Voces
-Vamos -dijo Marc.
-No -negué al tiempo que me aferraba con toda la fuerza de mis brazos a su sudadera.
Marc se quedó en silencio mientras apoyaba su barbilla sobre mi cabeza (desventajas de ser bajita) y acarició con delicadeza mi espalda.
-Estás helada -observó.
-Lo sé -admití.
Se alejó un poco mientras depositaba un beso en mi frente.
-Ponte esto -volvió a tenderme la sudadera que había rechazado antes, con la única diferencia de que esa vez me la puse.
-¿Por qué quieres quedarte aquí? -siguió Marc.
-Abrázame -lo corté.
Él se volvió a acercar a mí descolocado y volvió a calmarme con sus suaves caricias.
-Espera... ¿no quieres irte de aquí porque te estoy abrazando? -dijo de pronto.
Asentí rápidamente con la cabeza al tiempo que Marc me abrazaba aún más fuerte y reía.
-¿Si te prometo abrazarte en casa vendrás?
-A eso se le llama chantaje -me quejé.
-¿Ha funcionado?
-Sí -admití.
* * *
Marc se iba de la ciudad.
Ese era el acontecimiento de la semana. Cloe creía que jamás lograría olvidarlo, le dolía que él se fuera, pero sobre todo odiaba que Marc no se hubiera despedido de ella.
La chica estaba sola en su casa, sus padres habían ido a acompañar a su hermana a alguna fiesta, por lo que tenía toda la casa para ella. Estaba peinándose cuando llamaron al timbre.
Fue hasta la puerta rápidamente y al abrirla lo vio.
-¿Qué quieres? -preguntó con voz suave Cloe.
-Despedirme -contestó Marc.
-Bien, ya lo has hecho -lo cortó ella.
-Te mandaré una carta cada semana si me dejas hablar.
-Eso es chantaje -se quejó ella.
-¿Ha funcionado? -preguntó él.
-Sí -admitió.
Ambos compartieron una mirada cálida, uno fuera de la casa, la otra dentro.
-Cloe, ha sido un placer compartir contigo mi infancia. Siempre te llevaré conmigo.
La chica se mordió los labios y asintió mientras Marc comenzaba a alejarse. De él sólo le quedaría un recuerdo, sólo el sonido de su dulce voz inundando sus oídos.
* * *
-¿A dónde te fuiste? -pregunté de pronto.
-¿A qué te refieres? -dijo él descolocado.
-Cuando tenías doce años te fuiste de la ciudad. ¿Por qué? -seguí.
-Mis padres tenían problemas para mantenerse económicamente y... bueno, decidieron que lo mejor era irse a otra parte para comenzar de cero.
-¿Cómo están tus padres? -pregunté.
-Muertos -respondió él.
-Lo siento, yo... -dije precipitadamente mientras me separaba.
-No pasa nada.
Quería creerlo, pero su voz me decía que todavía le dolía pensar en ellos. Pasé un brazo por su cintura, me apreté a su lado y comencé a andar hacia la salida.
Cuando llegamos a casa me di una ducha rápida mientras Marc veía la tele en el salón. Salí del cuarto de baño, ya con el pijama puesto y fui hacia la cocina para preparar algo de cena.
-Ven aquí -me llamó Marc.
Me acerqué a él hasta quedar justo enfrente. Sus manos no tardaron en engancharse en mi cintura y en tirar de mí hasta que me senté sobre él. Una vez estuvimos así, hundí mi cabeza en la curva de su cuello.
-Hay que cenar -informé.
-Ajá.
-Voy a preparar unos bocadillos y ahora vuelvo.
-Ajá.
-Sólo será un segundo.
-Ajá.
-¿Puedes dejar de decir "ajá"? -me quejé.
-No quiero que te vayas. La cocina está muy lejos.
-Está a diez metros.
-Pues eso: muy lejos -resaltó.
No pude evitar sonreír y me acomodé más sobre su cálido cuerpo. En la tele comenzó a sonar una canción que al principio no ubiqué, al menos hasta que Marc comenzó a cantarla en mi oído.
When I see your face
There's not a thing that I would change
'Cause you're amazing
Just the way you are
And when you smile
The whole world stops and stares for a while
'Cause girl, you're amazing
Just the way you are
Si ya la canción con Bruno Mars era perfecta, con la voz de Marc se convertía en sublime.
-Tu voz me tranquiliza -informé.
-Yo soy adicto a la tuya -contestó él.
Ayyyyyy, si es que los quiero demasiado.
Se lo he hecho pasar mal unos cuantos capítulos, pero por fin vuelven a estar juntos!!!!!!!!!!!
Qué os ha parecido el capítulo? Os leo!!
Gracias por seguir ahí, se os quiere.
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