Parte 12.1 : "Reissende en las Islas Vigrid Parte 2"
Con la mirada fija en las ruinas más allá, avanzó entre los restos, consciente de que lo que lo esperaba en el corazón de las Islas Vigrid era mucho peor de lo que podía imaginar. Observó el mapa con detenimiento, sus dedos trazaban los detalles dibujados a mano. Mostraban un terreno quebrado, lleno de peligros y misterios, pero había algo en la orientación de las ruinas que le resultaba familiar. Su mirada se detuvo en un punto marcado al norte, un símbolo antiguo que reconoció de inmediato. Supo dónde estaba y lo que significaba.
Debía avanzar hacia el noreste.
Guardó el mapa con cuidado y ajustó su capa para protegerse del viento que seguía azotando con fuerza. Las hojas y los huesos crujían bajo sus botas mientras se ponía en marcha. Sabía que lo que buscaba estaba más allá, oculto en el corazón de esas tierras sombrías, pero también sabía que el camino estaría plagado de trampas, criaturas y peligros desconocidos.
Con cada paso que daba, la presión en el aire se hacía más palpable. Reissende avanzaba, y vio las ruinas de la antigua fortaleza alzándose como un gigante herido, semienterradas bajo años de abandono y cubiertas por la niebla espesa que parecía moverse a su paso. El aire alrededor estaba cargado de una energía densa, difícil de ignorar. Cada paso hacia esa estructura le recordaba que no estaba solo, que las sombras de quienes habían caído allí lo observaban, invisibles pero presentes.
Cuando llegó a la entrada de la fortaleza, lo primero que notó fue el silencio. No había rastro de vida, ni siquiera de las criaturas que habitaban las islas. Las paredes derruidas y los pasillos oscurecidos parecían respirar con una quietud ominosa. Sabía que los rebeldes habían usado este lugar como un refugio hace siglos, pero lo que no sabía era que aún ocultaba secretos que ellos mismos habían dejado atrás.
Explorando el lugar, sus pies lo llevaron a un corredor subterráneo, medio bloqueado por rocas y escombros. Con esfuerzo, apartó lo suficiente para abrirse paso hacia lo que parecía una cámara subterránea. El frío en su interior era más intenso que en el exterior, como si el lugar rechazara cualquier forma de vida. El eco de sus pasos resonaba en el aire viciado, y sus sentidos, siempre alerta, captaron la vibración sutil de la energía mágica que emanaba del sitio.
Al iluminar la cámara con una antorcha improvisada, Reissende descubrió lo que quedaba de una antigua sala de estrategia, tal vez un archivo donde los rebeldes debatieron sus planes más oscuros. Había estanterías caídas, mesas volcadas, y lo que parecían viejos mapas desperdigados por el suelo. En una esquina, semioculto bajo un montón de pergaminos destruidos, encontró un documento que, a simple vista, parecía menos desgastado por el tiempo.
Con cuidado, lo desdobló y comenzó a leer. Era un registro incompleto, escrito por un rebelde cuyo nombre estaba perdido en las sombras del tiempo. Las palabras estaban trazadas con prisa, como si quien lo hubiera escrito temiera ser interrumpido en cualquier momento.
El archivo hablaba de una fuerza latente, contenida en el núcleo de Yggdrasil, referida como "la semilla" en términos que eran vagos pero poderosos. El autor describía cómo los primeros rebeldes creían que si conseguían provocar la floración de esa semilla, desatarían un poder tan grande que rompería los límites del mundo, devolviendo a la humanidad la magia primigenia y liberándola de las reglas impuestas por los dioses. El texto hacía referencia a un tiempo cuando los mundos se unían bajo una sola realidad, antes de que Yggdrasil creara las barreras entre los reinos.
Sin embargo, la mayoría de los rebeldes descartaron estos planes. Al final del documento, el autor se lamentaba de que sus compañeros habían considerado su teoría una fantasía absurda, una idea irracional que jamás se haría realidad. Pero mientras Reissende leía esas últimas líneas, una sensación inquietante se instaló en su pecho.
— ¿Podría ser cierto? —se preguntó en voz baja.
Los rebeldes habrían subestimado el potencial de esa energía, pero todo lo que Reissende había vivido hasta ahora le indicaba que el poder de Yggdrasil, contenido en Kjeragbolten, estaba creciendo de manera descontrolada. La barrera entre las dimensiones, esa frontera invisible que separaba los mundos, parecía más frágil con cada día que pasaba, y el colapso que el rebelde había predicho no estaba tan lejos de la realidad.
Al terminar de leer, sintió una vibración extraña en el suelo. El ambiente cambió, y súbitamente, la cámara subterránea comenzó a mostrarle visiones. Reissende vio sombras de los rebeldes que habían estado allí siglos atrás, discutiendo apasionadamente sobre la semilla. Algunos se burlaban del autor del archivo, riéndose de la idea de que pudieran manipular tal poder. Otros, más callados, observaban con preocupación, quizás entendiendo mejor que nadie lo que estaba en juego.
Las figuras se desvanecían y aparecían, difusas y distorsionadas por el paso del tiempo. Algunas reían, otras gritaban, y una, en particular, señalaba un punto en el mapa que coincidía con Kjerag. Reissende se estremeció al verlo, sintiendo cómo el peso de sus propias dudas y preocupaciones aumentaba. Sabía que el peligro que enfrentaban era más grande de lo que cualquiera hubiera imaginado.
Salió de la visión con un sobresalto, sintiendo que la energía en la sala lo abrumaba. Se apoyó contra la pared, respirando con dificultad. El archivo que los rebeldes habían desechado no era una locura. Algo estaba ocurriendo. Y si ese poder continuaba creciendo, el colapso dimensional que se avecinaba podía ser mucho más devastador de lo que incluso los rebeldes habían anticipado.
Reissende recogió el archivo y lo guardó con cuidado. El viento frío que provenía del exterior de la cámara le recordaba que su tiempo se estaba agotando. Mientras volvía a la superficie, la sensación de peligro inminente lo envolvía como un manto. El poder contenido dentro de Kjeragbolten estaba desbordándose, y si no actuaba pronto, las consecuencias podrían ser catastróficas.
El peso del conocimiento que ahora llevaba consigo lo oprimía, pero también lo impulsaba. Esta revelación lo empujaba más allá de sus propios miedos y dudas. Tenía que detener lo que estaba ocurriendo, aunque eso significara enfrentarse al colapso de la barrera misma.
Salió de la cámara subterránea con el archivo guardado en su bolsa, pero su mente no descansaba. Las palabras del rebelde resonaban una y otra vez en su cabeza, como una advertencia que no podía ignorar. El poder contenido en Kjeragbolten estaba aumentando, eso lo tenía claro. Pero, ¿era solo la energía de la semilla descontrolándose, o había algo más que escapaba a su comprensión?
La sombra... ¿qué tenía que ver con todo esto?
Se detuvo un momento bajo el cielo gris de las Islas Vigrid, mirando las ruinas que lo rodeaban, ahora distorsionadas por la niebla que comenzaba a regresar, lenta y serpenteante. La sombra siempre había estado presente desde que comenzó su búsqueda. La había sentido en Kjerag, en las palabras de la anciana, en los murmullos oscuros de los rebeldes. Incluso en Innerdalen, la sombra le había hablado como si fuera una parte inseparable de este mundo... o tal vez de él mismo.
Reissende cerró los ojos, sintiendo el viento gélido cortarle el rostro, y reflexionó. La sombra le había advertido que el poder que buscaba solo lo acercaría más a ella. Pero, ¿acaso la sombra también se veía afectada por la desestabilización de Kjeragbolten? Tal vez el caos que estaba ocurriendo no era solo una cuestión de energía mágica desbordándose; tal vez había una conexión más profunda entre la sombra y ese poder latente.
—¿Y si la sombra no es solo un testigo? —murmuró para sí, la duda estaba creciendo en su interior—. ¿Qué papel juega en todo esto?
El archivo rebelde no mencionaba a la sombra directamente, pero las visiones que había experimentado y las palabras que había escuchado de esa entidad oscura sugerían que estaba involucrada en algo mucho más grande. ¿Podría ser que la sombra estuviera relacionada de alguna forma con la semilla, como un reflejo oscuro de su poder, o incluso como una consecuencia de la fractura en Yggdrasil?
Por un momento, el recuerdo de la visión en Innerdalen lo invadió. Solveig luchaba con la sombra dentro de Yggdrasil. ¿Estaba la sombra intentando sobrevivir, al igual que el árbol que la contenía? Si el poder dentro de Kjeragbolten colapsaba, ¿significaba eso que la sombra también perdería el control? ¿O, por el contrario, su liberación total estaba ligada a la destrucción de esa barrera?
Reissende se estremeció. Las preguntas parecían multiplicarse en su mente, cada una más perturbadora que la anterior. Y si la sombra no solo era una amenaza, sino también un elemento clave en todo este caos, tal vez intentar contener el poder de Kjeragbolten era un error. Tal vez, sin quererlo, estaba siguiendo un camino que solo liberaría a esa entidad oscura.
Miró hacia el horizonte, donde las aguas oscuras que rodeaban las islas se agitaban como si algo antiguo estuviera despertando bajo su superficie. La sombra había estado en su mente desde el principio, susurrando, observando. ¿Era posible que toda esta situación estuviera ocurriendo precisamente porque la sombra lo había guiado hasta aquí? Tal vez, todo lo que creía saber estaba equivocado.
Con un nudo en el estómago, Reissende supo que no podría avanzar sin respuestas claras. Kjeragbolten era una pieza clave, pero la sombra estaba entrelazada en esta red de misterios de una manera que aún no entendía. Y cada vez que pensaba en ello, una certeza creciente se formaba en su mente: la sombra no era solo un obstáculo, era parte del desenlace. Pero, ¿cómo?
Se ajustó el abrigo y volvió a poner en marcha sus pies, con su mirada más decidida, aunque su mente seguía sumida en un mar de incertidumbre. Necesitaba averiguar más sobre la conexión entre la semilla, el poder de Kjeragbolten, y la sombra. Si no lo hacía, el destino del mundo podría quedar sellado por algo que no comprendía del todo. Y esa idea, más que cualquier otra cosa, era lo que lo aterraba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro