Capítulo 15
- Elisa -
"Nunca me imaginé que fueses una traidora..." dice la voz de Steve, con un tono de enfado muy notable. "¡No soy una traidora! ¡Vale, sí, pasaba tiempo con él, pero nunca hablamos nada de escapar! ¡Él no quería irse para demostrar que había cambiado! Todos los prejuzgáis por lo que hizo en el pasado, ¡pero ha cambiado! ¡Jamás quiso hacernos daño!" grito sin saber cómo explicar que él es inocente. "Escúchate... ¡Te has enamorado de él! ¡Dímelo y acabamos con esto ya!" grita él de vuelta, rojo de ira con una expresión indescriptible.
Ahora debería llegar el momento en el que seguimos discutiendo, acabamos besándonos.
"¿Sabes qué?" comienzo a decir, "Vete al infierno. Estoy harta de ti, de que peleemos así. Se acabó. Piensa lo que quieras". ¿Qué estoy haciendo? No sé que estoy haciendo. Steve me mira confundido y decepcionado. "Sabía que eras niñata en el fondo" dice él sin pensar sus palabras.
Preparo mi contestación mentalmente, pero una explosión en la pared del gimnasio nos hace tirarnos al suelo.
"¡Corre!" grita él mientras nos levantamos y corremos con nuestra vida. Salimos del recinto y aparecemos en una ciudad fantasma. "Sokovia" susurra él. No paramos hasta llegar a una especie de templo. Steve para al momento y respira de forma entrecortada.
"¿Qué pasa? ¿Qué es esto? ¿Dónde estamos?" pregunto yo sin poder respirar bien. "En un lugar oscuro, un pasado del que nunca podremos olvidarnos..." divaga él.
Me mira de forma diferente a todas las otras. Sus ojos son un poco menos claros, pero me mira con una intensidad que me impide dejar de mirarle. Sin previo aviso, Steve rompe la distancia entre nosotros y me besa con urgencia.
Mis labios responden con fuerza a su ataque, olvidándonos del lugar en el que estamos. Mis brazos rodean su cuello, mientras los suyos abrazan mi espalda, pegándome a su cuerpo. Sus manos recorren mis costados y cintura con rapidez y dulzura. Yo no me niego, sino que empiezo a acariciar su cuello y nuca, consiguiendo que él gruña un poco.
Alejamos nuestros labios, pero sin separar nuestras caras ni un centímetro. Sus ojos buscan algo en los míos. Yo solo sonrío de forma pícara y le vuelvo a besar. Él me impide que le bese, puesto que ataca mi cuello con sus labios. Acabamos tirados en el suelo, él acariciando mis piernas de arriba abajo y yo con mis manos por debajo de su camiseta. "Te necesito" consigo decir.
Mis ojos se abren a la vez que respiro fuerte. Miro mí alrededor y noto la figura de Steve cerca de mí. Respiro un poco más aliviada, todavía con el recuerdo de mi sueño en mi mente. Mi respiración no se relaja y noto como mis mejillas arden. Me doy la vuelta, pero el cuerpo de Steve se coordina con el mío.
- Buenos días - dice soltando aire que roza mi cuello, haciendo que todo mi cuerpo se eriza.
- Buenos días - contesto girándome otra vez, para mirarle a la cara, y así disimular mi nerviosismo - ¿Has dormido bien?
Abre la boca, pero en seguida pone sus manos en mi frente y mejillas.
- ¡Estás ardiendo! - dice alarmado - Seguramente tengas gripe o algo, puede ser un brote de fiebre. ¿Te sientes mal?
Yo le cojo sus manos con las mías y sonrío de forma sincera, o por lo menos intentarlo.
- Tranquilo. Estoy perfectamente. Solo fue un sueño, que me alteró un poco.
Él parece que se relaja, respira hondo y me devuelve la sonrisa. Me besa suavemente los labios, pero los aparta rápidamente.
- Debemos levantarnos - digo, pero ninguno nos movemos.
- Sí, deberíamos - contesta él sonriente. Yo no puedo evitar acariciar su barbilla y vagar por su mandíbula con mis dedos - ¿Qué soñaste?
- Nada, tonterías.
Hablamos durante cinco minutos más y salimos de la cama. Nos damos cuenta que ambos seguimos con las ropas de ayer. Steve se va de mi habitación y promete ir a buscarme para comer juntos después de mi entrenamiento.
