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Despedida

Han pasado diecisiete años desde que subí al trono de Egipto. Tengo treinta y cinco años y a pesar de tener mi propia familia aún pienso en mi padre.
Mi madre, ha sido la mujer más fuerte que he conocido, me enseñó a como gobernar a Egipto tal y como me habría enseñado el faraón Atem. Cuando me casé con mi esposa, la reina Yusahara mi madre rompió en llanto ya que recordo el día en que tomo como esposo a mi padre. Para ser sincero, el día de mi boda fue el momento más emotivo de toda mi vida, ya que por alguna razón todos en el palacio recordamos al faraón que sello su alma para salvar a la humanidad.
Mi hermana Anuket tiene treinta y tres años y vive felizmente casada con Alexandrite, el actual guardián del cetro milenario. Ambos tienen un hijo de ocho años llamado Mahonri, mientras que yo tengo a una hermosa hija de doce años llamada Horus, en honor al dios egipcio que me ha dado la oportunidad de ayudar a mi padre en el futuro.
La sacerdotisa Mana, tiene la misma edad que tendría mi padre, cincuenta y tres años, sin embargo a pesar de su edad aún sigue siendo la guardián de la sortija milenaria. Mi madre se ha vuelto muy sabía y poderosa, al grado de que su Ka ha evolucionado por así llamarlo, aunque lamentablemente cuando su alma viaje a la época en la que mi padre será liberado se presentará como la Maga oscura.
Según lo que me ha dicho el dios Horus, el alma de mi padre aparentará la edad a la que sello su alma, es decir dieciséis años, aunque literalmente su alma tendra tres mil años aproximadamente, sin embargo hay algo muy curioso en la profecía, según Horus tengo que lograr armar el rompecabezas milenario a los catorce años, edad que tenía cuando mi padre abandono su cuerpo para siempre. Al inició no entendía porque mi padre sería liberado cuando mi reencarnación tuviera catorce año, hasta que mi madre me dio la siguiente respuesta, "es porque a los catorce años, casi quince fue cuando más necesitaste la guía del faraón Atem".
Hace algunos días fui al templo de neftis a pedir por mi salud ya que últimamente me ha dolido el corazón. En dicho lugar tuve una revelación sobre mi futuro, en donde pude ver que moriré a causa de un infarto, y que al morir renaceré tres mil años después con el nombre de Yugi Muto, o algo así entendí. En mi visión, pude ver mi futuro cuerpo, el cual en verdad es muy similar al cuerpo de mi padre.

Para ser sincero, le tengo un poco de miedo a lo que vendra. No recordaré nada sobre mi vida, es más, ni siquiera tendré la noción de que tuve una hermosa familia, pero esos son las sacrificios que debo aceptar para poder ayudar a mi padre en su misión.
Me encuentro en la sala del trono recordando los días que pasé con el faraón Atem. Recuerdo cuando a mis diez años mi papá me enseñó a jugar duelo de espíritus, el era bueno, excelente diría yo, de hecho ahora que lo pienso, creo que me será difícil vencerlo para que su alma pueda descansar.

-Abidos, ¿te encuentras bien? Desde que fuiste al templo de Neftis te he notado distraido -interrumpio mi hermana mis pensamientos al posarse a lado mío.

-Tal vez muera en muy poco tiempo, así que prepárate para asumir el tronó de Egipto, por lo menos hasta que Horus tenga edad para dirigir Egipto -dije mientras apoyaba mi cabeza en el respaldo de mi asiento.

-¡¡Qué!! ¿Cómo que morirás? -exclamó Anuket alterada y preocupada.

-En el templo tuve una gran revelación sobre mi futuro en esta época y sobre mi futuro como el alterego de nuestro padre.

-Espera un momento, ¿A qué te refieres con las palabras "tu futuro como alterego de nuestro padre"? -suspire ya que no sabía cómo decirle a mi hermana lo sucedido con Horus, así simplemente lanzó la información.

-Soy el alma que ayudará al faraón anónimo a vencer la oscuridad en el futuro, en pocas palabras soy la persona que compartirá cuerpo con su alma.

-¡¡Qué!! ¿Cómo es que sucedió eso?

-Horus me eligió para ser parte de la profecía, eso es todo. -En realidad yo se lo pedí a Horus, pero no quiero darle explicaciones a mi hermana sobre mis decisiones.

-Vaya, así que después de todo podrás estar cerca de nuestros padres, aunque será peligroso lo que te depara -dijó un poco triste, ya que de alguna forma ella también hubiera querido ayudar a nuestro padre. -Con respecto a tu enfermedad, ¿No hay alguien en el reino que pueda ayudarte? Es que... no quiero perderte.

Estaba triste, en verdad me aprecía, sin en cambio no puedo hacer nada para evitar mi muerte. La verdad es que a pesar de mi deseo de ayudar a mi padre, también me encantaría pasar más tiempo con mi esposa y mi hija sin embargo, solo me queda disfrutar el poco tiempo con mi familia antes de partir.
Abrazo a mi hermana con ternura para tratar de ayudarla a digerir la información, cosa que no ayudo de mucho ya que ambos comenzamos a llorar. Mi madre quien iba pasando por el lugar, al ver nuestra escena se unió a nuestro abrazo para finalmente darnos un tierno beso en la frente y decirnos lo dichosa que era al tenernos como hijos.
Al parecer ella no sabe sobre mi muerte, o tal vez si pero se mantiene fuerte ya que sabe que es necesario para que se cumpla la profecía, debido a que es la única a la que le he contado sobre mis charlas con el dios Horus.
Cuando le conté a mi mamá que sería parte de la profecía se puso feliz, pero también triste ya que al dar por finalizada la misión de mi padre mi alma permanecerá en la tierra, cosa que impedirá que estemos todos juntos por un tiempo, sin embargo, ella a prometido cuidar de mi como la Maga oscura hasta que cumpla mi segundo ciclo de vida.

-Mamá, yo.... Yo voy a.... -dije tartamueante ya que no se cómo lo tomará mi amada madre.

-Lo se, y no te preocupes, en tanto tenga vida educare a mi nieta para que llegue a ser una gran líder -respondió con lágrimas en los ojos, pero firme y segura.

-Gracias mamá -Agradecí mientras la abrazaba. -Anuket, confío en ti y sé que guiaras a Egipto mucho mejor que yo sin embargo, te suplicó que gobiernes Egipto hasta que Horus cumpla los dieciocho años, no quisiera que perdiera su infancia tan pronto -dije al momento de tomar a mi hermana de los hombros para que fijará su vista en mí.

-De acuerdo hermanito, haré lo que me pides -respondió Anuket mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos.

Un año después...

Estoy dormido a lado de mi bella esposa, hasta que de pronto un dolor insoportable invade mi pecho. Quiero gritar pero no quiero preocupar a mi familia sin embargo, comienzo a quejarme ya que en verdad siento que en cualquier momento podría quebrarme. Yusahara al escuchar mis quejidos se levanta de golpe para tratar de ayudarme, pero es imposible que pueda hacerlo ya que es parte de mi destino el morir de esta manera.
Comienzo a gritar ya que con cada respiración que doy siento un millón de agujas atravesar mi corazón. Me empieza a faltar el aire, es más, mi vista comienza a tornarse borrosa. Tomo la mano de mi amada esposa, la cual aprieto con fuerza, pero al parecer es lo último que hago ya que en segundos la vida escapa de mi cuerpo.

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Holiiiii a todos, bueno espero esté capítulo haya sido de su agrado, a partir de este capítulo comenzamos con la vida de Yugi Muto, así que no se pierdan el siguiente capítulo 😉
Un saludo muy especial a todos mis lectores, en especial a:
Sheblunar
DannakawaiiYGO
Milan_Kena
MonseSotoRuiz
Florecitacruz
Daico18
user75747366
user08807569
PaulaHormazabal9
MattiMurdok17
Karelover15
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elizabetfrost
ManaWYsalm
YamilexSantana8
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Monserrat_Muto
AbigailBajaa
LadyCan45
YamiHalaki quién lee mis historias por Facebook.

Nos vemos en el próximo capítulo, sayonara XD

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