Elegir Un Bando
Los hermanos luego del reencuentro, no podían dejar de reírse y mirarse como cómplices. A Kayle no parecía afectarle el echo de que Sary estuviese repleta de sangre. Todo lo contrario, parecía agradecido de que su hermana le hubiese salvado la vida. A la sala se suman varios personajes, todos de rostro cubierto y formando un circulo alrededor de la pareja de hermanos que no paraban de juguetear y buscar escusas para seguir riendo.
En la mente de Kayle aparecían pensamientos intrusivos, pero eran momentáneos. Parecía preocuparse por las circunstancias en que se encontraba, repleto de desconocidos que habían estado con su pequeña hermana y sin olvidar los sucesos pasados de la masacre en la calle de su casa. Pero la sensación de tener a su hermana sana y salva lo calmaba de una manera que parecía bajarle el perfil a todo lo demas.
— ya es mucho, ¿no creen? — dijo la chica rubia, que se ponía de pie mientras miraba a uno de los encapuchados, el cual parecía haber quedado al mando luego que la chica rubia se va.
— Entonces, deberíamos ya iniciar la misión. No hay tiempo para explicaciones, ustedes a su momento sabrán que hacer. — Dijo el encapuchado que había quedado al mando. — Nos dirigimos a la comisaria, y será mejor que tu nos metas allí Kayle, solo eso deberas hacer.
Sin vacilaciones y sin decir una sola palabra, Kayle toma de la mano a Sary y salen de la habitación y posteriormente de la casa, eran altas horas de la noche por lo que la pequeña no iba a verse afectada por la luz del día, que no tardaba en aparecer. A las afueras hay una camioneta negra, de vidrios polarizados esperando. Ambos reciben la instrucción de subir y asi lo hicieron. Aumentaron los pensamientos de duda, Kayle dudaba respecto a los planes de esos sujetos encapuchados pero nuevamente la calma se sumergía en su mente, al ver a su hermana y sentirla cerca pareciese ser lo único que necesitaba.
Esa fue la tónica del viaje, los hermanos tomados de la mano en el centro del coche, estando rodeados de desconocidos encapuchados que parecían no estar sorprendidos por ver esa escena, de dos hermanos tomándose con tanta naturalidad los hechos que acontecieron momentos antes. Todo eso era parte del plan y marchaba de buena manera.
Cuando llegaron a la comisaria, uno de los encapuchados ve directamente a Kayle, como si quisiera comenzar a darle instrucciones, pero el joven se detuvo en seco y soltó la mano de su hermana.
— Estoy listo, se lo que debo hacer. — dijo Kayle con un tono y una seguridad que congelo el tiempo por unos segundos y nadie dijo nada ni se movió un solo centímetro. — Solo deben esperar mi señal, esperen estacionados frente a la entrada a la comisaria.
Luego de terminar esta frase y tomar un aire rapido y profundo, Kayle baja del auto sin recibir ningún tipo de retroalimentación respecto a sus instrucciones, pero el ambiente era calmo asi que seguramente iban todos a hacer lo que el dictase.
Se podía observar a un joven inexperto pero sin temor frente a las puertas de la comisaria, como pensando en cual debiese ser su siguiente paso y si estaba seguro o no de darlo. Pero la calma abundaba en su ser, las ideas paseaban claramente y solo el debía escoger cual era la correcta.
Como si se detuviese a tomar la decisión respecto a sus siguientes actos, se detiene solo un segundo para posteriormente cruzar las puertas de la comisaria. Apenas cruzar la puerta se topa frente a frente con 2 policías que le sonríen al verle.
— Buenos dias joven Kayle, no esperábamos visitas en estos momentos. — Dijo uno de los policías con tono serio. — estamos en medio de un caso y todos estamos muy ocupados.
— Claro eso lo sabia, pero el Padre de Fran me ha convocado de manera urgente. — Dijo Kayle totalmente calmado pero apresurando la situación haciendo gestos con sus manos. — Si quieren pueden llamarle pero seguramente lo interrumpan y ya sabrán ustedes lo que podría suceder luego.
Los policías se miraron mutuamente y sin dudarlo se hicieron a un lado dejando al joven pasar entre ellos. Pasada esta primera barrera, Kayle se enfrentaba a un largo pasillo lleno de puertas de oficinas pero ninguna de estas le hizo despistarse, el conocía a la perfección esa comisaria y su único destino era la escalera al final del pasillo.
Pero se detuvo en la ultima puerta antes de llegar a la escalera, la cruzó de manera apresurada y frente a la mirada de varios policías que lo miraban atónitos se dispuso a maniobrar unos botones de la mesa de control para abrir la puerta a una camioneta totalmente oscura para que entrase a la comisaria. Kayle solo miró fijamente a varios de los policías asintiendo con la cabeza, mientras recibía la misma respuesta de ellos. Finalmente salió de esa habitación y a momentos quiso gritar por toda la presión que sentía en su interior, pero nuevamente la calma se apodero de si y comenzó su descenso por la escalera.
Al llegar al piso mas bajo, Kayle se sorprendio porque no parecía haber mucho movimiento, solo una luz parpadeante que le hizo voltear inmediatamente hacia su derecha. Allí estaba el padre de Fran, quien sonrió fascinado y sorprendido a la vez por el encuentro con el joven.
— Estaba esperando una visita joven, pero me sorprende de sobremanera que seas tu quien esté aquí. — Dijo el Padre de Fran mientras cambiaba su rostro a uno de seriedad completa y desprecio. — De seguro ya conoces a estos personajes.
El padre de Fran se hizo a un lado y Kaile pudo ver tras el a 2 personas recostadas y amarradas a unas camas metálicas. Las 2 estaban con brazaletes detectores de demonios y con una luz verde intensa.
— Ahora es tu turno joven, toma esto y póntelo. — Dijo el jefe de la comisaria mientras le lanzaba a Kayle un brazalete. — Ahora póntelo y luego hablamos.
En ese momento Kayle no veía muchas opciones, mientras se percataba que una de las personas, que estaba amarrada y estaba siendo torturada, era la misma mujer rubia que se había presentado como la jefa del grupo de enmascarados. El joven tomo el brazalete y cuando estaba a nada de colocárselo, se escucho un sonido. Estaba la puerta, que conducía a los estacionamientos, sonando y siendo forcejeada.
— Es mi hijo Fran, ábranle la puerta para que vea quien es realmente su amigo. — Dijo el jefe de la policía mientras apuntaba a Kayle con un arma.
Kayle lo mas lento que pudo se puso el brazalete en su muñeca. Mientras todos esperaban pacientemente que color iba a arrojar el dispositivo la puerta al fin es abierta. De ella aparece Sary con sus manos ensangrentadas, pero una expresión de felicidad al cruzar miradas con su hermano, que le devolvió la misma mirada. Solo pasaron unos segundos y sin que los policías pudieran hacer algo al respecto, la sala se cubrió de sangre y cadáveres. Los únicos sobrevivientes fueron los hermanos y quienes estaban siendo torturados. Ellos estaban muy mal heridos y fueron llevados rápidamente a la camioneta negra por encapuchados, quienes tambien cargaron cajas desde el interior de la comisaria, el ultimo en subirse a la camioneta fue Kayle, quien tuvo un impulso y miró hacia atrás para ver por ultima vez la escena.
Fran estaba de rodillas frente al cadáver de su padre, los amigos cruzan miradas y solo Kayle parece no estar sorprendido de verle. El amigo apenado por el fallecimiento de su padre intenta analizar que pudiese haber pasado y que hace su amigo allí. Pensó en que había sido raptado y que necesitaba salvar a su amigo, rápidamente tomó un arma del bolsillo de su padre y se dirigió a la camioneta. Pero Kayle con un solo movimiento lo hizo detenerse en seco, le mostró su muñeca y en ella pudo ver el brazalete con una luz verde.
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