Cojo ropa de deporte y me meto en el baño. Me doy una ducha rápida, agarro una toalla y empiezo a secarme el pelo. El inmenso espejo me muestra mi cuerpo desnudo: varias pequeñas cicatrices lo decoran por todos los lados, algunos moratones se ven, pero lo más destacable es la enorme cicatriz lineal en medio de mi pecho que acaba con la misma forma en la espalda. Me pelo ha crecido y rizado un poco, aunque mis facciones se han endurecido bastante más de lo que ya estaban. Sin mencionar que estoy más delgada de lo que recordaba, tanto estrés hace mella en mi cuerpo y cara (unas horrible y profundas ojeras están posadas debajo de mis ojos).
Me visto y hago una trenza, pensando en mi sueño con Steve; nunca he estado con nadie de esa forma y tampoco sé lo que hay que hacer. Por dios, si él ha sido mi primer beso y creo que también mi primer amor. Nadie, ni si quiera mi madre me ha visto así y temo lo que puedan pensar de él.
- Thor -
Acaricio la espalda desnuda de Jane con mis dedos. No sé qué hora es ni me importa, llevo más de media hora admirando como mi midgardiana duerme profundamente, como se gira entre sueños y como ha pronunciado mi nombre un par de veces.
Se vuelve a girar ante mi contacto y abre sus ojos poco a poco.
- Buenos días - dice ella, mientras se estira.
- ¿Has dormido bien? - pregunto mientras sonrío, recordando todo lo sucedido ayer por la noche.
- Perfectamente, echaba de menos dormir y despertar contigo.
Llega a mi rostro y lo besa con pasión. Mis manos vuelven a su espalda, a dibujar formas abstractas en ella a la vez que nos besamos con amor.
- Nunca más dejar de hacerlo - digo, una vez apartados. Ella me mira con confusión, lo que causa mi risa ronca - Podremos despertar juntos todos los días de nuestra vida.
- Más bien de la mía - dice ella, desanimada.
No contesto. No quiero hablar de eso, nunca voy a querer apartarme de su lado, me da igual que seamos de diferentes reinos, es la mujer a la que amo y es la madre de mi hija.
- ¿Os la vais a llevar a la misión? - pregunta, queriendo cambiar de tema.
- Loki y Sif quieren, yo sigo pensando que está mejor aquí, entrenando - contesto, agradecido de cambiar de tema - Vamos en una misión de conversación, no necesitamos más problemas. Dudo que el Coleccionador ponga problemas.
Ella asiente y se levanta ante mi atenta mirada: me vuelve a mostrar su espalda desnuda, pero pronto coge un albornoz y se tapa. Yo también me levanto, pero me quedo sentado en la cama. Unos labios en mi cuello me impiden pensar, o levantarme.
- La próxima vez tendré más cuidado con tu espalda - dice ella. No entiendo a qué viene eso - Te he dejado toda la espalda con marcas rojas.
Rio roncamente, mientras me giro y cojo sus manos.
- Así que crees que me has hecho daño - digo pícaro - ¿Probamos otra vez?
- Elisa-
- Gracias a que Furia me ha metido prisa - dice Voen, después de que nos hubiésemos reunido en la misma sala de ayer - Hoy os enseñare como proyectar la magia asgardiana, ya que todos controláis algo de poder.
Me mira de reojo, sabe que ayer me costó mucho concentrarme en sus ejercicios y no controlo la magia como todos hacen.
Nos da unas instrucciones que Visión y Wanda no tienen problema en seguir, pero yo no consigo seguir. No puedo contar con el apoyo ni ayuda de Loki porque no le he visto en todo el día, ni a mi padre o mi madre.
- Basta, basta, basta - dice Voen molesto - Elisa, sé que has usado el poder de tu gema anteriormente, ¿acaso no puedes hacerlo otra vez?
- No lo sé - digo con impotencia - Nunca he usado magia asgardiana.
- No es asgardiana - dice Wanda - Piensa que es la misma que has usado siempre, no son diferentes, solo es diferente el modo en usarla. Solo... Concéntrate como lo hacías antes.
_____
- ¿Y? - pregunta Steve impaciente.
- Hice que la silla de Voen cambiase de forma - digo de forma triunfante.
