XXIX-Promesa coincidente.
Llegaron a Cronestad justo al anochecer. Aiden sentía el trasero entumecido del viaje, así como los pies. No había nada que quisiera más que bajarse y estirar los pies, dar unas patadas al aire y correr aunque sean cien metros.
Por eso, su mal humor aumentó cuando sintió algo parecido a un deja vu, en el que su entrada se veía ligeramente entorpecida.
—¿Quiénes son? —preguntó un soldado que se encontraba custodiando la entrada del pueblo.
—Un grupo de Aventureros camino a las Montañas Naranja —respondió Rosnri sin bajar de su montura, y ofreciendo al soldado su tarjeta de aventurero.
—Veo que su rango es alto señor, pero de igual manera he de advertirle de las novedades —comentó el soldado—. Y es que hay muchos desaparecidos últimamente por zonas y pueblos alrededores, sobre los cuales desconocemos.
"En este mismo poblado ya han desaparecido incluso diez personas, niños de diferentes edades. Mis colegas informan que la situación se da de igual forma en poblados aledaños, por lo que es un tema a ser tratado con pinzas.
—¿Hay una solicitud en el tablón del Gremio de Aventureros sobre esta cuestión?
—Nadie la acepta debido a que estos últimos días son un caos. El cambio de mandato por la caída del rey provocó un caos en las tropas del ejército, y la caza de la princesa lo provocó en los aventureros. La mayoría de las tropas se asienta parte hacia la frontera con Petram, dejando la seguridad de los civiles cómo los de este pueblo en crisis, más aún cuándo los aventureros aceptan el encargo del nuevo mandato, y no nos pueden proteger de las extrañas bestias que aparecen últimamente.
Aiden intuía que el nuevo mandato al que se referían, era el de Gunnar Cisub. Las suposiciones sobre la inestabilidad del reino que compartieron Iris y él cuando cayeron al bosque de Sertán se confirmaron con las palabras del soldado. Si no se apresuraban hacerse más poderosos, todo el continente peligraba. Aiden sabía con toda exactitud gracias al scripta, que las Montañas Naranja contenían las respuestas.
—¿Dijiste bestias extrañas? —preguntó Nuria al soldado— ¿Una nueva especie quizás?
—Nada de especies nuevas, sólo las de siempre, pero más grandes, más agresivas, más fuertes. Es fácil reconocer las diferencias una vez que has tenido que lidiar con ellas casi toda tu vida. Ahora tienen una especie de putrefacción consumiendo su cuerpo, supuran sangre negra de sus heridas. El olor que desprenden la baba y pus verduzca es asqueroso, les recomiendo precaución.
Aiden se sorprendió con la descripción, e Iris volteó lentamente para corroborar si ambos se habían fijado en el mismo detalle.
—Sangre negra —susurró Aiden, recordando el cuerpo de Angus Fletcher y sus enemigos. Vio que Iris asintió en señal de comprensión.
Un chispazo de recuerdos pasaron de golpe frente a sus ojos. Primero pensó que se estaba viendo a sí mismo, pero ligeras diferencias en el cabello, el volumen corporal y la vestimenta le hicieron dar cuenta que no era él.
Estaba viendo un recuerdo de su padre. Torik Fletcher de aproximadamente veinte años, estaba mirándose al espejo. Su rostro concentrado y contraído, dejó escapar una sonrisa de satisfacción cuando las venas de su cuello pasaban de su color normal a un color negro azulado.
Casi cayó del Mortrel cuando regresó en sí, y sólo Iris se percató de su ligera dispersión mientras Rosnri seguía hablando del soldado sobre ubicaciones importantes, avistamientos de bestias, y demás cosas.
"Un recuerdo de papá". Se dijo sorprendido. Si conseguía acceder regularmente a ellos, comprendería muchas cosas.
Dejaron los Mortrel's en uno de los establos de la misma compañía de alquiler que les ofrecía el servicio, mientras que se dirigían a una posada para descansar.
—¿Qué opinan de hacer algo de dinero aquí antes de pasar a una ciudad grande? —preguntó Rosnri.
Como a nadie parecía importarle en exceso, Aiden decidió pronunciarse y así evitar que tomen la decisión de marcharse apresuradamente.
—Eso de las bestias extrañas suena interesante.
—Tch, el niño quiere investigar algo que le parece interesante —escupió Firth con sorna.
Aiden simplemente suspiró. No iba a dejar pasar esta oportunidad de investigar, por más que pueda ser una simple y vaga coincidencia, y aunque el scripta no le mande recuerdos de bestias con sangre negra, necesitaba sacarse la duda por completo. Antes de que pueda rebatir, uno de los gemelos tomó voz en la discusión.
—Que esas bestias sean diferentes puede dificultar algunas cosas. Lo mejor sería investigarlas en un ambiente controlado antes que encontrarlas en el pasillo de una mazmorra, o en un lugar donde no podamos equivocarnos.
—Coincido con el razonamiento de Dagan —secundó Iris con seriedad.
—Soy Dago —avisó el gemelo, provocando un sonrojo de vergüenza por parte de Iris.
—Nuestro rango es inferior, es necesario que en nuestro caso evaluemos si tenemos la capacidad de enfrentarlos —acotó Aiden.
—¿Los demás están de acuerdo?
Los aventureros asintieron, y la caminata siguió en silencio por el pueblo. Lúgubre a más no poder, incluso la sede de Aventureros parecía fantasmal.
Esperaron afuera mientras Rosnri tomaba dos encargos que podían realizar al mismo tiempo. Uno consistía en subyugar las bestias extrañas que aparecían alrededor de la zona boscosa que rodeaba la ciudad, y otra que constaba de investigar la desaparición de dos adolescentes en la zona oeste del mismo.
Las recompensas eran simples y no servirían de mucho, pero la principal idea no era hacerse ricos en un día.
Llegaron a una posada cuyos precios eran una decadencia así como sus habitaciones, pero seguían siendo mejor que dormir a la intemperie.
Aproximada la media noche, Aiden abrió de par en par la ventana de su habitación. Asomó medio cuerpo por el alféizar y divisó la calle a dos pisos debajo de él. Luego se fijó en la habitación de al lado, donde Iris estaría esperando por él. Evitó usar el Parpadeo de Thedras para ir directo a su habitación. En cambio, luego de encontrar la sombra que provocaba una de las lámparas de dentro con el exterior de la ventana, activó su hechizo y se transportó al alféizar de Iris.
Desde fuera, se sujetó al marco de la ventana quedando en cuclillas, y cuando se dispuso a dar dos toques en el vidrio, cayó en cuenta que la cortina estaba corrida, dejando a la vista a una sorprendida Iris.
La muchacha cubrió con apremio sus zonas privadas, mientras por su rostro avanzaba agresivamente un rubor de vergüenza. Al ver que Iris estaba a punto de vociferar, actuó por impulso y activó el Parpadeo de Thedras. Se transportó a su sombra, y desde detrás le cubrió la boca.
—Tengo los ojos cerrados, y tampoco vi nada porque estaba oscuro —mintió con lo segundo, su rostro también enrojecido—. No grites o se enterará medio pueblo, esperaré abajo, lo siento.
Apresuradamente volvió a moverse a su habitación. Tropezó con la silla cuya sombra había utilizado como anclaje, y cayó sentado en ella. A pesar de su torpeza reciente, cada vez resultaba más instintivo moverse entre las sombras.
Asomó nuevamente a su alféizar dos pisos de caída no le provocaban nada luego de recordar que entre sus últimas posibles muertes estuvo cayendo de mucho más alto. Sin preocuparse por el impacto, saltó. Una vez comprendido el concepto del Parpadeo (ir de sombra a sombra) era gratificante moverse. Así fue que irrumpió la caída a medio camino, y apareció parado bajo la sombra que provocaban el árbol y la farola que habían en la calle.
Se quedó allí unos minutos mientras entrenaba su dominar. Casualmente utilizaba el Sonar de sombras para buscar algún que otro indicio de algunas sombras moviéndose a sus alrededores. La sombra de Iris colocándose lentamente su armadura hizo que sacudiera la cabeza y desactivara el sonar.
Volvió a practicar su dominio de aqua hasta que escuchó que arriba, la ventana de Iris se abría. Alzó la vista encontrándose con el rostro más enojado que podía recordar de una mujer.
—Ven a bajarme, idiota —habló ella con un rastro de timidez.
—A su orden —susurró desde abajo.
Luego de dos parpadeos, ambos estaban nuevamente bajo la sombra del árbol.
—No digas ni una palabra, no menciones el tema, olvídalo, bórralo de tu mente y...
Iris siguió lanzando sinónimos de borrar mientras caminaban, y Aiden tuvo que aguantarse las ganas de decirle que todos los futuros portadores del scripta luego de que el muriera podrían ver sus memorias.
—Éste pueblo está casi vacío. Da hasta miedo —dijo Aiden mientras avanzaban por lo que parecía ser un mercado.
—Mientras menos gente, menos interesados en cazarnos —respondió ella.
—No puedo argumentar contra esa lógica —respondió llanamente.
—Como sea. ¿Crees que lo de las bestias con sangre negra esté relacionado con ellos?
Aiden se dispuso un rato a pensar antes de responder. El sonar de sombras le informó que por las desoladas calles que rodeaban al mercado, no había nada que parezca fuera de lo común.
—No hay nada en los recuerdos del Scripta que pueda asociar, pero valdría la pena investigarlo. Cada posible pista que podamos conseguir es crucial.
—Teniendo allí una biblioteca completa de información, ¿no tienes nada determinante en serio?
—Ojalá fuera tan sencillo como una biblioteca —suspiró Aiden—. Es más como un millar de páginas arrancadas y partidas por la mitad en una habitación llena. Peor aún, es como si algunas páginas estuvieran en otro idioma, con la tinta corrida.
Aiden volvió a activar su Sonar de sombras mientras caminaban, y sus piernas temblaron ligeramente. Giró inconscientemente la cabeza hacia atrás, aunque no vio nada. Siguió caminando para disimular, pero había encontrado algo.
—Sigue caminando con normalidad. Creo que hay alguien siguiéndonos —susurró.
Iris estaba versada a la fuerza en el ámbito de las relaciones fingidas, por culpa de la política, por lo que reaccionó con más normalidad que él y siguió caminando con la mirada al frente.
—¿Uno del grupo? —preguntó Iris mientras caminaba tan relajada que Aiden sintió envidia.
—No lo sé, la sombra es de un tamaño inferior promedio, por lo que no es Rosnri, pero no es tan pequeño como Erl, además es algo torpe para ser uno de los gemelos, Jina o Firth, incluso Hover seria más ágil.
—¿Nuria o Melan?
—No —respondió Aiden.
—¿Cómo lo sabes? Y quita tu mano de la daga, pareces demasiado nervioso.
—Sólo lo sé. Y claro que estoy nervioso.
—¿Como puedes estar seguro de que no es una de ellas?
—Quien nos sigue no es tan... voluminosa —explicó Aiden para hacerla callar.
Iris lo miró con asco antes de seguir hablando.
—Maldito pervertido.
—Cállate, giremos en esa esquina y embosquémoslo. Su contextura es más similar a la tuya así que podría ser un adolescente normal, pero ten cuidado.
—Si no estuviéramos en esta situación te rebanaría el cuello.
"¿Y ahora que dije?". Aiden suspiró antes de alcanzar la esquina antes mencionada.
Allí, giraron con normalidad y se detuvieron. Sonar de sombras le dio la ubicación de su perseguidor, y activando Parpadeo de Thedras mientras sujetaba a Iris del brazo, retrocedieron una cuadra completa, escondiéndose tras la fachada de una de las casas. El movimiento fue sigiloso, e Iris esperó a la señal de Aiden. Cuando los ligeros pero torpes pasos fueron oyéndose aún más en la noche, Aiden dio la señal.
Iris salió de su escondite con la espada fuera de la funda, sorprendiendo por completo al perseguidor.
Cuando éste intentó girar y retroceder, Aiden ya había utilizado otro Parpadeo para colocarse detrás y amenazar su cuello con la daga.
—¿Quién eres? ¿Porqué nos sigues? —dijo presionando el frío metal en su garganta.
—¡Espera! Yo...
Una voz femenina, y una infinidad de posibilidades cruzaron su mente. La chica era torpe físicamente, pero se había atrevido a seguirlos a altas horas de la noche a pesar de estar en inferioridad numérica. Tampoco pudo sentir si manipuló dyn, por lo que debia tener un dominio pulido y trabajado.
Nunca había asesinado, pero el nerviosismo que sentía y la posibilidad de que exista gente igual de capacitada acompañándola lo estaban carcomiendo.
—No siento nada alrededor, pero no te confíes, V —dijo usando el nombre de Aventurera de Iris— Y tu, habla ahora, ¿que buscas? ¿Cuánto son?
—Estoy sola, por favor, para —dijo la chica con la voz temblorosa.
Aiden en cambio, presionó más el cuchillo. No podía caer en manipulaciones tontas.
—Detente Indra —habló Iris bajando su espada.
—¿Qué dices? ¡No bajes la guardia!
Aiden tenía el pecho pegado a la espalda de su perseguidora mientras presionaba la daga, y pudo sentir como ésta comenzaba a tener ligeros espasmos corporales. "¿Qué está haciendo? Mierda". Pensó, sin saber que podría estar intentando la chica.
—De ser necesario... —susurró, y en contra de toda la moralidad que había cultivado con los años, reforzó su daga con dyn.
—¡Indra! ¡He dicho que te detengas! —gritó Iris con más fuerza, y tiró su espada al piso para acercarse a paso rápido.
Solo ahí, Aiden pudo percatarse que los espasmos ligeros que salían del cuerpo de la chica, eran de llanto.
—Yo no soy mala lo juro, no me mate señor Indra —pidió entre sollozos desconsolados.
—¿¡No ves que es solo una niña!? —dijo apartando la daga de Aiden y tomando las manos de la perseguidora.
Aiden dio dos pasos atrás boquiabierto, la pérdida de concentración hizo que su hechizo se disolviera. "Iba a matarla, en serio iba a hacerlo". Pensó soltando su daga, casi asustado de él mismo
Pasaron varios minutos hasta que Iris convenciera a la jovencita de que nadie iba a asesinarla.
Cuando el ambiente se tornó más ligero, Aiden los guió a una pequeña plazoleta, que apesar del descuido del pueblo, parecía mantenerse en mejores condiciones. La niña los siguió en silencio, hasta que pareció sentirse más cómoda en la zona de la fuente, rodeada de árboles de la zona central del pueblo.
Aiden notó como la muchachita se escondía tras Iris, y le lanzaba miradas de odio que escondía cuando hacían contacto visual. Él sólo pudo suspirar para intentar relajarse, dicho gesto se había hecho habitual en él antes de que pudiera darse cuenta. Recién cuando Iris se separó un poco de ella, pudo darse cuenta de que esa pequeña difícilmente podría presentar alguna amenaza.
A pesar del frío de medianoche, iba apenas en unos gastados pantaloncillos grises, y una remera marrón muy por encima de su talla. No tenía armas, y su firma de dyn era tan pequeña que podía ser inexistente. Parecía tener unos catorce o quince años a lo mucho.
—Puedes hablar con calma ahora —dijo Aiden haciendo que la pequeña busque nuevamente la cercanía de Iris.
—Tranquila, A... Indra no es mal chico, sólo que ambos estábamos nerviosos por que nos dijeron que en el pueblo hay gente desapareciendo —explicó Iris.
—¿Entonces ustedes no son los que... están llevándose a todos mis amigos?
La niña parecía capaz de ponerse a llorar nuevamente, por lo que Aiden decidió dejarle el interrogatorio a Iris, quien contenía hábilmente a la niña.
—¿Cómo te llamas? Debes ser muy valiente para aventurarte en la noche existiendo tantos peligros —habló Iris transmitiendo calma en su voz.
"Yo diría imprudente, pero bueno". Se guardó Aiden.
—Me llamo Livea —comenzó—, y salí a buscar a mi hermano, que se fue con los Aventureros para buscar a los desaparecidos.
—¿Tu hermano es un Aventurero?
Ella negó con la cabeza.
—Valdo es un tonto solamente, pero todos están desapareciendo. Dice que si no averiguamos que ocurre seremos los siguientes pero no vuelve hace semanas —respondió la niña.
—¿Y tus padres pusieron alguna recompensa por él en el Gremio de Aventureros? —preguntó Aiden esta vez.
Pensaba que era un buena forma de disculparse por intentar asesinarla sin piedad. Lo que no previno, es que la niña estallara en un repentino llanto al oír su pregunta.
—Mis padres murieron, solo somos Valdo y yo—sollozó Livea.
Aiden percibió la mirada agresiva de Iris, y se recordó que había decidido no intervenir.
—Dime Livea, ¿Sabes hacia donde se dirigieron tu hermano y los aventureros?
Livea asintió, mientras con la mano apuntaba hacia el oeste. "Vaya coincidencia". Pensó Aiden con un suspiro contenido. Era la misma zona a la que se movilizarían para investigar.
—Por favor señora V, traiga a mi hermano —pidió con un sollozo.
—Lo haremos, Livea —respondió ella con una sonrisa.
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