Brebaje Curativo
Tesile no se había movido de la cama de Xotzal desde que había vuelto de su charla con Eris, sentía un vacío en el estómago al no obtener una respuesta que lo pudiese ayudar, solo le quedaba confiar em Haiyuu y que una vez despierto consiguieran la cura para el veneno. Ella acariciaba el rostro de su amigo rogando poder ver de nuevo los ojos verdes que tanto adoraba. El sonido de la puerta la hizo salir de sus pensamientos y ponerse de pie para recibir a Taro. Ella le hizo una reverencia y al levantar la cabeza vio que junto a Taro estaba Haiyuu. Ella no lo dejo terminar de entrar cuando corrió a abrazarlo con tanta fuerza que casi lo arroja al piso, estaba feliz de verlo a salvo.
—Gracias por volver sano y salvo— él sonrió y la abrazó de regreso haciéndole cariño en su espalda.
—Te dije que lo haría, nunca he roto ninguna de las promesas que te hecho Tes, no iba a comenzar hoy. —él sacó de su bolsillo el envase con el brebaje y se lo mostró. —Traje lo que Xotzal necesita, ya vas a poder volver a hablar con él. —Haiyuu le acaricio la cara a Tesile y ella lo abrazó.
Taro tomó el brebaje y lo colocó en una inyectadora. Él había recibido las instrucciones de los jueces para colocar el tratamiento. Tesile había pedido quedarse en la habitación por lo que Haiyuu se quedó con ella, algo que agradeció porque tenía miedo. Ella se aferró al brazo de Haiyuu mientras Taro colocaba a Xotzal de lado exponiendo su espalda. Ver de nuevo la quemadura hizo que Tesile sintiera que le agarraban el corazón con fuerza.
Taro colocó lentamente la inyección. Al finalizar puso la jeringa a un lado y se quedó de pie esperando el efecto. Toda la habitación estaba en silencio a la espera de los resultados. Los minutos se hicieron eternos hasta que un grito desgarrador rompió el silencio. Xotzal se retorcía de dolor aferrándose a la cama y de inmediato Haiyuu abrazó a Tesile que empezó a llorar.
Taro levanto la mano y aunque no se podía ver Haiyuu sabía que Taro había encadenado a Xotzal, ya que sus brazos y piernas luchaban contra unos amarres invisibles. Taro había tomado esa decisión al ver que Xotzal intentaba hacerse daño a sí mismo para arrancarse lo que tanto dolor le causaba.
Los siguientes minutos fueron una tortura, escuchar a Xotzal gritar de dolor les hacía dimensionar cuanto podía estar doliéndole. Taro parecía no afectado por lo que veía, sin embargo, Tesile no dejaba de temblar y llorar. Haiyuu se repetía una y otra vez que debía ser fuerte por ella, pero verlo de esa forma le daba una mala sensación en el cuerpo.
Poco a poco el ruido fue disminuyendo hasta que Xotzal se quedó en silenció, había recuperado color en la piel, su respiración empezaba a hacerse más calmada, pero de nuevo estaba dormido. Los dedos los tenía rojos de tanto arañar la cama, pero gracias a Taro no había recibido un daño mayor. Tesile se asomó de reojo con los ojos llenos de lágrimas.
—Puedes estar tranquilo, el esfuerzo que hiciste por ir a una misión en tu estado de salud dio frutos, Haiyuu. Está mejorando, solo que está agotado, su energía comienza a aumentar lentamente.
Escuchar esas palabras les daba tranquilidad a los dos. Tesile lo veía de reojo. Taro le hizo señas para que se acercaran. Haiyuu esperó que Tesile decidiera soltarlo e ir a su encuentro. En cuanto estuvo a su lado le agarró la mano y la diferencia de temperatura le dio tranquilidad. Haiyuu se cruzó de brazos y se apartó para darle privacidad a su amiga. Él se acercó a Taro manteniendo la distancia por respeto.
—Maestro, ¿Qué sucedió con Yukami? —Haiyuu se había dado cuenta desde que había entrado en la habitación que Yukami ya no estaba. Tesile volteó a verlo y luego a Taro que dejo salir un gran suspiro.
—¿No planeas descansar Haiyuu? —él negó y se le quedó viendo a su maestro en búsqueda de una respuesta. —Tesile quédate con Xotzal, no le entregues el cristal hasta que yo lo indique. Haiyuu acompáñame.
Esas palabras preocuparon a Haiyuu que salió detrás de su maestro a toda prisa. Tesile por su parte no se movió del lugar, tenía esperanza de que Xotzal despertará, había tanto que quería decirle, que quería preguntarle. Ella se sentó en una silla a un lado de la cama y le hizo cariño en la cara esperando el momento en que por fin pudiese sentir seguridad de que Xotzal estaba fuera de peligro.
Sin importar el tiempo, Tesile se quedó a su lado tomando su mano, podía sentir la energía de Xotzal aumentar y cada vez que revisaba el cristal que colgaba de su pecho notaba la diferencia. Con pesadez Xotzal abrió los ojos lentamente, claramente confundido. Se sujetó la cabeza y observó el lugar tratando de ubicarse, al sentir que le tocaban la cara se apartó enseguida sentándose de golpe y levantando su puño para defenderse. La mirada impresionada de Tesile lo calmó y dejó caer su cuerpo a la cama.
—Lo lamento—. Xotzal carraspeó por la resequedad de su garganta —Pensé que eras otra persona.
—Eris, pensaste que era Eris. —él la vio a los ojos y al notar la tristeza en su mirada asintió. —Ya estas a salvo, estas en la academia. En el área de los limpiadores resguardado por el maestro Taro, él fue quien me dejo venir a verte. —Tesile se quedó en silencio al darse cuenta que Xotzal la veía con una sonrisa en su rostro y con una mirada llena de ternura.
—Estas bien, me alegra tanto. —él levantó su mano por inercia para tocarle la cara y se detuvo antes de hacerlo. —Lo lamento, olvide que no quieres que te toque. — Antes de que la retirara Tesile la agarró y recostó su rostro de ella, cerró los ojos y dejó que la sensación del contacto con su piel la regocijara. No pudo contener una lágrima, se sentía feliz de verlo despierto, de poder escuchar su voz, de ver sus ojos amables y de sentir el calor de su piel. —Has estado llorando, ¿Haiyuu está bien?
Tesile asintió y se recostó de su pecho, había pensado en todo lo que quería decirle al despertar, pero lo había olvidado todo. Las preguntas habían perdido importancia, en ese momento lo único relevante era verlo a salvo. Sin entender que ocurría Xotzal acaricio el cabello de Tesile mientras ella lloraba sobre él.
—Tenía miedo de perderte, de que no despertaras más. —la voz se le quebró a Tesile y prefirió ahorrarse las palabras.
Ambos se quedaron en silencio, cada uno disfrutando del calor del otro, por lo menos por un instante querían alejarse de la realidad. Xotzal acariciaba los cabellos de Tesile con tanta delicadeza como si en algún momento estos se fuesen a romper en sus dedos. Tesile dejaba que el sonido del corazón de su amado la adormeciera con un ritmo apacible, escuchar que poco a poco retomaba su ritmo habitual la tranquilizaba, le daba fe de tenerlo a su lado por más tiempo. La realidad la golpeó de frente con un pensamiento, ¿Cuánto tiempo le permitirían estar con él? Enfrentándose a lo que más temía Tesile se levantó rompiendo aquella mágica ensoñación.
—Lo que hiciste en el reino de Kato, —al notar la voz de Tesile apagada Xotzal quiso interrumpirla, pero ella lo detuvo. —Te lo agradezco. Gracias al maestro Taro ahora puedo entender tus razones, tus decisiones y tus respuestas. —Ella tomó aire dispuesta a no seguir llorando. —Entiendo que no pudieras decírmelo, y solo quiero pedirte perdón. —Xotzal se extrañó al escucharla. —Fui una amiga egoísta, y no me detuve a pensar ni por un instante como lo estabas pasando tu y te traté de forma cruel mostrando nada más que mi desinterés. — Xotzal se sentó con una mueca de dolor en su rostro.
—Tes no es tu culpa.
—A pesar de todo, —Tesile continuó, evitando que Xotzal la interrumpiera. —cada vez que nos veíamos siempre me trataste amable y me cuidabas, aunque recibieras mi desprecio. —ella bajó la cabeza —pido perdón por mi comportamiento. —Xotzal le agarró la mano y al sentirlo Tesile continuó, quería decir todo sin ser interrumpida. —Quiero que sepas que, si me perdonas, cuentas conmigo como rastreadora y como amiga, incluso si no me perdonas, estaré allí para ti. — Ella levantó la cabeza y le sonrió aguantando las lágrimas. —No tienes que preocuparte por mis sentimientos, agradezco los tuyos y comprendo tus razones para alejarte de mí. —Xotzal la interrumpió al jalarla de la mano hacia él y abrazarla.
—Tes, yo no quiero hacerte daño.
—Lo sé. —Ella se separó de él y tomó aire para no llorar. —Yo solo quiero que todo vuelva a ser como antes.
—Tes, yo... —Su conversación se vio interrumpida cuando escucharon la puerta abrirse, ambos observaron a Taro que estaba de pie en el umbral.
—Lamento interrumpirlos. Tesile, dispuse de una habitación al final del pasillo para que tú y Haiyuu descansen. —Ella asintió y se alejó de Xotzal que intentó agarrarle la mano, pero ella la apartó. —¿Nos permites un poco de tiempo? Hay algo que necesito hablar con Xotzal.
Tesile le hizo una reverencia a Taro, vio a Xotzal de reojo, le hizo una reverencia y se marchó sin verlo a los ojos. Taro se dio cuenta que ella lloraba cuando paso a su lado, él observó como ella se marchaba al lugar que le había indicado. Cerró la puerta tras de sí y se sentó en la cama de Xotzal.
—No quería interrumpir su charla. —Xotzal tenía la cabeza agachada y solo asintió. Taro se quedó en silencio observando a Xotzal, después de darle un tiempo para organizar sus ideas rompió el silencio con una voz apacible. —¿Cómo te sientes?
—El cuerpo me duele un poco.
—El efecto del veneno del devorador sigue en tu sangre, debemos solucionar eso antes de que tengas efectos adversos. —Xotzal asintió y se quedó viendo sus manos. —Necesito que hables con Eris. —él levanto la cabeza de inmediato viendo incrédulo a Taro.
—¿Yo? ¿Por qué?
—Por lo que sabemos, desarrolló sentimientos por ti. —Taro se acomodó en la cama cruzando las piernas — los devoradores son seres que se dejan llevar al extremo por sus emociones y sentimientos. Carecen de la parte racional que las dosifica. Ella no va a hablar con ninguno de nosotros, pero quizás por el amor que te tiene pueda entregarte información relevante. —Xotzal se quedó pensando en los últimos momentos que había visto a Eris. Finalmente rompió el silencio mientras apretaba la sabana de la cama.
—¿Qué necesita que hable con ella? —Taro seleccionó bien las palabras.
—Hemos confirmado que es un devorador, eso es algo que tú ya tienes presente. Cualquier información sobre Armay o sus seguidores nos puede ayudar, además obtuvimos una información que quiero que certifiques: ella está involucrada con la destrucción de Scientia.
Xotzal se quedó en silencio, hasta ese momento nadie sabía de la desaparición de la ciudad de Scientia, donde vivían los sabios. Taro le explicó los detalles a Xotzal y le comunicó el estado de salud de Yukami. La razón por la que necesitaban información no era solo para quitar el veneno de la sangre de Xotzal sino para despertar a Yukami y certificar la información que el joven de ojos morados les había dado.
Xotzal estaba preocupado por Yukami, no esperaba que alguien como él estuviese en peligro. La culpa se apoderó de él, la única persona a la que le había contado de su linaje fue a Yukami, y era una persona que lo había apoyado desde siempre y gracias a que lo estaban buscando a él muchos de sus amigos habían corrido peligro.
Xotzal no lo dudó y aceptó visitar a Eris, todavía tenía presente lo que había ocurrido y las palabras que le había dicho, pero si podía sacarle información que fuese útil no dudaría en hacerlo. Taro lo llevó por los mismos pasillos que Tesile había recorrido. Sentía su cuerpo entumecido y con un poco de dolor. Trataba de no pensar en Tesile para cumplir con la solicitud de su maestro. Al llegar a las celdas, Taro le señaló la de Eris, les dio espacio para que ella no notara su presencia, pero estaba vigilando cada uno de sus movimientos.
Xotzal se detuvo frente a la celda de Eris y sintió un vuelco en el estómago al verla como la tenían apresada. Agradecía la protección que había entre ambos, a pesar de ser exterminador, en ese momento no se sentía capaz de atacar, su cuerpo no le respondía como siempre. Sin levantar la vista y con una voz llena de ira ella le hablo.
—No quiero hablar contigo maldita rastreadora, deja de usar la energía de Xotzal para convencerme de hablar. —Xotzal se sorprendió de escucharla, tomó aire y con calma le respondió.
—Hola Eris. —Ella levantó la cabeza al escuchar la voz de Xotzal y sus ojos se iluminaron.
—¡Xotzal! —ella intentó levantarse y sus piernas empezaron a sangrar.
—¡Espera! No te hagas daño, por favor. —Ella se detuvo y asintió sonrojándose de inmediato.
—¿Estas preocupado por mí? — Xotzal asintió un poco dudoso, no quería hacerla enojar antes de obtener la información necesaria. —Me mintieron, dijeron que yo te había hecho daño, Xotzal tú sabes que jamás haría algo así.
—Eris, yo entiendo que te obligaron, sé que hay alguien culpable de todo esto y quiero sacarte de aquí, pero para hacerlo tienes que decirme ¿Qué sucedió? —Eris lo veía fijamente a los ojos buscando alguna señal de engaño, él se arrodilló frente a la celda y le sonrió, se sentía muy mal, pero no podía dejar que ella lo viera.
—¿Estas bien? —él dudó un momento y negó, apelando a su sensibilidad —¿Es el veneno que te puse? ¿te quitaron el efecto del bloqueador? —él asintió y ella se preocupó tratando de soltarse. —Tengo que hacer algo por ti, no quiero ser la causa de tu dolor, no me odies. —ella dejo salir algunas lágrimas. —tienes que dejar que te bese. —ella se sonrojó más y bajó la vista. —es por mi saliva, eso contrarrestará el veneno, no tengo intenciones ocultas.
—Lo sé, pero no me dejan entrar para estar a tu lado, creen que eres culpable Eris, si no logró convencerlos de lo contario...
—No van a dejar que estemos juntos.
Ella siguió luchando con los amarres y empezó a llorar, Xotzal no sabía cómo sentirse, no le gustaba verla llorar porque hasta el momento de conocer la verdad la consideraba una compañera y se ganó su afecto, pero sabía que estaba mintiendo, que le escondía un gran secreto y no se sentía capacitado para hacerla hablar sin herir sus sentimientos o mentirle. Eso era trabajo de los cazadores, estaban acostumbrados a mentir, pero él no.
Xotzal se sentía mareado, recuperaba energía lentamente, pero no tenía la fuerza para mantenerse de pie, además su conversación con Tesile lo había dejado perdido en sus pensamientos y le costaba concentrarse. No se sentía cómodo fingiendo amabilidad para que Eris le diera información, ya era bastante tener la sangre fría para las exterminaciones. La voz de Eris lo sacó de sus pensamientos.
—Mi verdadero nombre es Merak. —Xotzal prestó atención y se dio cuenta que ella observaba el piso con las mejillas sonrojadas. —Eris es un nombre que debí inventar en cuanto llegué a la academia. Se supone que me comería a mi última víctima, pero se niega a morir y causó estragos en mi mente, por lo que no te mentí cuando dije que no recordaba nada. —Eris hizo una pausa y tomó aire nuevamente. —Mi misión además de absorber los recuerdos de la sabia que devore era descubrir en qué momento el agua de la cascada estaba presente en tu sangre. — ella levantó la vista y lo vio de una forma que hizo que Xotzal se sintiera más incómodo que antes, era una mezcla de deseo y locura. —el amor que nos tenemos me dio la fuerza para recordar todo y silenciar de una vez a esa chiquilla. Me obligaron, ¿me crees verdad?
—T-te creo. —Xotzal tartamudeo un poco. —para sacarte debes decirme a quien debemos buscar para que no te culpen, Eris, —Xotzal hizo una pausa esperando que su pregunta no explotara la ira de Eris. —¿Sabes quién es Armay?
Ella se quedó en silencio observándolo, detallaba cada parte de su cuerpo, buscaba alguna mentira en su voz, en su lenguaje corporal. Xotzal se colocó la mano en la cabeza, le dolía, escuchaba un pitido en sus oídos, no tenía las fuerzas para continuar, pero debía aguantar. Eris con la voz quebrada le respondió.
—No puedo decirte, ella se va a enterar, puede saber si lo digo.
—¿Armay es mujer? ¿Quién es? —Eris negó con la cabeza.
—Ella me vigila desde que llegue, no me va a dejar decirte. —Xotzal trató de acercarse lo más que la energía de la celda se lo permitió, los ojos verdes de Xotzal encantaban a Eris que se relamía y se sonrojaba más. —Xotzal, debes tener cuidado, no quiero que ella te haga daño, ella es...
Eris se quedó en silencio, parecía que se estaba ahogando, en su mirada se notaba el terror, el aire no pasaba por su garganta. Espuma blanca empezó a salir por su boca hasta ahogarla. Xotzal llamó al maestro Taro de inmediato que llegó con prisa abriendo la celda acercándose a ella. después de comprobar su pulso levantó la mano y los amarres que tenía en la espalda se soltaron. Eris cayó y la espuma ensució el piso.
—Alguien la extermino desde adentro. —Taro apretó la mano y se giró hacia Xotzal que veía todo lleno de impresión. —Te llevare de regreso a la habitación, yo debo ocuparme de algo.
Taro llevó a Xotzal en su espalda hasta la habitación, a pesar de ser más bajo que él, el peso no parecía un inconveniente. Xotzal se quedó sumido en sus pensamientos, a pesar de haber exterminado a varias personas jamás había visto algo como lo que le ocurrió a Eris, esa imagen lo perturbaba.
Trataba de repasar todo lo que había pasado, si algún detalle se le había pasado por alto. Ellos conocían de su relación con Tesile, pero solo Yukami lo sabía, al igual que su linaje. No quería dudar de Yukami, era su amigo y no sería capaz de hacerle daño. Algo se le debía estar escapando. Pensar en ello le daba dolor de cabeza, no tenía fuerzas para ahogarse en sus pensamientos, se recostó de la cama y por inercia trató de agarrar su cristal para comprobar el estado de su energía, algo que hacía muy seguido debido a su maldición. En ese momento se dio cuenta que desde que lo había abandonado en Kato no lo había recuperado, eso era un gran problema. No le dio tiempo de pensar en eso, ya que el sonido de la puerta interrumpió sus pensamientos. Haiyuu entró cerrando la puerta tras de sí.
Ambos cruzaron miradas, Xotzal podía notar aún los golpes que le quedaban a pesar de haber sido atendido, la hinchazón de su ojo había desaparecido, mas no el hematoma. Haiyuu se detuvo a un lado de la cama de Xotzal y se cruzó de brazos. Xotzal se sentía intimidado de alguna forma, sabía que a pesar de tener poca energía él era más fuerte, pero de alguna forma Haiyuu siempre lograba intimidarlo con su mirada, sentía que juzgaba hasta su más mínimo movimiento.
—Xotzal.
—Haiyuu. — este entrecerró los ojos analizando a Xotzal. Ambos parecían tensos, desde el incidente de exterminación las conversaciones entre ambos eran hostiles, sobre todo de parte de Haiyuu. Xotzal quiso romper la tensión y con amabilidad formulo su pregunta. —¿Cómo estás? —solo obtuvo silencio como respuesta por lo que cambio de estrategia. —Te agradezco lo del brebaje y que fueses al castillo a buscarme. El maestro Taro me contó todo lo ocurrido.
—No lo hice por ti.
—Fue por Tes. —Xotzal lo interrumpió. —Lo sé. —el silencio se apoderó de nuevo de la habitación ¿qué quería decirle Haiyuu? Por alguna razón había decidido ir hasta allí, Xotzal podía notar en su mirad como luchaba por buscar palabras amables o adecuadas. Finalmente, Haiyuu suspiró y sacó de dudas a Xotzal.
—Dejemos de dar vueltas. ¿Cuándo vas a dejar de ser un cobarde? —Xotzal no entendía a que se refería y ladeo un poco la cabeza. —No te hagas el que no sabe a qué me refiero, hablo de Tes. ¿no te cansas de hacerla llorar? —Xotzal sospechaba que su última conversación la había dejado mal, pero confirmar que ella había llorado de nuevo por su culpa le estrujaba el corazón. —¿vas a seguir usando tu maldición como excusa para alejarte de ella?
—No quiero hacerle daño, sabes lo que podría pasar si paso mucho tiempo junto a ella de forma cercana.
—¿Es que no sabes contener tu lujuria? ¿no tienes la fuerza para protegerla de ti? ¿tan débil eres? ¿el amor que sientes por ella es tan poca cosa?
Las preguntas de Haiyuu calaban en su mente y en su corazón, claro que amaba a Tesile, más que a su propia vida, pero estar con ella significaba que en algún momento el control que tenía sobre su cuerpo, que le había enseñado los daimones, no serviría para mucho y terminaría lastimándola y haciendo cosas de las que podría arrepentirse al tener que obligarla, eso era algo que Haiyuu no parecía comprender.
—Esta es mi forma de protegerla.
Haiyuu se molestó con su respuesta y lo agarró del uniforme para alzarlo, aunque tenía baja la energía Xotzal le agarró la muñeca, aunque no evitó que Haiyuu lo sostuviera. Su mirada molesta estaba justificada, Xotzal sabia todo el aprecio y cariño que Haiyuu le tenía a Tesile.
—No voy a dejar a Tes en tus manos mientras sigas siendo un cobarde. Si no puedes protegerla te la voy a quitar, porque yo sí estoy dispuesto a protegerla, incluso de ti.
Xotzal vio a Haiyuu a los ojos, sabía que no le mentía. Podía notar que el cariño que él profesaba por Tesile iba más allá de una simple amistad. Respetaba sus sentimientos y de alguna forma sentía que Haiyuu la merecía más que él. Después de todo lo único que había hecho era herirla una y otra vez. Xotzal soltó la mano de Haiyuu y bajo la mirada.
—Haces bien. —dijo con una voz apenas audible y una sonrisa llena de dolor y decepción.
Haiyuu frunció el entrecejo y sintió su sangre arder, apretó el puño y con el riesgo de ser detenido golpeo con fuerza la cara de Xotzal que recibió el golpe y apartó su mirada. Haiyuu lo alzó un poco más acercándolo a su rostro, con la mandíbula tensa descargó su ira.
—Deja de hacer eso de una vez por todas, deja de poner esa sonrisa que intenta esconder todo el dolor que tienes por dentro. Lo único que haces es sentir lastima por ti mismo. ¿alguna vez en tu vida has hecho algo para tu beneficio? ¿has tomado una decisión que te haga feliz? O ¿solo has vivido complaciendo a los demás? Hablas de que quieres proteger a Tes alejándola, ¿qué hay de ti? ¿Qué es lo que quieres para ti?
—Eso no importa Haiyuu. —Haiyuu lo soltó y se cubrió la cara gritando de frustración.
—Por una vez en tu vida actúa de forma egoísta. Has lo correcto por ti, arriésgate en hacer algo que te de felicidad entre tanta miseria. La vida de los daimones es difícil Xotzal, no eres el único que la ha pasado mal. —Xotzal levantó la vista viendo a Haiyuu sorprendido, este tenía los puños cerrados. — ¿No puedes vivir con las consecuencias de la felicidad? Tienes una última oportunidad Xotzal, no te daré más tiempo.
Haiyuu se fue a la puerta con paso firme, Xotzal podía sentir el fuego en su energía, Haiyuu realmente estaba molesto. Xotzal lo vio marcharse hasta la puerta y detenerse en ella cuando agarró el pomo. Volvió a verlo y relajo la mirada.
—Xotzal, demuéstrame que no tome la decisión equivocada al apartarme del camino.
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