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Sacrificio

Spica fijó su vista en Xotzal y dibujó una sonrisa triunfante. Los caballeros del palacio se pusieron en guardia desde el balcón al verlo allí, pero Spica les hizo señas que se detuvieran, él sabía que al mínimo movimiento Xotzal respondería. Spica se acercó a Tesile y le limpio una de las lágrimas. Ella no quería levantar la vista, pero Spica le levantó el mentón.

—Vamos, te están esperando.

Con un movimiento de cabeza, el joven de ojos morados bajo a Tesile de la columna y la mantuvo arrodillada frente a la escalera mientras Spica se sentaba a su lado viendo burlonamente a Xotzal.

—Hemos sido cuidadosos con ella, queríamos que estuviese presentable para su encuentro. —Xotzal dio un paso adelante y los guardias levantaron sus arcos, él se detuvo al ver a Spica desenvainar su espada y revisar el filo de forma "descuidada" cerca del cuello de Tesile.

—No le hagas daño. — A pesar de estar molesto en su tono de voz se notaba la preocupación, y eso era algo que Spica estaba disfrutando, colocó la mano en su oído y trató de agudizar su audición. Xotzal apretó los puños y tomo aire para calmarse. —Por favor.

—Así me gusta, un heredero bien educado. Bien, si quieres que te devuelva a tu chica tienes que hacer unas cosas por mí, solo así podrás asegurar que no le va a pasar nada. —Spica pasó la mano por el cabello de Tesile y ella intentó apartarse, lo que hizo que Xotzal levantara el puño, Spica negó con el dedo mientras chasqueaba la lengua y Xotzal bajó el brazo que ya empezaba a temblarle.

—¿Qué quieres?

—Nuestra querida rastreadora muy amablemente, consiguió para nosotros un objeto que se creía perdido. —Spica sacó una caja de oro con un gran rubí en la tapa. No era más grande que la palma de su mano y brillaba con la luz del sol. Tesile al reconocer el objeto que ella y Haiyuu habían recuperado negó con la cabeza.

—¡Yo no lo conseguí para ustedes! —Spica le hizo una seña con la cabeza al joven que jaló las cadenas de las manos de Tesile para que guardara silenció, la mueca de dolor que puso hizo que a Xotzal se le acelerará el corazón y lo sintiera en la garganta.

—Como te decía. Este objeto contiene la llave para la reliquia de Kato y la estoy necesitando, pero yo no puedo abrirla. Está cerrada con la energía de la misma reliquia, ¿sabes lo que significa? —al ver la molestia en el rostro de Xotzal, Spica se carcajeó y le arrojó la caja con todas sus fuerzas, Xotzal la agarró antes de que lo golpeara. —tienes que abrirla con tu sangre, si eres el verdadero heredero se abrirá, le demostraras a tu amada que yo no le mentía y te la voy a devolver. Si no llegas a ser el heredero, mi colega aquí acabara con ella y contigo.

La calma que usaba Spica en sus palabras erizaban la piel de Tesile, podía sentir su frialdad y cinismo, Spica le agarró el rostro para que no apartará la vista de Xotzal que sacó una de sus dagas y en un movimiento limpio la paso por la palma de su mano y la guardó mostrándole a Spica que no tenía intención de atacar. Al salir la sangre la dejo caer sobre la caja y ante la mirada expectante de Spica la caja se abrió. La sonrisa de Spica era tan grande que no podía disimularla.

—Lo ves preciosa, que él es la persona que buscamos. — Spica le soltó el rostro y Tesile siguió llorando en silencio. —Te entregaré a la chica, pero tú te vas a quedar conmigo. Te necesito para algo más. —Tesile volteó a ver Spica asustada. —No quieres que a ella le pase algo malo ¿verdad? —Spica le hizo señas a su acompañante que obligó a Tesile a subirse a la barandilla.

—¡Espera! —Xotzal la veía con miedo en su mirada —Me quedaré, solo no le hagas daño. — Xotzal no apartaba la vista de Tesile y de quien la tenía cautiva, sabía la rapidez y fuerza que tenía el joven y cualquier cosa que hiciera enojar a Spica desencadenaría una tragedia para ella.

—Así me gusta. Necesito que dejes todas tus armas en el piso, no queremos un accidente. —Xotzal tomo aire y dejó caer todas las armas que llevaba encima que caían haciendo un ruido metálico contra el piso. Spica esperó que Xotzal terminara y levantara las manos en señal de haber acabado. —Dije todas. —él se quedó en silencio por un momento y al entender a que se refería sacó su cristal y lo arrancó con fuerza.

