Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14

- Elisa -

Después de un rato más hablando decidimos ir a dormir. Nos despedimos en el pasillo. Me tiré en la cama nada más verla. Estaba bastante cansada. Era la primera vez que paraba en lo que estaba aquí.

Pensándolo bien, nadie podía haber imaginado que la vida pueda cambiar tanto en tan poco tiempo. Todo esto me está enseñando que hay que vivir el momento, mi vida no será eterna y tengo que aprovechar todo lo que pueda.

Los ojos se me cerraban, me acurruqué en la cama y me dispuse a dormir por primera vez desde mi secuestro. Lo último que percibí fue el olor de Steve cerca de mi cara.

"No tengas miedo" me decía mi madre "Tu padre y yo confiamos en ti". "Puedes lograrlo" decía Thor "Solo busca dentro de ti" "Busca lo que te haga feliz" "A quienes proteger" "Y déjalo salir". Pensé en sus palabras y busqué dentro de mí algo por lo que luchar. Mi familia, toda la gente a la que quiero. "Adelante" habló la voz de Steve pero no estaba allí. Noté una fuerza en mí y la dejé salir.

Me desperté de golpe. Estaba en la cama, con la ropa de ayer todavía puesta. Respire hondo recordando ese extraño sueño y otra vez sentí el olor de Steve cerca de mí. Ví que estaba apoyada en la camiseta que llevé ayer en el entrenamiento. La cogí y la olí. Mi camiseta olía a él. Una sonrisa se formó en mis labios. Cuando nos quedamos abrazados en el suelo debió de coger un poco de su olor. Un fuerte golpe en la puerta me sobresaltó.

- ¡Elisa! No seas vaga y sal de la cama. ¡Vamos a llegar tarde! - gritó Natasha detrás de la puerta.

Miré mi móvil y eran las ocho y veinte. Mierda. Corrí a la puerta y la abrí con demasiada fuerza.

- Vaya, estas horrible - contestó Nat.

- Buenos días a ti también. En cinco minutos estoy - fui corriendo a por ropa al armario. Cogí unos shorts negros y una camiseta de tirantes rosa fosforito.

Nat entró en la habitación y abrió las ventanas para ventilar mientras yo me cambiaba a velocidad de crucero. Fui al baño a lavarme los dientes y hacerme una coleta medio decente.

- Ya nos podemos ir - dije saliendo del baño. Ella me miró y fue al armario. Sacó algo y me lo tiró.

- Puede que vayamos a entrenar, pero es muy pronto y seguro que tienes frío - lo que me tiró era una sudadera gris. Me fijé como ella iba vestida: unos pantalones largos grises, una camiseta y una chaqueta. Y yo en shorts y una camiseta de tirantes.

Me puse la sudadera y nos fuimos a entrenar.

- Menos mal que te piqué, dudo que quisieses llegar tarde a tu segundo día aquí.

- Muchas gracias. Se me olvidó poner el despertador y, de verdad, que necesitaba descansar.

- ¿No te mantuvo en vela lo que te dijo tu padre?

- No, pero soñé con él. Fue algo muy raro.

- Los sueños suelen serlo. Mejor céntrate en entrenar. Hoy será un día muy duro - me sonrió.

Salimos fuera de la construcción y nos dirigimos a la zona dedicaba a entrenarnos. Me alegro que Nat me diese la sudadera, hacía mucho frío. Todos mis compañeros estaban allí, junto con Thor, Clint, María y Steve. Me puse un poco roja al recordar que también soñé con él. Llegué donde estaban los futuros Vengadores y nos mandaron correr diez vueltas a lo largo del recinto.

A la segunda vuelta me quería morir, pero aguanté, sin saber cómo, todas las vueltas. Aunque, cuando todos ya habían acabado, a mí me quedaban la mitad. Al acabarlas fui a donde los demás, con toda la ropa sudada e hiperventilando.

- Igual deberíamos haberte puesto menos vueltas - dijo María. Pude oír la risa ahogada de Clint.

- No... da... igual... ¿Tenéis... agua? - Thor me tendió una botella que me acabé la mitad y me eché un poco por la cara - ¿Ahora qué hago? - miré desafiante a Clint quien seguía riendo.

- ¿Segura? - preguntó Nat. Todos me miraban con incredulidad.

- Segura, tengo que estar... apunto para todo... ¿no? - seguía sin poder respirar y hablar a la vez. Quería volverme más fuerte y la risa de Clint me hirió en el orgullo. Les demostraría que podía aguantar un entrenamiento normal.

- Vete a estirar y luego veinte minutos en cada máquina - me dijo Steve. Estaba serio. Seguro que él se tomaba muy en serio los entrenamientos.

Fui con los demás y estiré. Me senté en una máquina que ejercitaba las piernas. Cuando acabé y me levanté para ir a otra máquina me temblaban todas las piernas. No iba a aguantar más de dos semanas aquí.

Wanda y Sam me enseñaron cuáles eran las mejores máquinas para tener más fuerza y cómo usarlas. Cuando llevaba una hora entrenando, María vino a donde estábamos.

- Elisa, los resultados de tu sangre ya están. Jane te precisa en el laboratorio.

La seguí hasta el laboratorio y vi a mi madre, Tony, Bruce y Furia dentro. También estaban Erik y el Doctor Smith, les abracé en cuanto entré.

- Como sospechaba - empezó a decir Bruce - tu sangre no es como la nuestra. La hemos comparado con las otras muestras y la más semejante es la de Thor. Creemos que tu sangre tiene parte alienígena y parte humana porque tiene comportamientos propios de esta. Necesito más tiempo para experimentar. Lo único bueno es que no encontré ninguna enfermedad, síntoma extraño o infección.

¿Bruce no sabía que Thor es mi padre? Aunque tampoco saben quién es mi madre, en teoría. Sé que no es ese tipo de médicos, pero al saber tanto sobre mi sangre pensaba que él se daría cuenta solo.

- Veo que el entrenamiento funciona - me dijo Tony - estás... ¿cómo decirlo?

- Horrible, lo sé.

- ¿No esperarías que fuese suave no? - dijo mi madre riéndose.

- No, para nada. Solo que mañana no me podré mover.

- Tendrás que hacerlo Elisa, no puedes no entrenar. Pronto te acostumbrarás - dijo Nick.

- Creo que iré de vuelta allí, ¿me necesitáis?

- De momento no, puede que más adelante necesitemos más muestras de sangre.

- Las que quiera Doctor - dije sonriendo.

Me fui de vuelta al entrenamiento, no sin antes pasar por la cafetería y coger un croissant de chocolate.

- No diré nada si me pasas otro a mí - dijo un voz por detrás asustándome.

- Toma - dije un poco enfadada. No quería hablar con él.

- ¿Estás enfadada?

- ¿Tendría que estarlo?

- No será porque me reí en el entrenamiento, ¿no?

- Te daré un consejo para tus hijos, no te rías de ellos.

- Vamos Eli, la situación era graciosa. No pensé que fueses capaz de acabar las vueltas. Es más, estoy muy orgulloso de ti, quieres demostrarnos que puedes con lo que te echen encima. ¿Sabes que te quiero como a una hija? Daría mi vida por ti - no aguanté y le abracé con fuerza.

- Sabes que te considero como a un padre - le dije en su oído.

- Lo sé enana, siempre serás importante para mí - me apartó de su abrazo para mirarme a los ojos - Pero ahora tienes que pasar tiempo con tu verdadero padre.

- Te quiero.

- Y yo a ti. Y ahora vamos a entrenar - dijo giñándome un ojo.

Fuimos hasta donde estábamos antes. Entrenamos hasta la hora comer. No quería admitirlo pero estaba absolutamente cansada. Cuando nos sentamos no sabía si sería capaz de volver a levantarme.

- ¿Cansada? - me preguntó Rhodes.

- Para nada, muerta es más adecuado - rieron todos mis compañeros.

- Te acostumbrarás.

- Piensa que ya no entrenamos hasta mañana, ahora son ejercicios mentales - dijo Visión señalando su gema.

- No lo quiero ni pensar - dijo Sam.

- ¿Por? - pregunté.

- Seguro que nos someterán a poderes mentales de Visión y Wanda para que Loki no juegue con nuestras mentes.

- Seremos benevolentes - dijo tranquilizadora Wanda con una sonrisa que delata que no lo sería.

- Yo os ayudaré en ese campo - dijo Clint llegando con los demás - Al igual que los demás os ayudarán contra las visiones de Wanda.

- Fuiste el único al que nunca controlé.

- Jamás - contestó bastante serio.

Terminamos de comer y fuimos a una sala vacía con sillas en el medio y un espejo que ocupaba toda una pared.

- Bien - dijo Erik - como sabréis, tanto yo como Clint estuvimos sometidos al control mental de Loki. No tendrá su cetro, pero estoy más que seguro que intentará controlaros si tiene la oportunidad. He hablado con Wanda y Visión. Ellos os someterán a pequeños ataques a vuestra mente. Tendréis que ser fuertes y evitar que jueguen con vuestro pensamiento y que si se entran en él, no sufráis después, sino que controléis vuestras emociones y os recompondréis al momento.

- En una guerra no hay tiempo para protegeros a vosotros mismos ni a los demás. Obviamente sé que lo haréis, pero tenedlo en cuenta. Analizar la situación. Primero, Elisa - me miró con complicidad. Sé que este tema es muy importante para Clint.

Me señaló una silla y me senté. Wanda me miró y al instante lo vi todo negro.

Estaba atada a una silla. No podía gritar. Todo estaba en completa oscuridad. De repente una luz se encendió y vi a mucha gente muerta. Eran...

- ¡Elisa! ¡Despierta! - me gritaba mi madre, agitándome los hombros con fuerza. Estaba tirada en el suelo tiritando.

- Lo siento - dijo Wanda a mi lado - En cuanto entré te pusiste a gritar y sufrir. Te quité el control al momento.

- No te disculpes - dije aún en el suelo sin mirarla - es tu trabajo. ¿Cuánto duré?

Pareció dudar, pero me miró a los ojos y respiro hondo.

- Casi no opusiste resistencia. Pero nadie lo hace - asentí y me levanté. Seguía temblando pero intentaba aparentar tranquilidad.

- Ahora, Sam - dijo Clint.

Sam se sentó y cerró los ojos. Wanda le lanzó algo rojo a la cabeza. Sam se tensó al instante y apretó los puños con fuerza. Gritó y Wanda hizo un movimiento. Sam abrió los ojos, estaba sudando y asustado.

- Has durado un segundo más que Elisa - dijo Wanda respondiendo a una pregunta que nunca se hizo pero que todos esperábamos.

- Me toca - dijo Rhodes.

Wanda volvió a hacer lo mismo que con Sam, pero Rhodes en ningún momento se tensó, ni gritó, ni mostró perder el control. Estaba sentado muy concretado, con la frente un poco húmeda. Wanda repitió su acción anterior, pero esta vez Rhodes no aguantó, puesto que se tiró al suelo con las manos en la cara.

- Aguantaste mi primer intento de entrar, nadie lo consiguió - le dijo tocándole el hombro.

Después de eso, Jane y Erik nos mandaron ejercicios de concentración que consistían en mirar fijamente una imagen que sufriría un cambio progresivo muy lento y tendríamos que identificarlo. Visión y yo fuimos los únicos que lo conseguimos.

Nos dejaron marchar al acabar esa prueba. Para un primer día no estaba mal. Pero yo seguía pensado en lo que me hizo ver Wanda. ¿Elegiría ella las visiones o serían nuestros peores miedos? Solo sé que Sam, Rhodes y yo no hablamos más desde el pequeño control de Wanda.

Llegué a mi habitación, miré el reloj y eran casi las siete de la tarde. Me duché, vestí y arreglé un poco. Me senté en la cama. No quería pensar en lo que vi, pero los recuerdos venían a mí sin yo pedirlo. Volví a temblar sin darme cuenta. Reaccioné al oír como llamaban a mi puerta. Abrí y me sorprendí al ver a Sam allí.

- ¿Qué tal lo llevas? - se refería a la pesadilla.

- Me afectó más de lo que pensaba.

- A mí también. Aunque tú estabas más cansada que Rhodes y yo, ninguno pudimos aguantar los ataques de Wanda.

- ¿Cómo está Rhodes?

- Entrenando. Siempre hace lo mismo cuando no sabe reaccionar a algo desconocido.

- Querrá desahogarse, le entiendo. ¿Vamos con él? Dudo que quiera estar solo después de...

- Sí, vamos.

Nos presentamos donde entramos hoy y vimos como Rhodes estaba haciendo flexiones a una velocidad que no era normal en un hombre. Sam y yo nos sentamos cerca de él. Después de un rato se tiró en la hierba respirando entrecortadamente.

- ¿Ya no tienes fuerzas? - Inquirió Sam, a lo que gruñó.

- ¿Estás mejor? - pregunté, y también respondió con un gruñido - Sé que es duro.

- ¿Qué viste? - preguntó.

- Lo poco que ví fue que yo estaba atada a una silla sin poder moverme ni gritar sin poder ver nada. Una luz se encendió y vi mucha gente muerta amontonada. Juraría que erais todos vosotros...

- Yo reviví - contó Sam para romper el silencio que se formó entre nosotros - la muerte de mi compañero.

- Yo descubría que todo por lo que luchaba me traicionaba, el gobierno, S.H.I.E.L.D, Tony...

Miré como ya no estaba el sol en el cielo, sino que este tenía un azul un poco oscuro.

- ¿Son vuestros peores miedos? - preguntó Sam. Rhodes y yo asentimos.

- Temo que un día se hagan realidad, ¿sabéis? Que todas las personas que quiero mueran por protegerme y yo no pueda hacer nada por ellos. Es la peor pesadilla de mi vida - dije con un nudo en la garganta.

- Te entiendo - dijo Rhodes. Miré a Sam, quién se estaba quitando una lágrima de la cara.

- Desde la muerte de mi compañero no he llorado nunca, ahora tendré que empezar de nuevo.

Decidimos entrar a cenar un poco más animados. Hablarlo nos ayudó bastante a sobrellevarlo. La cena fue tranquila. Algunos comentarios de Tony y poco más.

Me fui de las primeras a dormir y cuando me tumbé en la cama alguien llamó a la puerta.

- Esta abierto - dije tirada en la cama.

- Cariño... - me levanté al momento.

- Mamá - dije a la vez que ella cerraba la puerta. Se sentó a mi lado y me abrazó. Solo me abrazó. Es lo que necesitaba. Ella sabía que no me gustaba hablar y que cuando estaba así, un abrazo era la solución. Después de mucho tiempo nos separamos.

- ¿Qué te enseñó?

- Algo que ojalá nunca ocurra mamá, nunca.

Estuvimos en silencio un rato más. Ella acariciándome el pelo y apoyada en su hombro.

- Nunca te dejaré, ¿lo sabes verdad?

- Lo sé, ni yo tampoco. ¿Sabes qué? Papá me dijo que iba a llevar a Asgard para intentar curar mi enfermedad.

- Cariño, ¿de verdad? ¿Crees que podrían curarte allí?

- Ojalá mamá. ¿Crees que puedes ir tú?

- Lo dudo mucho amor, es un viaje para ti.

- ¿Tú y papá ya lo habéis arreglado? - pregunté dudosa después de un rato. Sé que mi madre lo sigue queriendo y lo echó muchísimo de menos. Esta enamorada de él y nunca lo pudo ocultar por mucho que lo intentó. Nunca pensé que llegásemos a ser una familia de película, pero siempre quise que mi madre tuviese al lado a mi padre. Se merece ser feliz. Es lo que más quiero.

- Creo que sí.

- ¡¿De verdad?! - pregunté entusiasmada, a lo que ella rió.

- Sí. No sé si somos algo, pero puedo contar con él.

- Vuestra relación siempre fue un poco complicada mamá.

- Lo sé, aunque ahora es diferente, no sé si me entiendes - como echaba de menos charlar con mamá por las noches.

- Lo intentó - dije riendo.

Me dio un beso en la frente y me deseó buenas noches. La acompañé hasta la puerta y la abracé. Cuando estaba cerrando oí la voz de Thor y decidí escuchar un poco.

- ¿Qué tal está Elisa? - preguntó mi padre.

- Ahora está mejor, pero la visión la afectó bastante. Espero que mañana sea diferente.

- Y yo. Por cierto, te he traído una cosa Jane...

- Es precioso Thor, ¿por qué me lo das?

- Porque mi madre siempre nos contó a Loki y a mí que este colgante es un regalo para aquellas personas a las que amamos. Este colgante nos mantiene unidos. Crea un vínculo entre la persona que lo lleva y quien se lo haya regalado, para que, aunque estén millones de años luz el uno del otro, puedan mantenerse unidos pase lo que pase.

No oí nada más. Agudicé mi oído y noté como la puerta de mi madre se cerraba con suavidad. Sonreí y también cerré mi puerta. Me tiré en la cama, puse el despertador a las ocho menos cuarto, me cambié la ropa y me dormí.

"No tengas miedo. Confiamos en ti" me decían mis padres juntos. Yo estaba en el medio de un círculo con los brazos un poco levantados. Una fuerza se apoderaba de mí y podía hacer todo lo que quisiera con ella.

El maldito despertador me sacó de mi sueño. No me podía mover casi, tenía agujetas por todo mi cuerpo, pero lo peor eran las piernas. Solo con pensar en levantarme me dolía todo.

Con un esfuerzo sobrehumano conseguí llegar al baño, ducharme y vestirme. Llegué a la cafetería, me cogí una manzana y un croissant (que era lo único que no estaba malo del todo) y me senté con todos los que estaban, que consistían en Tony, María, Clint, Bruce y Wanda. Todos me sonrieron cuando me senté.

- ¿Qué tal nos hemos levantado esta mañana? - preguntó Tony dándome un ligero golpe en la espalda, que me dolió como un puñetazo.

- Stark, te juro que te mataría si pudiera moverme ahora mismo.

- Veo que un poco mal - contestó Bruce - Tómate esto - me pasó una píldora, que no dude en tragar.

- Esperemos que funcioné - dijo María.

- ¿Dónde están los demás? - preguntó Nat al llegar.

- Jane y Erik en el laboratorio, a Thor todavía no lo hemos visto, Rhodes está ya entrenando con Visión y el Capi estará corriendo con Sam.

Furia apareció al poco por la puerta.

- Buenos días, hoy no es necesario entrenar. Me imagino que la señorita Wilson estará llena de agujetas, pero esa no es la razón. Sé que ayer el entrenamiento mental fue complicado, por lo que hoy por la mañana entrenaran eso y por la tarde la tendrán libre. No se acostumbren, solo será esta vez.

- Menos mal, porque Elisa no puede casi ni hablar - dijo Clint.

Terminamos de desayunar y al poco llegaron Steve y Sam. Después de gritarle felicidades y abrazarle todos a la vez, les avisamos y Steve decidió ver ese entrenamiento, junto con Nat. Tony dijo que se iba a la Torre para preparar la fiesta de Steve. María fue a avisar a Rhodes y Visión del cambio y llegaron al poco a la misma sala de ayer.

Esta vez, en vez de provocarnos visiones, nos someterían estados de estrés para mantener la concentración. Yo acabé gritando demasiadas groserías a lo que Steve me riño por lo que dije y casi me tiró encima de él para empezar a pegarle de lo molesta que estaba, pero Wanda me retuvo.

Así estuvimos hasta la hora de comer. Ya casi no tenía agujetas, debería pedirle a Bruce un paquete entero por si acaso.

Decidí comer rápido para entrenar un poco antes de prepararme para la fiesta.

- La pastilla que me diste, Bruce, deberías venderlas - dije al levantarme de la mesa.

- Veo que estas como nueva.

- Y tanto, ahora voy a entrenar un poco fuera.

- Pues espérame - dijo Steve levantándose - yo también iba a entrenar - vi como Nat le daba un codazo a Clint y este se reía disimuladamente.

Salimos de la cafetería y nos dirigimos afuera.

- ¿Qué me recomiendas que haga hoy? - le pregunté.

- Pues... creo que un combate cuerpo a cuerpo no te vendría mal.

- Como tú digas. ¿Contra quién?

- Pues contra mí - asentí. No iba a durar más de dos minutos peleando con él - Seré bueno.

Nos pusimos uno en frente del otro y comenzamos a pelear. Él siempre acaba ganándome a los cinco minutos. Nunca conseguí llegar a darle ni una sola vez. Es frustrante.

Así estuvimos una hora entera. Él venciéndome y yo derrotada.

- Creo que ya es suficiente por hoy - dijo mirando al suelo, porque estaba tirada en él.

- Supongo - espere a que se girase para enredar sus piernas y tirarle al suelo a la vez que yo me levantaba - Uno a veinte - dije triunfal poniendo un pie en su barriga.

- ¿Solo veinte? - dijo él divertido.

- Deje de contar cuando llegue a veinte - dije tendiéndole una mano para que ayudarle a levantarse. Craso error. Cuando agarró mi mano tiró de ella a la vez que se giraba y quedó encima de mí bocabajo en el suelo.

- Digamos que veintiuno a uno - dijo muy cerca de mi rostro. Estábamos efectivamente muy cerca. Podía notar su aliento chocando con el mío.

Nos levantamos un poco cortados y dije que yo ya me iba a mi habitación. Él se quedaría entrando un poco más.

- Recuerda que a las nueve hay que estar en la Torre, Tony no va a permitir que faltes a tu fiesta. Que por cierto, felicidades otra vez - dije con una sonrisa en la cara.

- Lo sé y muchas gracias, otra vez.

Eran cerca de las cinco cuando acabé de ducharme, secarme el pelo y rizármelo con ondas naturales. Llamé a mi madre para que me ayudase con el maquillaje, pero no estaba en su habitación. Me encontré con Nat y ella me maquilló entera. Le pedí que fuese uno muy natural y así lo hizo. Luego me vestí y cogí unos tacones, que eran de mi madre, de su habitación. Eran negros, ni muy altos ni muy bajos.

Acompañé a Nat a su habitación y se preparó. Su vestido eran verde esmeralda oscuro con detalles en encaje blanco, muy ajustado que llegaba por las rodillas. Se maquilló también muy natural y se puso los labios rojo intenso.

Fui a picar a Wanda para irnos y me encontré a mi madre de camino, estaba sin preparar.

- Mamá, no estas ni vestida. Y son las ocho y cuarto.

- Sabes que me da tiempo cariño. Estas absolutamente preciosa, por cierto.

A las nueve menos cuarto estábamos Nat, Wanda, mi madre y yo listas.

- Chicas, se me olvidaba que tengo que llevar a Bruce en coche. ¿Nos vemos allí?

- Claro, tranquila - contestó Wanda.

Fuimos a por el coche de mi madre y nos encontramos a Sam y Visión en la puerta exterior. Estamos vestidos para la ocasión, ambos con camisa blanca, pantalones oscuros, chaquetas a juego, Visión con pajarita roja y Sam sin nada.

- ¿Os llevamos?

- Tranquilas, estamos esperando a María. Nos vemos allí - asentimos y nos fuimos.

A las nueve y veinte ya estábamos aparcando en el garaje privado de Tony. Nos metimos en un ascensor que nos dijo con acento inglés que la fiesta ya había empezado y nos llevaría directamente a ese piso. Nos reconoció a cada una de las que íbamos dentro de él. Deduje que era JARVIS.

Entramos y era exactamente lo que me esperaba. Una fiesta con el sello Stark por todas partes: lleno de gente, elegancia en todo, una barra enorme...

Pronto Wanda y mi madre se adentraron en la fiesta y yo di unos pasos adelante. Vi a Steve sentado en la barra, hablando con alguien y con una cerveza en la mano. Recordé la escena cuando estábamos entrenando y me sonroje levemente. Se giró, me vio y me sonrió con complicidad, también ruborizado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro