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XXV-Planes y exámenes.

Iris tenía a la vista colgadas espadas de todo tipo, así como alabardas y mazas a dos manos, hachas tan grandes como él, arcos, dagas, y todo tipo de anillos y collares hechas de núcleo de bestia. Estos últimos eran populares entre Aventureros, ya que contenían pequeños hechizos que se activaban al aplicar dyn en ellos, normalmente los de bajo nivel solo tenían un único hechizo.

Aiden estaba vestido con una remera y llevaba un peto de cuero de Mur, económico y útil, especial para novatos. Mantenía sus pantalones cortos y el cuchillo mellado en su funda. El chico revolvía su cabellera con ganas mientras soltaba un suspiro, sin dejar de fruncir el ceño.

"¿No sabe que elegir?". Pensó Iris.

—La espada se te dió bien en el bosque, ¿por qué no eliges una? —preguntó.

—No encuentro ninguna de mi tamaño —respondió—. Todas parecen hechas para gente que mida siete pies o algo así. No son tan ligeras como tu espada.

—¡Pues obvio que no! ¡Ésta espada es un ítem de clase A, encontrado en una de las mazmorras de Telceti! —le informó ofendida.

—Ah, bueno —respondió como si nada, mientras alcanzaba una espada corta desde el mango.

Se veía liviana, pero frágil. La hoja resplandecía de plateado, y lanzaba destellos de luz cuando el chico la blandía de lado a lado. Casi parecía un cuchillo más, con el filo de un solo lado y la hoja recta solo variando en la punta serrucha. Lo único que lo diferenciaba de un cuchillo normal era el mango, cuyo tamaño era de un palmo y medio. Iris lo comprobó al ver como sobraba espacio cuando Aiden empuñaba el arma con una mano, pero faltaba cuando quería usar las dos.

—Usaré ésta, no importa. Ahora tengo que elegir un accesorio mágico y estaré listo.

—¿Podrías apurarte? —inquirió Iris.

El chico la miró entre sonriente y confundido.

—Sí... ¿pero por qué?

—Para ver tu prueba, y como lo haces —respondió ella restándole importancia—. Sí, quiero ver cómo son las pruebas para luego hacerlo bien.

No tenía por qué avergonzarse, a pesar de que Aiden esté oprimiendo una sonrisa tonta, no tenía nada de malo recabar información de un compañero antes de actuar ella. Sí, eso estaba muy bien. Mientras ella se convencía, Aiden eligió el artículo restante y se internó a la zona del exámen.

Había cuatro cúpulas, y dentro se divisaban escenarios diferentes. Una zona pantanosa con intrincadas raíces y árboles puestos al azar, otra cúpula con zonas áridas donde el viento soplaba mordaz, otra con montículos de tierra de diferentes tamaños, y otro bioma seco, con varios incendios controlados en árboles y chozas.

Dos personas evaluarían a Aiden, quien saltó agilmente entre las raíces más grandes que sobresalían del pantano, hasta colocarse en el centro de la cúpula. Al menos con tanta agua alrededor, sería más sencillo para Aiden Dominar. Aún así se le notaba inquieto. Movía los brazos como calentando y estirándose, mientras miraba hacia todos lados. Además, jugueteaba con el accesorio mágico que había elegido, un anillo con un pequeño trozo de núcleo de bestia incrustado en el acero.

"¿Qué rango le darían?". Pensó Iris. Los hechizos del scripta de Aiden podrían estar en el rango Intermedio, o B en la escala de Aventureros. Pero no había que ser una genio para darse cuenta que revelar su afinidad a las sombras no era una jugada inteligente. Además, Aiden le había comentado que su núcleo estaba, atrofiado y débil. Eso dificultaba su uso de aqua y lo ponía en una posición complicada.

El carraspeo saturado de un megáfono rúnico sobresaltó a ambos, que dirigieron la mirada hacia una mujer, que sujetaba entre sus manos el artefacto.

Su túnica blanca era casi transparente, hacía que su blanquísima piel se confundiese con la misma. Dejaba un escote abierto y un corte al costado derecho dejaba a la vista su muslo derecho. Estaba parada en un balcón que se extendía de la pared del bioma de prueba. La baranda de madera estaba sobre el vidrio transparente del mismo tipo que ella tenía en frente.

—La misión que he de impartir para ti es sencilla —habló la evaluadora recostándose—. Dejaremos sueltas distintas bestias, y tu deberás intentar sobrevivir, por los medios que creas necesarios. Claro que evaluaremos todo lo que hagas, y todas las decisiones que tomes.

Una voz mucho más estridente se pronunció al ella terminar. El segundo evaluador era un fornido enano, con trenzas en la barba pelirroja, y con un martillo de guerra de su misma altura.

—El tiempo que sobrevivas te colocará en el rango que merezcas estar. —habló apurando las palabras, como si el hecho de explicarlo le disgustara— Ya sabes como funciona, ¿empecemos de una vez no?

Iris vio a la evaluadora decirle algo, pero sin la potencia del megáfono era imposible oírlo. Aunque parecía una riña por lo enfurruñado del enano.

—Habrá bestias sin rango, y algunas de rango D, cuando quieras detener la prueba avísanos e intervendremos —habló más apurada, haciendo un ademán.

—¡La prueba inicia oficialmente, ahora! —indicó el enano.

La vista de Iris cambió del balcón de vidrio hacia Aiden. Tenía sujetada fuertemente la espada corta con ambas manos, había dejado enfundada la daga en su cintura. Vio al chico cambiar su expresión rápidamente, pasando de incómodo a alerta. Sus ojos escrutaban el agua pantanosa a su alrededor con velocidad, y su cuello giraba ante cualquier pequeño sonido que captasen sus oídos. Antes de que Iris pudiera ver a que se enfrentaba, Aiden giró sobre su eje con una destreza envidiable.

La espada rebanó la bestia, que cayó en un sonoro chapoteo al pantano. Ella no pudo deducir de que se trataba, hasta que desde un punto de visión más bueno para ella, otro monstruo saltó a herirlo. El chico respondió con un tajo horizontal que lo desestabilizó, aunque terminó rajando al monstruo. Lo inhabilitó, eso sí, pero el Nellu probablemente no había muerto. Los Nellu o Gusanos carroñeros tenían un exoesqueleto muy resistente a los cortes, por lo que podrían resistir con relativa facilidad los ataques de la espada de Aiden.

Eran monstruos sin rango, según le había enseñado Pachikov, debido a que no tenían suficiente energía como para atacar repetidas veces, y tampoco poseían fauces que pudieran herir de gravedad a un Aventurero experimentado.

—Los Nellu ahogan a sus presas enrrollándose en masa, una vez muerto se alimentan de su cadáver hasta dejar sólo los huesos, espero no caiga al agua —habló alguien detrás de ella.

Giró, y se encontró a dos Aventureros. "Son ellos, perfecto". Celebró Iris.

—¡Rosnri, no digas eso mientras la chica apoya a su amigo! —le susurró la mujer en tono de reproche, el hombre gruñó en respuesta.

Los ignoró y siguió mirando. Iris se preocupó un poco al ver como Aiden se movía intrépidamente entre troncos caídos y raíces, y más aún al ver como cada vez eran menos los Nellu's cortados, y más los despedidos por la espada. Aiden debió darse cuenta también, por qué su espada se envolvió de un halo de energía azul y gotas de agua, así como también creó una pequeña guantina alrededor de ambas manos. "Dominar y Reforzar". Comprendió Iris.

Los ataques aumentaron su efectividad, pero la cantidad de Nellu's era ingente. Iris sabía que Aiden utilizaba su "sonar de sombras" para divisar por donde atacaban los gusanos, pero los evaluadores no tenían conocimiento de dicha habilidad, ni tampoco Rosnri y su pareja. Por suerte tampoco sabían del pésimo nombre de Aiden para los hechizos.

Se animó a despegar la vista un segundo de Aiden al ver que todo estaba más o menos controlado, y miró al balcón. El enano tenía una amplia sonrisa, y la humana una expresión de duda. Debían estar pensando que Aiden se guiaba plenamente de sus sentidos físicos para responder a los Nellu's, lo cual de ser así, estarían viendo quizás a un Aventurero potencialmente talentoso aunque inexperimentado.

"Una buena forma de evitar llamar la atención más de lo debido". Reconoció ella mientras volvía la vista al chico.

—El chico es bueno, Nuria —reconoció la voz de Rosnri en un susurro—, podría venirnos bien reclutarlo para mantener a raya a los montruos de ese estilo.

Iris no estaba mirando pero podría jurar que escuchó como el hombre se rascaba el mentón. "Éso es, préstenle atención".

—Se ve que el chico es muy capaz, sí —suspiró Nuria—. Quién sabe qué penurias debió de superar para ser así a tan corta edad. Transmite un extraño aura de seguridad en sus movimientos.

—Otra vez diciendo cosas románticas mujer, no cambias.

Iris sonrió. Coincidía en algo que Nuria había dicho. Había algo que encontraba admirable en Aiden: Siempre parecía posible que las cosas se tuerzan a su favor. Es decir, Iris lo había visto con las muñecas destrozadas mientras era sujetado por un Al-tinhoa que había asesinado a un pelotón entero de soldados y magos capacitados. Lo había visto ganar un combate contra un mago mucho más fuerte que él, lo había visto con la espada de Pachikov en su cuello mientras defendía sus ideales, y urdiendo planes desesperados para salvarlos de una manada de Yanas. Y había salido victorioso en cada ocasión.

Justo cuando pensaba todo ésto con algo de envidia, Aiden resbaló estrepitosamente y cayó al agua.


"¡Mierda, mierda!". Se desesperó mientas chapoteaba. El pantano era mucho más hondo de lo que esperaba, y el cansancio que le provocó Reforzar dyn era abismal. Aunque había pasado dos días entrenando, no recuperaba su habilidad anterior con el dyn.

Consiguió asirse con esfuerzo a una raíz, mientras a su pierna se enrollaba uno de los gusanos. Estiró e intentó salir, parándose en terreno sólido. Desenfundó la daga y la imbuyó en dyn para deshacerse del bicho que seguía aferrado a su pierna. Una vez se calmó, volvió a concentrarse en el pantano, era lo único que necesitaba para activar su sonar de sombras. Lo había estado probando durante el camino del bosque, y en los dos días que tuvo para prepararse. Ahora era casi un sexto sentido para él.

Había aguantando quizás diez minutos mientras combatía, y no sabía si era suficiente para que le den rango. Aún así, era momento de cambiar un poco de estrategia.

Había perdido su espada cuando cayó al pantano, y aunque podía recuperarla usando Parapadel de Thedras, era obvio que no lo haría. Saltó entre las raíces buscando un terreno más elevado, hasta que encontró en el pantano un árbol caído, recostado entre dos grandes ramas en forma de V.

Subió por el mismo, y los gusanos que se lanzaban desde el pantano dejaron de alcanzarlo. Aprovechó para recuperar aliento. Se sentía mucho más fuerte que de costumbre, sus oídos funcionaban tan bien que creía poder percibir cada vibración cercana. Lo había sentido incluso en su batalla contra los yanas en el bosque, y volvía a sentirse así ahora. A pesar de tener poco tiempo para asimilarlo todo, contó con que era una ventaja más de su posible linaje.

La segunda fase de la prueba había dado inicio mientras descansaba. Percibió sombras en las que antes no había caído debido a la quietud que mantenían. Sus sentidos se confundieron, ya que sus oídos identificaban un fuerte zumbido por encima de él, pero la sombra que percibía su sonar estaba al ras del suelo pantanoso.

Se giró para comprobar la información, y tuvo que sujetarse para no caer. No distinguió qué lo atacaba, pero la velocidad del zumbido fue abrumadora. Otro zumbido, otra bestia del mismo tipo, reconoció mientras se movía para localizarla.

Encontró un Avispón Gigante. Un exoesqueleto negro le cubría el cuerpo completo, y dos pares de alas lo hacían mantenerse en vuelo. Esta vez pudo reaccionar mejor, y agacharse cuando el avispón del mismo tamaño que su torso pasó volando con el aguijón en punta. Saltó a otra rama para esquivar, y el Avispón que antes lo había atacado se enredó entre las plantas que había en su trayectoria.

Aiden suspiró con fuerza, y se dispuso a usar el accesorio mágico que había elegido. Imbuyó dyn en el anillo, y lo alzó apuntando al Avispón.

Un trozo de diez centímetros de tierra en punta se formó frente al anillo, y salió disparado directo al estómago del avispón cautivo, quién quedó colgado entre las ramas, partido en dos. La gema del anillo se agrietó y volvió polvo un segundo después, y el anillo se ennegreció una vez cumplido su propósito.

Aunque pudo captar que el otro avispón lo iba a atacar de frente, y se colocó en posición defensiva alzando la daga. Interceptó la predecible trayectoria del avispón, poniendo su daga imbuida en dyn en punta. El insecto gigante, carente de raciocinio se empaló a sí mismo con todas sus fuerzas.

Aiden oyó más zumbidos, pero cómo él avispón no había muerto aún, se le dificultó retirar su arma.

Mientras peleaba por recuperar su daga, los zumbidos estaban cada vez más cerca. Reforzó nuevamente aqua en su daga, y la torció en diferentes sentidos para agravar la herida. El avispón murió y Aiden giró con la daga ya extendida en posición de defensa nuevamente, sólo que fue demasiado tarde.

Se hizo un ovillo parado, protegiendo sus zonas sensibles y recibió el ataque de lleno. El aguijón se clavó entero en su antebrazo, y se atascó en él. Aiden gritó de dolor y horror, viendo como el avispón se retorcía y daba vueltas sobre su eje.

Sintió repentinas ganas de vomitar cuando las patas puntiagudas hicieron contacto con su hombro y pecho. Por el asombro, lo único que pudo hacer fue intentar clavar la daga en cualquier parte del cuerpo del bicho.

La bestia insectoide chilló cuando la daga de Aiden se incrustó en su abdomen, y se revolvió con más fuerza, provocándose más daño a sí misma. Cuando la bestia consiguió despegarse de él, fue a parar en una rama larga que cruzaba en horizontal por los árboles. Aiden se acercó corriendo, y de un pisotón le explotó la cabeza. El crujido del insecto y la viscosidad de sus fluidos le dejó un malcuerpo escandaloso, seguido de un escalofrío.

Escuchó varios zumbidos nuevamente, esta vez eran tres. Pensó en internarse entre el follaje de la copa de uno de los árboles, perdería movilidad, pero los avispones también. Fue cuando intentó moverse que sintió el brazo entumecido. Primero fue el antebrazo, luego la sensación comenzó a subir hasta su hombro y espalda. "Será veneno". Pensó con aplomo, y esperando que la prueba haya sido suficiente para un rango D, gritó:

—¡Quiero detener la prueba!

Su pecho se llenó de alivio al decir esas palabras, pero no duró mucho tiempo. Oía los zumbidos y percibía las sombras cada vez más cerca de él. Cayó de rodillas, incapaz de mover su cuerpo y Dominó, para luego reforzar y envolver su cuerpo en una cúpula de agua. Apretó los dientes esperando el impacto, pero éste nunca llegó.

Un vendaval sacudió por completo el área de prueba, y engulló los avíspones en un tornado de tres metros de altura, era claro que estaba hecho con magia. Los avispones, incapaces de escapar de la tormenta, terminaron siendo descuartizados, todo a un metro de Aiden, sin que él sintiera el más mínimo roce del viento. Cuando giró hacia el balcón, se encontró con el provocativo cuerpo de la evaluadora, que movía los brazos con ímpetu, Dominando y Mutando dyn.

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