—¡No lo hagas! —Tesile no le importó el dolor en sus muñecas, no quería que él se apartara de su cristal, conocía las consecuencias que tendría si lo hacía, él se lo había contado hace mucho tiempo. Xotzal la ignoró y arrojó el cristal al piso.

—Que obediente, veo que te han entrenado perfectamente. Bien, la dejare ir, despídanse rápido, no tengo tiempo.

Spica hizo que su compañero soltará las cadenas y empujó a Tesile que rodó por las escaleras ensuciando de sangre cada uno de los escalones. Al llegar al piso Xotzal corrió a ayudarla ante la sonrisa cínica de Spica. Él la ayudó a sentarse y lo primero que hizo fue revisar sus heridas. Tesile seguía llorando y apartó de un manotón las manos de Xotzal.

—¿Qué crees que haces? —Xotzal sintió que le apretaban el corazón con fuerza, le sonrió tratando de esconder la tristeza, mientras ella se limpiaba las lágrimas que no dejaban de salir.

—Lo lamento, olvide que no querías que te tocará. Haiyuu está en las afueras de la ciudad con Yukami y Eris, ve con ellos y ponte a salvo ¿de acuerdo? —Tesile lo interrumpió agarrando con fuerza su camisa y acercándolo a ella.

—¿Qué crees que haces? Si te quitas el cristal y te quedas sin energía... —a Tesile le dolía pronunciar las palabras, —¿Por qué haces esto? Pones en riesgo todo el reino, te pones en riesgo tú, no puedes tocar esa reliquia. Todo por un descuido mío. Yo caí en la trampa y tu debes pagar las consecuencias, eso no me parece justo. ¿para qué viniste por mí? Después de cómo te he tratado estos años no merezco este sacrificio—. ella le soltó el uniforme y pasó los brazos alrededor de su cuello abrazándolo con fuerza.

—No me pidas que te abandone a tu suerte. No importa cuánto me odies, yo siempre voy a cuidarte. Sería capaz de enfrentar a los mismos dioses por ponerte a salvo—. Xotzal dudó un poco, pero colocó la mano en la espalda de Tesile y la abrazo también —Ponte a salvo. Yo estaré bien, ellos son peligrosos, no dejes que hagan una tontería, por favor. —Él la abrazó con los dos brazos cuidando de no ensuciarla con la sangre que salía de su mano. La fuerza con la que le daba el abrazo entristecía a Tesile. —Debo decirte algo importante Tes. —él la soltó y ella se apartó para verlo a los ojos.

—No te despidas por favor. No me digas que esta será la última vez que nos veremos. —Xotzal colocó un dedo sobre los labios de Tesile para que no hablara, la tristeza en su mirada le desgarraba el corazón.

—Me arrepiento de haberte herido Tes —él le acaricio el hombro donde ella tenía la cicatriz — Lo lamento mucho, lo que te dije en Koh en esa misión, era mentira.

Tesile se quedó en silencio, sabía que la herida a la que se refería no era exactamente la de su hombro. Xotzal volvió a sonreírle y una lágrima se le escapo, al verlo de esa forma Tesile sintió el corazón aprisionado con fuerza. Xotzal colocó su mano en el mentón de Tesile y la acercó para darle un beso, que ella correspondió. Tesile deseaba que el tiempo se detuviera en ese instante, sus labios se sentían como una caricia al alma y al mismo tiempo como un puñal al corazón. Sentía el calor de las lágrimas de Xotzal, se estaba despidiendo, entregaba su vida a cambio de la de ella.

Tesile no quería que se separarán, pero Xotzal la obligaba a hacerlo, con una última sonrisa y sin hacer sonido pronuncio las palabras que tanto había anhelado escuchar. Ella lo había leído en sus labios, lo observaba en su mirada, se dibujaba en su sonrisa y se escurría por sus lágrimas un «Te amo» lleno de tristeza, uno que simbolizaba el adiós.

Xotzal se levantó y se apartó de Tesile, con cada escalón que subía renunciaba a su vida, a su felicidad y a su libertad. No quería voltear, no podía hacerlo. Ya le había roto el corazón a Tesile y no quería guardar en su mente la imagen de ella llena de decepción y dolor. La sonrisa de Spica era como una condena que estaba dispuesto a aceptar si con eso lograba salvarla. El sonido del llanto de Tesile le daba la seguridad que estaba haciendo lo correcto, se repetía lo mismo para convencerse de no voltear.

Al llegar al último escalón extendió las manos para que lo aprisionaran, las cadenas se sentían frías, pero no más que las lágrimas que salían en silencio desde su corazón. Spica se regocijaba en su victoria, pero él no podía escucharlo, en su mente repetía una y otra vez los momentos de felicidad que había tenido en la academia junto a Tesile.

El joven jaló las cadenas para que Xotzal caminara. Él lo siguió por inercia. Las únicas palabras que lo sacaron de su ensoñación fueron pronunciadas por Spica, con una frialdad tan intensa que superaba las heladas del reino de Koh.

—No quiero testigos, acaben con ella.

Xotzal se giró al mismo tiempo que el joven colocaba la mano sobre su pecho agotando su energía con tanta rapidez que lo único que alcanzó a ver Xotzal antes de caer desmayado fue a los arqueros soltando las flechas en dirección a Tesile. ¿No había logrado escapar? ¿Habían herido a Tesile? ¿Su sacrificio había sido en vano?

Tres años antes. Reino de Koh

Tesile y Haiyuu caminaban con dificultad gracias a la tormenta que los golpeaba. La nieve le dificultaba a Tesile conseguir un refugio, pero con esfuerzo lo había logrado. Si tenían suerte la nieve dificultaría a los despojos seguirlos y la tormenta desaparecería el rastro de sangre. La cueva les brindo refugio y gracias al fuego de Haiyuu también algo de calefacción.

Haiyuu se dedicó a curar la herida de la pierna de Tesile, que mordía la manga de su uniforme para no gritar de dolor y atraer a los despojos. Ya le había bastado con que la mordieran y haber perdido el objeto en el proceso.

—Deja de culparte por lo sucedido. No sabíamos que había un nido, tuvimos suerte de poder huir. Por ahora debemos esperar a los exterminadores. —Haiyuu termino con el vendaje y se sentó a un lado de Tesile que se aferró a su brazo para poder calentarse.

—Es muy útil tener a un daimon de fuego en este reino.

Haiyuu sonrió y la dejo descansar mientras vigilaba la entrada de la cueva, temía que los despojos entraran y los sorprendieran. Tesile a pesar de tener los ojos cerrados trataba de no dormirse, si lo hacía pondría una carga muy pesada sobre los hombros de Haiyuu. Él se apartó y se puso de pie cubriéndola al escuchar el gruñido de los despojos fuera de la cueva.

Tesile se levantó con dificultad, no iba a dejar a su compañero enfrentar a los despojos él solo. El chillido de uno de ellos los puso en guardia, escucharon como el cuerpo pesado del despojo caía en la nieve cubriendo la entrada de la cueva. El despojo no se movía y un hilo de sangre teñía la nieve. Haiyuu sonrió al ver a Yukami pasar por encima del cuerpo del despojo y se relajó.

Xotzal apartó el cuerpo y entró guardando los guantes dentro de sus bolsillos para ser recibido por un fuerte abrazo de parte de Tesile. Él sonrió y la abrazó también.

—No sabía que los enviarían a ustedes. —Xotzal se dio cuenta de la herida de la pierna de Tesile, ella al darse cuenta le restó importancia. —Haiyuu ya me ayudó con esto.

—Debemos ir al nido y exterminarlo Xotzal.

—Entendido. —él acaricio la cabeza de Tesile y ella se sonrojo.

—Iremos con ustedes, no podemos comprometer el objeto y que termine dañado, ustedes no saben que debemos recuperar. —Haiyuu se cruzó de brazos esperando la respuesta de Yukami que solo asintió.

Los cuatro salieron de la cueva, el frio parecía no afectarle a Yukami que caminaba de primero siguiendo las indicaciones de Haiyuu. Tesile por su parte usaba su energía para mantener la herida controlada. Caminar junto a Xotzal siempre le daba seguridad, desde que lo había conocido estaba dispuesto a ayudarla. Después de graduarse, fueron separados por sus profesiones por lo que se veían muy poco, pero ella disfrutaba los momentos que podían compartir.

En su corazón ella sabía que tenía sentimientos más profundos que solo una amistad. Lo veía de forma diferente, pero no quería arruinar la confianza que él le tenía. Poder tomar su mano o abrazarlo a pesar de ser un exterminador, eran beneficios que no cualquiera podía tener. Ambos tenían un pasado que les dolía y poder compartirlo entre ellos hacía el dolor más llevadero.

Por años había guardado los secretos de Xotzal, y él había guardado los de ella, lo que la había llevado a desarrollar sentimientos más fuertes. No quería arruinarlo, pero deseaba conocer los sentimientos de él.

Los despojos habían hecho su nido en medio de un lago congelado, protegidos por los gruesos bloques de hielo el lugar parecía impenetrable. Para Tesile y Xotzal el lugar les dificultaba usar su elemento. Tesile se sentía perdida por lo que solo podían confiar en el sentido de búsqueda de Haiyuu.

—Haiyuu y yo entraremos a buscar el objeto. Mantén el área limpia. —Xotzal asintió y Yukami posó su vista en Tesile, luego volteó a ver a Haiyuu. —Tú tomas la decisión con tu compañera.

—Que se quede aquí, si la llevamos será una carga. —Tesile se indignó por el comentario de Haiyuu, le iba a reclamar, pero al verlo guiñarle un ojo se sonrojó y se quedó en silencio.

Haiyuu de alguna forma había descifrado lo que Tesile sentía por Xotzal, esa era una forma de apoyarla a pasar tiempo a solas. Tesile entendía que luego tendría que compensarlo, pero por ahora se concentraría en decirle a Xotzal lo que sentía.

En cuanto se quedaron a solas y los despojos empezaron a aparecer Xotzal se ocupó de ellos. No había dejado que se acercaran al nido ni la lastimaran a ella que solo lo admiraba a la distancia. Siempre tenía una sonrisa amable, pero al atacar la seriedad se apoderaba de su rostro. Eso era algo que ella amaba, esa dualidad para mantenerse sereno.

Pasado unos minutos sin que aparecieran los despojos Xotzal se sentó a un lado de Tesile, ella sabía que a pesar de eso se mantenía en alerta por lo que le daba la seguridad para relajarse. Ella se abrazó a sí misma por el frio que estaba sintiendo, sus mejillas se calentaron y su corazón se aceleró al sentir que Xotzal la abrazaba para brindarle calor entre sus brazos.

—Siempre sabes cómo solucionar las cosas. —Tesile se recostó de su pecho y dejo que el olor a té invadiera sus fosas nasales.

—¿Cómo llevas las pesadillas? —ella solo asintió para calmarlo, lo abrazó cerrando los ojos y colocando el oído para escuchar el palpitar del corazón de Xotzal lo abrazó con fuerza.

—Hay algo que quería contarte, pero he tenido miedo de tu reacción. —Xotzal se extrañó y buscó la mirada de Tesile, sorprendiéndose de verla sonrojada. Sin presionarla esperó que ella se sintiera lista para contarle.

Tesile tomó aire para calmar su acelerado corazón y embriagarse con el olor de Xotzal, ella se separó un poco de él y le acaricio el rostro con cariño pasando sus dedos por sus lacios cabellos que caían por su hombro. Sus ojos verdes eran hipnóticos para ella que intentó decir algo, pero las palabras no le salían por el nervio que sentía. Se acercó a él y lentamente, tratando de leer su reacción, busco sus labios con los de ella esperando el rechazo para detenerse.

Contrario a lo que pensaba, Xotzal colocó sus manos en los brazos de Tesile haciéndole cariño mientras aceptaba el beso que ella le brindaba. Ninguno tenía experiencia en lo que hacía y solo dejaban que sus sentimientos los guiara. Ella no supo cuánto tiempo estuvieron unidos por el mismo sentimiento, pero sentía que el corazón se le iba a salir por la boca al sentir el palpitar en su cuello. Sus caricias y el sabor de sus besos eran exactamente como ella lo imaginaba.

Xotzal apretó los brazos de Tesile, que empezó a sentir un poco de dolor, tal vez no se daba cuenta de la fuerza aplicada, pero le estaba empezando a hacer daño. Él la separo, rompiendo el beso entre ambos, su respiración era acelerada y sus mejillas estaban enrojecidas. Él la apartó y se levantó dándole la espalda, Tesile se extrañó sobre todo al ver sus manos temblando.

—¿Estas bien?, ¿te incomodé?, lo lamento si hice algo mal.

—Tes ya basta. —Xotzal la interrumpió con un tono de voz tan serio que Tesile sintió un vuelco en el estómago. —Esto es mejor que no se repita. —la voz de Xotzal se quebró al pronunciar esas palabras, Tesile se levantó para verlo a la cara y disculparse apropiadamente. —Los exterminadores no podemos enamorarnos.

—Entiendo. —Tesile aguantaba las ganas de llorar —Los rastreadores tampoco, pero quería compartir este secreto contigo. Xotzal te amo y si tu sientes lo mismo, te prometo que nadie se va a enterar.

—No, yo no te amo, somos amigos y nada más. Ahora iré a revisar el área.

Sin darle tiempo a contestar Xotzal se marchó dejando a Tesile cabizbaja, muchas veces había pensado en esa respuesta, había imaginado que la rechazaría, pero jamás de aquella forma tan fría y distante. Pensó que si alguien como él la rechazaba seria de una forma más amable. Ella tomó aire conteniendo las lágrimas, esperaría a Haiyuu para poder desahogarse. ¿su amistad con Xotzal se había dañado? No quería tener que pensar en esa posibilidad en ese momento, la única pregunta que golpeaba su cabeza y a la que quería darle respuesta era ¿realmente conocía a Xotzal como ella pensaba?


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