Steve y yo estamos comiendo solos en el comedor. No he visto a nadie más en todo el día.
- Perfecto, pero por entrenar tu mente, estás descuidando tu forma física - dice sin mirarme.
- ¿Perdón? - digo incrédula - En Asgard no hacía otra cosa que pelear contra sus guerreros; me ha entrenado el mismo entrenador del ejercito asgardiana; estoy mejor que nunca. Hasta podría contigo.
Me mira con la ceja levanta, desafiándome. Ambos nos levantamos de la mesa y vamos al gimnasio, también vacío.
Nos alejamos poco a poco y me indica que vaya a por él. En menos de un minuto, ambos estamos peleando cuerpo a cuerpo. Sería más efectiva si tuviera mis cuchillos o una lanza en mi poder, pero Steve ni si quiera me ha dado la oportunidad de conseguir un arma. Sus puñetazos nunca llegan a alcanzarme, pero los míos tampoco le alcanzan. Intentando ganar segundos mientras esquivo sus ataques, para lanzarle una patada que le haría perder el equilibrio.
No sé cuánto tiempo estamos así, pero cada vez me cuesta más respirar, seguir con mi ritmo, esquivar sus ataques y buscar una forma de pillarle desprevenido. Lanzo un puñetazo a la desesperada que, por supuesto, esquiva si problemas y consigue hacerme perder el equilibrio. Aprovecha mi debilidad y me tira al suelo, pero en Asgard me han enseñado o no perder el enemigo, por lo que consigo tirarle al suelo conmigo.
- Yo gano - dice él entrecortadamente.
- No te lo... crees ni tú - digo sin respirar bien - Solo estoy... distraída.
- Seguro - dice sin apartarse de mí, nuestros alientos chocan - ¿Y qué te tiene tan ocupada? ¿Alguien del que deba preocuparme?
Iba a contestarle que sí, pero el sueño vuelve a mi mente y agradezco estar roja del ejercicio, porque si no, Steve lo notaría al momento. Él me mira interrogante y yo solo puedo dejar atrás mi timidez, besándole con urgencia.
A Steve le pilla desprevenido, pero no rechaza el beso, sino que me contesta con una sonrisa a la vez que me besa, mientras acaricia mis costillas. Recuerdo que es la misma situación en mi sueño, pero sin sentirme incomoda o insegura, todo lo contrario, a su lado me siento segura, como si nada malo pudiera pasarme, que siempre me protegería con su vida, al igual que yo a él.
- Te quiero - digo sin pensar. Sus labios paran al momento, se separa de mi rostro y solo quiero que la tierra me trague.
Dios mio, le he dicho que le quiero. Ninguno se lo esperaba y menos así. Pero si ni si quiera sabía que sentía esto por él hace dos minutos y ahora...
Sus ojos azules me miran sorprendido, pero no dice nada.
- Thor -
- Hola Coleccionador - saludo a mi antiguo colega.
- Thor, Loki, lady Sif - nos saluda. No me sorprendo saber que él conoce la situación de mi hermano y mi amiga - ¿A qué debo este honor?
- Necesitamos lo que un día te pedimos que guardases - habla mi hermano.
- ¿El Aether? Está en buenas manos, de eso podéis estar seguros.
- Lo sabemos - me apresuro a contestar - Pero esto es algo muy importante y necesitamos ese poder con nosotros.
- ¿Seguís teniendo en poder la gema Espacio?
Al momento me acuerdo de Elisa. Me alegro de no haber venido con ella, pero a la vez no. Sería bueno que ella conociese el universo del que un día tendrá que pensar para su propio bien. Heimdall nos aseguró que no pasaría nada si dejábamos a Elisa en Midgard, yo mismo me alegro que este con sus amigos.
- Sí - contesta Loki - ¿Algún problema?
- En absoluto - contesta él. Se gira y busca en una caja roja. Saca el recipiente que le dimos en su día y nos lo cede - Mucho cuidado, no lo uséis si no es absolutamente necesario.
Loki y yo asentimos y nos vamos de allí, con una sensación de incomodidad en aumento.
----------
HOLAAAA a todos/todas. Capítulo de madrugada (madrugada española, no sé cuando lo leereís xd) Desde hace 13 minutos que no es jueves aquí, pero igualmente, feliz #Thorsday everyone. Nos leemos y os loveo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro