del Bifröst y nos lleva a Asgard.
- Mi señor - me saluda.
- La misión ha sido un éxito - le cuento, enseñándole la urna donde reposa el Aether - Llevaré la gema Realidad a la sala de los Trofeos.
- Nuestro Rey quería hablarle de la situación de la princesa en Midgard. Creemos oportuno que ambos os trasladéis lo antes posible a este reino.
- Gracias Heimdall, lo hablaré con Padre. ¿Cómo está Elisa? - pregunto curioso.
- Ha tenido un día complicado, pero ahora está entrenando el poder del Teseracto con la alterada y el portador de la gema Mente.
Asiento ante la mención de Wanda y Visión con mi hija y salgo con Loki hacía palacio.
- Tu hija tiene mal de amores - habla él. Le miro sin entender muy bien - Me refiero al soldado; tienen una relación...
- Sé perfectamente lo que tienen - le corto - Estoy seguro que Steve no la hará daño.
- Hoy Elisa le ha confesado sus sentimientos y él no la ha correspondido con lo mismo.
- ¿Y cómo puedes saber eso?
- Lo he leído en la mente de Heimdall, lo sabe, pero no te ha querido decir nada, piensa que no es su elección decirte lo que pasa con tu hija.
- Tiene razón y tú no deberías haber decidido por tu cuenta contarme algo que no te incumbe.
- ¿Y quién te lo hubiese contado? ¿La mortal? Ni si quiera te dijo que tenías una hija.
- Es elección de Elisa, no tuya, ni mía, ni de nadie.
- Como digáis - dice mientras hace una exagerada reverencia, para mofarse.
Llegamos a palacio, entrego el Aether a los guardias de la sala de los Trofeos y nos dirigimos a la sala del Trono.
- Padre - saludo mientras hago la reverencia.
- Levántate hijo - dice a la vez que baja hasta llegar a nuestra altura - Pronto serás Rey y no deberás arrodillarte ante nadie. Me han confirmado el éxito de la misión - habla dándose la vuelta, indicándonos que le sigamos.
- Así es, ningún contratiempo - confirmo.
- Veo que has decidido ir solo con Loki, en vez Elisa.
- Ella está entrenando en Midgard.
- Debería entrar en su tierra natal, con un ejército mejor preparado.
- También está aprendido magia - le informo - Con Voen.
- ¿Y cómo va? - pregunta él después de un momento de silencio.
- Es apta para ello - dice Loki, quien no había nada hasta ese momento - Aprende muy rápido, la gema la ayuda.
- La necesitamos aquí, Voen puede enseñarla después de entrenar. Quiero a Elisa aquí - ordena.
Aprieto mi mandíbula ante su orden.
- Elisa vendrá a Asgard si lo considera oportuno, no pienso ordenarle nada - digo firme.
Padre me mira directamente a los ojos, sin mostrar debilidad.
- ¿Me estás retando?
- Nunca Padre, pero es mi hija, tengo que pensar en su bienestar.
- ¿No te importa tu pueblo? Porque debería de ser lo más importante para ti en estos momentos.
- Soy padre antes que heredero al trono.
- Yo también soy padre, pero debe pensar en el reino antes que nada.
- Elisa -
- Y ahora... Déjalo caer suavemente - me dice la voz de Visión, a mi lado derecho.
Con mucho cuidado, empieza a hacer que un maniquí descienda despacio. Cuando llega a tocar el suelo y ceso de ejercer la fuerza.
- Muy bien - me felicita Wanda.
Me quito el sudor de la frente y suspiro. Llevamos una hora usando el poder de mi gema para levantar cosas y transportándolas dentro de la misma habitación. Estoy agotada.
- Bien, bien - habla Voen - Pero ahora deberíamos volver a la magia. Si estuviéramos en Asgard os podría enseñar hechizos más avanzados.
- Seguimos aprendiendo a cambiar las apariencias - digo, sin ninguna gana de hacer cosas - No vayas tan rápido.
- No sabemos cuándo necesitaremos usar la magia - contesta él.
- Hemos avanzado mucho en dos días - me defiende Visión.
Voen refunfuña algo y se va malhumorado.
- Gracias - les digo - Nos vemos en la cena.
- ¿Estás bien? - me pregunta Wanda, cuando estoy a punto de abrir la puerta e irme a mi habitación.
- Sí, ¿pasa algo?
- No - dice incomoda.
- Dios, sabes lo de Steve - adivino.
- Lo siento, pero como estabas tan... Diferente - susurra.
Bufo y me libero de su agarre, no quiero hablar de eso con ella, ni con nadie. Ya es bastante malo que Steve no me haya dicho que me quiere, como para que encima mis amigos me lo recuerden cada poco y me traten de forma compasiva, como si les diese pena.
De camino a mi habitación, veo a Natasha caminar en contra de mi dirección. No hemos hablado absolutamente nada desde lo de Clint y lo odio; Nat siempre fue un apoyo neutral en mi vida, la necesito conmigo. Pasa a mi lado sin mirarme y eso me mata, antes siempre que me veía me revolvía el pelo, me llamaba "enana" o "pitufa" y ahora... Nada, me odia.
- Lo siento - susurro. Ella se para al momento, a un metro de mí, y aunque sé que he hablado bajo, ella me ha oído perfectamente. Se gira, con una cara que no puedo descifrar, como si estuviera cansada de algo. Levanta los brazos, pero pronto los baja, golpeándolos con su cintura y piernas.
- ¿Qué sientes? - pregunta con la voz un poco entrecortada - ¿Haber sido controlada por un ser malvado? ¿Haber matado a alguien sin querer?
No contesto, no sé qué decir; solo la miro a la vez que mis piernas tiemblan un poco. Natasha siempre me ha impuesto cierto respeto, pero ahora tengo miedo por lo que me pueda decir; es parte de mi familia y la quiero con mi vida.
- No es tu culpa, no podías saberlo... Sin embargo... - duda en acabar la frase - Sin embargo no puedo verte de la misma manera. Sé que tu intención no era mala pero has arrebatado a Clint de mucha gente. Puede que no sea la más indicada para hablar, al fin y al cabo todos tenemos un pasado, para eso tenemos nuestras propias cicatrices: nos hacen acordarnos constantemente de nuestro pasado. Pero, simplemente no puedo con todo esto.
Me rozo el muslo derecho, donde tengo una pequeña cicatriz que me causo Clint al defenderse de mi ataque. La espía acaba su pequeño discurso y sigue su camino, dejándome con unas increíbles ganas de llorar y de matarme a mí misma por todo lo que hice.
Me niego en derrumbarme, no hasta que acabe con Thanos con mis propias manos.
Entro en mi habitación y me quito la sudadera al momento, tirándola al suelo. Estiro los brazos y veo un sobre encima de mi almohada. Lo cojo curiosa y observo que no tiene nada escrito por fuera; lo abro y encuentro una carta doblada.
"Perdóname, no sabía que decir ni cómo reaccionar. Eres la segunda persona por la que siento algo de forma sincera y tenía miedo; miedo de perderte, de perderme, de estropear todo lo que tenemos. Solo... Dame otra oportunidad.
S."
- ¿Me la darás? - pregunta una voz detrás de mí. Me giro asustada y conmovida. Steve está parado, en la puerta del baño.
Se acerca a mí con urgencia y me roza con su mano.
- No llores - me dice. No me había dado cuenta que había empezado a hacerlo. Le abrazo fuerte, enredando mis brazos en su cuello, como siempre hago - No me has contestado - susurra en mi oído, haciendo que se me erizan los pelos.
Me aparto un poco y sonrío, lo que provoca la suya propia.
- Te costará mucho que te perdone - le digo.
Él asiente y yo río a la vez que vuelvo a abrazarlo. Noto sus labios en mi cuello, pasándolos de forma suave. "Maldito" pienso. Me alejo de sus labios para besarle en los suyos. El rubio ríe de forma ronca en mis labios, pero no rechaza el beso; sabe el efecto que causa en mí.
Poco a poco, el beso va a más, causando leves sonrisas por mi parte y algunas caricias tímidas en él. Sus manos vuelven a mi cintura, pero no las mueve de ahí, "Siempre siendo tan él". Yo por mi parte, acaricio su espalda de arriba abajo para darle a entender que no pasa nada.
- Elisa, yo... - empieza a decir - Tú... Quiero decir...
- Silencio Capitán - le corto seguido de un beso rápido.
Más besos y risas nos acompañan durante nuestro tiempo juntos. Parecen no acabar, yo no quiero que acaben y espero que él tampoco. Sus manos atraviesan mi camiseta y rozan mi espalda con cuidado. Paro de besarle, miro al suelo y me muerdo el labio.
- Hey... ¿Estás bien? - me susurra y sube mi barbilla para que le mire a los ojos. Ambos son sentamos en la cama y me acaricia las manos con cariño - ¿Qué pasa?
Yo niego con la cabeza; no quiero que vea la horrible cicatriz de mi espalda y pecho. Sigue mirándome fijamente.
- Puedes decirme cualquier cosa.
- Yo... Las cicatrices - susurro muy bajo para impedir que me oiga.
- ¿Las cicatrices? - repite sin entender. Asiento mirándole a los ojos. Su cara cambia la expresión y parece entender. Pasa de agarrar mis manos a sostenerme el rostro - Escúchame bien, yo también estoy llenos de moratones, cicatrices y de todo.
Niego con la cabeza y sonrío, Steve no entiende que mi cicatriz representa todo mi pasado, uno del que nunca me podré escapar, ni olvidar; tengo que aceptarlo aunque no quiera y aprender de él.
Le beso como si nada hubiese pasado y él me corresponde rápido. Mis manos vuelven al bajo de su espalda, y él, un poco más animado, acaricia mi espalda, prestando especial atención en el borde de mi cicatriz.
Seguimos sentados en mi cama, tomándonos nuestro tiempo entre caricias y besos. Comienzo a subir ambas manos por su espalda con lentitud, a lo que él responde con besos más profundos. Noto como su mano libre vaga por mi cintura y poco a poco se acerca a mi barriga. Detiene su mano ahí y dibuja formas abstractas con lentitud; un calor sube por todo mi cuerpo y suspiro. Agarro los bordes de su camiseta y la subo con cierta rapidez. Sus manos no tardan en imitar mi acción y la ropa cae al suelo.
Al mostrar tanto de mi cuerpo, mis mejillas se encienden debido a la vergüenza pero Steve me obliga a mirarlo a los ojos a la vez que me dice "Eres preciosa. Tus cicatrices también. Eres perfecta tal cual". Sin embargo, su mirada me dice que si no quiero que esta situación vaya a más, no tengo más que decirlo y vamos a un ritmo en el que estemos cómodos los dos. Le sonrío con sinceridad y acerco nuestro labios con urgencia. Nos seguimos besando con pasión y recorro toda su espalda con mis manos. Bajo mis labios por su mandíbula, cuello y finalmente pecho.
Al mismo tiempo sus manos no pierden tiempo y acarician mis muslos. Me está impacientando por lo que vuelvo a subir mis labios y muerdo sus labios como guinda. Le miro y levanta una ceja y sonríe de forma traviesa. Me levanta por los muslos y me tira a la cama ante mi sorpresa. Le atraigo hacia mis labios y seguimos con lo nuestro. La temperatura de la habitación no para de subir y no tenemos gana alguna que baje.
Steve está consiguiendo que mi mal día, vaya a terminar como uno de los mejores.
_____
- ¿Qué miras tanto? - le pregunto mientras estamos bajo las sábanas de mi cama.
- A ti - contesta con simpleza. Empieza a acariciar mi cicatriz del pecho con cariño - Te quiero.
Levanto la vista al momento a sus ojos y sonrío como una idiota enamorada. Abro la boca, pero unos golpes en la puerta me hacen girarme al momento.
- ¿Elisa? - pregunta la voz de mi padre.
Steve y yo nos levantamos al momento, buscando con mucha urgencia nuestras ropas, las cuales está repartidas por todo el suelo. Nos vestimos lo más rápido posible y en silencio.
- ¡Un momento! - grito a la puerta - ¿Cómo te vas a ir? - le susurro a Steve.
- Por la puerta, nadie sabe qué ha pasado aquí más que tú y yo - me contesta.
Abro la puerta cuando estamos presentables y veo a mi madre y mi padre en la puerta. Les indico que pasen y Steve los saluda, un tanto incómodo.
- Luego te veo - me dice y se va.
- ¿Todo va bien? - me pregunta mi madre.
- Creo que sí - contesto - ¿Pasa algo? No os he visto en todo el día.
- Tengo un mensaje de Padre - suelta mi padre - Quiere que volvamos a Asgard, todo sería más fácil desde allí.
- Pero - tartamudeo, ahora no nos podemos ir - ¿La búsqueda de las gemas?
- En Asgard hay muchos métodos para ello y en cuanto acabemos el doctor Banner y yo el localizador de radiación gamma, podréis llevároslo - habla mamá.
- Puedes decir no si no quieres irte - adelanta papá - Piénsatelo.
- No, no - niego rápidamente - Tenemos que ir, necesito solucionar esto.
Afirmo rotundamente antes las miradas sorprendentes de mis padres. Él sonríe de medio lado, pero creo ver un cierto tono de tristeza.
- Te lo dije - dice mirando a mi madre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro